A mediados de septiembre irrumpía la pasarela VFW y las actividades fashionistas del Club Moddos, en octubre continuaba el ritmo de inauguraciones y saraos con la exposición Moddos de Moda en el Open 500, y en noviembre parece que Valencia se siente a gusto y le ha tomado ya el pulso al estar de moda.
Este mes se presenta como la película, dulce. Un sweet november, para afrontar los primeros fríos y animar el cotarro shopping (¡es hora de animar nuestra agenda con eventos postineros!).
Nuestro calendario arranca el 7 con un cocktail de joyas y moda en Victoria Cercós presentando sus colecciones más glamourosas y trendies junto a Presen Rodríguez. Y continúa del 8 al 10 con visita a Feria Valencia para asistir a la edición 2013 de Fiesta y Boda. Como en cada convocatoria habrá charlas, desfiles y multitud de stands para que nada falte en el deleite de “vuestro día especial”.
Y soñando con que Valencia está tan de moda como París, Miss Sushi Cánovas regala a sus comensales exquisitos desfiles para grupos reducidos en su restaurante. Bajo el lema À LA MODE, la franquicia prepara tres fechas fashion de obligado apunte. El 14 de noviembre bajo el claim #LeBain, presenta las creaciones de Rosana Alcayde para Nomasculoblanco,un baño étnico y sofisticado de revolucionaria manufactura made in CV.
En la segunda cita, #LaCôte, el 28, irrumpe la mujer mediterránea y de carácter que presenta Virtudes Langa y cuyo sello imprime en cada una de sus creaciones. Y, de cara a Navidad, el diseñador Alejandro Resta cerrará estos desfiles el 12 de diciembre con #LeChic con su femenino prêt-à-porter y unos vestidos de ensueño para las noches más festivas. Aires parisinos, alta cocina japonesa y moda valenciana con un plus definitivo. Su precio, ¡¡¡atención!!!, sólo 23 euros el menú cerrado con bebida para cada ¡¡Miss Sushi à la Mode!! Toda la info en www.misssushi.es
Además, se han inaugurado hace pocos días espacios que hacían mucha falta en Valencia. Uno, de hombre, Blackcape, capitaneado por Fernando Rodríguez, en la calle Hernán Cortés, con resolutivos looks para el hombre actual.
Otro, de artículos de regalo con firma de autor, Espai Home, con el sello inconfundible de Julio Guixeres, en la calle Jorge Juan, para la gente que busca piezas singulares junto a clásicos contemporáneos y de vanguardia, con el prestigio de Flos, Artemide, Bitossi, Baccarat, Memphis, Edra…
También suenan tambores del resurgimiento de una Shopping Night en diciembre. De nuevo los comercios del centro de Valencia proyectan actividades, copeo y, lo mejor, descuentos para nuestras primeras y, por fin, apetecibles compras. Moda, moda y más moda que despierta la ciudad con un shopping de campanillas.
Se despidió octubre y se fue el calor, que bastantes sudores nos da. En Valencia ya hemos tenido suficiente con “el calor”, que es esa bofetada de fuego que te sorprende cuando por la noche das media vuelta en la cama. En medio de esa calorina que fue el mes de octubre, en la tienda Hannover de Luis Bodes presentaron la nueva colección de Herno, la firma de los plumas ultraligeros. Son elegantes, sin logotipos. Hay variedad en colores, texturas, precios y modelos. Pero no sólo de plumas vive el hombre. En la nueva colección de Herno destacan las prendas de estilo British, como unas impecables trencas tradicionales. O unas sofisticadas parkas en goretex, fusión perfecta entre el mundo del deporte y el arte sartorial. Ya sólo falta que llegue el frío para lucirlos. Aunque si nos ponemos shorts en invierno y botas en verano, es posible que los plumas pasen a engrosar la lista de prendas invernales para el estío. Advertidos quedan.
También el calor fue protagonista en la noche de entrega del IV Premio Aguja Brillante del Gremio de Sastres y Modistas al diseñador Juan Andrés Mompó. Calor ambiental mitigado por las cervezas que sirvieron. Calor metafórico gracias a los aplausos que los asistentes le dedicaron a Mompó. La gala de entrega contó con toda la fanfarria requerida: diseñadores clásicos (Francis Montesinos, Ernesto de Sostoa, Luis M. Rocamora, Ángela Meseguer, Carmen Asins, Presen Rodríguez), la concejala de cultura, Mayren Beneyto, y la junta del Gremio formada por Paqui Ortiz, Amparo Fabra, Salva Sanleóny Diego Orzáez. Y qué sorpresa descubrir entre el público a varias señoras vestidas por Juan Andrés y hechas un brazo de mar (¿o es un brazo de gitano?).
Y para público colorido y diverso el que acudió a la fiesta de presentación del nuevo restaurante Tapas Gastro Bar. Un proyecto del empresario Frederic Catalán que convocó al todo Valencia: cronistas y críticos, artistas y letristas, el vulgo y la élite, en suma. Como el paisanaje de invitados daba para mucho me centraré, primero, en la música que estuvo a cargo del dj Manolo Mínguez, y después en la comida, con tapas de tortilla y croquetas a tutiplén. Póngame siete que me las llevo puestas.
Entre los asistentes estuvieron el torero Vicente Barrera, BlancaFitera, la coach Blanca Crespi Fitera, Amparo Morte y Vicente Lacomba, Begoña Buqué de Molina, Alicia Giner, las presentadoras de televisión Laura Grande y Ana Valls, Mati Farinós y FernandoEstrela de Generalitat Valenciana, Juan Valero de Palma, Esperanza Vila, y el fotógrafo Misael del Rosario, hermano de la cantante Raquel del Rosario. También hubo una amplia representación del mundo empresarial con Javier Monedero, Manuel Manzano, Javier GarcíaAlberni, Beatriz Abril, Luis Lluch, Carmen Romero, Toni Gil, Ángeles Casanova, Isabel Aliño, Regina García, José Cañizares, Quico Murcia o Loles López de la Asociación de Directivos. No faltaron abogados como Javier Edo, Luis Fernández de Córdova, Sebastián Tabernero, JavierFerrer y María Gómez-Polo.
Ja tot està decidit, ja tot l’entramat faller s’ha posat en marxa. La simbología, la imatge, el projecte, el nou curs ja està ací i ha arribat per a quedar-se… I començant pel principi, ja tenim a les Falleres Majors de Valencia 2014, la senyoreta Carmen Sancho i la xiqueta Claudia Villodre. Després de tot el llarg procés selectiu, aplegà el momento que l’alcaldessa ve fer la famosa telefonada i va anunciar a la rosa dels vents els noms de les agraciades. I com cada any, se compliren o no les apostes i travesses… estan o no cantat que la Fallera Major fora de la Plaça del Mercat, la qual celebrava el seu centenari i tornava a plantar a la Secció Especial… a banda d’altres consideracions parentals i/o institucionals… Des d’ací l’enhorabona i el desig de molta sort a les dos màximes representats del món faller i de la dona valenciana per excelència.
Com també li ho desitge a les meues Falleres Majors particulars, les de la Falla Pizarro — Cirilo Amorós — Hernán Cortés, que després de molts anys en tenim dos i de noves: l’estupenda senyoreta Mara Tamarit i la bonica menuda Claudia Cano. Celebrarem el seu Nomenament Oficial el divendres 1 de novembre a Mas Blayet, lloc ben cool a l’Avinguda de la Plata, barreja de tradició i modernitat. Com la nostra Falla Pizarro! Com hauria d’aplicarse a tot el planeta faller…
Potser toque ja renovar-se en moltes coses… o no. Ja complits els canvis necessaris de cada anys: les Falleres Majors, els projectes a plantar, els pressupostos… Potser siga bo començar a plantejar-se altres menes d’herències… l’estructura i el paper de la Junta Central Fallera, l’elecció dels magnataris de la festa, els condicionants reglamentaris municipals… Fins i tot la definició del planeta faller, el número de comissions, el finançament de la festa… I de totes i cadascuna d’estes coses, ja fa temps que se parla… conformant-se un benèfic caldo de cultiu crític i renovador al voltant de l’essència de la festa fallera. I en esta bendita faena es troba i lidera els nous plantejaments Malalt de Falles (@MalaltdeFalles), un col·lectiu capitanejat per Javier Serra, que junt altres publicacions com Cendra Digital o persones com Pere Fuset estàn treballant per donar un altre aire a la nostra festa gran. Des d’ací el nostre reconeiximent… renovar-se o morir. Amén!
TOPS DEL PLANETA FALLESLes millors empreses d’events fallersSIT & DOWN > Tel. 635 697 323 > www.sitdownmm.comOctubre es el mes en el que los valencianos exaltamos nuestro valores como pueblo, tanto en la ‘patria chica’, con la celebración del 9 d’Octubre recordando a nuestro histórico Reino de Valencia y a Jaume I como a la ‘patria grande’ con el 12 de octubre día de la Hispanidad y de nuestra patrona la Virgen del Pilar. Fue para mi un auténtico privilegio ver subir a nuestra Real Señera a su vuelta del Te Deum y la procesión por las calles de Valencia, algo que agradezco muy especialmente a Mayrén Beneyto, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Valencia y alma mater de la promoción cultural y artística en nuestra ciudad. En este mes también se rindió homenaje desde la Real Academia de Medicina a la figura de uno de nuestros paisanos más ilustres, el doctor Ramón Gómez Ferrer: allí estuvieron autoridades académicas como el rector de la UV, Esteban Morcillo, o el presidente de la Academia, Antonio Llombart, además de numerosos familiares y amigos, desde su nieto Javier Gómez-Ferrer Sapiña y su esposa Amparo Senent, sus bisnietos Javier y Carlos o Baltasar TorralbaRull, autor de la primera biografía sobre Ramón Gómez Ferrer. Algunos amigos no se perdieron el acto como Cristóbal Lisart, ÁngelArturo Blanes, Patxo Grau o Pilar Giménez Santamarina. También se celebró la IV edición del Torneo de Debate de la UPV, donde compartí reflexiones y valoraciones como juez junto a José Landete y José Luis Estellés, artífice de esta iniciativa con el apoyo de InmaSerrano, delegada de alumnos de la UPV.
La firma Kartell inauguró su espectacular flag shop en Valencia: Ángela Parejo congregó a un importante grupo de gente entre los que estaba Ignacio Tello de Teyoland; el artista Willy Ramos; el consultor Luis Caruana y su mujer Lola Narváez de Smile You o el abogado Armando López. También llegó a Valencia de la mano de Frederic Catalán, Tapas Gastro Bar, donde pasé una divertida noche gracias a Juana Camps y Ángela Valero de Palma. Y si algo ha caracterizado este mes ha sido el espectáculo de Los Morancos en el Teatro Olympia. Han triunfado a tope y se han llevado el cariño de los valencianos, gracias a la familia Fayos que realiza una grandísima y a veces no reconocida labor por la cultura en Valencia, y mi reconocimiento más sincero a los hermanos Cadaval como artistas, creadores y, sobre todo, como unas grandes personas: César y Jorge siguen su gira por España.
Soy una apasionada de los detalles, y por eso creo que en ellos se encuentra la fórmula del éxito. Son las pequeñas cosas las que nos hacen grandes, por eso resulta muy emocionante acudir ahora al viejo-nuevo Mestalla. Viejo porque se ha quedado como el más anciano de los estadios de fútbol de la primera división española, y nuevo porque el equipo que ahora dirige sus designios ha decidido remozarlo, poner más pintureras las gradas, dibujando nuestro murciélago, modernizando los vestuarios y rindiendo homenaje a los grandes futbolistas de su ya larga y exitosa historia. Eso no quita para que exijamos que se termine el nuevo estadio, que es una vergüenza que siga ahí, en esqueleto. Pero bien está que se cuiden los detalles, que se empiece a construir la epopeya de un club de fútbol desde la puesta en valor de su historia, desde la dignificación de su pasado.
Y no menos historia es la de las porcelanas artísticas Lladró, una de las industrias valencianas de mayor repercusión internacional y que gracias al impulso de las nuevas generaciones, en especial de Rosa Lladró, está adaptándose a estos tiempos, que no son fáciles. Lladró, que ha traído hasta Valencia al genial diseñador Jaime Hayón, celebra ahora su 60 aniversario.
Mientras tanto vuelve la danza a la ciudad, en un otoño que por momentos parecía tropical. Y vuelve con fuerza el Café Teatro… Y los clásicos, de Calderón a Molière en La Nau, o Shakespeare en el Principal, que al fin parece que también existe. Y el Circo del Sol, y Los Miserables…
“Estos son los tiempos de hacer mucho más con mucho menos, de la eficiencia y la productividad no imaginada nunca por el ser humano, y para ello las nuevas tecnologías son el principal aliado de los cambios venideros”.
El vocablo liberalizar se usa para ensalzar las bondades del sistema capitalista, y al mismo tiempo, los detractores de dicho sistema, lo utilizan para transmitir todos los excesos que, en su nombre, la economía de mercado libre puede cometer para profundizar la brecha entre los que más y los que menos tienen. Como suele ser normal, entre ambas posiciones radica el justo sentido del verbo liberalizar,y es el que le daré para describir la serie de actividades que nuestro Gobierno (en el sentido amplio: central, regional o municipal) debiera llevar a cabo para poder adaptar las directrices económicas al nuevo entorno creado por la actual crisis, y su consecuente replanteamiento de las bases de funcionamiento de los mercados mundiales.
Hablar de liberalizar, hoy en día, implica poder dar cumplimiento eficiente a la demanda de cualquier servicio o producto, sin que para ello se disparen los costes de producción y entrega de dichos bienes o servicios. Es decir, fabricar productivamente y sin generar inflación. Algo tan elemental como lo anterior, parece casi una tarea imposible, cuando entran en juego todas las legislaciones y desarrollos reglamentarios de las mismas, tendentes a la hiperprotección y salvaguarda de derechos de determinados colectivos que así lo reivindican desde tiempo inmemorial.
Pero debieran recordar quienes se ven favorecidos por determinadas leyes garantistas de sus derechos, que los mismos tienen contrapartidas en concretas obligaciones. Así, el derecho a la huelga de los conductores de transportes públicos, tiene como obligación, no dejar sin el derecho a transitar o acudir en dichos medios de transporte al trabajo al resto de los ciudadanos. O, por ejemplo, el derecho al descanso el domingo del pequeño comerciante, debiera de compatibilizarse con el derecho de los consumidores a hacer sus compras, precisamente cuando tienen tiempo para ello, es decir, los días festivos.
Liberalizar la economía de un país implica “pisar muchos charcos”, pues es evidente que se altera el statu quoy hace peligrar la zona de confort en la que se encuentra instalada una determinada estructura dominante. Liberalizar ámbitos como la sanidad levanta ampollas políticas y se usa para activar temores atávicos entre la población, especialmente en la más vulnerable (como los crónicos, ancianos, los más pobres…), pero también hay que ver que se trata del 60% del gasto de las administraciones, y que junto con educación, emplean al 45% de todos los funcionarios públicos. Cualquier avance en el uso eficiente de los recursos para dar el mismo, o mejor, servicio, debiera de ser explorado.
Estos son los tiempos de hacer mucho más con mucho menos, de la eficiencia y la productividad no imaginada nunca por el ser humano, y para ello las nuevas tecnologías son el principal aliado de los cambios venideros. Y estos cambios son traumáticos, pero necesarios. El ferrocarril destruyó muchísimos empleos de jinetes, mozos de postas, conductores de diligencias, herradores de equinos, etc. pero los crearon de maquinistas de ferrocarril, ingenieros, jefes de estación, mecánicos, etc. por poner unos cuantos ejemplos. Y las ventajas de los cambios estructurales económicos que implica el uso de una nueva tecnología de la comunicación, de la información, de la producción, logística o del transporte son indudables por mucho que duela la transición entre el modelo que desaparece y el que surge como producto del uso de la nueva técnica.
El gran beneficiario de la liberalización de una sociedad es, y deber ser, la gran mayoría de su población, pues de lo contrario no habremos liberalizado (empleo eficiente de los recursos disponibles para satisfacer necesidades de la población), todo lo contrario, habremos contribuido a blindar viejos privilegios o a crear nuevos. Liberalizar es emplear a fondo los criterios de mérito y capacidad para ocupar puestos de trabajo, y también es contratar con la empresa que dé mejor servicio por el mismo o menos precio. Ese es el verdadero sentido del verbo liberalizar, hacer más abierta y transparente la economía, dar igualdad de oportunidades a los que ofertan bienes y servicios, y que se adjudiquen a los más beneficiosos para el conjunto de la sociedad. Lo contrario es el privilegio, el abuso de poder, la desviación en el uso del mismo, el anquilosamiento, la trampa y el engaño.
Es obligación de cada uno de nosotros decidir cada día en qué lado de la historia estamos, si en el orto o en el ocaso del modelo económico.
El lenguaje popular enmascara y suaviza ciertas realidades terribles con curiosos eufemismos que, en ocasiones, pueden llevar a embarazosos equívocos. Recuerdo que hace treinta años mi anciana tía Sagrario (Dios la tenga en su Glorieta), que vivía en un pequeño pueblo de las denominadas Comarcas Centrales, me escribió una carta en un rudimentario y telegráfico castellano en la que se interesaba por mis estudios universitarios y en la que concluía diciéndome: “El tío Gervasio faltó hace unos días.”
En un principio, no entendí muy bien lo que me quería decir. ¿A dónde faltó el tío Gervasio? ¿A su partida diaria de cartas en el Círculo Recreativo? ¿A la misa dominical? Finalmente, deduje que el pobre hermano de la tía Sagrario había estirado la pata o había colgado los tenis, como suelen decir en ciertos países latinoamericanos. Resulta extraño que nunca hubiese oído esa acepción del verbo faltar para referirse a la muerte, tal vez porque en aquel entonces estaba menos familiarizado que ahora con “la mudanza al otro barrio”. En seguida, mi mente ociosa empezó a jugar con esa sinonimia recién descubierta entre faltar y morir, pues “cometer una falta” se convertía en “matar a alguien” y una popular canción de la época de MiguelBosé podía traducirse como Faltar de amor.
Ahora me falto de la risa al recordarlo y las mismas ocurrencias ociosas me vuelven a la cabeza cuando escucho a los políticos ciertos eufemismos que encubren trágicas realidades sociales. Si la famosa “desaceleración del crecimiento económico” en la que se agazapaba Zapatero era simplemente el inicio de la peor crisis económica, también podría decirse que un matrimonio que está continuamente tirándose de los pelos y matándose a sartenazos está en pleno “proceso de desaceleración del crecimiento conyugal” y lo que necesita es “un cese temporal de la convivencia”, como el que anunciaron la infanta Elenay Marichalar y ya parece permanente.
