La expo­si­ción “Pure­za y peli­gro” pue­de ser visi­ta­da has­ta el 28 de mar­zo.

 

Ima­gen supe­rior: obra de Young-jun Tak

Para el ini­cio del año, Luis Ade­lan­ta­do (calle Bonai­re, 6, Valen­cia) pre­sen­ta dos expo­si­cio­nes enmar­ca­das en un espa­cio común de diá­lo­go y con­ta­mi­na­ción cru­za­da. Por un lado, M. Reme Sil­ves­tre, bajo el tí­tu­lo “L’escala fos­ca del desig no té bara­na” y por otro, Young-jun Tak, con el tí­tu­lo “Rai­se”, en su pri­me­ra expo­si­ción en Espa­ña.

En 1966 la antro­pó­lo­ga bri­tá­ni­ca Mary Dou­glas espe­cia­li­za­da en el aná­li­sis del sim­bo­lis­mo y los tex­tos bí­bli­cos publi­có su obra “Pure­za y peli­gro”, un libro en el que ana­li­za­ba las nocio­nes de lim­pie­za y sucie­dad, de su impli­ca­ción con nues­tro cuer­po e inclu­so su rela­ción con el ries­go ambien­tal. En esta obra Dou­glas reve­la­ba los sím­bo­los que se escon­den en la vida coti­dia­na bajo una sen­si­bi­li­dad pro­pia que le hacía cap­tar los pro­ble­mas que sub­ya­cen en las mani­fes­ta­cio­nes ritua­les, reple­tas de con­cep­tos de con­ta­mi­na­ción y tabú. Unos ritos que sacan a la luz otra idea de pure­za, como par­te de un todo mayor y que nos aden­tran en nue­vos pro­ble­mas sobre la vida social en gene­ral. Refle­xio­nar sobre la sucie­dad impli­ca la refle­xión sobre el orden y el des­or­den, el ser y el no-ser, la for­ma y la vida y, por supues­to, la muer­te.

La antro­pó­lo­ga nos aden­tra en un mun­do en el que pure­za e impu­re­za crean la uni­dad de la expe­rien­cia y nos reve­la que el uni­ver­so se divi­de en cier­tas cosas y accio­nes que están some­ti­das a res­tric­ción, mien­tras que otras no. En sus pala­bras “los ori­fi­cios cor­po­ra­les pare­cen repre­sen­tar los pun­tos de entra­da o sali­da de las uni­da­des socia­les, o bien la per­fec­ción cor­po­ral pue­de sim­bo­li­zar una teo­cra­cia ideal”. Hacien­do de la impu­re­za un doble sen­ti­do que impli­ca el con­tac­to con la divi­ni­dad (lo que sea que cada uno per­ci­ba).

Obra de M. Reme Sil­ves­tre

Estas refle­xio­nes nos lle­van de algún modo a conec­tar con los tra­ba­jos e inves­ti­ga­cio­nes de estos dos artis­tas, en tan­to a su acer­ca­mien­to y curio­si­dad en torno a lo cor­pó­reo, lo ritua­lís­ti­co y lo má­gi­co, como a la pure­za, la car­ne, lo eró­ti­co y la con­ta­mi­na­ción que, en cier­to modo, atra­vie­san cada uno de nues­tros actos coti­dia­nos. La prác­ti­ca de M. Reme Sil­ves­tre se intere­sa en el pro­ce­so de des­cu­bri­mien­to más que de crea­ción, y se refie­re para ello a ideas comu­nes de un momen­to con­tem­po­rá­neo, a con­tex­tos y expe­rien­cias, pen­san­do las dife­ren­tes nocio­nes de cuer­po, del pro­pio espa­cio y en el reco­rri­do que de todo ello se des­pren­de.

En esta expo­si­ción se cen­tra en la cone­xión del cono­ci­mien­to basa­do en el len­gua­je y la cor­po­rei­dad, explo­ran­do des­de el pro­pio cuer­po los con­cep­tos de deseo y con­trol. La artis­ta se vale de la per­for­man­ce, la ins­ta­la­ción y la escul­tu­ra para explo­rar estos cam­pos y expe­ri­men­ta sobre la cone­xión exis­ten­te entre el cuer­po y el saber de mane­ra inmer­si­va. Sus pie­zas conec­tan ele­men­tos orgá­ni­cos y mate­ria­les que mutan y se des­com­po­nen dotan­do a las obras de otra dimen­sión per­for­má­ti­ca en la que el vidrio óp­ti­co, el hue­so o el sue­ro fisio­ló­gi­co dimen­sio­nan un simu­la­cro alter­na­ti­vo de lo que es o podría ser el cuer­po humano.

Obra de M. Reme Sil­ves­tre

Con “Rai­se”, Young-jun Tak con­ti­nua su lí­nea de inves­ti­ga­ción vin­cu­la­da a los meca­nis­mos socio­cul­tu­ra­les y psi­co­ló­gi­cos que dan for­ma a los sis­te­mas de creen­cias, y que pue­den tran­si­tar des­de sim­ples obje­tos de cul­to has­ta otras for­mas más sofis­ti­ca­das de reli­gión. En esta expo­si­ción encon­tra­mos pie­zas que van des­de el ví­deo, la foto­gra­fía y la escul­tu­ra en las que el cuer­po humano que­da expues­to en el con­tex­to de nor­mas aho­ra ya fue­ra de esas con­ven­cio­nes pola­ri­za­das. Obras en las que el ritual se apo­de­ra de lo coti­diano para dejar­nos cier­to mar­gen de incer­ti­dum­bre, y es esa duda que flo­ta en el ambien­te y en nues­tra cone­xión con las obras las que nos per­mi­te ale­jar­nos y dejar aflo­rar otro tipo de inter­pre­ta­ción, más libre, sin pre­ten­sión de acla­ra­ción.

Young-jun Tak abra­za los con­tras­tes, las con­tra­dic­cio­nes pro­pias de la socie­dad con­tem­po­rá­nea que no es más que el espe­jo de nues­tro pasa­do, para así tra­tar de disol­ver la esté­ti­ca codi­fi­ca­da, reca­li­brar nues­tro cere­bro para aten­der a nue­vas reali­da­des que con­vi­ven en dife­ren­tes pla­nos en el mun­do actual.

Obra de Young-jun Tak

 

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