• No resul­ta fácil para los empre­sa­rios de este país expo­ner sus ideas con fran­que­za dadas las heren­cias reci­bi­das. Fiel a su lega­do falan­gis­ta, el fran­quis­mo, sin ir más lejos, no fue nada pro­cli­ve a la visión empre­sa­rial del mun­do, y en eso ter­mi­nó coin­ci­dien­do con la ópti­ca sin­di­ca­lis­ta sobre la reali­dad eco­nó­mi­ca en la que, poco menos, se cri­mi­na­li­za­ba al empre­sa­rio como agen­te explo­ta­dor.
    A la izquier­da obre­ris­ta, mama­da en lec­tu­ras deci­mo­nó­ni­cas, cuan­do el hom­bre envi­le­cía al hom­bre, le cues­ta reco­no­cer estos argu­men­tos, y mucho menos que fue el Opus Dei y su mora­li­dad en favor del esfuer­zo y el tra­ba­jo de cor­te cal­vi­nis­ta, el que trans­for­mó el país cuar­te­le­ro de la pos­gue­rra en un esce­na­rio don­de empe­za­ron a emer­ger los emprendedores.Luego, es ver­dad, que no hemos teni­do mucha for­tu­na con los lide­raz­gos empre­sa­ria­les, sal­pi­ca­dos de epi­so­dios como los de Ruiz Mateos –cuyo default se repi­te a modo del día de la mar­mo­ta–, Mario Con­de, los Alber­tos, Mariano Rubio y has­ta el recien­tí­si­mo de Díaz Ferrán. Así que, en efec­to, no es fácil hablar como empre­sa­rio en este país, don­de el peso de la admi­nis­tra­ción públi­ca en la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca lle­ga a ser asfi­xian­te, en el que se pide mili­tan­cia acti­va para cual­quier cosa, en don­de el que se mue­ve no sale en la foto y no pilla un con­cur­so o una adju­di­ca­ción ni por casua­li­dad.
    No es fácil hablar en este país des­de la inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca, y resul­tan sos­pe­cho­sas, inclu­so, las acti­tu­des que algu­nos mues­tran en las cum­bres que se con­ce­le­bran en Mon­cloa o en cua­les­quie­ra otros luga­res don­de resi­de el poder polí­ti­co. Por eso, aho­ra, resue­nan más tro­nan­tes que nun­ca las últi­mas pala­bras de Juan Roig, o las más recien­tes de Vicen­te Bolu­da como nue­vo pre­si­den­te de AVE, la aso­cia­ción valen­cia­na de empre­sa­rios que no depen­de de las sub­ven­cio­nes públi­cas para man­te­ner pala­ce­tes y estruc­tu­ras. Por no hablar de las memo­rias de Jimé­nez de Lai­gle­sia y su cru­za­da con­tra las cáma­ras de comer­cio y sus one­ro­sas actividades.Roig se sien­ta ya a la dere­cha de los dio­ses de la dis­tri­bu­ción, de El Cor­te Inglés y de Zara, y en algu­nos aspec­tos les supera. Pocos le inter­pre­tan como corres­pon­de, cuan­do ha pre­sen­ta­do unos núme­ros de ensue­ño hacien­do de la nece­si­dad, vir­tud. Sus nego­cios son un ejem­plo de adap­ta­bi­li­dad a una deman­da debi­li­ta­da por la cri­sis. Como está ocu­rrien­do en EEUU, Mer­ca­do­na se posi­cio­na barrien­do pre­cios, mul­ti­pli­can­do la can­ti­dad. Indi­tex está en la mis­ma onda. Roig soli­ci­ta para el país más com­pe­ti­ti­vi­dad, capa­ci­dad de sacri­fi­cio y esfuer­zo en el tra­ba­jo.
    Bolu­da, prín­ci­pe de los remol­ca­do­res marí­ti­mos, ha empe­za­do su espe­ra­do man­da­to mar­can­do cla­ra­men­te el terreno de jue­go. Ha deja­do cla­ro que la admi­nis­tra­ción públi­ca debe racio­na­li­zar­se, y aba­ra­tar­se. Y ha pedi­do fle­xi­bi­li­dad en el mer­ca­do labo­ral, pro­mo­ver la pro­duc­ti­vi­dad, liqui­dar el anti­guo régi­men de los con­ve­nios colec­ti­vos que pare­cen como fue­ros medie­va­les, cor­sés para un mun­do de alta com­pe­ti­ti­vi­dad.
    Y así es. Ya no vivi­mos en un mun­do de oli­go­po­lios, del que sí cabía defen­der­se con legis­la­cio­nes labo­ra­les res­tric­ti­vas para el empre­sa­ria­do. Aho­ra es jus­to al revés. Las empre­sas bus­can deses­pe­ra­da­men­te mano de obra cua­li­fi­ca­da, bue­nos cua­dros inter­me­dios, direc­ti­vos efi­cien­tes… No hay empre­sa­rio que minus­va­lo­re de modo cons­cien­te el capi­tal humano de su nego­cio. Todo lo con­tra­rio.
    En buen momen­to, pues, lle­gan los voces de los empre­sa­rios que se sien­ten libres de ata­du­ras. Como bien ha seña­la­do Vicen­te Bolu­da con bas­tan­te más opti­mis­mo que Juan Roig, nos siguen que­dan­do acti­vos muy impor­tan­tes para man­te­ner­nos en la liga de los gran­des: el cli­ma, el saber vivir, la crea­ti­vi­dad.
    Cam­bie­mos de regis­tro en con­se­cuen­cia. Si los empre­sa­rios, al fin, se han cons­ti­tui­do en uno de los gran­des con­se­jos del Esta­do mien­tras Mariano Rajoy, sabia­men­te, ha hecho ver la nece­si­dad de con­tar tam­bién con la pymes, ya no es admi­si­ble escu­char a algún que otro nego­cian­te de los vie­jos tiem­pos afir­mar que la cri­sis aca­ba­rá cuan­do vuel­va la acti­vi­dad a la cons­truc­ción. Ese sec­tor, des­de lue­go, se revi­ta­li­za­rá, pero ya nun­ca podrá –ni debe­rá– alcan­zar las cuo­tas locas del pib de hace unos años, ni gene­rar plus­va­lías desor­bi­ta­das sin pro­du­cir ape­nas valor aña­di­do de nada.
    La cons­truc­ción ha de vol­ver, sí, pero a están­da­res razo­na­bles, a tra­vés de empre­sa­rios pro­fe­sio­na­li­za­dos, con gus­to por su tarea, con sen­ti­do de la ciu­dad y del pai­sa­je, con los már­ge­nes ade­cua­dos. Lle­ga­rá ese día, aun­que toda­vía no anda a la vuel­ta de la esqui­na.
     

  • Fran­ca­men­te, aho­ra repa­sa­mos lo que se mues­tra en el IVAM y hay que fro­tar­se los ojos. No sabe­mos cuál es el arte de su actual direc­to­ra, Con­sue­lo Cís­car, pero jus­to en el momen­to en el que los pre­su­pues­tos fla­quean, el IVAM vuel­ve a bri­llar de modo ruti­lan­te con expo­si­cio­nes sobre Jas­per Johns, la dedi­ca­da al diá­lo­go entre Julio Gon­zá­lez y David Smith, la retros­pec­ti­va de Bal­ta­sar Lobo o las deli­cio­sas escul­tu­ras de Degas. Para estar en rece­sión agu­da, pare­ce que habla­mos de un museo de París o de Lon­dres.
    Pero no vol­ve­mos al IVAM úni­ca­men­te por­que rever­de­ce lau­re­les, lo hace­mos por­que este mes, la noche del 14 de abril, la edi­to­rial Ruza­fa Show, res­pon­sa­ble de esta públi­ca­ción, y de la revis­ta Ten­den­cias CV, refe­ren­cia en el ámbi­to de la moda y el dise­ño en Valen­cia, os vuel­ve a con­vo­car allí, en el museo de la con­tem­po­ra­nei­dad, para cele­brar una nue­va gala bené­fi­ca con moti­vo de la entre­ga de los segun­dos pre­mios de Moda y Dise­ño que vamos a otor­gar. Y de nue­vo, nos vere­mos con un jura­do intere­san­tí­si­mo, con figu­ras nues­tras y nacio­na­les, con gen­te muy gua­pa y muy crea­ti­va, con la cena de La Sucur­sal, cada vez mejor en su posi­ción ya en lo más alto de la res­tau­ra­ción espa­ño­la de la mano de Javier Andrés y Jor­ge Bre­tón. Y admi­ra­re­mos de nue­vo los galar­do­nes crea­dos por Deva Sand y el tra­ba­jo de más de una vein­te­na de pro­fe­sio­na­les dedi­ca­dos a todas las face­tas de la moda, des­de el dise­ño a las pasa­re­las, de la alta cos­tu­ra al mun­do de la moda infan­til, así como a los crea­ti­vos del dise­ño grá­fi­co, del inte­rio­ris­mo, de la foto­gra­fía o de la arqui­tec­tu­ra, la más pode­ro­sa de las artes según los clá­si­cos. Allí os espe­ro, y allí nos vere­mos, a bene­fi­cio de la Fun­da­ción San­dra Iba­rra dedi­ca­da a la soli­da­ri­dad en la lucha con­tra el cán­cer.

