
Nos encontramos ante una situación muy grave que necesita posiciones de política económica extraordinarias y sin precedentes. Si queremos que el coronavirus no sea la causa del cierre de miles de empresas y deje en la miseria a millones de trabajadores debemos actuar YA. ¿Cómo? Copiando a Alemania.
En tan solo 48 horas, los ministros de la canciller Merkel —Olaf Scholz (Economía) y Peter Altmaier (Energía)— alumbraron el bazuca con tres cañones:
- Flexibilizar su equivalente a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), el kurzarbeit (jornada reducida). Mientras, en España, se otorgó el seguro de paro a los obreros afectados. Pero hay 4,2 millones de temporales, con carencias requeridas a las que muchos no llegan: bastantes pueden quedar en la calle sin nada.
- Aplazar impuestos para pymes y autónomos. Ahí España se adelantó: en principio se prolongará seis meses.
- Liquidara las pymes vía Instituto de Crédito Oficial: 400 millones de euros nuevos.
El Gobierno alemán se compromete a “proteger las empresas con nuevas medidas para proporcionarles liquidez, en un volumen ilimitado”, reitera ese texto, pues dada la alta “incertidumbre” ha “decidido deliberadamente no fijar ningún límite al volumen de esas medidas”. Pero ya ha encargado a su pariente del ICO, el KfW, flexibilizar sus condiciones para usar los 460.000 millones de euros que le garantiza el presupuesto federal. Y que ha decidido aumentar en ¡otros 93.000 millones!
Nunca es tarde si la dicha es buena. Ahora mismo es esencial poner en marcha un mecanismo de liquidez que permita que empresas y bancos sigan en pie, o lo que es lo mismo, el Estado debe asumir la carga total durante unos meses para no provocar un colapso en nuestra economía.
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