En el uni­ver­so del mar­ke­ting, cap­tar la aten­ción del públi­co se ha vuel­to un reto cons­tan­te. Las mar­cas bus­can for­mas crea­ti­vas y efec­ti­vas de man­te­ner­se pre­sen­tes en la men­te de los con­su­mi­do­res sin incu­rrir en gran­des inver­sio­nes.

 

 

Uno de esos pro­duc­tos que ha gana­do fuer­za en los últi­mos años son las pega­ti­nas per­so­na­li­za­das. Aun­que a sim­ple vis­ta pue­dan pare­cer un deta­lle menor, su valor como herra­mien­ta de bran­ding es incues­tio­na­ble. Son eco­nó­mi­cas, atrac­ti­vas y per­mi­ten trans­mi­tir la iden­ti­dad de mar­ca de for­ma visual y direc­ta.

Visi­bi­li­dad dura­de­ra con bajo esfuer­zo

Una de las prin­ci­pa­les ven­ta­jas de este pro­duc­to es su capa­ci­dad de per­ma­ne­cer visi­ble duran­te lar­gos perio­dos al igual que un poster publi­ci­dad Hello­print.

A dife­ren­cia de otros mate­ria­les pro­mo­cio­na­les que pue­den dese­char­se pron­to, una pega­ti­na bien dise­ña­da sue­le colo­car­se en obje­tos de uso fre­cuen­te como por­tá­ti­les, bote­llas reuti­li­za­bles o vehícu­los. Esto garan­ti­za una expo­si­ción cons­tan­te de la mar­ca, sin nece­si­dad de una acción repe­ti­da o man­te­ni­mien­to adi­cio­nal.

El dise­ño tam­bién jue­ga un papel cla­ve. Cuan­do es crea­ti­vo o trans­mi­te un men­sa­je con el que el usua­rio se iden­ti­fi­ca, las pega­ti­nas no solo se con­ser­van, sino que ade­más se exhi­ben con orgu­llo. Esta pre­sen­cia cons­tan­te poten­cia el reco­no­ci­mien­to de mar­ca y con­so­li­da el recuer­do de la empre­sa.

Bajo cos­te con alto poten­cial de retorno

Las pega­ti­nas per­so­na­li­za­das repre­sen­tan una inver­sión míni­ma en com­pa­ra­ción con otros for­ma­tos publi­ci­ta­rios. Su pro­duc­ción, inclu­so en tira­das peque­ñas, es acce­si­ble para nego­cios de todos los tama­ños. Ade­más, pue­den dis­tri­buir­se fácil­men­te en ferias, even­tos, pedi­dos onli­ne o como com­ple­men­to en cam­pa­ñas pro­mo­cio­na­les más amplias.

Su bajo cos­te no impli­ca menor impac­to. Al con­tra­rio, al ser artícu­los de uso coti­diano, lle­gan a manos de clien­tes poten­cia­les y pue­den actuar como una for­ma de publi­ci­dad móvil. Este equi­li­brio entre pre­cio y efec­ti­vi­dad con­vier­te a las pega­ti­nas en una herra­mien­ta de mar­ke­ting espe­cial­men­te ren­ta­ble.

Adap­ta­bles a cual­quier iden­ti­dad visual

Otra razón por la que este pro­duc­to es tan valo­ra­do en el mer­chan­di­sing es su gran ver­sa­ti­li­dad. Se pue­den adap­tar a cual­quier esti­lo, color, for­ma o men­sa­je, lo que las con­vier­te en un sopor­te ideal para plas­mar ideas de mar­ca. Des­de logo­ti­pos has­ta fra­ses ins­pi­ra­do­ras o ilus­tra­cio­nes lla­ma­ti­vas, todo pue­de tras­la­dar­se a este peque­ño pero pode­ro­so sopor­te.

Las mar­cas que logran dise­ñar pega­ti­nas que conec­tan emo­cio­nal­men­te con su públi­co sue­len gene­rar un víncu­lo más sóli­do. Las per­so­nas tien­den a con­ser­var aque­llo con lo que se sien­ten iden­ti­fi­ca­das, y en este caso, una pega­ti­na pue­de con­ver­tir­se en par­te del entorno per­so­nal del con­su­mi­dor.

Fáci­les de dis­tri­buir en cual­quier canal

La logís­ti­ca es otro de los pun­tos a favor. Las pega­ti­nas per­so­na­li­za­das ocu­pan poco espa­cio, son lige­ras y no requie­ren con­di­cio­nes espe­cia­les para su alma­ce­na­mien­to o envío. Esto las hace idea­les para incluir en paque­tes de pro­duc­tos, entre­gar­las en even­tos o dejar a dis­po­si­ción del públi­co en tien­das físi­cas.

Su faci­li­dad de trans­por­te per­mi­te que pue­dan acom­pa­ñar otras accio­nes pro­mo­cio­na­les sin gene­rar un esfuer­zo logís­ti­co adi­cio­nal. Y gra­cias a su tama­ño y peso, inclu­so pue­den inte­grar­se en cam­pa­ñas de mar­ke­ting direc­to o correo pos­tal sin alte­rar sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te los cos­tes de envío.

Cone­xión emo­cio­nal con el con­su­mi­dor

Más allá de su fun­ción deco­ra­ti­va o pro­mo­cio­nal, las pega­ti­nas per­so­na­li­za­das tie­nen la capa­ci­dad de gene­rar una cone­xión emo­cio­nal. Cuan­do están bien pen­sa­das, pue­den repre­sen­tar valo­res, acti­tu­des o for­mas de pen­sar con las que el clien­te se iden­ti­fi­ca. Esa cone­xión sutil pero pode­ro­sa for­ta­le­ce la rela­ción entre mar­ca y con­su­mi­dor, trans­for­man­do un sim­ple obje­to en un sím­bo­lo com­par­ti­do.

En un con­tex­to en el que los con­su­mi­do­res valo­ran cada vez más la auten­ti­ci­dad y la cer­ca­nía, las pega­ti­nas no son solo un artícu­lo de mer­chan­di­sing: son una herra­mien­ta crea­ti­va, fun­cio­nal y acce­si­ble, capaz de gene­rar impac­to con recur­sos míni­mos.

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