Sabe­mos que a los niños les encan­ta jugar y hacer depor­te a todas horas, sin embar­go, esto muchas veces ter­mi­na en caí­da, y con ello una posi­ble avul­sión den­tal.

En el artícu­lo de hoy apren­de­rás qué es, qué hacer ante ella, cómo tra­tar­la y por últi­mo cómo pre­ve­nir­la.

¿Qué es la avul­sión den­tal?
La avul­sión se defi­ne como el des­pla­za­mien­to com­ple­to de un dien­te fue­ra de su
cavi­dad. El liga­men­to perio­don­tal se cor­ta y pue­de pro­du­cir­se una frac­tu­ra del alvéo­lo. Los exá­me­nes clí­ni­cos y radio­grá­fi­cos reve­lan que el dien­te no está pre­sen­te en el zóca­lo. El examen radio­grá­fi­co es nece­sa­rio para des­car­tar la intru­sión, si el dien­te avul­sio­na­do no se encuen­tra.

¿Qué hacer ante una avul­sión den­tal en un niño?

Lo pri­me­ro es rela­jar­se. Sabe­mos que esta situa­ción gene­ra estrés, sin embar­go, cuan­to más cal­ma­dos este­mos, mejor se sen­ti­rá el niño. Según el tipo de dien­te que el niño ten­ga se tra­ta­rá de una u otra for­ma:

Dien­tes pri­ma­rios, tam­bién cono­ci­dos como dien­tes tem­po­ra­les
Los dien­tes pri­ma­rios avul­sa­dos no se reim­plan­tan debi­do a la posi­bi­li­dad de que se pro­duz­can daños pos­te­rio­res en el dien­te per­ma­nen­te en desa­rro­llo y al aumen­to de la fre­cuen­cia de la necro­sis pul­par.

Este enfo­que de tra­ta­mien­to será des­con­cer­tan­te para algu­nos padres que insis­ti­rán al den­tis­ta a replan­tar el dien­te para no com­pro­me­ter la apa­rien­cia del niño. El den­tis­ta debe hacer hin­ca­pié en la ven­ta­ja de sacri­fi­car los dien­tes pri­ma­rios para no com­pro­me­ter el desa­rro­llo de los dien­tes per­ma­nen­tes.

En este caso, se acon­se­ja a los padres sobre las alter­na­ti­vas de reem­pla­zo de los dien­tes pri­ma­rios.

Dien­tes per­ma­nen­tes
Cuan­to antes se repon­gan los dien­tes per­ma­nen­tes avul­sio­na­dos, mayor será la posi­bi­li­dad de un resul­ta­do favo­ra­ble. Sin embar­go, antes de inten­tar la reim­plan­ta­ción se hará lo siguien­te:

  1. Eva­luar el esta­do médi­co del pacien­te. La reim­plan­ta­ción está con­tra­in­di­ca­da en pacien­tes inmu­no­com­pro­me­ti­dos o que pade­cen ano­ma­lías car­día­cas con­gé­ni­tas gra­ves, tras­tor­nos con­vul­si­vos gra­ves e incon­tro­la­dos, dis­ca­pa­ci­dad men­tal gra­ve y dia­be­tes gra­ve e incon­tro­la­da.
  2. Eva­luar la inte­gri­dad del dien­te y las estruc­tu­ras de sopor­te. La inte­gri­dad com­pro­me­ti­da del dien­te (caries exten­sa) o de las estruc­tu­ras de sopor­te (frac­tu­ra alveo­lar, rece­sión ósea debi­do a la enfer­me­dad perio­don­tal) redu­ci­rá el éxi­to de la reim­plan­ta­ción.

La reim­plan­ta­ción de un dien­te avul­sio­na­do se hace pre­fe­ren­te­men­te en el lugar de la lesión para mini­mi­zar el tiem­po extra alveo­lar. El dien­te se enjua­ga con agua fría duran­te diez segun­dos para eli­mi­nar cual­quier con­ta­mi­nan­te grue­so y lue­go se replan­ta inme­dia­ta­men­te en su hue­co. El pacien­te es remi­ti­do al cen­tro de aten­ción den­tal para su esta­bi­li­za­ción y pro­fi­la­xis con anti­bió­ti­cos.

Tra­ta­mien­to de la avul­sión
Como se ha men­cio­na­do pre­via­men­te, si el dien­te es per­ma­nen­te se rea­li­za­rá un reim­plan­te de este, de for­ma pos­te­rior a la radio­gra­fía.

Cuan­do se ha rea­li­za­do por fin el reim­plan­te, se vol­ve­rá a rea­li­zar una radio­gra­fía para veri­fi­car que todo está correc­to. Pos­te­rior­men­te, se pro­ce­de­rá a feru­li­zar los dien­tes, por un míni­mo de dos sema­nas.

Por nor­ma gene­ral se sue­le rece­tar un anti­bió­ti­co para mini­mi­zar el posi­ble dolor oca­sio­na­do, se reco­mien­da seguir una die­ta blan­da, y se citan varias revi­sio­nes de con­trol para los meses pró­xi­mos.

Pre­ve­nir las avul­sio­nes den­ta­les
En los depor­tes de con­tac­to, como el rugby, e inclu­so en los depor­tes de no con­tac­to, como el balon­ces­to, exis­te un ries­go sig­ni­fi­ca­ti­vo de lesio­nes den­ta­les. El mejor méto­do para la pre­ven­ción de dien­tes caí­dos es el uso de cas­cos y pro­tec­to­res buca­les. Los pro­tec­to­res buca­les hechos a medi­da, en con­tra­po­si­ción a los mal ajus­ta­dos y de ven­ta libre, ofre­cen la mejor pro­tec­ción.

Los pro­tec­to­res buca­les pue­den ser muy bara­tos, sin embar­go, la tasa de cum­pli­mien­to de su uso es pobre. Los estu­dios han demos­tra­do que, inclu­so cuan­do son obli­ga­to­rios, los atle­tas y otros indi­vi­duos de alto ries­go a menu­do no los usan. Ade­más, inclu­so con su uso, los pro­tec­to­res buca­les pue­den ser noquea­dos, dejan­do al usua­rio des­pro­te­gi­do.

No tener los dien­tes ali­nea­dos tam­bién pue­de ser un fac­tor de ries­go para que se pro­duz­ca una avul­sión den­tal, por lo que se reco­mien­da pro­ce­der a un tra­ta­mien­to de orto­don­cia.

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