  • El dic­cio­na­rio de La Real Aca­de­mia Espa­ño­la defi­ne el fado como “can­ción popu­lar por­tu­gue­sa, espe­cial­men­te lis­boe­ta, de carác­ter tris­te y fata­lis­ta” . Pues­to que este blog par­te de la pre­mi­sa de ser “opti­mis­ta”, no enca­ja el fado como músi­ca de fon­do para el comen­ta­rio de la actua­li­dad eco­nó­mi­ca. Sin embar­go, que duda cabe res­pec­to al tras­fon­do tris­te de la noti­cia de la inmi­nen­te inter­ven­ción de la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca de nues­tro vecino penin­su­lar.

    No por el hecho de que fue­ra pre­vi­si­ble la noti­cia, le res­ta un ápi­ce de impor­tan­cia. Espa­ña es el prin­ci­pal socio, clien­te, pro­vee­dor y acree­dor, de Por­tu­gal, y su ries­go de impa­go nos afec­ta direc­ta­men­te. Y ade­más, nos afec­ta en el peor momen­to, cuan­do más nece­si­ta­dos esta­mos de liqui­dez y de cré­di­to inter­na­cio­nal. Finan­cie­ra­men­te, nos can­tan “fados” nues­tros veci­nos, por mucho que desee­mos “rum­bas” o “fan­dan­gos”.

    La fal­ta de acuer­do de los polí­ti­cos por­tu­gue­ses para apro­bar un plan de ajus­te de las cuen­tas públi­cas y medi­das de aus­te­ri­dad nacio­nal, ha desem­bo­ca­do en la dimi­sión del gobierno “socrá­ti­co”, y a la con­vo­ca­to­ria de elec­cio­nes anti­ci­pa­das. El pro­ble­ma prin­ci­pal radi­ca en que, tan­to la dere­cha libe­ral como el par­ti­do de ascen­den­cia mar­xis­ta, han vota­do en con­tra del plan pre­sen­ta­do por los social­de­mó­cra­tas para “hacer los debe­res” impues­tos por Bru­se­las. Es decir, todos con­tra todos, pero uni­dos fren­te a lo inevi­ta­ble.

    No que­rer enfren­tar­se a tiem­po a medi­das impo­pu­la­res, pero nece­sa­rias para vol­ver a la sen­da del cre­ci­mien­to y sanea­mien­to de las cuen­tas, no evi­ta el tener que lle­var a cabo dichas medi­das. El pro­ble­ma es que el tiem­po agra­va la situa­ción, por lo que lo inevi­ta­ble, cuan­to mas tar­de se abor­de, peor. Y de eso, en nues­tro país, tam­bién sabe­mos y prac­ti­ca­mos mucho.

    Cada vez es mas evi­den­te la Euro­pa bipo­lar, la del aho­rro y la del cré­di­to, la pro­tes­tan­te y la cató­li­ca, la medi­te­rrá­nea y la atlán­ti­ca, la lati­na y la sajo­na, etc. Dicho todo ello con todos los mati­ces que una afir­ma­ción de este tipo requie­re, pero lo cier­to es que, ya es hora de lle­gar a acuer­dos que per­mi­tan sal­var las dife­ren­tes sen­si­bi­li­da­des y sal­va­guar­dar los legí­ti­mos intere­ses de todas las par­tes en liza.

    Si Ale­ma­nia y el res­to de paí­ses acree­do­res quie­ren tener la segu­ri­dad de cobro de, al menos, gran par­te de sus cré­di­tos, ten­drán que dar pla­zo y qui­tas par­cia­les, para que los paí­ses deu­do­res, poda­mos cre­cer de nue­vo, y así gene­rar exce­den­tes con los que devol­ver los cré­di­tos. Por supues­to, todo ello con serios pla­nes de aus­te­ri­dad, sin renun­ciar a míni­mos socia­les. Aus­te­ri­dad fren­te a lo super­fluo y redun­dan­te, a lo inefi­cien­te y a lo des­pil­fa­rra­dor.

    Hay que insis­tir en una idea que a veces se pier­de de vis­ta en estas épo­cas; si unos deben mucho y no pue­den pagar­lo, es por­que otros se lo pres­ta­ron con gran libe­ra­li­dad y pen­san­do que hacían un buen nego­cio pres­tan­do. Y esto sir­ve para par­ti­cu­la­res, empre­sas, y por supues­to, nacio­nes. Es hora de que todos los acto­res en liza arri­men el hom­bro y aúnen esfuer­zos para salir del loda­zal en el que nos encon­tra­mos inmer­sos.
     

  • Leo sobre­co­gi­da que una joven ruma­na, Rid­ca Sta­nes­cu, de 23 años, aca­ba de tener su pri­me­ra nie­ta, la hija de la hija que ella mis­ma parió a los 11 años con el sue­ño de que la peque­ña vivie­ra una vida mejor que la suya. Aho­ra, a menos que con­si­de­re una ven­ta­ja que su hija haya pari­do un año antes que ella mis­ma (la niña tie­ne 10), ten­drá que dar­se de bru­ces con el tre­men­do desas­tre de su vida y de la de su hija. Hace poco, en Anda­lu­cía, otra niña ruma­na, Ele­na, dio a luz a un bebé cuyo padre, al pare­cer, era un pri­mo her­mano, y con moti­vo de esa noti­cia apa­re­cie­ron otras que ase­gu­ra­ban que la hem­bra huma­na a esa edad esta­ba tan pre­pa­ra­da para ser madre como en la últi­ma eta­pa de la vida repro­duc­ti­va, en las pri­me­ras fases de la meno­pau­sia. Pero, si deja­mos a un lado las posi­bi­li­da­des físi­cas… ¿Está pre­pa­ra­da una cría que debe­ría pasar­se el día jugan­do para criar un bebé real? Obvia­men­te, no. En mi opi­nión, ni siquie­ra está bien que fin­ja ama­man­tar a una muñe­ca con uno de esos arti­lu­gios que imi­tan las tetas.

  • Y lle­ga nues­tra inelu­di­ble cita lúdi­­co-fes­­ti­­va por exce­len­cia, como siem­pre de la mano de la mejor guía de nues­tro cap i casal, para el buen delei­te del alma y del cuer­po. Las fallas, topi­ca­zos fue­ra, son una explo­sión de dis­fru­te, tra­ba­jo, orgu­llo y fies­ta. Un terre­mo­to para los cin­co sen­ti­dos y las mil y una noches. Como todo lo que hace­mos los valen­cia­nos: barro­co, derro­cha­dor, des­bor­dan­te, efí­me­ro, gran­di­lo­cuen­te, inigua­la­ble. Somos un pue­blo de récord, por nues­tra idio­sin­cra­sia com­ple­ja, por nues­tra con­flic­ti­va per­so­na­li­dad, por nues­tra iden­ti­dad dis­cu­ti­da, por nues­tro exa­cer­ban­te indi­vi­dua­lis­mo, por nues­tra para­noia vital. Y por eso tene­mos unas fies­tas de récord: en dine­ro gas­ta­do, en cele­bra­cio­nes rea­li­za­das, en hono­res reli­gio­sos, en orgías paga­nas, en arte en la calle, en indu­men­ta­ria excel­sa, en ban­que­tes comu­ni­ta­rios, en estruen­do­sa pól­vo­ra, en fue­go puri­fi­ca­dor, en músi­ca arro­lla­do­ra. Somos lo más y lo sabe­mos.

