El pró­xi­mo vier­nes 11, Sala Rus­sa­fa arran­ca su VIII Cicle de Com­pan­yies Valen­cia­nes con el estreno abso­lu­to de El lim­piacu­los del rey, una pie­za pro­du­ci­da por la for­ma­ción valen­cia­na Alar­cón & Cor­ne­lles.

La com­pa­ñía nació en 2017, cuan­do Rafa Alar­cón, actor, pre­sen­ta­dor y cómi­co, se unió a Jeró­ni­mo Cor­ne­lles, dra­ma­tur­go, actor y direc­tor del fes­ti­val Rus­sa­fa Escè­ni­ca. El obje­ti­vo era desa­rro­llar pro­yec­tos en los que invo­lu­crar a com­pa­ñe­ros de la esce­na valen­cia­na cuyo tra­ba­jo les resul­ta­ra espe­cial­men­te atrac­ti­vo. Y, para su segun­da pro­pues­ta, han con­ta­do con Che­ma Car­de­ña, autor y direc­tor de la come­dia que pre­sen­tan en el tea­tro de Ruza­fa.

El lim­piacu­los del rey toma su títu­lo de un pues­to que exis­tió en la monar­quía bri­tá­ni­ca entre los siglos XVI y prin­ci­pios de XX. Era uno de los tra­ba­jos más coti­za­dos por­que pro­por­cio­na­ba acce­so a la inti­mi­dad del monar­ca, dán­do­le con­ver­sa­ción duran­te el tran­ce, ade­más de ayu­dar­le en su aseo más bási­co y en su salud gas­tro­in­tes­ti­nal. A lo lar­go de cua­tro­cien­tos años, los his­to­ria­do­res han reco­gi­do anéc­do­tas de todo tipo, des­de Grooms of the Stool (así se les lla­ma­ba en la cor­te) que ascen­die­ron a secre­ta­rios per­so­na­les del rey a los que expan­die­ron muy volun­ta­rio­sa­men­te sus ser­vi­cios a la rei­na e inclu­so uno que lle­gó a ser Pri­mer Minis­tro Bri­tá­ni­co, tras tan arduo entre­na­mien­to.

La come­dia se sitúa en la cor­te de Enri­que VIII, en 1533, cuan­do éste desea des­ha­cer­se de su pri­me­ra espo­sa, Cata­li­na de Ara­gón, cir­cuns­tan­cia que sacu­de los cimien­tos de rei­no, con ban­dos enfren­ta­dos y un aire de trai­ción irres­pi­ra­ble. Dos jóve­nes arri­bis­tas se dispu­tarán el pues­to de lim­piacu­los real para estar lo más cer­ca posi­ble del monar­ca, entran­do en una lucha tan malo­lien­te como hila­ran­te, base de una come­dia de enre­do que des­cri­be uno de los aspec­tos más huma­nos de cual­quier per­so­na, rey o lim­piacu­los: la ambi­ción.

Alar­cón y Cor­ne­lles, jun­to al pro­pio Car­de­ña, dan vida a esta tra­ma loca­li­za­da en el gabi­ne­te pri­va­do, don­de el rey dis­po­ne de su otro trono, des­de el que des­cu­bre com­plots e intri­gas. Una pues­ta en esce­na tan ágil como diver­ti­da ali­men­ta el tras­fon­do de esta refle­xión sobre has­ta dón­de es capaz de lle­gar el ser humano por su ansia de poder.

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