Ring Fit Adven­tu­re ha tri­pli­ca­do su pre­cio por el aumen­to de la deman­da.

La pan­de­mia del Covid-19 no solo ha aumen­ta­do el con­su­mo del vídeo bajo deman­da en los hoga­res para sobre­lle­var el con­fi­na­mien­to. Según la pla­ta­for­ma Movis­tar, la cri­sis del coro­na­vi­ruos tam­bién ha dis­pa­ra­do el uso de datos para los video­jue­gos, y entre las pla­ta­for­mas más uti­li­za­das se encuen­tran PlayS­ta­tion, Bliz­zard y Xbox. De hecho, los temo­res por el coro­na­vi­rus pro­vo­ca­ron una carre­ra para con­se­guir Ring Fit Adven­tu­re de Nin­ten­do, un video­jue­go de ejer­ci­cios para el hogar que ini­cial­men­te se ven­día por 80 dóla­res, pero que la alta deman­da y la cri­sis de fabri­ca­ción han lle­va­do a que se ago­te en tien­das y que su pre­cio se dis­pa­re a casi 220 dóla­res en eBay. «El con­fi­na­mien­to pue­de aumen­tar el uso de video­jue­gos de ejer­ci­cios, tan­to en pobla­ción habi­tual­men­te más seden­ta­ria como sobre todo aque­lla de natu­ra­le­za más acti­va y son una bue­na solu­ción por­que per­mi­ten rea­li­zar acti­vi­dad físi­ca inten­sa en un espa­cio redu­ci­do», afir­ma Sònia Pine­da, pro­fe­so­ra cola­bo­ra­do­ra de los Estu­dios de Cien­cias de la Salud de la UOC.

«Des­pués de unos días de con­fi­na­mien­to el cuer­po nece­si­ta mover­se y sen­tir emo­cio­nes que no se gene­ran fácil­men­te de for­ma inac­ti­va», expli­ca Pine­da, que aña­de que «este tipo de recur­sos no solo apor­ta acti­va­ción a nivel físi­co, sino que se gene­ran cam­bios a nivel cere­bral: endor­fi­nas, dopa­mi­na, sero­to­ni­na, adre­na­li­na, tes­tos­te­ro­na, —según el tipo de video­jue­go—, hor­mo­nas que pro­vo­can sen­sa­cio­nes de pla­cer, ale­gría, bien­es­tar, relajación…y que en momen­tos como el actual son impres­cin­di­bles». En Chi­na y Japón ya son muchos los padres que han vis­to en este tipo de video­jue­gos de ejer­ci­cios una bue­na fór­mu­la para entre­te­ner a sus hijos y redu­cir los altos nive­les de ener­gía duran­te la cua­ren­te­na, tal y como reco­ge el medio asiá­ti­co Sora News24. Sin embar­go, ante una situa­ción como la actual, ¿se deben impo­ner hora­rios para el jue­go? Para Daniel Aran­da, pro­fe­sor de los Estu­dios de Cien­cias de la Infor­ma­ción y de la Comu­ni­ca­ción de la UOC, no exis­te un bare­mo de horas de jue­go correc­to o inco­rrec­to, sino que cada fami­lia debe deci­dir el tiem­po que con­si­de­re ade­cua­do según cuá­les sean sus valo­res.

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