Gigan­tes empre­sa­ria­les y tec­no­ló­gi­cos chi­nos cola­bo­ran de fac­to con las maqui­na­rias guber­na­men­ta­les para ‘gami­fi­car’ la rela­cio­nes de los ciu­da­da­nos entre sí y con el Esta­do.

Calle de la ciu­dad de Chong­qing, en Chi­na, que tie­ne seña­li­za­dos carri­les exclu­si­vos para vian­dan­tes usua­rios de Smartpho­nes.

De la impor­tan­cia de la gami­fi­ca­ción para el mun­do digi­tal en que vivi­mos ya se hico eco el pres­ti­gio­so pro­fe­sor del MIT, aho­ra en la Uni­ver­si­dad de Cali­for­nia LA, Henry Jen­kins en su libro en su libro Fans, Blog­gers, and Gamers: Media Con­su­mers in a Digi­tal Age [ ] , en la que explo­ra­ba la ‘cul­tu­ra de la par­ti­ci­pa­ción’ que se ha vuel­to esen­cial en la socie­dad hiper­co­nec­ta­da en que vivi­mos. Este tipo de cul­tu­ra asu­me como inevi­ta­ble la no-sepa­­ra­­ción entre tra­ba­jo y ocio; entre vida pro­fe­sio­nal y vida per­so­nal. Los ins­tru­men­tos con cone­xión ubi­cua com­bi­nan­do Inter­net y la infra­es­truc­tu­ra de tele­fo­nía móvil, nos conec­tan a todos des­de cual­quier momen­to y en cual­quier lugar. Eso sig­ni­fi­ca que de fac­to se ha eli­mi­na­do en nues­tras vidas las sepa­ra­cio­nes y barre­ras de hora­rios y luga­res que regían nues­tras vidas, y los dis­tin­tos frag­men­tos de tiem­po que dedi­cá­ba­mos a acti­vi­da­des pro­fe­sio­na­les, públi­cas, per­so­nal o de rela­ción social que ya no depen­den ni ubi­ca­cio­nes exclu­si­vas ni de hora­rios pre-dete­r­­mi­­na­­dos. En la inter­ac­ción huma­na, aho­ra, todo es inva­di­do por todo, con los cam­bios vita­les y de inter­ac­ción social que ello repre­sen­ta. Este es el nue­vo esce­na­rio que nos toca vivir a todos casi sin excep­ción.

Según todos los datos, la admi­nis­tra­ción guber­na­men­tal chi­na ha apro­ve­cha­do como prue­ba pilo­to de su estra­te­gia de ‘gami­fi­ca­ción’ social a gran esca­la el “Sesa­me Cre­dit” [ ] , un sis­te­ma de pun­ta­ción (sco­re) con pro­pó­si­to en ori­gen ‘comer­cial’ rela­cio­na­do con pre­mios o incen­ti­vos. Si bien nació en empre­sas chi­nas como una herra­mien­ta de cali­fi­ca­ción cre­di­ti­cia y fide­li­za­ción basa­da en métri­cas socia­les, está sir­vien­do aho­ra, al tiem­po, para otros fines bien dis­tin­tos. Sussco­re o ‘cua­li­fi­ca­cio­nes’ com­bi­nan eva­lua­ción de capa­ci­dad de accio­nes de com­pra o acti­vi­dad en redes socia­les, con ‘nive­les de pun­tua­ción’ en con­duc­ta ciu­da­da­na rela­cio­na­da con la admi­nis­tra­ción públi­ca chi­na. La valo­ra­ción ‘polí­ti­ca’ se inte­gra con la comer­cial, pro­fe­sio­nal o socia­les en el ámbi­to chino de esta ‘gami­fi­ca­ción’. Algo extra­or­di­na­rio nun­ca com­bi­na­do antes por nin­gún gobierno ni país en el mun­do.

