Apun­ten esta fecha y este lugar, 23 abril en Sevi­lla. Sí, por­que será enton­ces cuan­do el Valen­cia CF, una vez más, via­je has­ta la capi­tal his­pa­len­se para dispu­tar una final de Copa. Allí fue cuan­do, en 1999, se empe­zó a ges­tar la leyen­da del Valen­cia cam­peón de prin­ci­pios del siglo XXI. Aquel con­tun­den­te triun­fo, por tres goles a cero, ante el Atlé­ti­co de Madrid, en la Car­tu­ja de Sevi­lla, sig­ni­fi­ca­ba el pri­mer títu­lo para toda una gene­ra­ción, o inclu­so para varias, de valen­cia­nis­tas, pero no sería el últi­mo, lue­go lle­ga­rían las decep­cio­nes, las lágri­mas, las frus­tra­cio­nes tras per­der las fina­les de la Liga de Cam­peo­nes en 2000 y 2001, pero tam­bién la eufo­ria, los abra­zos, las emo­cio­nes de los títu­los de Liga de 2002 y 2004, este últi­mo con el his­tó­ri­co doble­te en la Euro­pa Lea­gue.

La alegría se desató en el vestuario valencianista. Foto: VCF

La ale­gría se des­ató en el ves­tua­rio valen­cia­nis­ta. Foto: VCF

Sevi­lla, se eri­gió enton­ces como una ciu­dad talis­mán, como ese sitio al que el valen­cia­nis­mo regre­sa­ba para reco­dar dón­de y cómo se pusie­ron las bases para vol­ver a engro­sar las anti­guas vitri­nas de ese vie­jo Mes­ta­lla que hoy es ya el esta­dio más lon­ge­vo de Pri­me­ra Divi­sión y que resis­te a la espe­cu­la­ción, a la ame­na­za, hoy casi falli­da, del Nou Mes­ta­lla e inclu­so a la pan­de­mia y a sus obli­ga­dos silen­cios.

Pero ano­che, Mes­ta­lla vol­vió a ser ese tem­plo del fút­bol vital, que sabe lle­var a su equi­po en los malos y en los bue­nos momen­tos, que, como hacían des­de la pre­sión de Hugo Duro o Car­los Soler, has­ta la sóli­da defen­sa de los tres cen­tra­les valen­cia­nis­tas, muer­de al rival y lo hace, por fin, con su fiel y apa­sio­na­do públi­co meti­do al cien por cien en el par­ti­do.

La afición lo celebró en las puertas de Mestalla. Foto: VCF

La afi­ción lo cele­bró en las puer­tas de Mes­ta­lla. Foto: VCF

Ayer no que­dó tiem­po para pen­sar en Lim, ni en Meri­ton, ni en sus oscu­ros asun­tos. No era un día para repro­ches, ni para hablar de des­pa­chos, sí lo era, en cam­bio, para dejar­se alum­brar por la rapi­dez, la entre­ga y el des­ca­ro de Bryan Gil, por la con­fir­ma­ción del regre­so de la mejor ver­sión de Gue­des, quien, en el minu­to 42 dri­bló en la fron­tal del área, bus­có un hue­co que pare­cía impo­si­ble y se inven­tó un lan­za­mien­to bru­tal e impa­ra­ble que aca­ba­ría en un gol deci­si­vo para lograr el pase a esta final de Copa del Rey de este Valen­cia que, como reza­ba el títu­lo de aquel libro del perio­dis­ta valen­ciano Paco Llo­ret, es “Bron­co y cope­ro”, y que lo siga sien­do por mucho tiem­po…

Los jugadores del Valencia CF cogieron incluso el micrófono. Foto: VCF.

Los juga­do­res del Valen­cia CF cogie­ron inclu­so el micró­fono. Foto: VCF.

Sevi­lla, como decía­mos, espe­ra aho­ra al Valen­cia CF, como lo hizo en 1999, pero tam­bién como lo hizo jus­to 20 años des­pués, en aquel 2019 cuan­do se doble­gó en la final cope­ra dispu­tada en el Beni­to Villa­ma­rín, al FC Bar­ce­lo­na por dos goles a uno. Entre medias, el títu­lo cope­ro de 2008 ante el Geta­fe, en aque­lla oca­sión en Madrid y en una tem­po­ra­da en que aquel Valen­cia, entre­na­do por Koe­man, estu­vo a pun­to de bajar a Segun­da Divi­sión. Aho­ra, la situa­ción en Liga no es tan mala, aun­que tam­po­co da para sacar dema­sia­do pecho. Pero no es menos cier­to que si se logra este títu­lo la tem­po­ra­da que­da­rá, más que sal­va­da. Amunt!

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