Uno de los muchos videos que últi­ma­men­te cir­cu­lan por las redes socia­les ha lla­ma­do espe­cial­men­te la aten­ción por su espe­ran­za­dor y seduc­tor men­sa­je: el sexo es bene­fi­cio­so para mejo­rar la “res­pues­ta auto­in­mu­ne fren­te al Covid-19”. En él, una supues­ta doc­to­ra ase­gu­ra que las per­so­nas con­ta­gia­das que lle­gan al hos­pi­tal sin haber prac­ti­ca­do sexo en los últi­mos tres días pre­sen­tan cua­dros clí­ni­cos más seve­ros. Obvia­men­te se tra­ta de un bulo, ya que nadie cono­ce a la supues­ta doc­to­ra ni al hos­pi­tal en que tra­ba­ja. Y aun­que es ver­dad que exis­te algún estu­dio que vin­cu­la el sexo con el sis­te­ma inmu­ni­ta­rio, lo cier­to es que no exis­te nin­gu­na base cien­tí­fi­ca que con­fir­me que su prác­ti­ca pre­vie­ne el coro­na­vi­rus.

El sexo, pues, no nos libra del Covid-19. Pero, eso sí, es una bue­na alter­na­ti­va para hacer más lle­va­de­ro el con­fi­na­mien­to. De hecho, sexó­lo­gos y psi­có­lo­gos coin­ci­den en con­si­de­rar su prác­ti­ca una bue­na for­ma de com­ba­tir la ansie­dad de estar ence­rra­dos y el estrés al que nos some­te la pan­de­mia. Ade­más, dis­mi­nu­ye la pre­sión arte­rial, rela­ja, faci­li­ta el sue­ño, es un poten­te anal­gé­si­co y un per­fec­to ejer­ci­cio físi­co aho­ra que tene­mos veta­do el run­ning. Aho­ra bien, más que nun­ca, la prác­ti­ca sexual tie­ne que ser segu­ra.

En prin­ci­pio, no exis­te nin­gu­na evi­den­cia de que el virus pue­da trans­mi­tir­se a tra­vés del semen o las secre­cio­nes vagi­na­les. Pero para evi­tar ries­gos los espe­cia­lis­tas nos recuer­dan un vie­jo con­se­jo que hace tiem­po que debe­ría estar inte­rio­ri­za­do en las prác­ti­cas sexua­les: usar pre­ser­va­ti­vo. Del mis­mo modo, reco­mien­dan lavar­se bien las manos tan­to antes como des­pués de haber man­te­ni­do una rela­ción sexual.

Los besos prohibidos

Mucho más arries­ga­do es un peque­ño y cari­ño­so ges­to, ínti­ma­men­te liga­do a la acti­vi­dad sexual, que en estos momen­tos pue­de supo­ner un ries­go: el beso. Al pro­pa­gar­se el virus a tra­vés de las goti­tas res­pi­ra­to­rias, los exper­tos acon­se­jan renun­ciar a los besos has­ta que el peli­gro de con­ta­gio haya des­apa­re­ci­do. Y del mis­mo modo ani­man a expe­ri­men­tar en los encuen­tros sexua­les prác­ti­cas que mini­mi­cen al máxi­mo el posi­ble con­ta­gio aéreo: por ejem­plo, prio­ri­zan­do los jue­gos en los que uno de los par­ti­ci­pan­tes está de espal­das al otro.

Igual­men­te, tam­bién es des­acon­se­ja­ble la prác­ti­ca oral-anal, ya que exis­ten prue­bas de la trans­mi­sión oral-fecal. Esto es debi­do a que se ha detec­ta­do la pre­sen­cia del virus en las heces de algu­nos pacien­tes.