    Por tan­to, alza­mos el leiv-motiv de osten­tar el títu­lo de la más ale­gre y loca city dón­de las haya, lle­gan­do al súm­mum si nos enro­la­mos en su fes­ta gran, en la sema­na falle­ra. Y si otras veces hemos opta­do por reco­men­dar­les trans­gre­sión aca­dé­mi­ca o fol­klo­ris­mo patrio –ambas opcio­nes bien pare­ci­das y consideradas‑, esta edi­ción opta­mos por plan­tear­les la autén­ti­ca qui­n­­ta-ese­n­­cia de la fies­ta. Apún­te­se a la falla de su barrio y atré­va­se a dis­fru­tar. Doc­to­res tie­ne el turis­mo capi­ta­lino para indi­car­les dón­de tomar­se esos bun­yols de cara­bas­sa de impre­sión, que cho­co­la­te­ría es la más apta para repar­tir paten­tes de cor­so de valen­cia­ni­dad, o qué ver­be­na o gari­tos noc­tám­bu­los y sin ley son los más acti­vos a cier­tas horas ya matu­ti­nas. Como tam­bién hay sufi­cien­te falle­­ri­s­­mo-mayor en nues­tras calles dón­de les reco­men­da­rán cual es el mejor pun­to para ver l’O­fre­na de Flors a la Mare de Déu, dón­de tomar­se el ape­ri­ti­vo más cool des­pués de una bue­na mas­cle­tà bien rega­da de pol­vo y pól­vo­ra, o qué Casal ha de fre­cuen­tar para ver y dejar­se ver bien vis­to, Loma­nas a ban­da…
     El que fir­ma estas líneas les acon­se­ja un pun­to de vis­ta dife­ren­te, rebel­de den­tro del orden esta­ble­ci­do, como es uno. Sin salir­se de la cham­pions lea­gue de nues­tra fies­ta, adén­tren­se en los equi­pos, a prio­ri, más humil­des, más sen­ci­llos, más silen­cio­sos. Los más cur­ti­dos, los más autén­ti­cos, los ver­da­de­ros gigan­tes, que des­de el esfuer­zo y el sacri­fi­cio de sus comi­sio­nes plan­tan año tras año gran­des monu­men­tos, aun­que para los mio­pes pasen des­aper­ci­bi­dos. Bus­quen en el Turis­ta Falle­ro la Falla Mal­va­rro­sa y déjen­se lle­var por su ale­gría. Y como somos del Ensan­che, ese barrio del que­rer y no poder, pues que mejor que admi­rar el resur­gir del fénix de la Falla Piza­rro, la más joven, cor­te­sa­na, ani­mo­sa y audaz comi­sión del cen­tro de nues­tra Valen­cia. Y si se atre­ven, pues ya me con­ta­rán. Turis­ta, via­je­ro, visi­tan­te, vecino, abo­ri­gen… Lán­ce­se a esta hogue­ra de vani­da­des e intere­ses crea­dos que a día de hoy con­for­ma nues­tra fies­ta más uni­ver­sal. Hága­se falle­ro, no se arre­pen­ti­rá. Y repe­ti­rá, como todo lo bueno.
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  • Lle­ga Loe­we y yo con estos folios (en blan­co). La fir­ma de lujo orga­ni­zó un show­room de su colec­ción Made To Order en la gale­ría Paz y Come­dias. Tres días de pre­sen­ta­ción en socie­dad para que com­pres algo exclu­si­vo (me encan­ta esta pala­bra) mien­tras bebes Möet & Chan­don (esto toda­vía me gus­ta más). Pero lo mejor vino por la noche con la exclu­si­va fies­ta que orga­ni­zó Mon­do Liron­do para cin­cuen­ta invi­ta­dos. Ale­gría, ale­gría. Y yo, cla­ro, envia­da espe­cial para rea­li­zar este artícu­lo. Vale que no es tra­ba­jar en la mina, pero es duro escri­bir mien­tras los demás se divier­ten. O beben cham­pán. O fuman. Como Paqui Casans, Vicen­te Mon­ta­ña­na, Ángel Abad y Katia Albel­da. Lógi­ca­men­te, entre los bol­sos Ama­zo­na esta­ba prohi­bi­do fumar. Así que algu­nos se esca­pa­ban al bal­cón para entre­gar­se en cuer­po y alma a la nico­ti­na. O para comer cana­pés. Como los pre­sen­ta­do­res de C9 Lau­ra Gran­de y Fer­mín Rodrí­guez y el gua­po por­te­ro del Valen­cia CF, Miguel Ángel Moyá. O el entre­na­dor del Levan­te, Luis Gar­cía Pla­za. Para rema­tar (o entrar a puer­ta), aque­llo se lle­nó de gua­pas mode­los de las que pare­cen lle­ga­das de otro pla­ne­ta como Pau­la Dol­cet, Pao­la Sol y las melli­zas Isa­bel y Ele­na Clé­ri­gues. En esta ver­be­na de invi­ta­dos don­de una sobre­vi­ve y dis­fru­ta, salu­dé a Sara Gua­zo, Maca­re­na Gea, María Cosín y Pachi Viño­les, cul­ti­vé los reen­cuen­tros con Lore­na Oli­ver, Manuel Man­zano y Nata­lia Segre­lles y com­par­tí con­ver­sa­ción con Car­mi­na Durán y su holo­gra­ma, es decir, su hija Car­mi­na. Y de ban­da sono­ra, la músi­ca de los djs Kaspar&Hauser, nom­bre artís­ti­co tras el que se escon­de el hijo del sena­dor Pedro Agra­munt. En resu­men, un fies­to­rro diver­ti­do con gen­te moder­na, car­ne de cró­ni­ca, bul­to y fru­frú.

    Dejan­do los bul­tos y el fru­frú apar­te, febre­ro fue un mara­tón de des­fi­les en la Cibe­les Fashion Week ‑pase, pose y vuel­ve a pasar-. Fran­cis Mon­te­si­nos se sacó de la chis­te­ra una colec­ción home­na­je al pin­tor ame­ri­cano Matt Lamb. Genio y figu­ra. Pero el show de ver­dad lle­gó cuan­do apa­re­ció el mode­lo Jon Kor­ta­ja­re­na y el públi­co empe­zó a gri­tar. Oye, His­te­ria Lane. Tam­bién Pao­la Domin­guín jalea­ba a su hijo, el mode­lo Nico­lás Coro­na­do. El front row de Mon­te­si­nos fue tan vario­pin­to como siem­pre: des­de perio­dis­tas como Lydia Lozano y Juan Ramón Lucas, la pre­sen­ta­do­ra Fio­na Ferrer, la mode­lo San­dra Yba­rra o la con­de­sa de Sirue­la has­ta la ‘falle­ra mayor’ Car­men Loma­na.

    Y si Mon­te­si­nos se des­vi­ve con la pin­tu­ra, la dise­ña­do­ra valen­cia­na Eli­sa Palo­mino echa el res­to con lo nipón. Tiran­do de la ico­no­gra­fía japo­ne­sa. Su colec­ción fue un home­na­je al mun­do de las geishas y los qui­mo­nos. Sus dise­ños vie­nen de Orien­te, pero su públi­co de Levan­te. Como su madre, Car­men Pérez, direc­to­ra del Ins­ti­tu­to Valen­ciano de Res­tau­ra­ción, sen­ta­da al lado de May­rén Beney­to y muy cer­ca de Car­men Alborch. Tam­bién Valen­tín Herráiz, el pin­tor Vicen­te Peris y el empre­sa­rio Edgar Beto­ret aplau­die­ron sus dise­ños. Y entre bam­ba­li­nas salu­dé a sus her­ma­nas Men­chu y Cons­tan­za. Lue­go Eli­sa Palo­mino posó en el kis­sing room con su mari­do, Tris­tán, ves­ti­do con una casa­ca roja y unas botas tabis, con el pul­gar sepa­ra­do. Pare­cían los pies de pez de Kevin Cost­ner en Water­world.

