• A estas altu­ras de la cri­sis es un hecho inne­ga­ble la esca­sez de liqui­dez que a todos nos afec­ta. Y cuan­do digo a todos, inclu­yo a las dis­tin­tas admi­nis­tra­cio­nes públi­cas, las cua­les no dejan de ser las “más todos de todos los todos”. El acu­sa­do des­cen­so en la recau­da­ción de impues­tos, tasas y otros tipos de gra­vá­me­nes, no es más que la con­se­cuen­cia de la fal­ta de acti­vi­dad de empre­sas y par­ti­cu­la­res. Y ello per­ju­di­ca las cuen­tas públi­cas en un doble sen­ti­do: se tra­ba­ja menos y se recau­da menos, y se soli­ci­tan más sub­si­dios y, por tan­to, se gas­ta mas dine­ro de los con­tri­bu­yen­tes. El uso del angli­cis­mo inclui­do en el enca­be­za­mien­to de este artícu­lo es, cada día, más fre­cuen­te, aun­que no todos los lec­to­res estén fami­lia­ri­za­dos con el mis­mo y, sobre todo, con sus con­se­cuen­cias. Pode­mos tra­du­cir­lo como “des­pla­za­mien­to”, y en con­cre­to de per­so­nas o gru­pos de ellas. Y tie­ne toda la lógi­ca del mun­do el que se lla­me así. El efec­to crow­ding out se emplea para des­cri­bir el fenó­meno por el cual, en el ámbi­to finan­cie­ro, un sec­tor des­pla­za a otro de un mer­ca­do. Y en el caso que nos ocu­pa, habla­mos del des­pla­za­mien­to del sec­tor pri­va­do –por el sec­tor públi­co–, en el mer­ca­do de finan­cia­ción de la deu­da. Para com­pren­der lo ante­rior, sólo bas­ta com­pro­bar cómo, en las últi­mas sema­nas, devie­ne más atrac­ti­vo a cual­quier inver­sor adqui­rir letras del teso­ro que con­tra­tar, con un ban­co o caja, una impo­si­ción a pla­zo fijo. Que “los bonos patrió­ti­cos (o patrio­chi­cos)” dan más ren­ta­bi­li­dad que cual­quier cuen­ta remu­ne­ra­da o depó­si­to ban­ca­rio de alta remu­ne­ra­ción. La men­cio­na­da pre­fe­ren­cia es váli­da para cual­quier par­ti­cu­lar o empre­sa, y entre las últi­mas, debe­mos incluir a los pro­pios ban­cos o cajas. Tenien­do en cuen­ta que los acti­vos líqui­dos (en con­cre­to, el dine­ro con­tan­te y sonan­te), son limi­ta­dos, y en estas cir­cuns­tan­cias más aún, quie­re esto decir que, si no se depo­si­tan en el sis­te­ma finan­cie­ro, o se com­pra deu­da de empre­sas, el poco que hay, está yen­do a finan­ciar al sec­tor públi­co. Aún cuan­do la remu­ne­ra­ción fue­ra pare­ci­da, toda­vía (empie­za a haber excep­cio­nes) se per­ci­be más segu­ra la deu­da públi­ca que la pri­va­da. La con­se­cuen­cia de lo ante­rior no pue­de ser otra que una mayor esca­sez de liqui­dez para finan­ciar cual­quier empre­sa o pro­yec­to empren­de­dor, o inver­sión per­so­nal o fami­liar. En defi­ni­ti­va vemos que, lejos de ser “patrió­ti­cas”, las emi­sio­nes de deu­da públi­ca, de la admi­nis­tra­ción que sea, son más palos en los engra­na­jes de los que son capa­ces de crear empleo, y por tan­to rique­za, que son los peque­ños y media­nos empre­sa­rios. De ellos depen­de el 90% de los pues­tos de tra­ba­jo que se crean en Espa­ña, y el des­pla­za­mien­to de la finan­cia­ción hacia el sec­tor públi­co sólo gene­ra des­truc­ción de este irrem­pla­za­ble teji­do pro­duc­ti­vo. Sola­men­te redu­cien­do el gas­to públi­co, y en espe­cial el corrien­te, y devol­vien­do la finan­cia­ción a los crea­do­res de empleo y rique­za, en con­cre­to a la peque­ña y media­na empre­sa, vol­ve­re­mos a la sen­da del cre­ci­mien­to. Hay que decir­les a nues­tros gober­nan­tes que, si de ver­dad quie­ren ser patrio­tas, reduz­can el gas­to públi­co. Una vez le pillen el tran­qui­llo, les resul­ta­ra muy gra­ti­fi­can­te la sen­sa­ción de poder que con­lle­va devol­ver a la socie­dad lo que es de ella: el dine­ro de los con­tri­bu­yen­tes.

  • Cuan­do tras­pa­sa­mos el umbral de la puer­ta de un comer­cio entra­mos a for­mar par­te de un uni­ver­so edi­fi­ca­do sobre la base de la ima­gi­na­ción, la ilu­sión y el tra­ba­jo. Es un acto coti­diano al que no sole­mos dar impor­tan­cia, pero que está lleno de las posi­bi­li­da­des que ofre­ce el inter­cam­bio, que nos pone en con­tac­to con obje­tos, y, lo que es más impor­tan­te, con per­so­nas.
    Entrar en una peque­ña tien­da, com­par­tir una bre­ve con­ver­sa­ción y adqui­rir algo pue­de tener una espe­cial tras­cen­den­cia. Este es el caso de Fet de Vidre, valio­so pro­yec­to del que qui­sie­ra dar noti­cia a los lec­to­res de Valen­cia City que toda­vía no lo conoz­can.
    Fet de Vidre es un taller y una tien­da de rega­los. En el taller se pro­du­ce todo lo que en la tien­da se ven­de, bellos obje­tos de arte­sa­nía hechos de vidrio: ban­de­jas, pla­tos, tuli­pas para velas, posa­va­sos, jue­gos infan­ti­les, pisa­pa­pe­les, lla­ve­ros, bisu­te­ría y un sin­fín de obje­tos deco­ra­ti­vos. Todo ello ela­bo­ra­do a mano. Tam­bién res­tau­ran vidrie­ras y rea­li­zan encar­gos bajo pedi­do de rega­los y obje­tos pro­mo­cio­na­les para empre­sas.
    En Fet de Vidre tra­ba­jan tre­ce per­so­nas que han encon­tra­do en esta ini­cia­ti­va del Pac­to para el Empleo de Valen­cia una nue­va dimen­sión a sus vidas. La for­tu­na no les fue favo­ra­ble en el repar­to de los dones que admi­nis­tra y les tocó ser dife­ren­tes. Su sin­gu­la­ri­dad les res­ta opor­tu­ni­da­des en un mun­do com­pe­ti­ti­vo, pero la acción del Ayun­ta­mien­to y los agen­tes socia­les de Valen­cia ha con­tri­bui­do al desa­rro­llo de un pro­yec­to que les per­mi­te com­pen­sar sus hán­di­caps, dán­do­les la for­ma­ción y medios per­so­na­les y mate­ria­les para cana­li­zar sus habi­li­da­des. Para ellos es una opor­tu­ni­dad y para sus fami­lias una luz de espe­ran­za. Com­par­ten con el vidrio su fra­gi­li­dad y su trans­pa­ren­cia, pero son capa­ces de crear con sus manos obje­tos bellos y úti­les. A toda la socie­dad le corres­pon­de aho­ra reco­no­cer su méri­to y el valor de sus obras.
    A muchos de mis ami­gos y fami­lia­res estas Navi­da­des les he obse­quia­do con obje­tos Fet de Vidre. A todos les han gus­ta­do y me han pre­gun­ta­do don­de se ven­dían. Les he man­da­do a la pla­za Dra­ma­tur­go Faus­to Her­nán­dez Casa­jua­na, 3. Acér­quen­se y se sor­pren­de­rán. O visi­ten la web www.fetdevidre.com
     

  • A mí de las obvie­da­des me moles­tan muchas cosas, pero si tuvie­ra que des­ta­car una sería esta: me irri­ta que dese­che­mos deter­mi­na­das reali­da­des pre­ci­sa­men­te por eso, por obvias. Me moles­ta que demos por sen­ta­do que tene­mos que ser ama­bles, jus­tos, soli­da­rios, cari­ño­sos, por­que es lo que se espe­ra de los seres huma­nos de buen cora­zón. Me moles­ta que demos por hecho, por obvio, que los padres y las madres, por algu­na muta­ción gené­ti­ca que se acti­va en el momen­to del par­to, nos vol­ve­mos bue­nas per­so­nas que no que­re­mos para nues­tros hijos nada más que lo mejor. En gene­ral, así es. Pero hay casos que demues­tran lo con­tra­rio. Por ejem­plo, los padres que mal­tra­tan a sus hijos físi­ca o psi­co­ló­gi­ca­men­te. Los que los agre­den. Los que ponen fin a su vida con el pre­tex­to de que no pue­den vivir sin ellos, como ese hijo de Sata­nás que ha mata­do a su hijo de 4 años por­que su ex mujer tenía inten­ción de lle­var­lo a vivir con ella tras la sepa­ra­ción. Leo estas cosas y me moles­ta, sobre­ma­ne­ra, que se de por sen­ta­do que todos los padres y madres somos igua­les, es decir, bue­nos.
     