La ciudadanía china ‘gamificada’

La gami­fi­ca­ción en un fenó­meno pro­pio de los nue­vos esce­na­rios afec­ta­dos por la cita­da comu­ni­ca­ción ubi­cua. Has­ta aho­ra, la gami­fi­ca­ción era un asun­to rela­cio­na­do con la acti­vi­dad indi­vi­dual, pro­mo­vi­da, bien por la indus­tria de ciber­jue­gos, o bien de apli­ca­ción en ámbi­tos con­cre­tos de ser­vi­cios o acti­vi­dad comer­cial o de nego­cios. Sin embar­go, por sor­pre­sa, el gobierno de Chi­na está cam­bian­do la mag­ni­tud y esca­la de lo que enten­día­mos por ‘gami­fi­ca­ción’, ponién­do­lo en mar­cha a gran esca­la sin hacer dema­sia­do ‘rui­do’ mediá­ti­co, en una ini­cia­ti­va son pre­ce­den­tes cono­ci­dos. Se tra­ta de un meca­nis­mo de media­ción en la rela­ción entre los ciu­da­da­nos con el Esta­do chino, con la cola­bo­ra­ción y los gigan­tes­cos medios de las empre­sas tec­no­ló­gi­cas más gran­des de Chi­na y tam­bién de los gigan­tes de la gala­xia chi­na de Inter­net en una esca­la nun­ca vis­ta antes.

Todo ello es posi­ble hoy legal­men­te en Chi­na. Las posi­bles ame­na­zas del terro­ris­mo a la segu­ri­dad y esta­bi­li­dad del país en un pre­tex­to obvio y sufi­cien­te. Tan­to la Ley de segu­ri­dad nacio­nal como la nue­va Ley de ciber­se­gu­ri­dad chi­nas dan cober­tu­ra legal al acce­so com­ple­to a casi todos los datos per­so­na­les, cosa impo­si­ble por ejem­plo en Euro­pa, con nues­tras actua­les leyes de pro­tec­ción de datos. The Eco­no­mist ase­gu­ra­ba en diciem­bre, ‑citan­do al Ser­vi­cio de Inves­ti­ga­ción del Con­gre­so de Esta­dos Unidos‑, que gran­des empre­sas chi­nas “como Ali­ba­ba, Bai­du y Ten­cent (que ges­tio­na una enor­me­men­te popu­lar apli­ca­ción de men­sa­je­ría social), ruti­na­ria­men­te, obe­de­cen las deman­das guber­na­men­ta­les de datos” [ http://econ.st/2hAE8tu ].

La admi­nis­tra­ción guber­na­men­tal chi­na ha crea­do como cen­tro de su estra­te­gia de ‘gami­fi­ca­ción’ social a gran esca­la el “Sesa­me Cre­dit”, un sis­te­ma de pun­ta­ción rela­cio­na­da con pre­mios o incen­ti­vos, que si bien nació como una herra­mien­ta de ini­cia­ti­va de cali­fi­ca­ción cre­di­ti­cia y fide­li­za­ción basa­da en métri­cas socia­les, [ ] , dio un paso más, inte­gran­do, lo que de hecho son ‘repro­ba­cio­nes’ de la con­duc­ta ciu­da­da­na tan­to en rela­ción con la admi­nis­tra­ción públi­ca chi­na como tam­bién en la rela­ción con las acti­vi­da­des comer­cia­les, pro­fe­sio­nal y socia­les en el ámbi­to de chi­na. Aun­que todo el sis­te­ma de ‘gami­fi­ca­ción’ fun­cio­na vir­tual­men­te con ins­tru­men­tos digi­ta­les, va a tener efec­tos en la vida real y el mun­do físi­co en que viven los ciu­da­da­nos chi­nos. Algo extra­or­di­na­rio que no había apli­ca­do has­ta aho­ra nin­gún gobierno ni país en el mun­do. La BBC infor­mó ya en octu­bre de 2015 año en un tono de noti­cia exó­ti­ca [ http://bbc.in/1KCX28h ] que el gobierno chino esta­ba ensa­yan­do (con la cola­bo­ra­ción de ocho com­pa­ñías chi­nas, que las empre­sas emi­tie­ran sus pro­pias cali­fi­ca­cio­nes de “cré­di­to social” en pro­yec­tos pilo­to apro­ba­dos por el esta­do chino). El pro­pó­si­to era lle­gar a cons­truir un sis­te­ma de “cré­di­to social” y, al tiem­po, comer­cial para cali­fi­car indi­rec­ta­men­te, com­par­tien­do los mis­mos ‘Big data’, la repu­tación guber­na­men­tal de cada ciu­da­dano. Sin embar­go la mag­ni­tud con que se está abor­dan­do aho­ra está gene­ran­do ya un cier­to des­aso­sie­go entra los obser­va­do­res de la acti­vi­dad públi­ca, comer­cial o pri­va­da glo­bal, ya que se ha sabi­do que tras una eta­pa de desa­rro­llo y prue­ba, al pare­cer, el gobierno chino tie­ne la inten­ción de asig­nar una cali­fi­ca­ción de “cré­di­to social”, ‑con estos matices‑, que será obli­ga­to­ria en 2020 para todos los ciu­da­da­nos chi­nos.

