[vc_row full_width_row=“true”][vc_column][vc_column_text]Creer a tra­vés de los ojos es una exce­len­te expo­sI­ción coor­di­na­da por el actual direc­tor del museo de Bellas Artes, Pablo Gon­zá­lez Tor­nel, exper­to en pin­tu­ra barro­ca espa­ño­la, que ante­rior­men­te pre­pa­ró otra mues­tra que nos lla­mó la aten­ción por su cali­dad, inte­rés y lla­ma­ti­vo de títu­lo teo­ló­gi­ca­men­te deli­ca­do: Intac­ta Maria. Poli­ti­ca y reli­gio­si­dad en la Espa­ña barro­ca.

 

En la actua­li­dad, el mis­mo museo ofre­ce una nue­va expos­ción, Creer a tra­ves de los ojos, den­tro de la línea de intere­ses temá­ti­cos y pic­to­ri­cos de la anterior…Para esta oca­sión se ha edi­ta­do un mag­ni­fi­co catá­lo­go, en el que par­ti­ci­pan acre­di­ta­dos estu­dio­sos de estos temas: Beni­to Nava­rre­te Prie­to (Rea­lis­mo y natu­ra­lis­mo), José Gómez Fran­chi­na (De la con­tra­ma­nie­ra al rea­lis­mo cara­vag­gies­co en la pin­tu­ra valen­cia­na), José Rie­llo (Reli­quias e imá­ge­nes y vice­ver­sa, des­pués del con­ci­lio de Tren­to), Javier Por­tús (Retra­tos “al pro­pio” y ver­da­de­ros retra­tos en Valen­cia) y el pro­pio Pablo Gon­za­lez Tor­nel (Pin­tu­ra y ver­dad en la Valen­cia del siglo XVII)

 

ILUSTRE INVENTARIO

La elec­ción de artis­tas pro­pues­tos es dificl­men­te mejo­ra­ble: Juan Sán­chez Cotán, Vicen­zo Cam­pi, Juan Ribal­ta, Die­go Veláz­quez, Juan de Jua­nes, Tomás Yepes, Vicen­te Vic­to­ria, Miguel March, José Ribe­ra, Mario Minit­ti, Juan Sari­ñe­na, Fran­cis­co Ribal­ta, Pedro Orren­te, Jeró­ni­mo Espinosa,etc. Ade­más diver­sos anó­ni­mos tan admi­ra­bles como el autor del retra­to de San Bru, uti­li­za­do como por­ta­da del catá­lo­go.

La argu­men­ta­ción teo­ri­ca de esta expo­si­ción par­te de con­si­de­ra­cio­nes como que, con la reac­ción cató­li­ca a la Refor­ma pro­tes­tan­te, las artes visua­les se con­vir­tie­ron en prue­ba tan poten­te como los tex­tos sacros para defen­der la orto­do­xia roma­na. Esta inten­sa con­fe­sio­na­li­za­ción dió lugar a una per­cep­ción de las artes visua­les, por par­te de los fie­les, como auten­ti­cas epi­fa­nia de lo sagra­do. Es decir, en el mun­do cató­li­co de la épo­ca per­ci­bió con fre­cuen­cias en estas imá­ge­nes una ver­da­de­ra pre­sen­cia divi­na.

 

VER PARA CREER

En un bre­ve epí­lo­go, Gon­zá­lez Tor­nel sin­te­ti­za la idea glo­bal de esta expo­si­ción. “Des­de fina­les del siglo XVI la ima­gen reli­gio­sa adqui­rió el valor de prue­ba o tes­ti­mo­nio. Su papel en la litur­gia cató­li­ca dejó de ser el de repre­sen­tar la divi­ni­dad ale­ja­da del mun­do y los pin­ce­les se tor­na­ron tes­ti­gos del hecho de que Dios, de car­ne, hue­so y san­gre, exis­tía ver­da­de­ra­men­te. Muchos pin­to­res de la Con­tra­rre­for­ma y el Barro­co plas­ma­ron lo intan­gi­ble de mane­ra que casi se podía tocar con los dedos. Los fie­les, enton­ces, cre­ye­ron por sus ojos, ya que, por pri­me­ra vez, dio­ses y san­tos eran como ellos, bellos y feos,. Sen­tian como ellos, dolor y ale­grias. Y vivian en un mun­do tan real como el de la Valen­cia del Seis­cien­tos.”

“El natu­ra­lis­mo pic­tó­ri­co no fue solo una opción esté­ti­ca, sino ideo­ló­gi­ca. El Barro­co cató­li­co fue rea­lis­ta, y las imá­ge­nes sagra­das, vero­sí­mi­les. Ver­dad visual y prue­ba de fe se con­fun­die­ron y los fie­les cre­ye­ron a tra­vés de sus ojos en aque­llo que reco­no­cían como cer­cano. En un tiem­po y un espa­cio no tan lejano los artis­tas pin­ta­ron la ver­dad o, al menos inten­ta­ron con­ven­cer­nos de ello”..

Pro­ce­di­mien­tos más inte­lec­tua­les y com­ple­jos, como leer acer­ca del ver­bo de Dios tenia natu­ral­men­te tam­bién su efec­to pero eso depen­dia de la capa­ci­dad de visua­li­za­ción inter­na del cre­yen­te. En la pin­tu­ra barro­ca esa visua­li­za­ción esta­ba ya hecha. Y con qué sol­ven­cia…

El arte barro­co vino a ser una suer­te de cine­ma­tó­ga­fo está­ti­co ins­ta­la­do en igle­sias y cate­dra­les para la ins­truc­ción y adoc­tri­na­mien­to de los fie­les. Imá­ge­nes que por cier­to se están vol­vien­do ile­gi­bles – como jero­gri­fi­cos egi­p­­cios- para las más recien­tes gene­ra­cio­nes. Igno­ran el rela­to que hay detrás de ellas, qué con­vic­cio­nes y hagio­gra­fias las acom­pa­ñan.

Para la induc­cion a la creen­cia cabe emplear los más varia­das uti­le­rias. Los artis­tas de esta expo­si­ción uti­li­zan un pro­ce­di­mien­to occi­den­tal muy asen­ta­do, aun­que bajo prác­ti­cas muy refi­na­das y extre­mas: cono­cer lo invi­ble a tra­vés de lo visi­ble. El espi­ri­tu sopla don­de quie­re. Y la pin­tu­ra barro­ca empleó este ins­tru­men­to de lo visi­ble -“la pro­vin­cia de los ojos”, le lla­ma­ba San Agu­s­­tin- para gene­rar creen­cias masi­vas que die­ran garan­tias de cohe­sión poli­ti­ca, social y cul­tu­ral

Por últi­mo. Siguien­do, supo­ne­mos, direc­tri­ces de la Con­se­lle­ria corres­pon­dien­te, este mag­ni­fi­co catá­lo­go incu­rre, en nues­tra extra­va­gan­te opi­nión, en la tor­pe­za poli­ti­ca y socio­ló­gi­ca de dar­le un tra­ta­mien­to edi­to­rial a los tex­tos en cas­te­llano como una suer­te de len­gua forá­nea ‑hacién­do­los con­fra­ter­ni­zar con las tra­duc­cio­nes al inglés.

 

título: Creer a través de los ojos

auto­res: Pablo Gon­zá­lez Tor­nel y otros

edi­to­rial Trea

pági­nas: 269

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