  • La pren­sa anun­ció estas Navi­da­des la inten­ción de la alcal­de­sa Rita Bar­be­rá de acu­dir al COI en Sui­za para poner la ciu­dad a dis­po­si­ción de los depor­tes olím­pi­cos. Silen­cio­so y liviano, pero inte­li­gen­te, el movi­mien­to de la alcal­de­sa en vís­pe­ras de ini­ciar una nue­va cam­pa­ña elec­to­ral ape­nas ha teni­do eco en la Gene­ra­li­tat. Ni tam­po­co en los medios. Supon­go que lo de orga­ni­zar unas Olim­pia­das en Valen­cia se da por imposible.Si la ciu­dad fra­ca­só con los jue­gos del Medi­te­rrá­neo, si pin­chó con el Mun­dial de atle­tis­mo, con la capi­ta­li­dad cul­tu­ral… ¿a san­to de qué vamos a ir a por unas Olim­pia­das? Máxi­me tras las dos frus­ta­cio­nes que ha vivi­do Madrid. Tan es así, dirán, que inclu­so la alcal­de­sa no se ha tira­do a la pis­ci­na, y ape­nas se ha limi­ta­do a ofre­cer Valen­cia como sede de com­pe­ti­cio­nes para depor­tes olím­pi­cos menos cono­ci­dos: esgri­ma, pira­güis­mo, bad­ming­ton, tiro al pla­to, voley­pla­ya… Rita Bar­be­rá, en cual­quier caso, explo­ta –y explo­ra–, el papel de la ciu­dad como cen­tro de acon­te­ci­mien­tos depor­ti­vos de pri­mer nivel, algo que le ha ido muy bien en los últi­mos años con la America’s Cup, el Open 500 de tenis o la Fór­mu­la 1, por citar tres ejem­plos, nutrien­do a su vez el pro­yec­to de Valen­cia como Capi­tal Euro­pea del Depor­te para este 2011, y a lo que el can­di­da­to de la opo­si­ción, Joan Cala­buig, pare­ce que­rer sumar­se.
    En cam­bio, a un ser­vi­dor no le pare­ce tan des­ca­be­lla­do pen­sar en una Olim­pia­da valen­cia­na. ¿Por qué no? ¿Aca­so Mel­bour­ne en 1956 esta­ba mejor pre­pa­ra­da? ¿O la Atla­n­­ta-Coca Cola de 2000?Ahora bien, un pro­yec­to olím­pi­co para Valen­cia no podría plan­tear­se para antes de 25 años –o sea que podría­mos avi­zo­rar un hori­zon­te plau­si­ble para el 2032 ó 2036–. De aquí a enton­ces la ciu­dad debe­ría tra­zar un plan estra­té­gi­co ambi­cio­so y no nece­sa­ria­men­te con gran­des cos­tes, apro­ve­chan­do, ade­más, la actual cri­sis para lle­var a cabo apues­tas tác­ti­cas con visión de futu­ro. Valen­cia es una peri­ta en dul­ce, un espa­cio pri­vi­le­gia­do que a cual­quier empren­de­dor, a cual­quier inves­ti­ga­dor y, des­de lue­go, a cual­quier depor­tis­ta de éli­te, le gus­ta­ría para desa­rro­llar su acti­vi­dad. Fal­ta masa crí­ti­ca para com­pe­tir en can­ti­dad, no nece­sa­ria­men­te en cali­dad.
    Así que pues­tos a elu­cu­brar y a tirar de enso­ña­cio­nes aho­ra que toda­vía tene­mos fres­cos a los Reyes Magos, he aquí unas cuan­tas actua­cio­nes e infra­es­truc­tu­ras que harían de esta ciu­dad una bue­na can­di­da­ta olímpica:l Aca­bar el esta­dio de fút­bol con todos los lujos pre­vis­tos: su hotel, su pala­cio de bas­quet, su cubier­ta y sus gra­das retrác­ti­les sobre las pis­tas atlé­ti­cas.
    l Hacer las pis­ci­nas retrác­ti­les de las Are­nas –aquí, qui­zás, no haría fal­ta tan­to retrac­ti­la­mien­to– y dise­ñar un buen pro­yec­to para una Mari­na habi­ta­ble en la dár­se­na del Puerto.l Lle­var­se la amplia­ción del Puer­to a Sagun­to, y trans­for­mar el actual en un espa­cio com­par­ti­do con la tra­ma urba­na.
    l Dotar a la ciu­dad de dos gran­des par­ques: el Cen­tral y el Del­ta, don­de tam­bién exis­tan cen­tros para la prác­ti­ca de depor­tes minoritarios.l Con­se­guir cua­tro o cin­co cam­pus de exce­len­cia más para nues­tras dos uni­ver­si­da­des públi­cas.
    l Trans­for­mar el Caban­yal en la ciu­dad olím­pi­ca –y des­pués universitaria.l Ubi­car la nue­va esta­ción del AVE en la Ciu­dad de las Cien­cias, gene­ran­do una nue­va cen­tra­li­dad urba­na.
    l Fomen­tar el uso turís­ti­co y de ocio en todos los espa­cios natu­ra­les del sur de la ciudad.l Mul­ti­pli­ca­ción de los carri­­les-bici y de las líneas de tran­vía.
    l Cie­rre al trá­fi­co no resi­den­cial del cen­tro his­tó­ri­co y de algu­nas vías estratégicas.l Crea­ción de una admi­nis­tra­ción úni­ca en el área metro­po­li­ta­na.
    l Crea­ción de un tren-express entre el aero­puer­to de Mani­ses y Beni­dorm, y de un bar­­co-ferry express entre Valen­cia e Ibi­za y Formentera.l Rea­li­za­ción del tra­mo ferro­via­rio Gan­­dia-Dénia.
    l Desa­rro­llo del plan Ruta Azul, para la trans­for­ma­ción en un Mali­bú a la valen­cia­na del espa­cio entre Valen­cia y Sagunto.l Crea­ción de la “isla de los museos” en el trián­gu­lo com­pren­di­do entre la Tri­ni­dad, el San Pío V, y el IVAM con la Bene­fi­cen­cia.
    l Con­ver­sión del Ate­neo Mer­can­til en el gran cen­tro cul­tu­ral de la ciudad.l Desa­rro­llo urbano median­te dise­ños arqui­tec­tó­ni­cos de cali­dad en el Grao.
    l Trans­for­ma­ción de las naves y hari­ne­ra del Grao en la ciu­dad del diseño.l Crea­ción de una mar­ca “valen­cia” de mobi­lia­rio urbano jun­to a Deca­ux, Ikea y la Aso­cia­ción Valen­cia­na de Dise­ña­do­res.
    l Alta Velo­ci­dad y ancho de vía euro­peo para el Corre­dor Medi­te­rrá­neo. Y desa­rro­llo de dos nue­vos ejes ferro­via­rios: hacia Fran­cia por Zara­go­za y Som­port, y hacia la Béti­ca por Bae­za a Sevi­lla.

  • Ya esta­mos en 2011 y noso­tros cum­pli­mos cin­co años, un lus­tro con todos nues­tros lec­to­res y clien­tes. Mien­tras pre­pa­ra­mos el ani­ver­sa­rio, bueno será que nos ani­me­mos con las cifras de las Navi­da­des, por­que han sido bue­nas, en tér­mi­nos gene­ra­les. El con­su­mo pare­ce que se ani­ma –lo hace en EEUU, y lo hace aquí–, señal ine­quí­vo­ca de que la con­fian­za de la gen­te está mejo­ran­do.

