La VIII tem­po­ra­da de Sala Rus­sa­fa lle­ga a su fin esta sema­na, del 28 al 30 de junio, con el estreno abso­lu­to de una come­dia de uno de los máxi­mos repre­sen­tan­tes del Siglo de Oro Espa­ñol, Tir­so de Moli­na. El ver­gon­zo­so en Pala­cio sigue el espí­ri­tu de la VIII edi­ción del Fes­ti­val de Talle­res de Tea­tro Clá­si­co, en el que se enmar­ca esta pro­pues­ta. La pro­gra­ma­ción este año quie­re dar visi­bi­li­dad a muje­res pode­ro­sas y fue­ra de cli­chés que tam­bién se pue­den encon­trar en tex­tos y auto­res de hace siglos, cuyas crea­cio­nes han pasa­do a la his­to­ria de la dra­ma­tur­gia uni­ver­sal.

Es el caso de las pro­ta­go­nis­tas de esta valien­te pie­za de Tir­so de Moli­na, muje­res que toman sus pro­pias deci­sio­nes. “El autor es un gran crea­dor de per­so­na­jes feme­ni­nos y en esta oca­sión inven­ta a dos her­ma­nas, hijas de una duque­sa, que lle­van las rien­das de la obra. Ellas son las que pro­vo­can los cam­bios y hacen que avan­ce la his­to­ria, inven­tan todo tipo de estra­te­gias para esca­par de un matri­mo­nio impues­to”, apun­ta Iria Már­quez, direc­to­ra y res­pon­sa­ble de la adap­ta­ción de este mon­ta­je al que dan vida los inte­gran­tes del segun­do ‘Taller de tea­tro para no pro­fe­sio­na­les’ de Sala Rus­sa­fa.

Már­quez ha rea­li­za­do algu­nos cam­bios en los sexos de los per­so­na­jes que deri­van en intere­san­tes jue­gos de roles. Ade­más, se aña­de algu­nas tra­mas extraí­das de otras pie­zas del autor y de Cal­de­rón, coe­tá­neo y tam­bién un gran repre­sen­tan­te del tea­tro barro­co, lo que apor­ta peque­ños extra a una come­dia que está lle­na de fres­cu­ra y agi­li­dad, “una de las obras de Tir­so de Moli­na mejor estruc­tu­ra­da, aun­que no sea de las más cono­ci­das”, afir­ma la direc­to­ra.

Entre los bos­ques y la cor­te por­tu­gue­sa trans­cu­rre esta obra que pre­sen­ta todo tipo de recur­sos humo­rís­ti­cos, como fal­sas iden­ti­da­des, amor a pri­me­ra vis­ta, dis­fra­ces y unos apar­tes que evi­den­cian la con­tra­dic­ción entre la volun­tad y las arcai­cas nor­mas socia­les. Una diver­ti­da tra­ma, cer­ca­na a la come­dia de enre­do, en el que las fémi­nas mue­ven los hilos según los pla­ce­res de sus ape­ten­cias, hacien­do que un pas­tor ascien­da en el esca­la­fón social has­ta ver­se con opcio­nes de entrar en la fami­lia real. Toda una defen­sa de los pla­ce­res, de la liber­tad y del sen­ti­do lúdi­co de la vida para echar el telón de Sala Rus­sa­fa has­ta la pró­xi­ma tem­po­ra­da.

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