  • No soy ami­go de los toros. Lo he inten­ta­do varias veces, algu­na con per­so­na­jes cuya sola pre­sen­cia me con­mue­ve los afec­tos. Paco Bri­nes, por ejem­plo, o Tomás March. He ido a la pla­za, he sen­ti­do la magia, la del círcu­lo, la de los cla­ve­les y los man­to­nes, la de los paso­do­bles, la are­na y todas jun­tas, inclu­so he dis­fru­ta­do de las glo­to­nas merien­das del coso de Valen­cia, pla­za abier­ta­men­te tore­ris­ta. Pero cuan­do empie­za la ver­dad de la fies­ta, la pre­sen­cia inapla­za­ble de la san­gre y de la muer­te, se me caen los pelen­den­gues.
    Que los toros son un ata­vis­mo en nues­tro mun­do moderno y mater­na­lis­ta, sin duda, pero eso no pue­de impli­car nun­ca su inme­dia­ta liqui­da­ción. “Todo lo que no es tra­di­ción es pla­gio”, escri­bió Euge­nio D’Ors en una fra­se favo­ri­ta del año­ra­do Fer­nan­do Beni­to. Y los toros son eso, tra­di­ción, casi ecu­mé­ni­ca, del pro­fun­do numen que cons­ti­tu­ye el ser medi­te­rrá­neo. Prohi­bir­los ha sido una enor­me prue­ba de anal­fa­be­tis­mo cul­tu­ral y de intran­si­gen­cia. Lo que se ha patro­ci­na­do, en defi­ni­ti­va, ha sido un ges­to antiespañol.Así que no me gus­tan los toros pero no soy anti­tau­rino, ni mucho menos, todo lo con­tra­rio. Hay momen­tos que me embe­le­san, en espe­cial la pro­sa­pia que los acom­pa­ña en tan­tas y tan­tas cosas, en la jer­ga del idio­ma, en los tra­jes de luces, en todas sus artes, en la arqui­tec­tu­ra. De todo eso se habla en la expo­si­ción que se inau­gu­ra el pró­xi­mo día 10 dedi­ca­da al genio hie­rá­ti­co de Vicen­te Barre­ra, el pri­mer –me da que sí– licen­cia­do en Dere­cho con las aga­llas sufi­cien­tes para lidiar mor­la­cos de media tone­la­da. La mues­tra es en la Fun­da­ción Caja­mur­cia que lide­ra en nues­tra ciu­dad, Lola Nar­váez, impa­ra­ble ges­to­ra, con­tan­do con los impor­tan­tes fon­dos y la ini­cia­ti­va del Museo Tau­rino, a cuyo fren­te –aus­pi­cia­da por el dipu­tado Isi­dro Prie­to–, se encuen­tra la efi­cien­cia de la agi­ta­do­ra cul­tu­ral, Fla­mi­nia Gua­llart.
    La expo­si­ción es como el preám­bu­lo de la feria tau­ri­na de Fallas, la últi­ma que torea­rá Barre­ra en la pla­za valen­cia­na. Un edi­fi­cio de alto valor esté­ti­co y cons­truc­ti­vo de media­dos del siglo XIX, obra de Sebas­tián Mon­león, quien se ins­pi­ró en los cir­cos roma­nos –los deta­lles de ladri­llo vis­to, por ejem­plo–, para dar­le empa­que y pro­por­ción. Aho­ra, el pre­si­den­te de la Dipu­tación, Alfon­so Rus, aca­ri­cia la idea de cubrir­la para ganar en con­for­ta­bi­li­dad y sacar­le más posi­bi­li­da­des a su pro­gra­ma de usos.No me pare­ce mal. Creo que en línea con lo que antes seña­lá­ba­mos de los toros, de la fies­ta en sí, no se tra­ta de prohi­bir­los pero tam­po­co de dejar­los dete­ni­dos en el tiem­po, han de evo­lu­cio­nar, pero a la mane­ra d’orsiana, con talen­to, sin caer en el pla­gio. La cubri­ción de la pla­za de la ciu­dad de Xàti­va –de otro gran arqui­tec­to, Deme­trio Ribes–, no está nada mal, como tam­po­co la techum­bre que aña­die­ron en Ber­lín al esta­dio olím­pi­co, cuyo exqui­si­to esti­lo neo­clá­si­co se ha ensam­bla­do a una estruc­tu­ra tecno jus­to para dispu­tar el últi­mo euro­peo de fút­bol. Se tra­ta de hacer­lo bien, de tener un pro­yec­to a la altu­ra del valor del edi­fi­cio sobre el que se va a actuar. De aña­dir cali­dad al talen­to. Enton­ces ¿cuál es el pro­ble­ma?
    El que tene­mos, por ejem­plo, con la estruc­tu­ra de cemen­to del nue­vo esta­dio del Valen­cia Club de Fút­bol, un monu­men­to al fra­ca­so y al des­cré­di­to que ni esta ciu­dad ni su club más emble­má­ti­co se pue­den per­mi­tir. No entien­do como el pro­pio tenien­te de alcal­de de gran­des pro­yec­tos, Alfon­so Grau, no ha com­pa­re­ci­do para dar expli­ca­cio­nes y anun­ciar sanciones.No entien­do cómo el prin­ci­pal cau­san­te del empas­tre, el expre­si­den­te Juan Bau­tis­ta Soler, tie­ne el humor de salir a los medios a anun­ciar su liber­tad de con­cien­cia a los dos años de la para­li­za­ción de la obra. Des­co­noz­co a qué tera­peu­ta ha acu­di­do, pero vive una con­fu­sa irrea­li­dad.
    Y tam­po­co entien­do que el pre­si­den­te actual mani­fies­te que al afi­cio­na­do le es indi­fe­ren­te lo del nue­vo cam­po. Cuan­do resul­ta, ade­más, que la amplia­ción con ato­bo­nes de Paco Roig ha sido decla­ra­da ile­gal. ¿Qué pasa si a un juez le da por demoler?En cual­quier caso, el urba­nis­mo está para cum­plir­se. No se tra­ta de una lote­ría que a uno le cae de por vida, como un dere­cho inalie­na­ble. No, la pla­ni­fi­ca­ción de la ciu­dad se hace a un tiem­po deter­mi­na­do y la auto­ri­dad pla­ni­fi­ca­do­ra, en este caso el Ayun­ta­men­to, ha de exiguir su cum­pli­mien­to por el bien común de la ciu­dad. No es ver­dad que la osa­men­ta de cemen­to –que lue­go resul­ta­rá bal­día, ero­sio­na­da por el paso de los días–, deje sin emo­cio­nes a los valen­cia­nos. Es extra­ña, gene­ra estu­pe­fac­ción pri­ma­ria, lue­go depri­me, y en su fase final, irri­ta. Que no se con­vier­ta en metá­fo­ra de noso­tros mis­mos
     