    Por pri­me­ra vez en mucho tiem­po he visi­ta­do res­tau­ran­tes lle­nos has­ta la ban­de­ra, ani­ma­dos un día sí y al otro tam­bién, sin que medie un fin de sema­na. Y de igual mane­ra, ir de com­pras ha vuel­to a ser una acti­vi­dad fre­né­ti­ca, así que es muy posi­ble que estas reba­jas inver­na­les sean las más bri­llan­tes de los últi­mos años. A tal efec­to, noso­tros les pro­po­ne­mos nue­vas sec­cio­nes de shop­ping en la ciu­dad: de la mano de Ele­na Melén­dez reco­rre­mos una calle con tra­di­ción, San Vicen­te Már­tir, en su tra­mo más cén­tri­co y en los días en que cele­bra­mos su ono­más­ti­ca. Y jun­to a Nacho Boi­ra encon­tra­mos las mejo­res opcio­nes para seguir las últi­mas ten­den­cias en las cor­ba­tas de caba­lle­ros.
    O sea, que esta­mos ¡remon­tan­do! Ya no nos asus­tan las noti­cias sobre la cri­sis de la deu­da sobe­ra­na o la pug­na del euro con el yuan… Aquí y aho­ra la ciu­dad remon­ta por más que, como dice el ex de casi todo pero eter­na­men­te ele­gan­te, Anto­ni Asun­ción, esta­mos nece­si­ta­dos de polí­ti­cos de más talla, de polí­ti­cos que –esto lo digo yo–, aun sien­do baji­tos estén dis­pues­tos a dejar que suban a sus hom­bros otros polí­ti­cos para, jun­tos, poder mirar más lejos.
    Pero tene­mos lo que tene­mos, y de momen­to lo que dis­fru­ta­mos es del AVE, la alta velo­ci­dad con Madrid que es un tiro: las tien­das de la esta­ción Soro­lla, lle­nas, el núme­ro de bille­tes ven­di­dos, muy alto, las expec­ta­ti­vas, infi­ni­tas… Aun­que hay que hacer las cosas bien.
    José Sali­nas, uno de nues­tros gran­des pro­fe­sio­na­les de la ges­tión públi­ca, lo afir­ma con el rigor que le carac­te­ri­za: la ciu­dad tie­ne todos los bole­tos y tie­ne el AVE, pero hay que ser com­pe­ti­ti­vo, se nece­si­ta una ofer­ta turís­ti­ca bue­na y a buen pre­cio, y enton­ces, y sólo enton­ces, pon­dre­mos la direc­ta al cre­ci­mien­to en per­noc­ta­cio­nes, en reser­vas para la res­tau­ra­ción, en mayor con­su­mo en los comer­cios…
    Con la lle­ga­da del AVE, Valen­cia City tam­bién se movi­li­za crean­do una nue­va sec­ción de Excur­sio­nes. Se tra­ta, pre­ci­sa­men­te, de ofer­tar un cier­to turis­mo mono­grá­fi­co, de fin de sema­na, con todas las ofer­tas de pre­cio y cali­dad.
    Para empe­zar des­cu­bri­mos nues­tra joya de la coro­na: el par­que natu­ral de la Albu­fe­ra, con sus pla­yas al sur de la ciu­dad, su lago y sus arro­za­les, jus­to aho­ra que allí ani­dan miles de patos y aves. Todo un espec­tácu­lo de la natu­ra­le­za y con bue­nos res­tau­ran­tes a la vera, vera de la cos­ta y de los mar­ja­les.
     

  • Tot nacio­na­lis­me és tòxic, alta- ment peri­llós. Els nacio­na­lis­tes són sem­pre els altres –bas­cos i, sobre­tot, cata­lans. L’excitat neo­e­s­­pa- nyo­lis­me no és un nacio­na­lis­me. És la civi­litza­ció enfron­ta­da a un desa­fiant tri- balis­me feni­ci pro­cliu a la vio­lèn­cia i el racis­me. Heus ací, en sín­te­si no mas­sa esque­mà­ti­ca, el dis­curs auto­­le­­gi- tima- dor, auto­glo­ri­fi­ca­dor que pro­di­guen, des de fa anys, elo­qüents i esbar­ze­rats neo- jaco­bins com Fer­nan­do Sava­ter, Arca­di Espa­da o Mario Var­gas Llo­sa, i que tant d’èxit ha asso­lit entre taxis­tes i més influents semi-il·lustrats de l’espanyo- lis­me més des­acom­ple­xat. En un món d’estats-nacions, la molt nacio­na­lis­ta Espan­ya és l’única nació sen­se naci- ona­lis­me d’estat, sen­se nacio­na­lis­tes espan­yols. “Pas besoin d’aller au cine- ma!”, que s’exclamava Mer­cè Rodo­re­da davant d’una situa­ció gro­tes­ca.

    Can­di­dat nacio­na­lis­ta a la pre­si­dèn­cia de la repú­bli­ca de la ultra­na­cio­na­lis­ta dre­ta perua­na. Orgu­llós mas­ca­ró de proa del lobby polí­tic neo­es­pan­yo­lis­ta que patro­ne­ja Fer­nan­do Sava­ter i que té en la repu­tada Rosa Díez la veu popu- lis­ta del seu amo orte­guià. Debel·lador obses­siu i de barra lliu­re del nacio­­na- lis­me cata­là, aquell irri­tant tumor a con- lle­var, si no a extir­par. Solem­ne i rotund defen­sor de la His­pa­ni­dad… Pel que fa a nacio­na­lis­me, el Nobel Var­gas Llo­sa és un neo­con­vers jaco­bí pan­his­pà­nic –un Blas­co Ibá­­ñez-1909 peruà.

    En el seu deli­ri nega­cio­nis­ta del nacio- nalis­me que l’impregna fins al moll dels ossos, Var­gas va arri­bar a sos­te­nir que Orte­ga y Gas­set no era nacio­na­lis­ta. Si ell no és nacio­na­lis­ta, com ho ha de ser el Maes­tro? Orte­ga: “el-que-lo- había-dicho-ya-antes-que-Hei­­de­g­­ger” de Mar­­tín-San­­tos. Pre o post hei­deg­ge­rià, Orte­ga y Gas­set és el més ale­many i saque­jat teò­ric del nacio­na­lis­me espa- nyol –per l’esquerra i per la dre­ta i, no cal dir-ho, per l’extrema esque­rra de l’extrema dre­ta.

    Si una cosa no és Orte­ga és pan- his­pà­nic –si més no, en la inti­mi­tat. Por­tu­gal, 1944. 9 de juny. Casa de Mir­cea Elía­de, aquell xaman fei­xis­ta roma­nès. Orte­ga hi és el con­vi­dat d’honor i té un dia luci­dís­sim segons repor­ta l’amfitrió: “Admi­ra­bles obser- vacions sobre la mude­sa dels pobles sud-ame­­ri­­cans. ‘Escriuen en espan­yol però no el par­len per­què no tenen res a dir, per­què, segons que ja va veu­re Hegel, el con­ti­nent sud-ame­­ri­­cà té una fau­na dèbil per­què allí no es pot anar més enllà de la pre­hi­s­­tò- ria’”. Pre­his­tò­ric Var­gas Llo­sa, segons Orte­ga y Gas­set, el Maes­tro no poc nacio­na­lis­ta.

    Var­gas Llo­sa va decan­tar defi­ni­ti­va­ment el seu tre­ba­llat Nobel de lite­ra­tu­ra el feliç dia en què es va foto­gra­fiar a Gaza envol­tat de tres enca­putxats pre­to­rians amb kalàix­ni­kov de Hamàs, un Sen­de­ro Lumi­no­so isla­mis­ta. Israel, com la mar d’Eurípides, ren­ta tota la bru­tí­cia huma- na.

    A Juan Goy­ti­so­lo li fa por Israel. Al seu Pig­ma­lió, Jean Genet, tam­bé: “Els jueus són el poble més tene­brós de la terra”, tre­mo­la­va esfe­reït el lum­­pen- dan­di, sen­se per això dei­xar de robar la inci­ta­ció al pogrom a Vol­tai­re, un pore­gós canò­nic.

    Mai­gret con­si­de­ra que els jueus tenen els peus deli­cats. Potser de tant de fugir dels pore­go­sos. Siga com siga, ens cons­ta que el jueu Chomsky té el peus des­tros­sats de tant d’escriure, comis­sa­ri.

    “Je bois sys­té­ma­ti­que­ment pour oublier les amis de ma fem­me” can­ta­va, amb la seua inse­pa­ra­ble trom­pe­ta a la mà i ama­rat d’alcohol, el pro­teic i mer­­cu- rial Boris Vian, sen­se aca­bar d’oblidar J. P. Sar­tre, l’enemic més ines­pe­rat i cruel –per lleig. Ni huma­nis­me ni no huma­nis­me, l’existencialisme és un afro­di­síac.