Usua­rias de smartpho­ne en el metro de Shan­gai.

Por su par­te la BBC infor­mó ya en octu­bre de 2015 [ http://bbc.in/1KCX28h ] que el gobierno chino esta­ba ensa­yan­do, (con la cola­bo­ra­ción de ocho com­pa­ñías chi­nas), que las empre­sas emi­tie­ran sus pro­pias cali­fi­ca­cio­nes de “cré­di­to social” pero uni­das a pro­yec­tos pilo­to apro­ba­dos por el esta­do chino. El pro­pó­si­to era lle­gar a cons­truir un sis­te­ma de “cré­di­to social” y, al tiem­po comer­cial, para cali­fi­car indi­rec­ta­men­te, com­par­tien­do los mis­mos ‘Big data’, la repu­tación des­de el pun­to de vis­ta comer­cial y/o ‘guber­na­men­tal’, de cada ciu­da­dano. En la prác­ti­ca, la pun­tua­ción o ‘sco­re’, ‑en el más puro esti­lo de los ciber­jue­gos digitales‑, que el ‘Sesa­me Cre­dit’ otor­ga a cada usua­rio, es ali­men­ta­da en tiem­po real, por la hue­lla digi­tal que cada ciu­da­dano, chino o no, va sem­bran­do en la red con sus acti­vi­da­des elec­tró­ni­cas como usua­rio conec­ta­do al ámbi­to chino de inter­net, com­bi­na­do su nave­ga­ción social como ciber­nau­ta con sus accio­nes de comer­cio elec­tró­ni­co. Al pare­cer, dada la varia­ción ins­tan­tá­nea de su ‘sco­re’, el sis­te­ma de cré­di­to social guber­na­men­tal chino se ali­men­ta con los datos de dicha acti­vi­dad o hue­lla digi­tal en tiem­po real. La mag­ni­tud con que se está abor­dan­do todo ello aho­ra está gene­ran­do un cier­to des­aso­sie­go entre los obser­va­do­res de la acti­vi­dad públi­ca, comer­cial o pri­va­da glo­bal, ya que se ha sabi­do que tras una eta­pa de desa­rro­llo y prue­ba, la maqui­na­ria guber­na­men­tal chi­na tie­ne la inten­ción de asig­nar una cali­fi­ca­ción de “cré­di­to social”, ‑con los mati­ces citados‑, y hacer­la obli­ga­to­ria en 2020 para todos los ciu­da­da­nos chi­nos.

En octu­bre el año pasa­do la Fun­da­ción Ame­ri­ca­na de la Unión de las Liber­ta­des Civi­les (ACLU), de EE.UU. publi­có un infor­me mani­fes­tan­do su alar­ma de que el sis­te­ma de pun­tua­ción de cali­fi­ca­cio­nes guber­na­men­ta­les a los ciu­da­da­nos de Chi­na eran una adver­ten­cia muy seria para los ciu­da­da­nos esta­dou­ni­den­ses [ ] . La razón es obvia: vivi­mos en un mun­do glo­bal inter­co­nec­ta­do en tiem­po real y los usua­rios del res­to el mun­do que rea­li­za­ran com­pras o inter­ac­ción conec­ta­da con el inter­net chino tam­bién iba a ser moni­to­ri­za­dos y cali­fi­ca­dos igual­men­te, sin res­pe­tar en modo alguno su pri­va­ci­dad y sin que cuen­ten para ello las leyes sobre pro­tec­ción de datos de EE.UU. o de Euro­pa, por ejem­plo. Y lo mis­mo podría ocu­rrir con las empre­sas ya que los datos comer­cia­les empre­sa­ria­les de las tran­sac­cio­nes que ali­men­tan el ‘sco­re’ de pun­ta­ción de cada ciu­da­dano, podrían usar­se obvia­men­te para que las empre­sas sean ‘cali­fi­ca­das’ de mejor o peor, según sea su com­por­ta­mien­to a cri­te­rio de los bare­mos de orga­nis­mos ofi­cia­les chi­nos.

Una idea inquie­tan­te que sub­ya­ce en todo ello es que, ‑tal como afir­mó el colum­nis­ta Samuel Osbor­ne del dia­rio The Inde­­pe­n­­dent-, “Chi­na ha hecho de la ‘obe­dien­cia al esta­do’ un jue­go”, con un sis­te­ma de recom­pen­sas y de repro­ba­cio­nes que otor­ga una pun­tua­ción a cada ciu­da­dano. Una pun­tua­ción con reper­cu­sio­nes no solo en el ámbi­to vir­tual, sino tam­bien en las accio­nes eco­nó­mi­cas de cada ciu­da­dano chino en su vida real. Conec­tar direc­ta­men­te con­su­mo y comer­cio con con­duc­ta ciu­da­da­na y polí­ti­ca, es para la ACLU “una ero­sión a la liber­tad indi­vi­dual” y, pro­ba­ble­men­te, tam­bién para la liber­tad empre­sa­rial en el mer­ca­do abier­to glo­bal.

Cómo funciona la puntuación (score) del Sesame Credit chino.

La pun­tua­ción o ‘sco­re’ en el más puro esti­lo de los ciber­jue­gos digi­ta­les, que el ‘Sesa­me Cre­dit’ otor­ga a cada ciu­da­dano es ali­men­ta­do por la hue­lla digi­tal que cada ciu­da­dano chino va dejan­do con sus acti­vi­da­des elec­tró­ni­cas como usua­rio conec­ta­do al ámbi­to chino de inter­net, com­bi­na­do su nave­ga­ción como ciber­nau­ta con sus accio­nes de comer­cio elec­tró­ni­co. El sis­te­ma de cré­di­to social guber­na­men­tal chino se ali­men­ta con los datos de dicha acti­vi­dad o hue­lla digi­tal ya que Sesa­me Cre­dit extrae datos en tiem­po real de la acti­vi­dad de los usua­rios chi­nos de redes socia­les y de su his­to­rial de com­pras on-line.

Inter­fa­ces del sis­te­ma de cali­fi­ca­ción indi­vi­dual de Sesa­me Cre­dit.

Qué se ‘incentiva’ y qué se ‘reprueba’.

Algu­nos ejem­plos con­cre­tos de cómo Sesa­me Cre­dit ‘mue­ve’ la pun­tua­ción osco­re de sus com­pra­do­res y usua­rios: si com­pras pro­duc­tos como cal­za­do de tra­ba­jo o pro­duc­tos agrí­co­las loca­les, tu pun­tua­ción sube; si com­par­tes un enla­ce de medios de noti­cias patro­ci­na­dos por el Esta­do que des­cri­ban lo bien que lo está hacien­do Chi­na en la eco­no­mía, tu tam­bién pun­tua­ción sube; igual que si com­pras la com­pra de comi­da local y re-envías noti­cias ‘feli­ces’. Pero si impor­tas cier­tos pro­duc­tos de Japón, tu pun­ta­ción baja. O sí apo­yas en medio socia­les publi­ca­cio­nes de imá­ge­nes, por ejem­plo, de la pla­za de Tia­nan­men, o com­par­tes un link rela­cio­na­do con la rece­sión eco­nó­mi­ca, serás ‘cas­ti­ga­do’ con una dis­mi­nu­ción de pun­tua­ción o sco­re indi­vi­dual. Y si tie­nes en tu círcu­lo de ami­gos de tu red social alguien que se mues­tre en sus ‘post’, crí­ti­co con el gobierno; en ese caso, tu sco­re se va a resen­tir. Ade­más, esta mayor o menor pun­tua­ción tie­ne con­se­cuen­cias en la vida real en Chi­na. Por ejem­plo, si tusco­re es alto, te hará más fácil obte­ner el pape­leo que nece­si­tas para via­jar, o te dará más faci­li­da­des para obte­ner un prés­ta­mo per­so­nal. El cré­di­to social pri­ma y pre­mia que tu con­duc­ta en redes socia­les y tus tran­sac­cio­nes on-line estén ali­nea­das con lo que los cri­te­rios guber­na­men­ta­les con­si­de­ran ‘correc­to’. Tu inter­ac­ción en redes socia­les es ana­li­za­da auto­má­ti­ca­men­te por algo­rit­mos de inte­li­gen­cia arti­fi­cial ymachi­ne lear­ning que, ‑otro ejemplo‑, te hace per­der pun­tos por tener ‘ami­gos’ cuyas bajas pun­tua­cio­nes, a su vez sean con­se­cuen­cia de una cier­ta ‘con­duc­ta inco­rrec­ta’.

Eje­cu­ti­va de empre­sa tra­ba­jan­do en la calle con su smartpho­ne. Foto: Adol­fo Pla­sen­cia

Las empresas de la ‘gamificación’ de la sociedad china.

Obvia­men­te, la estruc­tu­ra guber­na­men­tal chi­na, a pesar de su tama­ño no posee la masa crí­ti­ca de tec­no­lo­gía pun­ta de inter­net para lle­var a cabo esta ‘gami­fi­ca­ción’ a gran esca­la, así que deci­dió uti­li­zar “Sesa­me Cre­dit”, la ini­cia­ti­va de cali­fi­ca­ción para cré­di­to comer­cial basa­da en datos socia­les crea­da por Ant Finan­cial Ser­vi­ces Group, filial del gigan­te chino Ali­ba­ba Group [ ] para sus nece­si­da­des comer­cia­les en el mer­ca­do chino; y en base a ella, ir mas allá de los aspec­tos comer­cia­les con­vir­tien­do la ‘cali­fi­ca­ción cre­di­ti­cia’ tam­bién en una cali­fi­ca­ción (sco­re), para­le­la inte­gral de gra­dos con­duc­ta ciu­da­da­na con gra­da­cio­nes posi­ti­vas y nega­ti­vas, es decir una autén­ti­ca moni­to­ri­za­ción del com­por­ta­mien­to on- line de los ciu­da­da­nos chi­nos pero, y esto es impor­tan­te, no habría fil­tro en la reco­lec­ción de datos, que inclui­ría a cual­quier usua­rio glo­bal del res­to del mun­do, que rea­li­za­se inter­ac­ción comer­cial on-line con empre­sas chi­nas.

Resul­ta fácil de dedu­cir del infor­me recien­te la Fun­da­ción Ame­ri­ca­na de la Unión de las Liber­ta­des civi­les [ ], que si no hay pri­va­ci­dad para el ciu­da­dano cali­fi­ca­do tam­po­co lo habrá para las empre­sas cuyos datos de tran­sac­cio­nes ali­men­ten el sis­te­ma de “Sesa­me Cre­dit”. El sis­te­ma está ali­men­ta­do y ges­tio­na­do esen­cial­men­te por tec­no­lo­gía de tran­sac­cio­nes de filia­les de dos gran­des empre­sas chi­nas, Ali­ba­ba y Ten­cent, que ges­tio­nan casi el total de todas las redes socia­les en Chi­na.

Es nece­sa­rio para hacer una idea de la mag­ni­tud que pre­ten­de con­se­guir al ini­cia­ti­va, tener en cuen­ta la dimen­sión empre­sa­rial de esta empre­sas. Ali­ba­ba Group, fun­da­da por el empren­de­dor chino Jack Ma Es con­si­de­ra­do como el chino más rico del mun­do tras la sali­da a bol­sa de Ali­ba­ba Group en la Bol­sa de Nue­va York. La empre­sa está arti­cu­la­da como un con­sor­cio pri­va­do chino con sede en Hangzhou dedi­ca­do al comer­cio elec­tró­ni­co en Inter­net con 46.000 emplea­dos. Su capi­tal bur­sá­til esta valo­ra­do en 235.000 millo­nes de dóla­res. Inclu­yen­do por­ta­les de ven­tas busi­­ness-to- busi­ness, de ven­ta al por menor, y entre con­su­mi­do­res (Tao­bao); tam­bién ofre­ce pla­ta­for­mas de ser­vi­cios de pago en línea (Ali­pay), un motor de bús­que­da de com­pa­ra­ción de pre­cios (eTao); de e‑commerce entre Pymes (Aliex­press) y otra para Medi­ca­men­tos y ser­vi­cios médi­cos (Aliheath). Para hacer­se una idea de la mag­ni­tud comer­cial, según datos publi­ca­dos por The Eco­no­mist ya en 2012 las pla­ta­for­mas on- line de Ali­ba­ba fac­tu­ra­ron más de 170.000 millo­nes de dóla­res en ven­tas, más que eBay y Amazon.com jun­tos.

Por su par­te, Ten­cent Hol­dings es una de las com­pa­ñías más gran­des del Inter­net en el mun­do. Fun­da­da en 1999 por el empren­de­dor, gra­dua­do Uni­ver­si­dad de Shenzhen Ma Hua­teng, (que en 2013 era el hom­bre más rico de Chi­na). La empre­sa tie­ne aho­ra 31.500 emplea­dos, esta basa­da en Shenzhen, Chi­na y pro­por­cio­na múl­ti­ples ser­vi­cios. Inclu­ye las pla­ta­for­mas Ten­pay, ‑para pagos en línea en comer­cio electrónico‑, y de compu­tación en la nube Twei­yun; tam­bién QZo­ne, la red social mul­ti­ser­vi­cios con 640 millo­nes de usua­rios (con­si­de­rad el Face­book chino). Ten­cent tam­bién posee la red social de men­sa­je­ría ins­tan­tá­nea QQ (el ‘whatsapp chino, con 850 millo­nes de usua­rios, que inclu­ye pla­ta­for­mas como Show, una pla­ta­for­ma social de ava­ta­res, de foros de amis­ta­des, ‑City Elite‑, y estu­dian­tes -, Penguy‑, de músi­ca onli­ne y off-line, Music-; de videos y fotos, ‑live-; WeChat, el ser­vi­cio de men­sa­je­ría ins­tan­tá­nea para smartpho­nes (700 millo­nes de usua­­rios-), la pla­ta­for­ma de micro­blog­ging Twei­bo (el twit­ter chino); y los nave­ga­do­res Soso (part­ner de Goo­gle) y TTre­ve­ler (el ter­cer nave­ga­dor más usa­do en Chi­na. Los tres mayo­res sitios de Ten­cent suman mas de 2000 millo­nes de usua­rios, que no son solo chi­nos sino que se ofre­cen en vein­te idio­mas que usan de usua­rios de 200 paí­ses. De ahí que Ten­cent no hay que ver­la como una empre­sa solo de el ámbi­to chino sino que es un ins­tru­men­to que pue­de lle­var la ‘gami­fi­ca­ción’ cita­da y la moni­to­ri­za­ción de datos a otros paí­ses y con­ti­nen­tes. Es un asun­to glo­bal, no solo ‘chino’.

Empresas chinas que comparten el mismo Big Data para lo público y lo privado.

Si la cone­xión ubi­cua de los smartpho­ne han eli­mi­na­do la sepa­ra­ción entre vida pro­fe­sio­nal y vida per­so­nal, entre tra­ba­jo y ocio, colo­cán­do­lo todo mez­cla­do en una mis­ma cro­no­lo­gía inver­sa de nues­tra hue­lla digi­tal; el fenó­meno de ‘Sesa­me Cre­dit’ chino com­bi­na, de algu­na mane­ra, en un solo entorno conec­ta­do sin barre­ras, la maqui­na­ria tec­no­ló­gi­ca del sec­tor públi­co guber­na­men­tal y el de las empre­sas. Es occi­den­te esta bas­tan­te cla­ro cuán­do las enti­da­des tra­ba­jan para el sec­tor públi­co (con lici­ta­cio­nes abier­tas y publi­ci­ta­das, etc.) o cuán­do se hacen nego­cios en el mer­ca­do o la eco­no­mía pri­va­da. En el fun­cio­na­mien­to de ‘Sesa­me Cre­dit’, las empre­sas Ten­cent y Ali­ba­ba, ‑y las filia­les de sus con­glo­me­ra­dos empresariales‑, estan hacien­do nego­cios pri­va­dos al tiem­po que con los mimos meca­nis­mos tec­no­ló­gi­cos para ello, sir­ven a la cau­sa y obje­ti­vos del gobierno chino y a su ini­cia­ti­va de ‘gami­fi­ca­ción’, cuan­ti­fi­ca­ción y moni­to­ri­za­ción del com­por­ta­mien­to de los ciu­da­da­nos chi­nos y por exten­sión de todos los usua­rios glo­ba­les (tam­bien los ubi­ca­dos en otros 200 paí­ses del mun­do), de sus ser­vi­cios que, están por enci­ma de los 2.000 millo­nes de per­so­nas. Dado que, tan­to para los nego­cios como para reco­lec­tar datos con que ela­bo­rar las métri­cas del ‘Sesa­me Cre­dit sco­re’ estan tra­ba­jan­do sobre las mis­mas tran­sac­cio­nes, rela­cio­nes socia­les y hue­lla digi­tal de los usua­rios, no ha apa­ren­te­men­te nin­gún gra­do de sepa­ra­ción entre el uso comer­cial y el uso ‘polí­ti­co’ del Biga data de los usua­rios, sea chino o no.

Por otra par­te, los incen­ti­vos o bene­fi­cios que suben el sco­re (la pun­tua­ción que se otor­ga indi­vi­dual­men­te), del Sesa­me Cre­dit de los ciu­da­da­nos, o lo bajan por con­duc­tas supues­ta­men­te repro­ba­bles según los cri­te­rios guber­na­men­ta­les, mez­clan tan­to accio­nes de comer­cio como de ‘con­duc­ta’ des­de el pun­to de vis­ta polí­ti­co. Por ejem­plo: si com­pras pro­duc­tos como cal­za­do de tra­ba­jo o pro­duc­tos agrí­co­las loca­les, tu pun­tua­ción sube; si com­par­tes un enla­ce de medios de noti­cias patro­ci­na­dos por el esta­do, que cuen­tan lo bien que lo esta hacien­do Chi­na en la eco­no­mía, tu pun­tua­ción sube; lo mis­mo que si com­pras la com­pra de comi­da local y re-envías noti­cias ‘feli­ces’. Pero si impor­tas algu­nos pro­duc­tos de Japón, tu pun­ta­ción baja. O sí apo­yas en medio socia­les publi­ca­ción de imá­ge­nes, pro ejem­plo, de la pla­za de Tia­nan­men, o com­par­tes un link rela­cio­na­do con la rece­sión eco­nó­mi­ca, serás ‘cas­ti­ga­do’ con una dis­mi­nu­ción de pun­tua­ción o sco­re indi­vi­dual; lo mis­mo que si tie­nes entre tu círcu­lo de ami­gos en tu red social alguien que se mues­tre en sus ‘post’, crí­ti­co con el gobierno. En ese caso, tu sco­re se va a resen­tir. Ade­más, esta mayor o menor pun­tua­ción tie­ne con­se­cuen­cias en la vida real en Chi­na. Por ejem­plo, si tu sco­re es alto, te ayu­da­rá a hacer más fácil obte­ner el pape­leo que nece­si­tas para via­jar o te hará bas­tan­te más fácil obte­ner un prés­ta­mo per­so­nal. El cré­di­to social pri­ma y pre­mia la ‘obe­dien­cia guber­na­men­tal’, es decir, si tu con­duc­ta en la redes socia­les y el tus tran­sac­cio­nes on-line estén ali­nea­das con lo que los cri­te­rios guber­na­men­ta­les con­si­de­ran ‘correc­to’ o inco­rrec­to. Tu inter­ac­ción en redes socia­les es obser­va­da auto­má­ti­ca­men­te: pue­des per­der pun­tos por tener ‘ami­gos’ cuyas bajas pun­tua­cio­nes sean con­se­cuen­cia de ‘mala con­duc­ta’.

Toda esta gigan­tes­ca moni­to­ri­za­ción a gran esca­la del com­por­ta­mien­to indi­vi­dual esta sien­do ras­trea­da por el soft­wa­re de la acti­vi­dad comer­cial de empre­sas, ‑por aho­ra al menos‑, como las maqui­na­rias de Big Data de Ali­ba­ba y Ten­cent, en las que esta todo inter­co­nec­ta­do con cual­quie­ra de las múl­ti­ples filia­les de sus inmen­sos con­glo­me­ra­dos comer­cia­les, que com­par­ten las métri­cas para mejo­rar su nego­cios y hacer­los pros­pe­rar. Todo ello es así inse­pa­ra­ble de la ‘inten­ción guber­na­men­tal’ que fija el cri­te­rio que es eje­cu­ta­do por las empre­sas, ya que por ejem­plo, la cuen­ta de usua­rio de Sesa­me Cre­dit, en el fun­cio­na­mien­to actual esta gene­ra­da en base al meca­nis­mo de cré­di­to social crea­do por Ant Finan­cial [ ], una empre­sa filial de Ali­ba­ba que tam­bién admi­nis­tra Ali­pay, una e las más popu­la­res apli­ca­cio­nes de pago de ter­ce­ros de Chi­na ya con más de 400 millo­nes de usua­rios.