  • No les des­cu­bro nada si aso­cio el mes de mar­zo en Valen­cia a las Fallas, a la pasión valen­cia­na por la calle, el jol­go­rio veci­nal, la exal­ta­ción de sus muje­res y la devo­ción por la Mare de Déu, nues­tra Vir­gen txe­pe­ru­de­ta que vela por los des­am­pa­ra­dos, los enfer­mos men­ta­les y los ino­cen­tes. Yo les reco­mien­do que si no lo han hecho nun­ca, que no dejen pasar la oca­sión de, al menos una vez en la vida, des­fi­lar con una comi­sión falle­ra el día de la Ofren­da, y verán lo que es emo­ción al entrar en la pla­za de la Vir­gen y ver el gran cata­­fa­l­­co-esque­­le­­to don­de se depo­si­tan las flo­res.
    Pero lo que resul­ta más extra­or­di­na­rio es com­pro­bar que en este mes la car­te­le­ra tea­tral des­bor­da pro­pues­tas y de las bue­nas. Tene­mos con­so­li­da­do, por ejem­plo, el Cir­cui­to del Café Tea­tro, y no menos la ofer­ta de acti­vi­da­des escé­ni­cas en el cen­tro de La Nau de la Uni­ver­si­tat de Valèn­cia, don­de un his­tó­ri­co como Josep Lluís Sire­ra apues­ta con luci­dez por el papel peda­gó­gi­co del tea­tro. Pero pasen y vean por­que el Prin­ci­pal –por fin, vuel­ve– pro­po­ne uno de los mejo­res musi­ca­les de todos los tiem­pos, Chica­go –que tuve la suer­te de degus­tar en Broad­way y ardo en deseos de acu­dir a su ver­sión espa­ño­la. Mien­tras, el Olym­pia no se que­da atrás y nos pro­po­ne una sar­cás­ti­ca y diver­ti­da bata­lla de Sexos.La inten­si­dad tea­tral de este mes sor­pren­de, des­de lue­go, pero en gene­ral es como si la ciu­dad se hubie­ra vuel­to a poner las pilas. La cri­sis pare­ce que­dar atrás, las incer­ti­dum­bres eco­nó­mi­cas y polí­ti­cas se des­pe­jan, así que regre­sa la cul­tu­ra. En el IVAM, por ejem­plo, pode­mos degus­tar a uno de los mayo­res gigan­tes del siglo xx, Jas­per Johns, y a Degas, mien­tras Con­sue­lo Cís­car deba­te con más de una trein­te­na de cole­gas lati­no­ame­ri­ca­nos sobre el futu­ro de los museos. Al ámbi­to ame­ri­cano, aho­ra que esta­mos a una hora y media de Madrid, hay que apun­tar­se de un modo deci­di­do, por­que somos ya la esca­la medi­te­rrá­nea más pró­xi­ma a los paí­ses del otro lado del Atlán­ti­co.
    Mien­tras esta­mos en esas pode­mos pasar por el Poli­téc­ni­ca para char­lar con Sava­ter, uno de los gran­des lúci­dos de nues­tro tiem­po, vis­ce­ral­men­te libre, divul­ga­dor, homo ludens, impe­ni­ten­te lec­tor, sabio como pocos… El mes lo cul­mi­na­re­mos toda­vía mejor si apro­ve­cha­mos la ofer­ta de los mar­tes que ha idea­do Feli­pe de Luz en el Flash Flash, jus­to enfren­te de los ABC Park y Mer­ca­do­na. Ese día, la cono­ci­da tor­ti­lle­ría des­ti­na su recau­da­ción a una acción bené­fi­ca, a una ong con­tras­ta­da. Me pare­ce ejem­plar. No solo me apun­to sino que lo reco­mien­do con fer­vor.

  • Aun­que ya he tra­ta­do este tema más de una vez, una ami­ga me ha suge­ri­do que lo reto­me, por­que se tra­ta de un asun­to que no sólo no pasa de moda sino que vuel­ve cada vez con fuer­za reno­va­da. Sí. Voy a hablar sobre las tali­ma­mas. Las tali­ma­mas son esas muje­res que jun­to con sus hijos engen­dra­ron la ver­dad abso­lu­ta. Ay. Las tali­ma­mas se carac­te­ri­zan por pon­ti­fi­car sobre la lac­tan­cia mater­na, el bibe­rón, el cole­cho, el méto­do Esti­vill o cual­quier otra cues­tión sabien­do de sobra que la razón la tie­nen ellas. Las tali­ma­mas (que se diri­gen habi­tual­men­te a madres en esta­do de debi­li­dad por fal­ta de sue­ño, por esca­sez de tiem­po para su per­so­na o por puro ago­ta­mien­to físi­co), sue­len poner el gri­to en el cie­lo cuan­do otra madre con­fie­sa que a su bebé le da pecho (o no), que duer­me con él (o no) o que le deja llo­rar (o no). Y fren­te a eso, seño­ras y seño­res, yo pro­pon­go tole­ran­cia cero. Tole­ran­cia cero con las tali­ma­mas. Por­que en esto de la mater­ni­dad, todos lo hace­mos lo mejor que pode­mos sin que nadie ten­ga que decir­nos que esta­mos actuan­do mal sólo por­que no lo hace­mos con ellas. ¿No les pare­ce?

  • El dis­fru­te de las pren­das de moda tien­de a no racio­na­li­zar­se, ya que la indus­tria res­pal­da su uti­li­za­ción duran­te un espa­cio de tiem­po cada vez más cor­to, como es el caso de mar­cas gene­ra­lis­tas y moda pron­ta.

    En cam­bio, en las gran­des mar­cas con nom­bres pro­pios ads­cri­tas al mun­do del lujo, el perío­do se pro­lon­ga has­ta inclu­so lle­gar a con­ver­tir­se en vin­ta­ge, o sea, en una recu­pe­ra­ción de los clá­si­cos.

    En esta épo­ca de inte­rregno, con pro­pues­tas inter­ge­ne­ra­cio­na­les, con visos de inter­re­la­ción y de carác­ter inter­se­xual, en la que todo sir­ve para todo y cual­quier ges­to o moda pue­de ser foto­gra­fia­da y difun­di­da de mane­ra inme­dia­ta, en las pro­pues­tas para ves­tir se abren dos vías dife­ren­tes.

    Una, echar­nos al shop­ping y con­su­mir a cie­gas sin pedir dema­sia­da expli­ca­ción al pro­ce­so, más bien en pos del resul­ta­do final en bús­que­da del “divi­na de la muer­te”.

    Por otra, movi­mien­tos más anti­fashion pro­mul­gan el dise­ño y la con­fec­ción de artícu­los de ves­tir con mate­rias pri­mas que pue­den lle­gar has­ta las orgá­ni­cas rea­li­za­das con ele­men­tos tra­di­cio­na­les huyen­do del 100% prêt-a-por­­ter.

    Estas ten­den­cias pro­po­nen lle­var una pren­da una tem­po­ra­da, dos o cin­co, para lue­go rega­lar­las a los miem­bros de tu fami­lia, a tu pri­ma o a tu abue­la, exten­dien­do su vida más allá de lo fashion. La moda len­ta es una con­se­cuen­cia de la moda rápi­da, el slow food y el fast food, el “vive ace­le­ra­do” o “tóma­te­lo con cal­ma”.

    Lo cier­to es que hoy en día cada vez más nue­vos dise­ña­do­res se afe­rran a esta posi­ción de preo­cu­par­se más por el medio ambien­te, por los pro­ce­sos de fabri­ca­ción, sobre las con­di­cio­nes de los tra­ba­ja­do­res… para que todo el pro­ce­so revier­ta en unas pren­das con dise­ño atem­po­ral.

    Los tiem­pos que corren son terreno de cul­ti­vo para abo­nar estas simien­tes. Apos­tar por la cali­dad y no por la tem­po­ra­li­dad, dan­do el sí quie­ro a unas pren­das que per­ma­nez­can con noso­tros has­ta que la muer­te nos sepa­re. La base de lo len­to recha­za la tira­nía de los ciclos de la moda ape­lan­do al eco­lo­gis­mo en todo momen­to, y cuya con­se­cuen­cia se redu­ci­ría a no com­prar más que lo impres­cin­di­ble con un dise­ño que no pase de moda, algo vin­cu­la­do a nues­tra per­so­na­li­dad, unas pren­das con las que nos sin­ta­mos espe­cia­les y que por últi­mo poda­mos dejar en heren­cia a nues­tros seres que­ri­dos.

    El modo de vida tie­ne que ver con nues­tra cir­cuns­tan­cia de ves­tir, y en la vida tot és un nego­ci para los que esta­mos al otro lado del telón. Opcio­nes no nos van a fal­tar y la moda no va a parar de suge­rir­nos, susu­rrar­nos, cuchi­chear­nos mil y un secre­tos para pare­cer dife­ren­tes, para lucir per­so­na­les y para ser “los más de lo más” en nues­tro entorno.
     