    “Jo ja esti­ma­va les estrangeres,/ quan era un xiquet.” Des­prés de la mort de la seua estran­ge­ra espo­­sa-heu­­ra, vam saber que Louis Ara­gon, de cria­­tu- ra, potser tam­bé esti­ma­va els estran- gers. Elsa Trio­let, l’armari arra­pa­dís de l’exquisit poe­ta i crà­pu­la esta­li­nis­ta Ara­gon.

    L’esteta sifi­lí­tic Bau­de­lai­re feia l’amor amb guants, segons que ens con­ta J. P. Sar­tre. Un toc d’elegància, cer­ta­ment, tot i que d’escàs valor per a la pro­tec­ció pro­fi­làc­ti­ca de “mon ange et ma pas­­si- on”. Ô reine des crue­lles, Bau­de­lai­re.

    Ho diu el Tal­mud i del Tal­mud, a vega- des, cal fer-ne cas: en el més enllà ens jut­ja­ran pels plaers que hem dei­xat anar.

  • En ple­na vorá­gi­ne rece­si­va, ape­nas si he oído a nadie hablar de los pro­fe­sio­na­les y arte­sa­nos. Sí, se comen­tan las vici­si­tu­des de los autó­no­mos para hablar de sus difi­cul­ta­des, pero más bien como auto-empre­­sa­­rios con pro­ble­mas de acce­so al cré­di­to o a las polí­ti­cas sociales.Me pare­ce mucho más intere­san­te, sin embar­go, la visión que nos plan­tea­ba Luis Tri­go en su artícu­lo del mes pasa­do en Valen­cia City, una colum­na dedi­ca­da a ensal­zar el tra­ba­jo bien hecho de dos pro­fe­sio­na­les de la pana­de­ría, dos maes­tros arte­sa­nos en suma.
    Le lla­mé de inme­dia­to para feli­ci­tar­le por­que creo en esa vía, casi heroi­ca, en la que andan tan­tos y tan­tos ofi­cios hechos con dedi­ca­ción, aque­llos cuyos ances­tros cons­ti­tu­ye­ron gre­mial­men­te los pri­me­ros bur­gos, las repú­bli­cas comer­cian­tes, el impul­so del nego­cio que sal­ta­ba fron­te­ras y abría cami­nos. No sé qué extra­ña cri­mi­na­li­za­ción cayó sobre estas pro­fe­sio­nes y tra­ba­jos pero a mi no me cabe nin­gu­na duda que una bue­na par­te de la sali­da a la cri­sis ha de venir por vol­ver a poner en valor estos ofi­cios. El filó­­so­­fo-mate­­má­­ti­­co Ber­trand Rus­sell lo vino a pro­po­ner hace muchas déca­das, cuan­do vol­vió espan­ta­do de la Rusia de Lenin, al que encon­tró un pelín faná­ti­co de una pseu­do­cien­cia polí­ti­ca.
    Me asom­bran los pana­de­ros, ¡y tan­to!, has­ta el pun­to que vale la pena que recuer­de a mis con­ve­ci­nos que en Fran­cia el pre­si­den­te de tan lai­ca nacio­na­li­dad otor­ga cada año la máxi­ma dis­tin­ción a un pas­te­le­ro, cuya pla­ca hono­rí­fi­ca sue­le poner en la entra­da de su tienda.Y no hable­mos de los coci­ne­ros, con­ver­ti­dos por mor y gra­cia de Ferran Adrià en poco menos que artis­tas… No es extra­ño, pues, que la Poli­téc­ni­ca se fije en ellos para ren­dir­les hono­res pero tam­bién para con­ver­tir­los en ejem­plo motor ante los jóve­nes.
    Valen­cia es una ciu­dad de tra­di­cio­na­les gre­mios. Lo dice la nomen­cla­tu­ra de sus calles, y el Cen­tro de Arte­sa­nía nos lo recuer­da, sin ir más lejos este mis­mo mes cuan­do ha vuel­to a pro­po­ner una sema­na arte­sa­na en Feria Valencia.Pero no con­fun­da­mos arte­sa­nos con alfa­re­ros, por favor, ni con las tien­das de sou­ve­nirs o simi­la­res. Un arte­sano pue­de ser tan­to un dise­ña­dor de moda como la pro­pia cos­tu­re­ra que le tra­ba­ja, el fabri­can­te de un pri­mo­so­ro vio­lín o inclu­so un perio­dis­ta, modes­to escri­bano que tie­ne como ofi­cio, más que una carre­ra, el sen­ti­do de la actua­li­dad.
    Y lo mis­mo digo de las pro­fe­sio­nes, algu­nas muy dig­nas y otras muy doc­tas, libe­ra­les y sana­do­ras, que de todo hay. Me asom­bra, toda­vía hoy, el espí­ri­tu indi­vi­dua­lis­ta de los abo­ga­dos, la efi­ca­cia del mode­lo medi­te­rrá­neo de los far­ma­céu­ti­cos –ges­tión pri­va­da bajo pla­ni­fi­ca­ción y con­trol públi­co–, la voca­ción de excel­si­tud de los arqui­tec­tos, la sabi­du­ría natu­ral de nues­tros agri­men­so­res, la movi­li­dad de los fotógrafos…Ni nue­vos mode­los sos­te­ni­bles, ni eco­tra­ba­jo ni mon­ser­gas por el esti­lo. Apues­to por vol­ver al tra­ba­jo bien hecho, a la dedi­ca­ción pro­fe­sio­nal, al amor por el ofi­cio. Ale­ma­nia, a la que tan­to admi­ra­mos estos días por su for­ta­le­za, se asien­ta sobre esos prin­ci­pios –que narra­ban inclu­so los her­ma­nos Grimm en sus cuen­tos para niños–. Y aquí pode­mos ver­nos en el espe­jo de una bue­na tra­di­ción, lo que no está reñi­do con inno­var y con la apli­ca­ción de tec­no­lo­gía o dise­ño, antes bien al con­tra­rio, se tra­ta­ría de enten­der que es por esas vías por las que se pue­de pro­du­cir la moder­ni­za­ción de nues­tras ances­tra­les vir­tu­des. Es tiem­po de labo­rar, no caben dudas.
     

  • Se pon­gan como se pon­gan las auto­ri­da­des mone­ta­rias, los ago­re­ros de la eco­no­mía y los pusi­lá­ni­mes de la inter­ven­ción, aquí y aho­ra lle­ga la Navi­dad y nadie nos la va a fas­ti­diar. Y si no, para Noche­bue­na ya tene­mos enla­ta­da por Ante­na 3 un nue­vo pase de la obra maes­tra de Frank Capra, It’s a Won­der­ful Life (1946), que por más que la vea cada año siem­pre me da la llo­re­ra y cada vez me gus­ta más.Capra, el cineas­ta de la demo­cra­cia radi­cal –Juan Nadie, el con­gre­sis­ta Smith…–, denos­ta­do por la izquier­da orto­do­xa, ya nos con­tó hace más de media cen­tu­ria los pro­ble­mas éti­cos de las socie­da­des moder­nas, pero su fór­mu­la para supe­rar­los siem­pre se basó en la creen­cia en los valo­res del indi­vi­duo, de la supera­ción y el afec­to.
    Y nada más entra­ña­ble –llá­men­me cur­si si quie­ren–, que la Navi­dad, cuan­do para com­ba­tir el inhos­pi­to frío del sols­ti­cio nos reuni­mos en fami­lia, situa­mos a los niños en pri­mer plano y nos recon­for­ta­mos con las creen­cias reli­gio­sas, con tra­di­cio­nes bien boni­tas como las del Belén con sus Reyes Magos –¡qué gran idea de Caja­mur­cia, res­ca­tar el de nues­tra Cate­dral!–, y con ese áni­mo moral que supo­ne desear la paz y la fra­ter­ni­dad entre las per­so­nas de este mun­do, como pre­co­ni­zó la figu­ra de Jesús, cuyo naci­mien­to, en suma, veni­mos a recordar.Pero así como otros años se ha veni­do a cri­ti­car los exce­sos con­su­mis­tas de la Navi­dad, la sobre­car­ga de mate­ria­li­dad o los abu­sos vin­cu­la­dos a la gula, aho­ra resul­ta que no, que si no gas­ta­mos esto no fun­cio­na, que si no cre­ce­mos y avan­za­mos se blo­quea la eco­no­mía. El con­su­mo pri­va­do, pues, siem­pre que se ejer­za con cabe­za –con­tro­len el cré­di­to, por favor–, es un bien que es nece­sa­rio esti­mu­lar para poder tirar del carro. Casi el 60% de nues­tro carro-pib es con­su­mo interno, así que ya ven si la cosa es impor­tan­te y nece­sa­ria.
    Hay que esti­rar­se un poco, has­ta don­de se pue­da, acu­dien­do a los res­tau­ran­tes, com­pran­do en nues­tras tien­das… y ello sin per­der de vis­ta el espí­ri­tu de la Nati­vi­dad, que ya está aquí, que ya vuel­ve, con su lote­ría y su frei­xe­net –y los cavas valen­cia­nos de aquí: Gan­día, Domi­nio de la Vega, His­pa­no­sui­zas, Tharsys… Y vuel­ve Expo­jo­ve, y el Mesías han­de­liano al Palau de May­rén Beney­to –¡pero qué seño­ra, Dios mío!–, y los cir­cos, y los talle­res didác­ti­cos para los peques en el Muvim, y el cine de ani­ma­ción para ellos tam­bién en la Par­pa­lló, y Cac­sa… has­ta vuel­ve el Tirant del caba­lle­ro Mar­to­rell en ver­sión Mira y, por supues­to, de nue­vo está aquí El Cor­te Inglés, que si no inven­tó la Navi­dad la lle­vó a lo más subli­me. Así que allí vol­ve­re­mos, a la ense­ña ver­de de la tien­da de las tien­das, allí y a los nue­vos cen­tros comer­cia­les don­de como en MN4 o Aqua se com­bi­nan com­pras, ocio y fes­ti­vi­da­des, o a la Gale­ría Jor­ge Juan y el Mer­ca­do de Cam­pa­nar.

  • Se pon­gan como se pon­gan las auto­ri­da­des mone­ta­rias, los ago­re­ros de la eco­no­mía y los pusi­lá­ni­mes de la inter­ven­ción, aquí y aho­ra lle­ga la Navi­dad y nadie nos la va a fas­ti­diar. Y si no, para Noche­bue­na ya tene­mos enla­ta­da por Ante­na 3 un nue­vo pase de la obra maes­tra de Frank Capra, It’s a Won­der­ful Life (1946), que por más que la vea cada año siem­pre me da la llo­re­ra y cada vez me gus­ta más.Capra, el cineas­ta de la demo­cra­cia radi­cal –Juan Nadie, el con­gre­sis­ta Smith…–, denos­ta­do por la izquier­da orto­do­xa, ya nos con­tó hace más de media cen­tu­ria los pro­ble­mas éti­cos de las socie­da­des moder­nas, pero su fór­mu­la para supe­rar­los siem­pre se basó en la creen­cia en los valo­res del indi­vi­duo, de la supera­ción y el afec­to.
    Y nada más entra­ña­ble –llá­men­me cur­si si quie­ren–, que la Navi­dad, cuan­do para com­ba­tir el inhos­pi­to frío del sols­ti­cio nos reuni­mos en fami­lia, situa­mos a los niños en pri­mer plano y nos recon­for­ta­mos con las creen­cias reli­gio­sas, con tra­di­cio­nes bien boni­tas como las del Belén con sus Reyes Magos –¡qué gran idea de Caja­mur­cia, res­ca­tar el de nues­tra Cate­dral!–, y con ese áni­mo moral que supo­ne desear la paz y la fra­ter­ni­dad entre las per­so­nas de este mun­do, como pre­co­ni­zó la figu­ra de Jesús, cuyo naci­mien­to, en suma, veni­mos a recordar.Pero así como otros años se ha veni­do a cri­ti­car los exce­sos con­su­mis­tas de la Navi­dad, la sobre­car­ga de mate­ria­li­dad o los abu­sos vin­cu­la­dos a la gula, aho­ra resul­ta que no, que si no gas­ta­mos esto no fun­cio­na, que si no cre­ce­mos y avan­za­mos se blo­quea la eco­no­mía. El con­su­mo pri­va­do, pues, siem­pre que se ejer­za con cabe­za –con­tro­len el cré­di­to, por favor–, es un bien que es nece­sa­rio esti­mu­lar para poder tirar del carro. Casi el 60% de nues­tro carro-pib es con­su­mo interno, así que ya ven si la cosa es impor­tan­te y nece­sa­ria.
    Hay que esti­rar­se un poco, has­ta don­de se pue­da, acu­dien­do a los res­tau­ran­tes, com­pran­do en nues­tras tien­das… y ello sin per­der de vis­ta el espí­ri­tu de la Nati­vi­dad, que ya está aquí, que ya vuel­ve, con su lote­ría y su frei­xe­net –y los cavas valen­cia­nos de aquí: Gan­día, Domi­nio de la Vega, His­pa­no­sui­zas, Tharsys… Y vuel­ve Expo­jo­ve, y el Mesías han­de­liano al Palau de May­rén Beney­to –¡pero qué seño­ra, Dios mío!–, y los cir­cos, y los talle­res didác­ti­cos para los peques en el Muvim, y el cine de ani­ma­ción para ellos tam­bién en la Par­pa­lló, y Cac­sa… has­ta vuel­ve el Tirant del caba­lle­ro Mar­to­rell en ver­sión Mira y, por supues­to, de nue­vo está aquí El Cor­te Inglés, que si no inven­tó la Navi­dad la lle­vó a lo más subli­me. Así que allí vol­ve­re­mos, a la ense­ña ver­de de la tien­da de las tien­das, allí y a los nue­vos cen­tros comer­cia­les don­de como en MN4 o Aqua se com­bi­nan com­pras, ocio y fes­ti­vi­da­des, o a la Gale­ría Jor­ge Juan y el Mer­ca­do de Cam­pa­nar.

  • El últi­mo fin de sema­na de noviem­bre, en que el frío ya se ha hecho notar, y coin­ci­dien­do con la lle­ga­da del tiem­po de advien­to, me he deja­do caer por la Pla­za del Celler Valen­cià, don­de PROAVA (Pro­mo­ción Agro­ali­men­ta­ria de Cali­dad de la Comu­ni­dad Valen­cia­na) ha orga­ni­za­do la Segun­da Mos­tra del Cava Valen­ciano.

    Quien qui­sie­ra cono­cer con ampli­tud el pano­ra­ma del cava de Valen­cia, y tener la opor­tu­ni­dad de pro­bar, en uni­dad de acto, la mayor par­te de los espu­mo­sos de esta tie­rra, tenía que asis­tir, pues si bien es ver­dad que con­cu­rrían bode­gas que ya cuen­tan con pro­duc­cio­nes ele­va­das y cuyas mar­cas se encuen­tran con faci­li­dad en los comer­cios espe­cia­li­za­dos de la ciu­dad, tam­bién lo es que otras de las bode­gas pre­sen­tes sacan al mer­ca­do no más allá de unos pocos miles de bote­llas al año, no sien­do sen­ci­llo encon­trar estos vinos en las tien­das.
    Acu­die­ron a la cita 16 bode­gas y el públi­co res­pon­dió con inte­rés a la con­vo­ca­to­ria.
    Apar­te de pro­bar bas­tan­tes de los bruts natu­re y bruts a dis­po­si­ción de los asis­ten­tes, apro­ve­ché para inte­re­sar­me por la mar­cha del sec­tor, y la impre­sión que reci­bí fue posi­ti­va, pues las cifras de ven­tas son cre­cien­tes tan­to en el mer­ca­do local, don­de el apo­yo al pro­duc­to de la tie­rra es sig­ni­fi­ca­ti­vo, como en los mer­ca­dos inter­na­cio­na­les, don­de, y esto es lo más impor­tan­te, la per­cep­ción res­pec­to de la cali­dad del cava valen­ciano está cre­cien­do.
    Las bur­bu­jas sir­vie­ron de heral­do de la Navi­dad en pleno barrio del Car­men y los que por allí andu­vi­mos nos fui­mos más ale­gres que lle­ga­mos, con la gra­ta sen­sa­ción en nues­tros pala­da­res de haber degus­ta­do unos vinos tra­ba­ja­dos, con carác­ter y que de mane­ra cons­tan­te están con­si­guien­do hacer­se un hue­co en un mer­ca­do com­pli­ca­do, en el que se com­pi­te con zonas de lar­ga tra­di­ción y bode­gas con mar­cas muy asen­ta­das y reco­no­ci­das.

