Abrir los ojos y des­per­tar al cere­bro. Salt, el últi­mo mon­ta­je de la com­pa­ñía valen­cia­na Fil d’Arena dan­­sa-tea­­tre, que se estre­na­rá en Car­me Tea­tre el pró­xi­mo 19 de octu­bre, apues­ta por agi­tar la pasi­vi­dad de nues­tra socie­dad occi­den­tal. Esa que cree que los pro­ble­mas al otro lado del mun­do ter­mi­nan cuan­do deja de leer o escu­char las noti­cias, por como­di­dad, des­co­no­ci­mien­to o pura super­vi­ven­cia. O por una mez­cla de las tres.

Y lo hacen bai­lan­do. Para que el espec­ta­dor refle­xio­ne sobre la vul­ne­ra­bi­li­dad y sufri­mien­to de las muje­res por sobre­vi­vir en un entorno hos­til. Un con­tex­to mar­ca­do por las duras con­di­cio­nes que viven las emi­gran­tes cuan­do deci­den dejar su casa bus­can­do un futu­ro mejor en Euro­pa o Esta­dos Uni­dos. Por la explo­ta­ción sexual y labo­ral que sufren. Por el efec­to que tie­ne en ellas la pér­di­da de seres que­ri­dos o de su pro­pia iden­ti­dad. O por la fri­vo­li­dad con que des­de aquí vivi­mos todo ello.

Por­que Salt tam­bién habla de todos noso­tros. Tan impor­tan­te es lo que se hace como lo que se deja de hacer. La obra, ade­más, denun­cia ese sen­sa­cio­na­lis­mo de los medios de comu­ni­ca­ción capa­ces de devo­rar tra­ge­dias sin impor­tar­les las vidas que se pier­den en el camino. Salt cuen­ta con la direc­ción com­par­ti­da de toda la com­pa­ñía y las inter­pre­ta­cio­nes de Isa­bel Abril, Ire­ne Balles­ter y Rose­ta Pla­sen­cia.

Una pro­pues­ta argu­men­tal lle­va­da a cabo con ries­go y explo­si­vi­dad gra­cias a una vigo­ro­sa pues­ta en esce­na mar­ca­da por el len­gua­je físi­co de los cuer­pos de las bai­la­ri­nas, a tra­vés de coreo­gra­fías que gene­ran imá­ge­nes a modo de inter­fe­ren­cias sobre la reali­dad dis­tor­sio­na­da que muchas veces se per­ci­be.

Salt esta­rá en Car­me Tea­tre del 19 al 22 de octu­bre y for­ma par­te del pro­yec­to Resi­dèn­cies de Crea­ció CARME TEATRE 2017–2018. El mon­ta­je es la segun­da par­te de una tri­lo­gía que Fil d’Arena comen­zó con su ante­rior obra, La Sal que ens ha par­tit. En la últi­ma edi­ción de Caban­yal Íntim se lle­vó a cabo un work in pro­gress sobre Salt que ha ser­vi­do como pun­to de par­ti­da, des­pués de muchos cam­bios y ajus­tes, para la ver­sión defi­ni­ti­va, estreno abso­lu­to en Car­me Tea­tre.

Sobre Fil d’Arena dan­­sa-tea­­tre

La com­pa­ñía Fil d’Arena dan­­sa-tea­­tre fue crea­da en 2011 por Isa­bel Abril, Ire­ne Balles­ter, y Cla­ra Cres­po. Más tar­de, Rose­ta Pla­sen­cia se uni­ría a ellas. La crea­ción colec­ti­va (tal y como ocu­rre en Salt) es su seña de iden­ti­dad. Para ellas, su len­gua­je es el movi­mien­to y su herra­mien­ta el cuer­po.

No es casua­li­dad que en el nom­bre de la com­pa­ñía se espe­ci­fi­que lo de dan­­sa-tea­­tre por­que se encuen­tran en el lími­te entre ambas dis­ci­pli­nas, aun­que no renun­cian a nin­gu­na opción escé­ni­ca como la músi­ca o el cir­co.

A lo lar­go de su tra­yec­to­ria, han estre­na­do las obras Café Sol (2011), La Con­sa­gra­ción de la Pri­ma­ve­ra (2014) y La Sal que ens ha par­tit (2015). Ade­más, Fil d’Arena ha lle­va­do la dan­za a los museos (Museo de la Ciu­dad, IVAM, San Pío V,…), ha rea­li­za­do pro­yec­tos de dan­za comu­ni­ta­ria, Rose­ta Pla­sen­cia par­ti­ci­pó en el video­clip Qui t’estima del gru­po Gener y dise­ñan y desa­rro­llan pro­gra­mas for­ma­ti­vos en torno a las artes escé­ni­cas.

 

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