  • No tar­da­re­mos mucho en ver por estos lares a la tro­pa hoo­li­gan del Madrid y del Barça para jugar una final de fút­bol. Y no ha mucho que hemos estre­na­do el AVE con la capi­tal del Rei­no, cuyo ince­san­te tra­que­teo y el mareo gene­ral que lle­va a la cafe­te­ría pare­ce ser debi­do a que toda­vía no se han asen­ta­do las vías, de tan nue­vas. Y tam­po­co hace nada que todos a una nos hemos pues­to a rei­vin­di­car el Corre­dor Medi­te­rrá­neo, rum­bo a Bar­na y de allí a Euro­pa, por el valle del Ródano, el más fér­til, des­de lue­go, que los cata­la­nes ya tie­nen ancho euro­peo has­ta su con­da­do.
    Todo lo cual no hace sino reavi­var polé­mi­cas sobre la pro­xi­mi­dad de Valen­cia a un polo u otro –al madri­le­ño o al bar­ce­lo­nés–, deba­te que se tra­vis­te de empi­ris­mo basa­do en la topo­gra­fía o en la eco­no­mía ya en las monas de pas­cua o en el idio­ma, cuan­do en reali­dad casi todo el mun­do está pen­san­do en tér­mi­nos román­ti­cos que así son, y siem­pre lo han sido, las razo­nes sobre la iden­ti­dad y otros sen­ti­mien­tos en torno a nacio­nes y ban­de­ras, cami­se­tas de fút­bol inclui­das.
    Eso pien­sa un ser­vi­dor, que como que­da cur­si y deci­mo­nó­ni­co barrun­tar en tér­mi­nos nacio­na­lis­tas, la mayo­ría se escu­da tras razo­nes mucho más mate­ria­lis­tas, en estos tiem­pos inclu­so finan­cie­ras y tecno-mer­­ca­n­­ti­­les para rei­vin­di­car la nación y su cane­sú.
    Hace un tiem­po, aquel polé­mi­co libro que escri­bie­ron Eduard Mira y Damià Mollà, De impu­ra natio­ne, sos­te­nía la tesis de que Valen­cia debie­ra jugar un papel rotu­lar en Espa­ña, en bus­ca de su pro­pio inte­rés y osci­lan­do entre Bar­ce­lo­na y Madrid; aho­ra con­ti­go aho­ra sin ti.
    Otras voces, por ejem­plo la del mate­má­ti­co Josep Guia –o la del exno­ta­rio de Xàti­va, Alfons López Tena– pre­fie­ren la asi­mi­la­ción direc­ta de Valen­cia a Cata­lu­ña (¿al modo del ans­chluss aus­tria­co?). Y otros, en sen­ti­do con­tra­rio, como el letra­do Gar­cía Sen­tan­dreu, jus­to pos­tu­lan la diso­lu­ción valen­cia­na en la tota­li­dad abso­lu­ta de Espa­ña.
    Pero esto son mino­rías que ape­nas si pue­den reu­nir­se en un dis­cre­to aplec. Los par­ti­dos de poder de ver­dad, el PP y el PSOE, se toman la cues­tión con muchí­si­ma mode­ra­ción, y hacen bien. De hecho, los ges­tos más fora­lis­tas del pre­si­den­te popu­lar Fran­cis­co Camps, no han teni­do dema­sia­do eco en su par­ti­do y ape­nas si han dado una ténue páti­na a la cues­tión valen­cia­na. Y en modo inver­so, Jor­ge Alar­te, dema­sia­do timo­ra­to, no hizo más que ama­gar con des­na­cio­na­li­zar al PSPV, dan­do un fal­so paso, pues los socia­lis­tas con­ti­núan vivien­do en el PV y por bas­tan­te tiem­po. A Rita Bar­be­rá la cues­tión, sim­ple­men­te, se la trae al fres­co, y le gus­ta­ría mucho más que estu­vié­ra­mos hablan­do de trans­for­mar la ciu­dad en un nue­vo Mon­te­car­lo.
    Los empre­sa­rios, gen­tes más prag­má­ti­cas, lo que piden es opor­tu­ni­dad de nego­cio. Con­si­de­ran que lle­gan­do más rápi­do y pron­to a Euro­pa se gana com­pe­ti­ti­vi­dad. Es muy posi­ble. Eso ten­drá que expli­car­lo el IVEI de Fran­cis­co Pérez, que por encar­go de la CAM, ha lle­va­do a cabo un macro­es­tu­dio eco­nó­mi­co del Corre­dor Medi­te­rrá­neo. Habla­mos de mer­can­cías, a lo que pare­ce.
    Más visio­na­rios, sin embar­go, se mues­tran los nue­vos líde­res como Vicen­te Bolu­da, el navie­ro pri­va­do más impor­tan­te de Euro­pa que aca­ba de tomar pose­sión de la pre­si­den­cia de la Aso­cia­ción Valen­cia­na de Empre­sa­rios (AVE tam­bién), y para quien la cone­xión ferro­via­ria con Madrid en hora y media pue­de pro­vo­car toda una revo­lu­ción eco­nó­mi­ca en el país.
    Lo dice un navie­ro –y le sigue un ban­que­ro, José Luis Oli­vas–. Es posi­ble que toda­vía no lo haya­mos siquie­ra intui­do pero esto que aca­ba de empe­zar pue­de cam­biar la faz de Valen­cia, y de Espa­ña, tan­to como la divi­sión pro­vin­cial de Javier de Bur­gos en el siglo XIX o el esta­do de las auto­no­mías de hace 30 años. Aquí no van a via­jar naran­jas fres­cas ni ver­du­ras con­ge­la­das, ni siquie­ra ideas que ya cir­cu­lan digi­tal­men­te por la red. Aquí via­jan per­so­nas, pro­fe­sio­na­les y pres­ta­do­res de ser­vi­cios, con retri­bu­cio­nes sala­ria­les bien dis­pa­res, cos­tes incom­pa­ra­bles y sis­te­mas de comer­cia­li­za­ción dis­tin­tos.
    La ren­ta per cápi­ta media de Madrid es un 30% más alta que la de Valen­cia. Con eso está dicho todo. Me aca­ba de invi­tar una agen­cia de comu­ni­ca­ción a ir a Madrid de com­pras, en el día. De com­pras, sí, y al tea­tro, al fút­bol, a lo que sea, de ida y de vuel­ta. ¡Si eso no va a cam­biar la mane­ra de ver las cosas…!
    Los emplea­dos de Caja­ma­drid y Ban­ca­ja ya han empe­za­do a dar­se cuen­ta. Ellos serán los pri­me­ros en con­tar­nos la expe­rien­cia y opino que no será trau­má­ti­ca, todo lo con­tra­rio. Tras una pri­me­ra fase de temor y de pér­di­da de sin­gu­la­ri­dad, ven­drá la exci­ta­ción por el cam­bio, el vér­ti­go, y final­men­te, tras la nove­dad, la ven­ta­ja de estar pri­me­ro que nadie en un nue­vo esce­na­rio. A ese cos­qui­lleo le lla­man pro­gre­so.
     

  • La infan­cia es un teso­ro que con­ser­va­mos con gus­to en el cora­zón, pues la razón nos la tra­tó de arre­ba­tar a medi­da que fui­mos per­dien­do la cre­du­li­dad y la ino­cen­cia. Por eso, la guar­da­mos a buen recau­do, en esa par­te de nues­tro cuer­po a la que atri­bui­mos nues­tras accio­nes menos refle­xi­vas y más tem­pe­ra­men­ta­les.

    El mis­te­rio que sir­ve de hilo con­duc­tor de una de mis pelí­cu­las favo­ri­tas (Ciu­da­dano Kane) es la últi­ma pala­bra pro­nun­cia­da al morir por el mag­na­te Char­les Fos­ter Kane: “Rose­bud”, que no era otra cosa que el nom­bre del tri­neo con el que juga­ba de niño y que cons­ti­tuía el úni­co enla­ce de su memo­ria con una infan­cia que le tocó per­der, pre­ma­tu­ra­men­te, al con­ver­tir­se en titu­lar de una inmen­sa for­tu­na, la cual jamás le pudo com­pen­sar de aque­lla pér­di­da.