Otra reco­men­da­ción obli­ga­da por la nece­si­dad de man­te­ner la dis­tan­cia social fren­te al virus es olvi­dar­se por el momen­to de la pro­mis­cui­dad. Una reco­men­da­ción obli­ga­da tan­to por el con­fi­na­mien­to que debe res­pe­tar­se, como por el ries­go que supo­ne el con­tac­to con per­so­nas fue­ra de tu círcu­lo más direc­to, que en este caso se limi­ta a la pare­ja o las per­so­nas con las que com­par­tes el con­fi­na­mien­to. Eso sí, en el momen­to en que esa per­so­na ten­ga algu­nos sín­to­mas de poder haber con­traí­do la enfer­me­dad deben de abs­te­ner­se de con­tac­tos y, como reco­mien­dan las auto­ri­da­des sani­ta­rias, debe ais­lar­se en una habi­ta­ción inde­pen­dien­te de la vivien­da.

No olvidar lavar los juguetes

Pero inclu­so los casos de ese ais­la­mien­to máxi­mo, o  aque­llos en que la per­so­na viva solo, no impli­can la renun­cia del sexo. Hay muchas alter­na­ti­vas como los jugue­tes eró­ti­cos, cuyas ven­tas se han dis­pa­ra­do en las últi­mas sema­nas. Algu­nos de estos inclu­so per­mi­ten inter­ac­tuar con la pare­ja a dis­tan­cia lo que les hace idea­les para estas cir­cuns­tan­cias. Eso sí, no hay que olvi­dar­se de lavar­se las manos antes de uti­li­zar­los y lavar los jugue­tes antes y des­pués de su uso: agua tibia y jabón neu­tro duran­te 20 segun­dos son sufi­cien­tes.

Ade­más exis­ten otras afi­cio­nes eró­ti­cas libres por com­ple­to del peli­gro del con­ta­gio. Como el porno, cuyo con­su­mo se ha dis­pa­ra­do un 61% en Espa­ña des­de que se decre­tó el esta­do de alar­ma, según los datos de la web espe­cia­li­za­da Pornhub, el mayor incre­men­to mun­dial en estos días. Otras posi­bles alter­na­ti­vas son la lec­tu­ra de lite­ra­tu­ra eró­ti­ca y las video­lla­ma­das eró­ti­cas. O el sex­ting: esa prác­ti­ca que con­sis­te en enviar men­sa­jes, fotos o videos eró­ti­cos a tra­vés del móvil o el orde­na­dor, aun­que aquí entre­mos en otros ries­gos ya que habrá que ser muy cui­da­do­so para evi­tar que nues­tro jue­go aca­be ante mira­das no desea­das o alguien lo pue­da uti­li­zar sin nues­tro con­sen­ti­mien­to para oscu­ros pro­pó­si­tos.

Y, por supues­to, siem­pre ten­dre­mos la más anti­gua de las prác­ti­cas soli­ta­rias: la mas­tur­ba­ción, enri­que­ci­da hoy con las posi­bi­li­da­des que brin­dan algu­nos jugue­tes. En suma, que quien no prac­ti­que algún tipo de sexo estos días no es por fal­ta de opor­tu­ni­da­des.

Malos tiempos para la libido

Aun­que eso no quie­re decir que todo sea tan fácil. Para muchas pare­jas con­vi­vir las 24 horas del día ence­rra­dos con los hijos, pue­de difi­cul­tar no poco encon­trar un hue­co para la inti­mi­dad. Y eso por no hablar de la angus­tia con que se vive estos días de pan­de­mia y malas noti­cia, tan poco pro­cli­ves para dar rien­da suel­ta a la libi­do. Un dato: según una encues­ta de la fir­ma You­Gov solo el 3% de las muje­res y el 5% de los hom­bres afir­ma­ron que man­ten­drían rela­cio­nes sexua­les duran­te el con­fi­na­mien­to.

Pero van pasan­do los días y las sema­nas, y la cua­ren­te­na va para lar­go. Así que, solo o en com­pa­ñía, el sexo es un buen alia­do para des­co­nec­tar del estrés y sobre­lle­var un poco mejor las incer­ti­dum­bres.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia