El chef Tomás Angu­lo Salas y su ayu­dan­te, Kari­na Itu­rral­de, reci­bie­ron el galar­dón de manos del alcal­de de Sue­ca, Julián Sáez, tras impo­ner­se a los otros 39 equi­pos par­ti­ci­pan­tes de 14 paí­ses.

El res­tau­ran­te Sabor Amar Pae­llas, de Ecua­dor, se alzó con el títu­lo de mejor pae­lla del mun­do en la 64 edi­ción del Con­cur­so Inter­na­cio­nal de Pae­lla Valen­cia­na de Sue­ca, el cer­ta­men gas­tro­nó­mi­co más anti­guo de Espa­ña y uno de los de mayor pro­yec­ción inter­na­cio­nal.

Ade­más del pre­mio en metá­li­co de 2.500 euros y el per­ga­mino con­me­mo­ra­ti­vo, este año los gana­do­res estre­na­ron un meda­llón de pla­ta dise­ña­do expre­sa­men­te para reco­no­cer a los cam­peo­nes del cer­ta­men, pie­za que cus­to­dia­rán has­ta la pró­xi­ma edi­ción.

El jura­do, pre­si­di­do por el Con­se­jo Regu­la­dor de la D.O. Arroz de Valen­cia e inte­gra­do por reco­no­ci­dos pro­fe­sio­na­les del sec­tor, valo­ró la fide­li­dad a la rece­ta tra­di­cio­nal de la pae­lla valen­cia­na, que todos los con­cur­san­tes coci­na­ron en igua­les con­di­cio­nes. Cien­tos de visi­tan­tes acu­die­ron al paseo de la Esta­ción para pre­sen­ciar en direc­to una de las edi­cio­nes más inter­na­cio­na­les de la his­to­ria del con­cur­so.

En cuan­to al podio, el segun­do pre­mio reca­yó en el res­tau­ran­te Lenin Rue­las Coci­na, de Méxi­co, mien­tras que el ter­ce­ro fue para Casa Maca­rio, de Taver­nes de la Vall­dig­na. Tam­bién se entre­ga­ron otros reco­no­ci­mien­tos: Los Reyes, de Mála­ga, obtu­vo el pre­mio a la mejor pae­lla nacio­nal; La Llar­ga, de Valèn­cia, fue reco­no­ci­da como la mejor pae­lla de la Comu­ni­tat; Jar­dins Blau Mar, de Sue­ca, reci­bió el galar­dón a la mejor pae­lla local, y Pae­llas Soca­rrat, de Chi­le, fue dis­tin­gui­da como la mejor pae­lla inter­na­cio­nal.

La edi­ción de este año tam­bién rin­dió home­na­je a Anto­nio Pucha­des, en el cen­te­na­rio de su naci­mien­to. Asi­mis­mo, el títu­lo de Pae­ller d’Honor reca­yó de mane­ra colec­ti­va en las per­so­nas y nego­cios hos­te­le­ros afec­ta­dos por la DANA, como reco­no­ci­mien­to a su resi­lien­cia y esfuer­zo por seguir ade­lan­te.