    Todos tene­mos nues­tro rose­bud. En oca­sio­nes nos topa­mos con él o con refe­ren­cias que nos lo hacen pre­sen­te y que nos trans­por­tan a aque­llos años en que todo era posi­ble y en los que ser feliz con­sis­tía, como decía Pes­soa, sola­men­te en ser feliz.

    Popland es una tien­da que me hace conec­tar con mi par­ti­cu­lar rose­bud. Sé que como esta­ble­ci­mien­to res­pon­de, fun­da­men­tal­men­te, a una deman­da de gru­pos de jóve­nes que nece­si­tan ads­cri­bir­se a unos ico­nos para dife­ren­ciar­se y reco­no­cer­se, y que en la sim­bo­lo­gía que deno­mi­nan pop o retro han encon­tra­do sus señas de iden­ti­dad. Ellos se apun­tan, más que a otros aspec­tos, a la esté­ti­ca colo­ris­ta de los años 60 y 70, y con­vier­ten en tótems de su incon­for­mis­mo a per­so­na­jes con los que no con­vi­vie­ron en su niñez pero que les resul­tan atrac­ti­vos, pero para mí y para los de mi gene­ra­ción esta tien­da es como un museo de nues­tra infan­cia. Aquí se amon­to­nan en sus vitri­nas y estan­te­rías un sin­fín de recuer­dos, cuyos pro­ta­go­nis­tas son héroes tan reco­no­ci­bles de nues­tros pri­me­ros años como Mazin­ger Z, el Coyo­te y el Corre­ca­mi­nos, los Pitu­fos, Tin­tín o los Mup­pets, pre­sen­tes en cami­se­tas, zapa­ti­llas, obje­tos de deco­ra­ción o como figu­ri­tas de plás­ti­co que los repro­du­cen con ver­da­de­ro rigor.

    Siem­pre que paso por la calle Mora­tín me aso­mo al esca­pa­ra­te de Popland y esa para­da cons­ti­tu­ye un peque­ño via­je en el tiem­po. En oca­sio­nes entro, no sin antes expe­ri­men­tar una extra­ña sen­sa­ción de estar infrin­gien­do algu­na nor­ma social, por la que un tío casi cin­cuen­tón, con tra­je y cor­ba­ta, tuvie­se que abs­te­ner­se de hus­mear en un tem­plo tri­bal reser­va­do a vein­tea­ñe­ros moder­nos. Sin duda algu­na, pre­jui­cios, pues cuan­do entras des­cu­bres que cada vez son más los curio­sos de mi quin­ta a los que el imán de la nos­tal­gia les ha ani­ma­do a aven­tu­rar­se den­tro del esta­ble­ci­mien­to y a los que, una vez allí, les cues­ta resis­tir­se a la ten­ta­ción de lle­var­se algún recuer­do.

  • Hoy quie­ro hablar­les de una joven empre­sa­ria que me ha cau­ti­va­do. Des­de hace unos meses ha pues­to en mar­cha en un vis­to­so esqui­na­zo de Ciu­dad Bella (el que for­man la Pla­za de la Vir­gen y la Calle del Peso de la Hari­na) una suer­te de “cre­­pe­­rie-tar­­te­­rie”, apro­ve­chan­do un minúscu­lo local de no más de cua­tro metros cua­dra­dos, usa­do has­ta enton­ces como pues­to de döner kebabs.
    Con­cha, que así se lla­ma mi admi­ra­da empre­sa­ria, ha trans­for­ma­do con arro­lla­dor entu­sias­mo y enor­mes dosis de amor, este peque­ño espa­cio, al que ha bau­ti­za­do como “Mama Con­cha”, en un obra­dor de sabro­sas deli­ca­tes­sen, manu­fac­tu­ra­das por ella mis­ma con pro­duc­tos natu­ra­les y de pri­me­ra cali­dad: tar­tas de zanaho­rias, de que­so y arán­da­nos, de yogur, qui­ches varia­dos, muf­fins, cre­pes de todos los gus­tos y un sin­fín de deli­cias con las que dis­fru­tar de desa­yu­nos y merien­das.
    A las ocho y media de la maña­na lle­ga, para ini­ciar la jor­na­da com­pran­do las mate­rias pri­mas que nece­si­ta en el Mer­ca­do Cen­tral, lue­go pone en mar­cha la coci­na y comien­za a aten­der a su cada vez más nume­ro­sa clien­te­la sin parar has­ta la diez de la noche en que echa el cie­rre. Con­cha ade­más estu­dia en la Uni­ver­si­dad y acu­de a la Escue­la Ofi­cial de Idio­mas para mejo­rar su inglés y el pasa­do verano se fue a Edim­bur­go para prac­ti­car­lo sobre el terreno. Qui­zá pien­sen uste­des que sus méri­tos no son otros que los que deben pre­su­mír­se­le a cual­quier empre­sa­rio que se pre­cie: ini­cia­ti­va y esfuer­zo. De acuer­do, pero es que me fal­ta­ba decir­les que la joven empren­de­do­ra obje­to de mi admi­ra­ción ¡tie­ne ochen­ta y cua­tro años!.
    Cono­cer­la y que­dar­se pren­da­do de esta excep­cio­nal mujer es una mis­ma cosa. A lo lar­go de su vida ha pues­to en mar­cha y ges­tio­na­do dife­ren­tes nego­cios, siem­pre para ayu­dar a sus seis hijos, por los que ha dado todo lo que sólo una madre es capaz de dar. Más aún des­de que, con tan solo 35 años, tuvo que enfren­tar­se al duro revés de la viu­de­dad. Su dina­mis­mo es por­ten­to­so y su ale­gría con­ta­gio­sa. La ver­dad es que no se me ocu­rre nadie que pue­da ofre­cer mejor ejem­plo a esta socie­dad que se había acos­tum­bra­do a tener resuel­tas dema­sia­das cosas y que no sabe para don­de tirar aho­ra que la ubre del “todo inclui­do” da mues­tras de ago­ta­mien­to.
    Les ani­mo a que se tomen un café y un biz­co­cho en la terra­za de Mama Con­cha. Lo dis­fru­ta­rán y pro­ba­ble­men­te empe­za­rán a ver las cosas de otra mane­ra.
     

  • Es curio­so como los diri­gen­tes polí­ti­cos pue­den pasar, de afir­mar con total rotun­di­dad que nues­tro sis­te­ma finan­cie­ro es el mas sóli­do del mun­do, a fir­mar su acta de defun­ción por lo abul­ta­do de su ries­go res­pec­to a su capi­tal, en cues­tión de un par de años.

    Y es que, todo apun­ta a que la mitad del sec­tor finan­cie­ro espa­ñol com­pues­to por las cajas de aho­rros, tie­ne los días con­ta­dos, tal y como lo cono­ce­mos y hemos cono­ci­do. Pri­me­ro fue­ron el FROB y los SIP, aho­ra su trans­for­ma­ción en ban­cos y su coti­za­ción en bol­sa. Es decir, lo que se nega­ban a admi­tir unos y otros (polí­ti­cos regio­na­les, loca­les y cen­tra­les, inclui­dos los geri­fal­tes del Ban­co de Espa­ña), a aca­ba­do impo­nién­do­se por el inexo­ra­ble man­da­to del “mer­ca­do”, y mas con­cre­ta­men­te por los inver­so­res de cedu­las hipo­te­ca­rias, bonos y paga­rés, y los poten­cia­les inver­so­res en accio­nes de los ban­cos de las SIP.

    Y ¿que se nega­ba y ocul­ta­ba?, pues que los acti­vos inmo­bi­lia­rios que garan­ti­zan los cré­di­tos hipo­te­ca­rios han per­di­do y están per­dien­do valor a mar­chas for­za­das por el hun­di­mien­to del mer­ca­do, y que los impa­gos cre­cen como la espu­ma, lo cual esta con­su­mien­do todo el capi­tal y las reser­vas acu­mu­la­das.

