La Socie­dad Gene­ral de Auto­res y Edi­to­res (SGAE) y la aso­cia­ción Men­sa­je­ros de la Paz han fir­ma­do un acuer­do de cola­bo­ra­ción para desa­rro­llar con­jun­ta­men­te accio­nes cul­tu­ra­les en colec­ti­vos en ries­go social. El pre­si­den­te de Men­sa­je­ros de la Paz, el Padre Ángel Gar­cía, y el pre­si­den­te de la SGAE, Anto­nio Onet­ti, han sido los encar­ga­dos de rubri­car el con­ve­nio en la sede cen­tral de la enti­dad en Madrid.

Se tra­ta de la pri­me­ra vez que ambas ins­ti­tu­cio­nes for­ma­li­zan un acuer­do de estas carac­te­rís­ti­cas. Ambas orga­ni­za­cio­nes tra­ba­ja­rán en la defi­ni­ción de un mar­co de coope­ra­ción con­jun­ta que faci­li­te la pues­ta en mar­cha de talle­res y acti­vi­da­des lúdi­cas en los pro­gra­mas de Men­sa­je­ros de la Paz. En con­cre­to, los socios de la SGAE par­ti­ci­pa­rán en las acti­vi­da­des cul­tu­ra­les orga­ni­za­das por Men­sa­je­ros de la Paz, apor­tan­do su crea­ti­vi­dad, expe­rien­cia y talen­to artís­ti­co.  Asi­mis­mo, el con­ve­nio pre­vé la inclu­sión de socios de la SGAE en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad eco­nó­mi­ca o social en los pro­gra­mas de ayu­da dis­pues­tos por la aso­cia­ción que diri­ge el “Padre Ángel”. 

“Des­de la SGAE, enten­de­mos como una res­pon­sa­bi­li­dad social y moral la cola­bo­ra­ción con enti­da­des no guber­na­men­ta­les que desem­pe­ñen labo­res tan loa­bles como las que vie­ne hacien­do des­de hace déca­das Men­sa­je­ros de la Paz, y más en los tiem­pos que corren actual­men­te”, ha expli­ca­do Anto­nio Onet­ti, en cali­dad de pre­si­den­te de la SGAE. “Jun­tos suma­mos siner­gias que nos per­mi­ten lle­gar don­de una sola ins­ti­tu­ción por sí sola no pue­de lle­gar”, ha mati­za­do el crea­dor sevi­llano.    Por su par­te, el “Padre Ángel” ha sub­ra­ya­do: “Nos pare­ce una ini­cia­ti­va pre­cio­sa poder acer­car la cul­tu­ra y el arte a las per­so­nas más vul­ne­ra­bles de la mano de pro­fe­sio­na­les y artis­tas dis­pues­tos a emplear su tiem­po y su talen­to con noso­tros. Acer­car la cul­tu­ra a las per­so­nas en esta situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad es casi tan impor­tan­te como faci­li­tar­les ali­men­tos. El espí­ri­tu tam­bién nece­si­ta comer

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