Los asesores de imagen y palabras del actual Gobierno del PP también han sido ingeniosos a la hora de buscar expresiones bonitas para esconder hechos feos. Me parece muy elegante y cosmopolita hablar de “movilidad exterior” para referirse a los miles de jóvenes que emigran a Alemania como AlfredoLanda en los 70 para buscar trabajo. También me parece mucho menos dramática la expresión “procedimiento de ejecución hipotecaria” que el terrible y dickensiano “desahucio” con desdentados abuelos
en batín como protagonistas. El humillante “rescate bancario” resulta más digno para el orgullo patrio si hablamos de “préstamo en condiciones muy favorables”, “apoyo financiero” o “línea de crédito”. Los recortes son, sin duda, menos dolorosos, cuando nos referimos a “reformas estructurales necesarias”, y abaratar y facilitar el despido no suena tan mezquino cuando se habla de “flexibilizar el mercado laboral” o “redimensionar las plantillas”.
Menos brillantes y más confusos me parecen por su retorcido tecnicismo las expresiones “crecimiento económico negativo” para referirse a la recesión; el “recargo temporal de la solidaridad” para ocultar una subida de impuestos; “la devaluación competitiva de los salarios” para anunciar una bajada de los sueldos y la célebre “indemnización en diferido” para no reconocer los pagos que se estaban haciendo a Bárcenas cuando se suponía que ya no trabajaba para el PP. Ninguno de todos estos eufemismos tecnocráticos tiene la transparencia poética y el sabor macrobiótico de los famosos “brotes verdes” de Elena Salgado, aunque en realidad la expresión no sea suya ni novedosa, pues es una traducción de la expresión greenshoots utilizada por el ministro británico de Hacienda, Norman Lamont, para hablar de los primeros síntomas del fin de la recesión que vivía el Reino Unido en 1990. Co el tiempo se ha demostrado que los brotes verdes de la ministra no eran ni de soja ni de revitalizant ginseng, sino tal vez de esa hierba que algunos defienden por sus propiedades terapéuticas para no insistir tanto en su carácter psicotrópico y disculpar su consumo. Ya saben a qué hierbajo me refiero.
Septiembre. El mes en que los días se acortan, las temperaturas bajan y la jungla de glamazonas (léase modelos, damas de sociedad, relaciones públicas, it girls, etcétera) vuelve a tomar las calles de Valencia. Los niños regresan al colegio y las fashionistas, a la primera fila de los desfiles. Es el mes de la Valencia Fashion Week, el mes de la moda. Todo arrancó en el restaurante Lotelito. Aquí prefieren cocinar un arròs amb fesols i napsclásico, un hervido valenciano con trufa o un all i pebre de gamba. En este nuevo local de cocina valenciana en tapas los diseñadore Siemprevivas celebraron una fiesta como preámbulo a la VFW. Rodeados de amigos y compañeros del gremio de la moda, LucasZaragosí y Adrián Salvadorcelebraron el cuarto aniversario de su firma de moda y presentaron un pequeño avance de su colección Skin,con la que unos días más tarde triunfarían en la Valencia Fashion Week.
Entre los asistentes estuvieron Laura y Blanca Fitera con Emilio Moreno, Carmen SáezMerino y María Agramunt,la presentadora Maribel Vilaplana,Elena Negueroles,Verónica Montijano y JoséLuis Vilanova acompañados del sastre Antonio Puebla,Ángela Pla, Paola Barrachina,Lourdes López de Patos Isabel Moreno, la blogger Macaren Gea, Carmen Duráncon la modelo Carmen Julia, Sol Candela, Laura Vázquez,Enrique Calomarde…
Carlo d’Anna y Adela Crispino aterrizaron en Valencia el verano del 86, mientras un Maradona en plenitud ahormaba al Napoli a la medida de su primer Scudetto. Su primer negocio en la ciudad fue una tienda de ropa, pero el desaforado amor por la comida que fluye en la sangre de todo napolitano les emplazó a abrir su propio restaurante.
La Trattoria da Carlo subió su persiana en octubre de 1993, cuando los valencianos todavía cocíamos la pasta de más y las pizzas nos las traían a casa adolescentes en motocicleta. Y ahora, después de veinte años, La Trattoria se ha erigido no sólo en un buen italiano, sino como uno de los grandes restaurantes en la ciudad.
