El coci­do madri­le­ño de Los Madri­les.

Hablar de la taber­na Los Madri­les, más aún en estos tiem­pos fríos, es hablar de su coci­do madri­le­ño. Un coci­do en una ver­sión autén­ti­ca, con los sabo­res de siem­pre, lige­ro y des­gra­sa­do, más adap­ta­do al medi­te­rrá­neo y con una pre­sen­ta­ción nove­do­sa que arran­ca con su ya famo­so cane­lón, con cal­do del puche­ro.

La gil­da, una de las tapas más famo­sas de Los Madri­les.

En este coci­do en tres vuel­cos, el comen­sal pue­de dar cuen­ta de las car­nes. Entre ellas, la impres­cin­di­ble garre­ta, mani­tas, pavo y galli­na, tocino, jamon y embu­ti­dos. Así como de la pilo­ta, que ela­bo­ran con pollo, magro de cer­do y piño­nes.

Una de las nor­mas de esta taber­na, ubi­ca­da en la Ave­ni­da Rei­no de Valen­cia, 48, es que el clien­te pue­de repe­tir de lo que gus­te, (excep­to de la cro­que­ta del ini­cio), y las veces que quie­ra.

Tam­po­co hay que olvi­dar­se de pro­bar sus tapas cas­ti­zas, sus gil­das y sus cock­tails y ver­muts y de dejar­se acon­se­jar por José Vicen­te Gómez “Jovi”.

La facha­da del res­tau­ran­te Los Madri­les, en la Ave­ni­da Rei­no de Valen­cia.

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