Tras el con­fi­na­mien­to, nadie duda que la eco­no­mía se resen­ti­rá, y mucho, a cau­sa de la cri­sis del coro­na­vi­rus. Muchos sec­to­res pro­duc­ti­vos están ya inac­ti­vos tras la pro­cla­ma­ción del esta­do de alar­ma, y otros se man­tie­nen en mar­cha con la sos­pe­cha de que pue­de lle­gar el día en que tam­bién ten­gan que echar el cie­rre. Los eco­no­mis­tas expli­can que, si el Eje­cu­ti­vo per­mi­tie­ra solo el fun­cio­na­mien­to de la indus­tria que garan­ti­ce los bie­nes esen­cia­les, Espa­ña entra­ría en la lla­ma­da «eco­no­mía de gue­rra». El pro­fe­sor de los Estu­dios de Eco­no­mía y Empre­sa de la Uni­ver­si­tat Ober­ta de Cata­lun­ya (UOC) Josep Lla­dós expli­ca que esta situa­ción impli­ca­ría emu­lar deci­sio­nes toma­das en situa­cio­nes de con­flic­tos arma­dos: «Sería hacer algo pare­ci­do a lo que se hacía en perio­dos béli­cos: recon­du­cir el sec­tor pro­duc­ti­vo hacia las nece­si­da­des prio­ri­ta­rias que, aho­ra, son las del sec­tor de la salud».

El pre­si­den­te del Gobierno, Pedro Sán­chez, ya anun­ció hace pocos días que está hablan­do con dis­tin­tas empre­sas para que fabri­quen exclu­si­va­men­te mate­rial sani­ta­rio. Esta es, según el exper­to, una de las vías que supon­dría la eco­no­mía de gue­rra, la del «encar­go» de mate­rial a las com­pa­ñías por par­te del Eje­cu­ti­vo, ya que sería este el que com­pra­ría los bie­nes con fon­dos públi­cos.

Pero hay otra alter­na­ti­va: la de la «inter­ven­ción direc­ta», es decir, que por decre­to se obli­gue al sec­tor indus­trial a pro­du­cir aque­llo que sir­va para pro­te­ger a los pro­fe­sio­na­les y ayu­de a ser más efi­ca­ces en el tra­ta­mien­to de los ingre­sa­dos en los cen­tros hos­pi­ta­la­rios mien­tras dure el con­flic­to. Lla­dós, que tam­bién es inves­ti­ga­dor del gru­po Digi­tal Busi­ness Research Group, expli­ca que este tipo de polí­ti­cas inclui­rían no solo aque­llas fac­to­rías que ya eran pro­vee­do­ras del sec­tor sani­ta­rio, sino tam­bién otras que pue­dan apor­tar algún recur­so com­ple­men­ta­rio o sus­ti­tu­ti­vo.

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«No cos­ta­ría nada lla­mar a Indi­tex para que empie­ce a pro­du­cir mas­ca­ri­llas, batas u otros ele­men­tos de pro­tec­ción», ejem­pli­fi­ca Lla­dós, que apun­ta que en algu­nos luga­res ya se han comen­za­do a pro­du­cir res­pi­ra­do­res con impre­so­ras 3D. Eso sí, pun­tua­li­za que, al ser esta una cri­sis sani­ta­ria, habría que afron­tar, en esta eco­no­mía de gue­rra, la demo­ra que supon­dría el pro­ce­di­mien­to de homo­lo­ga­ción antes de que el mate­rial lle­ga­se a los hos­pi­ta­les. Si en las situa­cio­nes béli­cas, que pro­vo­ca­ron el ori­gen de este tipo de polí­ti­cas, se pro­veía de mate­rial mili­tar a los ejér­ci­tos y se nece­si­ta­ban sol­da­dos para ir a la bata­lla, aho­ra las deci­sio­nes eco­nó­mi­cas irían des­ti­na­das a crear recur­sos sani­ta­rios que ayu­da­sen a los miles de pro­fe­sio­na­les de la salud que ya están en la pri­me­ra línea de los hos­pi­ta­les de toda Espa­ña. La eco­no­mía de gue­rra se tra­du­ci­ría, pues, en con­si­de­rar esen­cia­les las acti­vi­da­des que pro­vean de sumi­nis­tros al sec­tor sani­ta­rio y, por tan­to, en reorien­tar tem­po­ral­men­te la pro­duc­ción a esos fines.

El pro­fe­sor de la UOC opi­na que estas medi­das serían con­ve­nien­tes y urgen­tes para fre­nar el coro­na­vi­rus, pero tam­bién indi­ca que, en una eco­no­mía de gue­rra, debe­ría dar­se un paso más con res­pec­to al con­fi­na­mien­to. Un esta­do en esa situa­ción para­li­za­ría todos los sec­to­res que no estu­vie­ran en dis­po­si­ción de ela­bo­rar pro­duc­tos esen­cia­les, mien­tras que, actual­men­te, aún hay muchas acti­vi­da­des que se man­tie­nen en fun­cio­na­mien­to en todo el terri­to­rio y cuyos tra­ba­ja­do­res acu­den a sus pues­tos de tra­ba­jo dia­ria­men­te. «El Gobierno ten­drá que refle­xio­nar si tie­ne que ir más allá del con­fi­na­mien­to para cor­tar con­ta­gios y prohi­bir acti­vi­da­des pro­duc­ti­vas no esen­cia­les», ase­gu­ra, y apun­ta que ya se han oído voces a este res­pec­to que con­si­de­ran que man­te­ner acti­vo el trans­por­te colec­ti­vo, por ejem­plo, podría aumen­tar los ries­gos.

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Que un esta­do para­li­ce toda su pro­duc­ción no esen­cial y se cen­tre en fabri­car solo lo que nece­si­ta con urgen­cia tie­ne efec­tos gra­ves, con­fir­ma el inves­ti­ga­dor: «Sabe­mos que ten­dría unas con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas y socia­les impor­tan­tes. Un mayor con­fi­na­mien­to ten­dría, evi­den­te­men­te, un impac­to eco­nó­mi­co más inten­so, pero pro­ba­ble­men­te tam­bién rever­ti­rá más rápi­da­men­te la cur­va de con­ta­gios», espe­ci­fi­ca Lla­dós, que con­si­de­ra que se debe­ría con­tem­plar la fle­xi­bi­li­dad en este tipo de polí­ti­cas. «Las cir­cuns­tan­cias son extre­mas», aña­de, y tam­bién opi­na que es tiem­po de medi­das de expan­sión fis­cal que tra­ten de sos­te­ner el empleo y la acti­vi­dad. «Pero si la cri­sis sani­ta­ria exi­ge con­fi­na­mien­to, la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca debe orien­tar­se hacia el man­te­ni­mien­to de ren­tas y el refuer­zo del sec­tor sani­ta­rio, median­te una actua­ción públi­ca que com­bi­ne medi­das fis­ca­les, aumen­to de gas­to e inver­sio­nes y cam­bios nor­ma­ti­vos», deta­lla.

El Gobierno sería el com­pra­dor úni­co o prio­ri­ta­rio de los bie­nes esen­cia­les que se pro­du­je­ran con la acti­va­ción de la eco­no­mía de gue­rra, lo que supon­dría, por tan­to, un aumen­to de la deu­da públi­ca. La rece­sión eco­nó­mi­ca es, pues, inevi­ta­ble, pero, del mis­mo modo que en los con­flic­tos béli­cos se ganan terri­to­rios o poder, en esta cri­sis se gana­rían vidas. «No hay nin­gu­na prio­ri­dad polí­ti­ca más impor­tan­te que la salud y la super­vi­ven­cia de las per­so­nas», apun­ta Lla­dós. Tam­bién es impor­tan­te pen­sar en cómo se sos­ten­drían los ciu­da­da­nos que vie­ran sus­pen­di­dos sus empleos por la para­li­za­ción del res­to de sec­to­res pro­duc­ti­vos. El pro­fe­sor opi­na que podría plan­tear­se una ren­ta míni­ma de cri­sis para los colec­ti­vos socia­les más vul­ne­ra­bles que fue­ra com­ple­men­ta­ria al sub­si­dio de des­em­pleo has­ta la rever­sión de la cri­sis sani­ta­ria.

Eco­no­mía de gue­rra como base de las polí­ti­cas, sí, pero no con ese nom­bre. Al pro­fe­sor de la UOC no le pare­cen ade­cua­das, en el esce­na­rio actual, las con­no­ta­cio­nes béli­cas para hablar de esta cri­sis por­que el Gobierno, recuer­da, no nece­si­ta mate­rial mili­tar y el ejér­ci­to no es la pun­ta de lan­za de la con­ten­ción de la cri­sis. «Lo que hay es una lucha tre­men­da del cono­ci­mien­to y la cien­cia para ven­cer a un virus que, por pri­me­ra vez, afec­ta al ser humano. Se tra­ta de un pro­ble­ma de alta com­ple­ji­dad que supo­ne un reto cien­tí­fi­co», pro­cla­ma.

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