Junto con Dante, Cervantes y Shakespeare, Goethe es uno de los pilares básicos de la literatura europea.
Cultivó los más diversos géneros, entre ellos la novela formativa, como Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, una de sus obras más influyentes.
El género novelístico es heredero de la epopeya en la época moderna. Para la realización de sus propósitos, el héroe novelesco ya no se enfrenta ya a dragones o entidades diabólicas, sino a la Familia, el Estado y la Sociedad como limitadores de sus fines.

Novela de formación
La novela formativa intenta mantenerse equidistante entre la mera instrucción y una banal peripecia, entre lo educativo y lo deleitoso.
Hay obras que intentan ordenar la vida del ser humano, es la “novela de tendencia”; un insigne ejemplo es el Emilio de J.J.Rousseau. Otras novelas se limitan a narrar lo azaroso y desordenado de la vida del héroe con el propósito de entretener: las llamadas “novelas de peripecia”, como el Tom Jones de Fielding.
La “novela de formación” de Goethe rechaza la instrucción planificada pero no acepta entregarse sin más al azar. Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister logra ese cabal equilibrio.
La novela de formación no es género originario de Alemania, pero en este país es donde alcanzó a sus formas más logradas. Recordemos algunas obras influenciadas por la novela de Goethe: La Montaña mágica de Thomas Mann, El desaparecido de Franz Kafka, El hombre sin atributos de Robert Musil, El juego de abalorio de Herman Hesse…
Misión teatral de W. Meister
Inicialmente, Los años de aprendizaje se llamó Misión teatral de Wilhelm Meister; y planteaba la creación de un teatro nacional en Alemania. A finales del siglo XVIII sólo había compañías de cómicos ambulantes o grupos teatrales cortesanos. Las primeras, por necesidad económica, representaban obras de dudoso gusto; los segundos, buscando ante todo el divertimiento, sólo ofrecían en contadas ocasiones obras de cierto fuste.

El teatro nacional al que se aspiraba Goethe tenía como propósito llegar a todos los estamentos sociales y regirse por criterios de calidad dramática. Una propuesta estética muy novedosa, consciente del poder de transformación de actitudes y costumbres que puede tener el arte.
El teatro en la Atenas clásica se convirtió en el modelo a seguir. La imagen ‑un poco idealizada- de un arte que llega tanto al pueblo llano como a sus capas selectas, impresionó a los dramaturgos de ese tiempo.
En Años de aprendizaje aparecen las preocupaciones del joven Meister por el conflicto entre su vocación teatral y sus obligaciones burguesas, la desilusión que produce el contraste entre sus elevados ideales estéticos y el (a menudo) penoso universo teatral, con sus discusiones necias, limitaciones materiales o rivalidades mezquinas entre actores.
Lo demónico
En los Años de aprendizaje aparece por primera vez en la obra de Goethe, la idea lo demónico, lo enigmático, lo que no se aprehende más que por un acto de intuición, pero que puede ser peligroso y asocial: lo demónico en esta novela tiene dos cualificados representantes: Mignon (niña funambulista) y el arpista Agustín.
Wilhelm siente por Mignon una fascinación profunda e inexplicable. Cuando le pregunta por su padre, ella responde: “El gran diablo ha muerto”. Tiene dificultades para hablar alemán, lleva vestimenta masculina, posee un extraño talento para la danza, pero nunca lo ejercita como espectáculo. Solo danza cuando desea y para quien ella quiere: bailará ante Wilhelm, pero se negará a hacerlo ante el poderoso Conde.
En cuanto al arpista ciego Agustín, Wilhelm lo incorpora a su compañía, pero es renuente porque piensa que está poseído de un hado maligno que conduce a la desgracia a los que el rodean.
Damas formativas
En la novela hay también un amplio repertorio de mujeres vinculadas al protagonista: desde la tierna y frágil Mariana a la seductora Filina con las que tiene aventuras amorosas, hasta la encarnación de las ideas de bien, verdad y belleza que es Natalia, pasando por la misteriosa Mignon, la pasional Condesa, la compungida Aurelia (símbolo del auténtico arte teatral y la postración a la que es sometido por los faranduleros), la resolutiva Teresa y el “alma bella”, preludio de Natalia, con la que finalmente contraerá matrimonio.
Todas las figuras femeninas sentimentalmente significativas para Wilhelm aparecen en algún momento vestidas de hombre. Esto viene a sugerir, más que tendencias homosexuales del protagonista, el reconocimiento de la idealidad andrógina que se identifica con los arquetipos platónicos del ser humano.
Pietismo y francmasonería
Tras los capítulos dedicados al mundo teatral, aparecen dos universos morales, decisivos en la formación de Wilhelm: Confesiones de un alma bella y la Sociedad de la Torre.

Confesiones de un alma bella es un relato en primera persona en el que una mujer cuenta su vida a modo de un devocionario pietista. El “alma bella” es la dotada de gran sensibilidad y una tendencia natural hacia el bien y la belleza. La experiencia pietista propicia las experiencias morales que el hombre que se observa puede realizar actuando sobre sí mismo para evitar los extravíos del ego.
Por otra parte, los personajes de Jarno y de Lotario son miembros de la Sociedad de la Torre (idea inspirada en el Consejo Secreto francmasón del Archiduque Carlos August de Weimar, del que Goethe entró a formar parte) que propugna una reforma social de inspiración ilustrada.
Casi al final de la novela y de su itinerario formativo, el Abate de la Sociedad de la Torre le dice a Wilhelm: “¡Alégrate, joven! Tus años de aprendizaje han acabado. La naturaleza te ha liberado de sus ataduras”.
Los años de aprendizaje de Goethe no es que mantenga su frescura y actualidad (por eso es un clásico); es que éstas se han potenciado en la última década por razones preocupantes.
Titulo: “Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister”
Autor: Johann Wolfgang Goethe
Editorial: Cátedra
Traductor: Miguel Salmerón
Precio: 21 eu.
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