    Y mien­tras la nave se hun­día, se apun­ta­la­ban los pre­cios de sola­res y vivien­das en un vano inten­to de achi­car el des­co­mu­nal torren­te de moro­si­dad par­ti­cu­lar y mor­tan­dad empre­sa­rial. Todo ello, con la aquies­cen­cia de la otro­ra todo­po­de­ro­sa maqui­na­ria de la poli­cía finan­cie­ra, que era la ins­pec­ción del Ban­co de Espa­ña.

    Pues bien, las cosas son como son, y no como qui­sié­ra­mos que fue­ran, y nos toca hacer con retra­so, lo que otros paí­ses mas rigu­ro­sos hicie­ron hace dos años y pico; hay que valo­rar los acti­vos a su ver­da­de­ro valor, es decir al de mer­ca­do actual, no al de enton­ces, y asu­mir que todo lo demás son pér­di­das, y si las cajas no tie­nen accio­nis­tas para repo­ner capi­tal, hay que bus­car­los, y estos que­rrán man­dar, como es lógi­co y nor­mal.

    Con­se­cuen­cia inelu­di­ble: adiós al mode­lo de las Cajas de Aho­rros cono­ci­do. ¿El futu­ro? Me atre­vo a pen­sar que la ley del pén­du­lo nos depa­ra un futu­ro para la mitad del nego­cio ban­ca­rio de nues­tro país, pla­ga­do de com­pe­ti­do­res forá­neos. El hun­di­mien­to del mode­lo de las cajas por la negli­gen­cia y nepo­tis­mo loca­lis­ta, ha crea­do el cal­do de cul­ti­vo pro­pi­cio para que la ban­ca cen­tro­euro­pea (ale­ma­na, fran­ce­sa y neer­lan­de­sa espe­cial­men­te) se haga con la par­te del pas­tel que nun­ca con­si­guie­ron de nues­tro mer­ca­do. No olvi­de­mos que son los prin­ci­pa­les acree­do­res de nues­tras cajas de aho­rros, y que hay que devol­ver­les un dine­ro que no está ni se le espe­ra.

    Pues si lo ante­rior sir­ve para que flu­ya de nue­vo el cré­di­to y flo­rez­can comer­cios e indus­trias, bien­ve­ni­dos sean los acree­do­res de las cajas y sus nue­vos pro­pie­ta­rios por todos los que sufri­mos las con­se­cuen­cias del actual esta­do de cosas.
     

  • Juan Gil-Albert le abrió las con­tra­ven­ta­nas a Luis Cer­nu­da para ense­ñar­le el pai­sa­je urbano: “es la calle más calle que he vis­to nun­ca”, le expre­só el poe­ta sevi­llano. Esta­ban en la calle de la Paz, de nom­bre her­mo­so y en don­de se han vivi­do en pri­me­ra per­so­na muchos acon­te­ci­mien­tos de la ciu­dad. Una calle rotun­da, tra­za­da con el tira­lí­neas de la razón del urba­nis­mo deci­mo­nó­ni­co, con la armo­nía en sus altu­ras y el talen­to esté­ti­co en sus facha­das, inclu­yen­do una con deli­cio­sos infan­tes de Mariano Benlliure.Una calle deli­cio­sa en suma, y no exen­ta de polé­mi­cas, pues no lle­ga a nin­gu­na par­te rec­ta y res­pe­ta en su final la pers­pec­ti­va de San­ta Cata­li­na y el deli­cio­so caos de las calle­jas jun­to a la Pla­za Redon­da, aho­ra ya con pocos peri­qui­tos y tor­tu­gas pero con los cro­mos de siem­pre y los gor­mi­tis actua­les.
    La calle de la Paz –y su con­ti­gua del Mar–, cons­ti­tu­ye en cual­quier caso un ejem­plo de ciu­dad bien hecha y de entre­ga al buen comer­cio. De sus arte­rias sur­gen corrien­tes impor­tan­tes como la Milla de Oro y el pala­cio del Mar­qués de Dos Aguas jun­to a las remo­za­das San Mar­tín y San Juan de la Cruz, el Patriar­ca que cele­bra su cuar­to cen­te­na­rio res­tau­ran­do su exqui­si­ta igle­sia y con una gran expo­si­ción del Con­sor­ci de Museus, el his­tó­ri­co edi­fi­cio de la Nau que la Uni­ver­si­tat está con­si­guien­do pro­po­ner como un gran foco cul­tu­ral…
    Con­vie­ne pues vol­ver a la Paz, dis­fru­tar de sus pro­pues­tas y apo­yar a sus empren­de­do­res, recor­dar sus lec­cio­nes a lo lar­go de la his­to­ria y su urba­ni­dad más allá de la teo­ría urba­na. Las calles de Alta­rri­ba, la Unión Musi­cal, Prie­to, Vicen­te Gra­cia, Rafael Torres, Mer­ca­der de Indias, Cup­ca­kes, Caro­li­na Herre­ra, la Ópti­ca Come­dias –y el horno–, Palo­ma Ver­de­guer, Cam­per, Pri­ma del Alma, los sur­fe­ros de Quick­sil­ver, Bur­deos in love, el Pomo­do­ro, EK, la fan­tás­ti­ca Doc­to­ra Ridau­ra…
    Antes, des­de lue­go, dis­fru­ten de la Sema­na de la Moda, recuer­den que el genial músi­co argen­tino, Daniel Baren­boim, regre­sa al Palau de la Músi­ca, o que la car­te­le­ra de tea­tro vuel­ve a estar car­ga­di­ta. Y no se dejen de lado al IVAM. Este es el mes de los gigan­tes, de la con­fron­ta­ción de dos artis­tas de la meta­lur­gia: Julio Gon­zá­lez fren­te a David Smith de la mano del pro­fe­sor José Fran­cis­co Yvars… del surreal Rober­to Mat­ta, de la pode­ro­sa mira­da pop de Jas­per Johns. La ciu­dad vuel­ve por sus fue­ros cul­tu­ra­les, pero en un abrir y cerrar de ojos ya están aquí las Fallas. Antes, pasen por Reque­na, la his­tó­ri­ca ciu­dad que el AVE ha resi­tua­do al fren­te de la moder­ni­dad. Hay que des­cu­brir­la.
     

  • Hace poco estu­ve en la resi­den­cia para niños que la Jun­ta Pro­vin­cial de Madrid de la Aso­cia­ción Espa­ño­la con­tra el Cán­cer (aecc) pone a dis­po­si­ción de los críos y de sus padres para cuan­do se des­pla­zan a la capi­tal para some­ter­se a los tra­ta­mien­tos. Me cons­ta que hay en todas las ciu­da­des impor­tan­tes, Valen­cia inclui­da. Ten­go la sen­sa­ción de que entró una per­so­na y de allí salió otra. ¿Por qué? Por­que estu­ve con niños y niñas enfer­mos que tenían nom­bre y cara, que eran ellos y no otros, no la mía, no la de uste­des, pero jun­to a ellos había dos muñe­cos, uno de Mic­key y otro de Min­nie, dos de esos enor­mes que todos tene­mos en casa. Y ¿saben qué? Que esos pelu­ches sí eran nues­tros hijos. Los suyos. La mía. Y en ese momen­to tuve la cer­te­za de que todos, uste­des y yo, los que tene­mos la suer­te de tener hijos sanos, vivi­mos en una bur­bu­ja que nos man­tie­ne a sal­vo de ese dolor, pero es una bur­bu­ja fal­sa y, sobre todo, egoís­ta. Si todos cola­bo­rá­se­mos, habría más dine­ro para la inves­ti­ga­ción. Y con inves­ti­ga­ción sería más fácil luchar con­tra la enfer­me­dad, con­tra el cán­cer y con­tra cual­quie­ra, inclu­so con­tra las lla­ma­das enfer­me­da­des raras. No espe­re­mos a que el dra­ma nos afec­te. Hagá­mos­lo aho­ra. Yo voy a hacer­lo. Hágan­lo uste­des tam­bién.