Un estu­dio chino ha inves­ti­ga­do cómo influ­ye­ron las corrien­tes de aire en un res­tau­ran­te para pro­pa­gar la enfer­me­dad.

*Por su inte­rés, com­par­ti­mos este artícu­lo de Sil­via Turin publi­ca­do en Corrie­re Della Sera y tra­du­ci­do por El Mun­do.

Un estu­dio chino que será publi­ca­do en julio por Emer­ging infec­tious disea­ses, revis­ta diri­gi­da por el cen­tro de con­trol de enfer­me­da­des y pre­ven­ción de los Esta­dos Uni­dos, mues­tra cómo se habrían con­ta­gia­do de coro­na­vi­rus algu­nos clien­tes en un res­tau­ran­te a tra­vés de los flu­jos de aire del local infec­ta­dos por un enfer­mo asin­to­má­ti­co. 

Se ana­li­za, con algu­nas limi­ta­cio­nes y de for­ma retros­pec­ti­va, los almuer­zos que tuvie­ron lugar en un res­tau­ran­te de Guangzho, en Chi­na, el pasa­do mes de enero. Un comen­sal infec­ta­do por el coro­na­vi­rus ‑asi­n­­to­­má­­ti­­co- pare­cía tener la cul­pa del con­ta­gio de nue­ve per­so­nas. En la mis­ma sala había otros 73 comen­sa­les que no se con­ta­gia­ron. Igual que los ocho cama­re­ros que aten­dían las mesas. Todas las per­so­nas infec­ta­das por el Covid-19 com­par­tían comi­da con el con­ta­gia­do o esta­ban sen­ta­das en una de las dos mesas veci­nas, com­par­tien­do, ade­más, la línea de ven­ti­la­ción de aire den­tro de una habi­ta­ción sin ven­ta­na. 

Las seis mues­tras toma­das en el aire acon­di­cio­na­do (tres a la sali­da y tres a la entra­da) han dado resul­ta­dos nega­ti­vos. “El fac­tor cla­ve para la infec­ción es la direc­ción del flu­jo del aire”, han escri­to los auto­res del estu­dio. “Las gotas más gran­des pro­ce­den­tes de la res­pi­ra­ción, de hecho, per­ma­ne­cen en el aire un perio­do bre­ve de tiem­po y via­jan una dis­tan­cia bre­ve, gene­ral­men­te menos de un metro. La dis­tan­cia entre el pacien­te A1 [el asin­to­má­ti­co] y las per­so­nas de las otras mesas era de más de un metro. Un fuer­te flu­jo de aire podría haber pro­pa­ga­do las gotas infec­ta­das. Las gotas más peque­ñas car­ga­das de virus podrían per­ma­ne­cer en el aire más tiem­po y reco­rrer lar­gas dis­tan­cias en for­ma de aero­sol”. Que el res­to de clien­tes no hayan resul­ta­do infec­ta­dos se expli­ca por “las con­cen­tra­cio­nes infe­rio­res”, que no se pro­pa­ga­rían con la mis­ma faci­li­dad “a la zonas más ale­ja­das del res­tau­ran­te”.

La his­to­ria de la comi­da es esta: el 24 de enero, la fami­lia deno­mi­na­da A se dis­po­nía a comer en Guangzhou des­pués de haber via­ja­do des­de Wuhan el día ante­rior, jus­to antes de que el Gobierno orde­na­ra el blo­queo de la ciu­dad, el prin­ci­pal foco del con­ta­gio. Los cin­co miem­bros de la fami­lia A pare­cían sanos, pero horas más tar­de una seño­ra de 63 años pre­sen­te en el local empe­zó a mos­trar los sín­to­mas del coro­na­vi­rus, con fie­bre y tos.

Unas prue­bas en el hos­pi­tal reve­la­ron su posi­ti­vo. En dos sema­nas, del 24 de enero al 5 de febre­ro, otros nue­ve clien­tes del res­tau­ran­te que habían almor­za­do en la mis­ma sala die­ron posi­ti­vo. Cua­tro eran parien­tes de la pri­me­ra mujer enfer­ma, podrían inclu­so haber­se con­ta­gia­do fue­ra, pero para los otros cin­co, el res­tau­ran­te pare­cía ser la fuen­te del virus.

La mesa de la fami­lia A esta­ba en el lado oes­te del salón de 145 metros cua­dra­dos. Ade­más de la fami­lia A, comían en ese momen­to la fami­lia B y la fami­lia C. La fami­lia B y la fami­lia A coin­ci­die­ron duran­te un perio­do de tiem­po de 53 minu­tos y tres de sus miem­bros caye­ron enfer­mos. La fami­lia C esta­ba sen­ta­da cer­ca de la fami­lia A en otra mesa lar­ga en la mis­ma zona y com­par­tie­ron res­tau­ran­te duran­te 73 minu­tos. Dos de los miem­bros de la C se con­ta­gia­ron. Las mesas esta­ban a una dis­tan­cia de un metro. Enci­ma de la mesa de la fami­lia C había un apa­ra­to de aire acon­di­cio­na­do que fun­cio­na­ba soplan­do aire en direc­ción sur, atra­ve­san­do las tres mesas. Par­te del aire que salía del apa­ra­to rebo­ta­ba con­tra la pared vol­vien­do de nue­vo a la fami­lia C.

Como el coro­na­vi­rus no se había difun­di­do toda­vía amplia­men­te fue­ra de Wuhan, los fun­cio­na­rios del minis­te­rio de Sani­dad chino pue­den repa­sar todos los con­tac­tos de la fami­lia B y y deter­mi­nar que el res­tau­ran­te era el úni­co lugar pro­ba­ble de con­ta­gio. Las otras 73 per­so­nas pre­sen­tes pasa­ron la cua­ren­te­na de 14 días y no desa­rro­lla­ron nin­gún sín­to­ma. Son las con­clu­sio­nes a las que han lle­ga­do los inves­ti­ga­do­res, a pesar de las limi­ta­cio­nes de su tra­ba­jo.

“En todo caso”, escri­ben en The New York Times acer­ca del estu­dio, “el aná­li­sis sir­ve para enten­der cuál es el desa­fío que los res­tau­ran­tes afron­tan a par­tir de aho­ra. Para reabrir ten­drán que valo­rar este tipo de estu­dios. Los sis­te­mas de ven­ti­la­ción pue­den crear flu­jos de aire com­ple­jos y man­te­ner las par­tí­cu­las de aero­sol infec­ta­do más tiem­po en el ambien­te. Por lo tan­to, la dis­tan­cia míni­ma de dos metros no sería sufi­cien­te”. 

Comer en la mis­ma mesa es una acti­vi­dad de ries­go. Se pasa mucho tiem­po fren­te a par­tí­cu­las peque­ñas que pue­den ser expul­sa­das mien­tras se come y se habla a la vez, ade­más de la ausen­cia de mas­ca­ri­lla duran­te el pro­ce­so. “Para pre­ve­nir la difu­sión del Covid-19 en los res­tau­ran­tes, se acon­se­ja refor­zar la vigi­lan­cia de la tem­pe­ra­tu­ra de los comen­sa­les, aumen­tar la dis­tan­cia entre las mesas y mejo­rar la ven­ti­la­ción del lugar”, con­clu­ye el estu­dio chino.

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