Carlo y Adela, con la ayuda de su hijo Carmine, han trazado puentes culinarios entre Valencia y la Campania. Nos han descubierto la auténtica mozzarella di bufala, el capocollo, las flores de calabacín y por qué a partir de noviembre se debe hacer cola por unos tomates del Vesubio. Y de nuestros mercados, Carlo escoge cada día verduras, pescados y mariscos. ¿Quién cubriría si no en la bahía el vacío de gambas, cigalas y pulpitos?
Han sido dos decenios en los que por sus mesas ha pasado cada gourmand de la ciudad y todas las plantillas del Valencia; familias enteras reunidas alrededor de un bollito en Navidad y novios bisoños que querían impresionar en la primera cita. Y para celebrarlo, Carlo adelanta la temporada de la pizza al primer lunes de octubre. Si tienen oportunidad, no la dejen escapar: Carmine promete jubilar a sus padres más pronto que tarde después de conquistar las últimas plantas de los madrileños Cines Luna.
Han pasado veinte años y podrían pasar veinte más. Carlo d’Anna seguirá siendo el mismo napolitano entrañable y expresivo que salpica un día entero de neologismos: híbridos geniales entre un castellano vertiginoso y el dialecto de la tierra de San Gennaro. Desayunará a las 7 de la mañana y no volverá a probar bocado para regalarnos los oídos y, sobre todo, el paladar.
Puix ja ha passat l’estiu, any rere any… això sí, allargant-lo el més possible, què setembre és el millor mes, inmillorable oratge, bon mar i turistes de retirada… I al món fester li costa abandonar la platja i posarse a la rutina… però arribat ja octubre, tot comença de nou i el ritme trepidant de la festa resorgix com ave fènix. Les seleccions definitives de les components de la Cort d’Honor, i per tant de la tan esperada Fallera Major, se celebren estos dies, amb cerimònies folk de posada en escena molt televisiva a celebrar a la Fonteta de Sant Lluís… fins el momento de la telefonada oficial de l’alcaldessa des de l’hemicicle de l’Ajuntament a les agraciades amb el títol de Fallera Major de València. No es perden la retransmissió que la nostra RT VV fa d’este acte tan barroc i jocfloralesc, val la pena, de veres!
I de la punta de llança del planeta faller passem al calendari rutinari de les comissions festeres, les quals es dediquen a hores d’ara a presentar els esbossos i els projectes dels monuments per a les falles de 2014, ja que el plaç pels artistes de presentar-los oficialment davant la sacrosanta Junta Central Fallera ja ha prescrit. I per tant, en estos dies també s’oficicialitzarà el rànquing de les seccions dels monuments, coneixent el tall de cadascuna de les mateixes segons els presupostos presentats per les falles… Aixina coneixerem, com cada any, qui milita en la Secció Especial, quants diners se gasta cada falla i si cau alguna de pertanyer a la Champions League…
Tot i això, jo a l’octubre me quede amb el Nou d’Octubre, el dia del Poble Valencià, la festa de la Comunitat Valenciana què al cap i casal ha consolidat una entrada de Moros i Cristians d’altura. Ja acabats els actes oficials i la Processó Cívica de la Real Senyera, la vesprada del Nou d’Octubre ha segut conquerida pels Moros i Cristians. Gràcies a la faena ben feta de la Federació Valenciana de Moros i Cristians, des de les 17h i per l’irrepetible carrer de la Pau, tota la vistositat i el colorisme de les esquadres i comparses mores i cristianes prenen la nostra city. I des d’ací el meu reconeiximent als Huracains, la comparsa de Benigànim encarregada de l’organització d’esta gran Entrada. Ja fa anys que fan una gran faena i és de justícia que tot el món s’entere. Salam Aleikum!