    Luis tri­go sie­rra
     

  • Duran­te las últi­mas sema­nas, veni­mos asis­tien­do a un nota­ble enca­re­ci­mien­to de la deu­da sobe­ra­na espa­ño­la, los segu­ros con­tra el impa­go de la mis­ma, así como a la esca­sez de deman­da, y cares­tía por lo tan­to, en las colo­ca­cio­nes de deu­da comer­cial y finan­cie­ra de enti­da­des pro­ce­den­tes de nues­tro país. Se habla sin cesar de lo injus­to del tra­ta­mien­to de “los mer­ca­dos” o de los “espe­cu­la­do­res”, y con­si­de­ro que lo ver­da­de­ra­men­te injus­to es la defor­ma­ción del len­gua­je para ocul­tar o negar una reali­dad tozu­da. Pri­me­ro por­que “los mer­ca­dos” no son más que la suma de miles de deci­sio­nes toma­das por per­so­nas con res­pon­sa­bi­li­da­des con­cre­tas de opti­mi­zar los aho­rros de millo­nes de per­so­nas e ins­ti­tu­cio­nes. Nadie cul­pa­ría al ges­tor del plan de pen­sio­nes del que es par­tí­ci­pe, por aumen­tar las ganan­cias de los aho­rros que le ha con­fia­do para el día de maña­na. Y todos le cul­pa­ría­mos por ser “jus­to” con un país cuya deu­da val­ga, maña­na, menos de lo que ha inver­ti­do en ella hoy. Por lo tan­to, “los mer­ca­dos” somos todos y cada uno de noso­tros, que cuan­do inver­ti­mos lo hace­mos para obte­ner ren­ta­bi­li­da­des, no para hacer jus­ti­cia, pues para eso ya hay otros meca­nis­mos.

    En cuan­to a los “espe­cu­la­do­res”, supon­go que son los mis­mos que cuan­do invier­ten y no ven­den reci­ben el cali­fi­ca­ti­vo de “inver­so­res”, con lo que, según con­fíen o des­con­fíen, se les adje­ti­va con o sin car­ga peyo­ra­ti­va. Pare­ce pue­ril tal dis­tin­ción, pues en ambos casos están cum­plien­do con su obli­ga­ción de ren­ta­bi­li­zar inver­sio­nes o mini­mi­zar ries­gos o pér­di­das potenciales.Dicho lo ante­rior, habría que ir al ori­gen de los movi­mien­tos de capi­tal que traen como con­se­cuen­cia las tur­bu­len­cias finan­cie­ras recien­tes. Y el ori­gen no es otro que la pér­di­da de cre­di­bi­li­dad de nues­tro país, y por ende, de sus gober­nan­tes. Y de ello no se pue­de cul­par a los inver­so­res, que sim­ple­men­te actúan con cohe­ren­cia.
    Si el défi­cit es exce­si­vo, y hay posi­ble incum­pli­mien­to, habrá que corre­gir la situa­ción con hechos inme­dia­tos y con­tun­den­tes, no con pala­bras ni foto­gra­fías. Si la regu­la­ción del mer­ca­do de tra­ba­jo lo con­vier­te en infle­xi­ble y caro, el des­em­pleo es una con­se­cuen­cia, y la cau­sa lo pri­me­ro. Y si el paro per­sis­te, el con­su­mo decae, y con este, los pedi­dos a fábri­ca, y con estos, las inver­sio­nes en maqui­na­ria, mate­rias y empleo, etc. etc.
    Por todo lo ante­rior, para devol­ver la con­fian­za a los inver­so­res, hay que gober­nar en línea con lo que los inver­so­res entien­den, el cre­ci­mien­to del PIB, el con­su­mo, la com­pe­ti­ti­vi­dad y la con­ten­ción del gas­to públi­co. Y por supues­to, trans­pa­ren­cia y rigor en las cuen­tas. Jus­to lo mis­mo que exi­ge un ban­co cuan­do un deu­dor pasa por apu­ros para hacer fren­te a sus deu­das.
    Así pues, poco o nada habrá que obje­tar a nues­tro prin­ci­pal empre­sa­rio, Juan Roig, por tener citas pre­vias inelu­di­bles y no poder asis­tir al encuen­tro de la Mon­cloa, pues los que le cono­ce­mos, y somos muchos, sabe­mos que su tiem­po lo emplea en man­te­ner y acre­cen­tar la cre­di­bi­li­dad de su empre­sa, y poco en hacer­se fotos.
     

  • Ten­go un buen pro­pó­si­to para el año nue­vo, mater­nal­men­te hablan­do: no voy a vol­ver a decir a nadie esa fra­se tan mani­da de “tú no lo entien­des por­que no tie­nes hijos”, como si el hecho de no haber engen­dra­do o ges­ta­do a un niño les hicie­ra insen­si­bles a los sen­ti­mien­tos. Entono el mea cul­pa. Lo he dicho (“tú no lo entien­des…”) tan­tas veces que me aver­güen­za recor­dar­lo. Es cier­to que la mater­ni­dad y la pater­ni­dad te dan una nue­va mane­ra de estar en el mun­do, pero tam­bién es ver­dad que hay per­so­nas que no nece­si­tan parir para que esta for­ma de vivir, empá­ti­ca y gene­ro­sa, ya for­ma­se par­te de ellos. Me lo dijo el otro día en una rue­da de pren­sa una perio­dis­ta, que se acer­có para agra­de­cer­me que hubie­ra dicho en voz alta que la mater­ni­dad está sobre­va­lo­ra­da en detri­men­to no sólo de la pater­ni­dad –que tam­bién–, sino tam­bién res­pec­to a quie­nes no quie­ren o no pue­den tener hijos. Ser padres no nos con­vier­te en bue­nas per­so­nas como si al cor­tar el cor­dón umbi­li­cal el gine­có­lo­go nos con­ce­die­se toda la bon­dad del mun­do. Oja­lá. Así que, lo dicho: voy a dejar de creer que soy más bue­na por­que ya he pari­do. 

  • Si hem de jut­jar per Pla o Cio­ran, una joven­tut de biblio­te­ques i bor­dells és ou fecund de pro­­sis- ta seduc­tor.

    *****

    Argú­cies mimè­ti­ques de lepi­dop­te­rò­leg extra­te­rri­to­rial: Nabò­kov, una grà­vi­da cri­sà­li­de en rus, una majes­tuo­sa papa- llo­na en anglès.*****
    Ovi­di va creu­re que August era Cèsar i ell, Catul. S’equivocava. Auto­en­gany mitò­man que va engen­drar feri­da i deso­la­da líri­ca d’exili que rever­be­ra ful­gent en alguns dels poe­mes més esbo­rro­na­dors d’Ausiàs Marc:“Oh mos amics, vullau dolor haver
    e pie­tat del qui, viu, perd lo món!” August no era Cèsar, per sort nos­tra.

    *****

    El 20% de l’insurgent exèr­cit de Fran­co con­tra la Sego­na Repú­bli­ca foren mer- cena­ris marro­quins (78.504). Per qua- tre quin­zets, s’hi dei­xa­ren lite­ral­ment la pell (11.500 morts, 55.468 ferits). Llui­ta­ren al cos­tat de les tro­pes afri- canis­tes espan­yo­les amb qui, durant dèca­des, s’havien entre­de­vo­rat. I ho feren amb una fúria homi­ci­da lle­­gen- dària per tru­cu­len­ta. Potser els hereus actius dels vençuts de la gue­rra d’Es- pan­ya no hau­rien de negli­gir que, a més dels nazis ale­manys i els fei­xis­tes ita­lians del Cau­di­llo, la guàr­dia mora de Fran­co tam­bé és cru­cial memò­ria his­­tò- rica. Per si de cas, si més no.

    *****

    En el monò­leg final del pro­ta­go­nis­ta de
    Tiem­po de silen­cio (1961) de Mar­­tín- San­tos, s’hi tro­ba una fór­mu­la màgi­ca per a solu­cio­nar el pro­ble­ma de Espa­ña: “Hay una espe­ran­za. Al otro lado, toda- vía están los moros.” Enver­nis­sat con­tra qual­se­vol mena d’ironia, Juan Goy­ti­so­lo en fa una lec­tu­ra tex­tual, entu­sias­ta, un pro­gra­ma de vida. Don Juan caval­ca al Marroc.

    Hípi­ca espan­yo­la hete­ro­do­xa: l’esta- tua­ri genet Goy­ti­so­lo o la nos­tàl­gia redem­pto­ra de la guàr­dia mora de Fran­co.