¿Se está ensayando también un ‘score’ indirecto del comportamiento de empresas?

De todo ello se podría infe­rir fácil­men­te un coro­la­rio: de la mis­ma mane­ra que se esta­ble­ce una ‘pun­tua­ción’ para la con­duc­ta indi­vi­dual, tam­bién, apo­ya­do en el mis­mo meca­nis­mo de ‘data analy­tics’ se podría gene­rar, con el machi­ne lear­ning actual del que dis­po­ne las empre­sas glo­ba­les, una ‘pun­tua­ción’ de la ‘fia­bi­li­dad’ para el gobierno tam­bién de com­por­ta­mien­to de las empre­sa en el mer­ca­do chino o en el glo­bal, en fun­ción del cual, dichas empre­sa tam­bién podrían ser ‘pre­mia­das’ o cas­ti­ga­das’ y des­de lue­go moni­to­ri­za­das o ‘super­vi­sa­das’ de muchas mane­ras. Y podría­mos pre­gun­tar­nos: ¿aca­so un obje­ti­vo indi­rec­to del meca­nis­mo que sim­bo­li­za elSesa­me Cre­dit, a medio pla­zo podría ser tam­bién el faci­li­tar o difi­cul­tar más o menos, su fun­cio­na­mien­to en el mer­ca­do chino a las com­pa­ñías, chi­nas o extra­je­ras, que fue­ran más ‘res­pe­tuo­sas’ y difi­cul­tar sus accio­nes comer­cia­les a las que no lo fue­ran? En este caso, ¿se exten­de­ría estos mis­mos pre­mios y cas­ti­gos a los pro­pios accio­nis­tas de las empre­sas por inver­tir en unas accio­nes y no en otras? Des­de lue­go, si la implan­ta­ción a gran esca­la del meca­nis­mo del tipo ‘Sesa­me Cre­dit’ se extien­de de por el mun­do glo­bal conec­ta­do (y por tan­to sin fron­te­ras) de los nego­cios y las empre­sas, será algo que con­du­ci­rá a una for­ma de ‘mini­to­ri­za­da’ de mer­ca­do iné­di­ta has­ta aho­ra. Dado que en el ciber­es­pa­cio no hay fron­te­ras y el comer­cio elec­tró­ni­co fun­cio­na en ese con­tex­to, preo­cu­pa y mucho estás posi­bi­li­da­des insos­pe­cha­das que pue­den exten­der­se en el mer­ca­do glo­bal, des­de la eco­no­mía chi­na, en la que elSesa­me Cre­dit a titu­lo indi­vi­dual, ya está en pleno cre­ci­mien­to y será obli­ga­to­rio en 2020.

¿Debe­rán tener en cuen­ta todos eso cual­quier empre­sa que quie­ra tra­ba­jar en el mer­ca­do chino? ¿Van a suge­rir las auto­ri­da­des chi­nas a que las empre­sas que quie­ran tra­ba­jar en su mer­ca­do se sumen a la ini­cia­ti­va Sesa­me Cre­dit y a com­par­tir sus datos de tran­sac­cio­nes elec­tró­ni­cas de ciu­da­da­nos chi­nos para con­tri­buir a susco­re per­so­nal? ¿tam­bién las peti­cio­nes de clien­tes o inver­so­res ubi­ca­dos mas allá de Chi­na? ¿Va a estar limi­ta­da la liber­tad de empre­sa, ‑o la de los clientes‑, en el mer­ca­do glo­bal a par­tir de aho­ra? ¿Se pue­de con­si­de­rar un mer­ca­do abier­to al de Chi­na a par­tir de la implan­ta­ción de un Sesa­me Cre­dit masi­vo? ¿Los nego­cios y los pro­pó­si­tos polí­ti­cos van com­par­tir el mis­mo Big data y sus métri­cas?

Este mon­tón de pre­gun­tas, y otras pare­ci­das, segu­ro que se van a hacer las empre­sas que expor­tan y fun­cio­na en el mer­ca­do glo­bal. Por aho­ra no tie­ne una res­pues­ta fácil.

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