    *****
    Super­ho­me Sava­ter con­tra les pàtries dels altres.

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    “Rous­seau, aque­lla taràn­tu­la moral”, feia Nietz­sche. Dis­còr­dies intes­ti­nes al para­dís infer­nal del roman­ti­cis­me his­tè­ric.

    *****
    Nietz­sche, un Rous­seau enca­ra més fre­nè­tic pas­sat pel sedàs de Dar­win. El Super­ho­me, un Bon Sal­vat­ge depre- dador.

    *****
    Scho­penhauer, el filò­sof pre­fe­rit de Hitler i, ecu­mè­nic, de Bor­ges.

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    “Les dones són un poble enemic, com els ale­manys”, gue­rre­ja­va l’italià Pave­se tot pla­giant el dic­tat miso­gin de l’alemany Scho­penhauer.

    *****

    “Amor, amor, deca­pi­tats amants!”, l’in- tri­ca­da geo­me­tria sexual del 69 vis­ta per àvids ulls de jaco­bí poe­ta erò­tic. La gui­llo­ti­na d’Estellés.

    *****

    L’Estellés-pantera tam­poc no està gens malament:“No m’esgarres les bra­gues,
    que m’han cos­tat vint duros” La sexua­li­tat sal­vat­ge, sub­te­rrà­nia, míse­ra a la “ciu­tat dels dies humi­liats” en dos ver­sos invic­tes.

    *****

    Este­llés o l’anti-Schopenhauer.
    *****

    Als valen­cians ens pre­si­deix un som­­riu-re tità­nic, tetà­nic. El gat de Che­ne­ra­li­tat en terra de mera­ve­lles.
    *****

    La protocol·lària Maru­ja Torres, una Mel Gib­son en fuga del Raval.
    *****

    Hei­deg­ger, l’extrema esque­rra de l’ex- tre­ma dre­ta –filò­sof de cam­bra i sel­va de les Sec­cions d’Assalt (S.A.) del nazis­me.
    *****

    La Shoà no va ser un crim con­tra la Huma­ni­tat. Va ser un crim de la Huma­ni­tat –per­pe­tra­dors, col- labo­ra­dors, con­sen­ti­dors– con­tra els jueus –amb els gita­nos, de tor­na.

    *****

    “Recor­da el pas­sat, i jura pel verd de la pri­ma­ve­ra que no l’oblidaràs mai” –S. Sas­soon.

    *****

    Hi hau­rà un lli­bre i una dona i jo no hi seré.

     

    Artícu­lo publi­ca­do el El Temps el 26 de octu­bre del 2010

  • Aca­ba de publi­car­se el infor­me anual del Índi­ce Glo­bal de Com­pe­ti­ti­vi­dad para el World Eco­no­mic Forum, y las con­clu­sio­nes de su lec­tu­ra nos debe­rían hacer refle­xio­nar. En pri­mer lugar, debe­ría­mos ana­li­zar por qué hemos pasa­do, en ape­nas 7 años, de ocu­par el pues­to 23 de dicho estu­dio al 42. Las rigi­de­ces de un mer­ca­do con die­ci­sie­te regu­la­cio­nes dis­tin­tas (per­mi­sos de aper­tu­ra, rotu­la­cio­nes, hora­rios, impues­tos loca­les, etc.), unos con­ve­nios labo­ra­les más pro­pios de los sin­di­ca­tos ver­ti­ca­les que de una socie­dad que quie­re basar­se en el cono­ci­mien­to, un sis­te­ma edu­ca­ti­vo que fomen­ta la insur­gen­cia en las aulas y el menin­fo­tis­mo, un sec­tor públi­co que deci­de y ges­tio­na la mitad de los recur­sos del país, una admi­nis­tra­ción de jus­ti­cia poli­ti­za­da, len­ta y mal dota­da de medios, y la mitad del sis­te­ma finan­cie­ro depen­dien­te de la buro­cra­cia inter­na de los par­ti­dos polí­ti­cos, por no seguir con otras deri­va­das, no son el mejor cal­do de cul­ti­vo para la pro­duc­ti­vi­dad.

    En segun­do lugar, es impor­tan­te dar­se cuen­ta de lo que supo­ne la inte­gra­ción en la mone­da úni­ca euro­pea. Por de pron­to, la impo­si­bi­li­dad de tomar deci­sio­nes de inter­ve­nir en la fluc­tua­ción de nues­tra mone­da, como suce­día con la pese­ta. His­tó­ri­ca­men­te, Espa­ña deva­lua­ba su mone­da como arma de recu­pe­ra­ción de com­pe­ti­ti­vi­dad, per­mi­tien­do que nues­tros bie­nes y ser­vi­cios vol­vie­ran a ser ase­qui­bles e intere­san­tes para los mer­ca­dos exte­rio­res. Ello per­mi­tía mejo­rar nues­tra balan­za comer­cial y man­te­ner nues­tro sis­te­ma pro­duc­ti­vo acti­vo, aun cuan­do el mer­ca­do inte­rior estu­vie­ra estan­ca­do. Hoy en día, esta posi­bi­li­dad no exis­te, por lo que si que­re­mos que los turis­tas sigan tra­yen­do divi­sas, tene­mos que reba­jar nomi­nal­men­te los pre­cios de nues­tros bie­nes y ser­vi­cios. Y esto inclu­ye, lógi­ca­men­te, bajar los sala­rios de todos los emplea­dos en este fun­da­men­tal sec­tor eco­nó­mi­co.

    En ter­cer lugar, y con­se­cuen­cia tam­bién de la pér­di­da de sobe­ra­nía mone­ta­ria, el Ban­co de Espa­ña no tie­ne capa­ci­dad de inter­ve­nir en los tipos de inte­rés del sis­te­ma finan­cie­ro para regu­lar la infla­ción, por lo que esta­mos a expen­sas de la infla­ción de la zona Euro y, por tan­to, del Ban­co Cen­tral Euro­peo. Esto tie­ne con­se­cuen­cias en nues­tra eco­no­mía, tra­di­cio­nal­men­te infla­cio­nis­ta. En ante­rio­res cri­sis eco­nó­mi­cas, el ajus­te de pre­cios se pro­du­cía por el impac­to de la alta infla­ción duran­te 12, 18 ó 24 meses con­ti­nua­dos, y la sim­ple con­ten­ción en tér­mi­nos nomi­na­les de los impor­tes asig­na­dos a bie­nes, ser­vi­cios y sala­rios. En la actua­li­dad hay que apli­car una medi­ci­na más amar­ga. Hay que con­cien­ciar a los asa­la­ria­dos para ver des­cen­der sus sala­rios, a los pro­duc­to­res y comer­cia­li­za­do­res para que reduz­can el pre­cio de lo que fabri­can o ven­den, y así en toda la cade­na pro­duc­ti­va.

    Afor­tu­na­da­men­te, la pér­di­da de sobe­ra­nía en pos de la Euro­pa Comu­ni­ta­ria, hará que las rece­tas que no se atre­ve­rían a dic­tar nues­tros man­da­ta­rios loca­les, las tomen los de fue­ra, y por tan­to, poda­mos recu­pe­rar, por nece­si­dad, los pues­tos de ascen­so que mere­ce­mos como país.

  • Mito dolien­te del cine euro­peo, Pier Pao­lo Paso­li­ni dejó dicho que «no exis­te nada más feroz que la tele­vi­sión», tan­to que se ha comi­do al cine a boca­dos. Nos lo recuer­da estos días una expo­si­ción del MACBA dedi­ca­da a la tv que no deben de per­der­se, con vídeos de Vio­la, Serra, Warhol y unos cuan­tos más… Pero allí sola­men­te se habla en tér­mi­nos artís­ti­cos y com­pro­me­ti­dos sobre el pode­ro­so influ­jo tele­vi­si­vo, olvi­dan­do otros aspec­tos de índo­le lin­güís­ti­ca. Apro­ve­che­mos la expo­si­ción del MACBA para hablar del audio­vi­sual –para hacer­lo de pin­tu­ra o dibu­jo mejor no salir del IVAM que estos días pro­po­ne una sober­bia mues­tra sobre los fon­dos de la Roths­child Foun­da­tion–. Y apro­ve­che­mos tam­bién el mini­de­ba­te que a cuen­ta de la Mos­tra se han cru­za­do el tenien­te de alcal­de Alfon­so Grau con el actor Pepe San­cho. De la Mos­tra con­vie­ne saber que ha ido más públi­co que ayer para con­tem­plar cine de acción –más Méliès por así decir– que no de cine­ma­to­gra­fías medi­te­rrá­neas –más Lumiè­re, pon­ga­mos. Es la apues­ta de Salo­món Cas­tiel, el direc­tor de la Mos­tra –ex de Mála­ga–. A lo que el actor de Mani­ses ha repli­ca­do pidien­do más aten­ción al cine nacio­nal, a los acto­res y actri­ces pro­pios. Obvio, Pepe San­cho defien­de su tra­ba­jo y pien­sa que es de necios dedi­car los recur­sos públi­cos a otros de fue­ra. A San­cho, en cual­quier caso, habría que poner­le un tea­tro clá­si­co valen­ciano, a él y a Cone­je­ro, dos genia­li­da­des des­apro­ve­cha­das como didac­tas para legar ense­ñan­zas a las futu­ras gene­ra­cio­nes. Todo ello mien­tras el cine ago­ni­za, con cifras de espec­ta­do­res cada día más bajas y con la pro­duc­ción pro­pia a menos, inclu­yen­do la valen­cia­na, heri­da de muer­te ante las apre­tu­ras pre­su­pues­ta­rias de la TVV, lo cual no ha impe­di­do, curio­si­da­des de la vida, que Miguel Pere­lló y Car­los Pas­tor, valen­cia­nos y direc­to­res de cine, espe­cie en peli­gro de extin­ción antes de alcan­zar su madu­rez, aca­ban de fir­mar dos bue­nos lar­go­me­tra­jes. El cine se nos mue­re, inca­paz de res­pon­der más allá de los efec­tos espe­cia­les a la com­pe­ten­cia –feroz– de la tv, del fút­bol o de Belén Este­ban, pero tam­bién por inter­net don­de uno pue­de des­car­gar­se de todo, de los his­tó­ri­cos a los frea­kis inclu­yen­do la cuar­ta tem­po­ra­da de la magis­tral Mad Men. Y se mue­re por­que el for­ma­to estan­dar de hora y media ya no da para seguir la este­la de un per­so­na­je con­tem­po­rá­neo, con todos sus mati­ces y com­ple­ji­da­des, lejos del mani­queis­mo de los gran­des clá­si­cos. “¿Por qué ya no se hacen bue­nos wes­terns?”, le pre­gun­ta­ron en el oca­so de su carre­ra a Lee Mar­vin: “por­que ya no se encuen­tran dili­gen­cias, ni sillas de mon­tar ni ape­ros de la épo­ca…”, res­pon­dió el extra­or­di­na­rio actor-vaque­­ro. Pues lo mis­mo ocu­rre con el tra­zo psi­co­ló­gi­co de un per­so­na­je actual, un per­so­na­je post-moderno por más que no haya leí­do el Uli­ses. En la Mos­tra, pues, deba­ten cosas anti­guas, que si el cine euro­peo o el de aven­tu­ras cuan­do más que nun­ca los fes­ti­va­les no son más que opor­tu­ni­da­des para que la indus­tria se rela­cio­ne. Si la indus­tria está hecha una cata­plas­ma, ya me dirán. Pero tam­po­co es cues­tión de dejar morir un fes­ti­val que hace las veces de fies­ta públi­ca y ser­vi­cio cul­tu­ral para los pro­pios habi­tan­tes de la ciu­dad, que al menos se lo mere­cen tras pagar sus impues­tos. Otra cosa es que el señor Grau ten­ga des­con­ta­do que es eso lo que se ofre­ce, un pun­to más de lo que pro­gra­ma a dia­rio la Fil­mo­te­ca, ins­ti­tu­ción esta últi­ma que, por cier­to, anda de capa caí­da. Eso y adi­vi­nar en el reor­de­na­mien­to cul­tu­ral en el que anda­mos por dón­de va a salir el bueno de Rafael Maluen­da con su Cine­ma Jove.

  • La ciu­dad, ale­tar­ga­da duran­te un mes, se pone en mar­cha para ini­ciar un nue­vo cur­so. En este sep­tiem­bre qui­zá la mochi­la no ven­ga tan car­ga­da de pro­yec­tos y bue­nos pro­pó­si­tos como otros años pues, esta vez, para muchos peque­ños comer­cian­tes, la subi­da del cie­rre de sus nego­cios tras el parén­te­sis esti­val se plan­tea con inquie­tud, al apre­ciar que la situa­ción de  estan­ca­mien­to en la que esta­mos inmer­sos no ha expe­ri­men­ta­do cam­bios sig­ni­fi­ca­ti­vos de los que que­pa espe­rar mejo­ras sus­tan­cia­les. Sien­ten que se aven­tu­ran hacia un hori­zon­te que ni se ve ni se intu­ye, al que difí­cil­men­te pue­den diri­gir­se asu­mien­do el ries­go inhe­ren­te de nue­vos pro­yec­tos, sien­do empre­sa ya bas­tan­te ardua sacar ade­lan­te lo que se vie­ne mane­jan­do.

    En momen­tos de incer­ti­dum­bre como los pre­sen­tes, la ense­ñan­za que des­ti­la esa her­mo­sa ora­ción en la que miran­do al cie­lo se bus­ca sere­ni­dad para acep­tar las cosas que no se pue­den cam­biar, valor y entu­sias­mo para enfren­tar­se a las que se pue­den con­tro­lar, y sabi­du­ría para iden­ti­fi­car a unas y otras, se pre­sen­ta como una sabia pro­po­si­ción que pue­de ayu­dar a seguir avan­zan­do ante un esce­na­rio con pers­pec­ti­vas tan poco defi­ni­das.

    Como la sere­ni­dad y el valor son ras­gos gené­ti­cos del empre­sa­rio, es sobre la sabi­du­ría, y el conocimiento–que es la fuen­te de la que se nutre aque­lla, y que tie­ne un com­po­nen­te más ambien­tal–, sobre los que se pue­de inci­dir para tra­tar de alcan­zar los obje­ti­vos per­se­gui­dos por tan ins­pi­ra­do rezo.

    Con tal pro­pó­si­to, este verano he dedi­ca­do algo de tiem­po a ras­trear datos y opi­nio­nes para tra­tar de alcan­zar un mejor enten­di­mien­to de la situa­ción eco­nó­mi­ca actual, cono­cer cuá­les son los resor­tes que pue­den acti­var la recu­pe­ra­ción y en qué medi­da se pue­den accio­nar des­de las empre­sas. Pare­ce que la deman­da exter­na, espe­cial­men­te la de paí­ses emer­gen­tes, pue­de ser el prin­ci­pal resor­te para que la ten­den­cia se invier­ta. De hecho, Ale­ma­nia (segun­do país expor­ta­dor del mun­do) está ya en una sen­da de cre­ci­mien­to, habien­do revi­sa­do su pre­vi­sión de incre­men­to del PIB para 2010 del 1,9% al 3%.

    Los paí­ses como Espa­ña, en los que la deman­da inter­na tie­ne un mayor peso que las expor­ta­cio­nes, están en peor situa­ción para ini­ciar la sen­da del cre­ci­mien­to, y debe­rían cen­trar los esfuer­zos en pro­pi­ciar un aumen­to del con­su­mo.

    Aquí es don­de encuen­tro que las empre­sas –gran­des, peque­ñas y media­nas– tie­nen que jugar todas las bazas a su alcan­ce para inci­tar a ven­cer el freno psi­co­ló­gi­co que el mie­do y la incer­ti­dum­bre han impues­to a muchos con­su­mi­do­res y que, en reali­dad, no están sufrien­do los efec­tos de la cri­sis. Conoz­co muchos comer­cian­tes que no sólo no se han con­ta­gia­do por el des­áni­mo, sino
    que apro­ve­chan cada ins­tan­te y cada espa­cio para con­ver­tir­los en una opor­tu­ni­dad de ven­ta y que explo­ran cons­tan­te­men­te ideas para esti­mu­lar el impul­so com­pra­dor.

    No es tarea fácil, pero en su buen hacer dia­rio, lo tie­nen asu­mi­do. El pul­so de la calle lo miden mejor que nadie, y saben y entien­den que el esfuer­zo que pro­ce­de aho­ra es mayor que el que hayan podi­do rea­li­zar en otros momen­tos. Y tam­bién saben que su úni­co alia­do es el clien­te. Los con­su­mi­do­res, por nues­tra par­te, debe­mos enten­der que con­tri­bui­mos en mayor medi­da a la solu­ción de nues­tros pro­ble­mas deján­do­nos ten­tar por el encan­to de los esca­pa­ra­tes que des­ti­nan­do todo el exce­den­te de nues­tra ren­ta dis­po­ni­ble al aho­rro.