TOPS DEL PLANETA FALLESLes millors empreses d’events fallersSIT & DOWN > Tel. 635 697 323 > www.sitdownmm.comAmables lectores de Valencia City, estamos en octubre, hace unos días que llegó el otoño pero he dereconocerles que pasé más frío los últimos días de agosto cuando unas tormentas tropicales asolaron la tranquila costa alicantina. Entre veranillo de San Miguel y unas temperaturas diurnas de escándalo, vamos intentando no pensar en que llegará el frío, sobre todo la humedad, estaremos blancos cuando no resfriados y algún que otro día habrá que llevar paraguas y sortear las baldosas que al pisarlas te regalan un salpicón en los tobillos. El mes que acabamos de despedir nos trajo la actividad cultural a la ciudad y sobre todo la moda a Valencia.
Pasé una tarde muy divertida en el Teatro Talía (está triunfando su programación gracias a la gestión impecable de la familia Fayos) junto al bueno de Alfonso Manglano viendo Confesiones de mujeres de 30 con las actrices Meritxell Huertas, Mónica Pérez y Yolanda Ramos bajo la dirección de Edu Pericas, que entre monólogos y diálogos desgranan lo que se les pasa por la cabeza a las mujeres a partir de esa edad y logran que el público no pare de sonreír.
No quise perderme la presentación de Circo Máximo del gran escritor Santiago Posteguillo, segunda parte de la trilogía que sobre el emperador Marco Ulpio Trajano está escribiendo este valenciano y que explicó como si de una clase se tratara a los asistentes que llenaron el salón de actos del Ateneo Mercantil. La presentación corrió a cargo del periodista Ramón Palomar y asistí junto a mi buen amigo Javier Gómez-Ferrer, gran aficionado a este tipo de novelas.
La segunda parte del mes nos trajo la XV Valencia Fashion Week, con Álex Vidal a la cabeza y nuestro compañero Josep Lozano como director técnico. Como bien me dijo Josep, nuestra pasarela tiene como objetivo los jóvenes, de hecho el hastag utilizado fue #descaradamentejoven y, como era de esperar, triunfaron de manera especial Lucas Zaragosí y Adrián Salvador con su firma Siemprevivas y con su musa, la preciosa modelo valenciana Paola Sol, desfilaron la noche del viernes 20 de septiembre y conquistaron al público con sus conjuntos originales y elegantes a la vez que llevables.
En una de esas fiestas que te encuentras al todo Valencia, disfrutamos de las agradables vistas que depara la terraza del Palau de les Arts Reina Sofía y mientras Javier Botella se dejaba el alma interpretando los mejores temas del jazz y la bossanova de todos los tiempos, junto a su Copa Ilustrada Band, conversamos y reímos con buenos amigos como el torero Vicente Barrera; el diputado autonómico Vicente Betoret; nuestra compañera, la guapa Juana Camps; el sastre Antonio Puebla, siempre con los empresarios de la moda Verónica Montijano y José Luis Vilanova, de VM The Shop; la simpática Lola Narváez y el matrimonio formado por Nacho Gómez-Trenor y Carolina Gil.
Para acabar este mes de moda y de calor, se celebró la I edición de Abierto Valencia presentándose en sociedad la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunidad Valenciana (Lavac), presidida por Olga Adelantado, con quien y junto a mi querida Cuchita Lluch, tuve el placer de que me explicara este verano tan interesante proyecto.
Además tenemos un nuevo hotel en la ciudad con un bar restaurante muy neoyorquino y atractivo para pasar unas noches con los amigos, Lotelito. en plena corazón de Valencia y con una terraza muy tranquila. Queridos lectores, Valencia ha vuelto con más atractivos que nunca y para salir de la oscuridad nada mejor que disfrutar de la luz de esta ciudad, de día y de noche.
Estamos en el mismo paralelo que Roma, nos une pues el clima, y el mar, el arroz también, y las cocas, que son como pizzas… pero los italianos son los reyes de la pasta por encima de todas las cosas. A mí me vuelve loca, la compro fresca en Gustonuovo –o en Mercadona, que también tiene–, pero cuando quiero darme un festín me acerco hasta donde Adela y Carlo, en su trattoria que cumple veinte años dándonos maravillas napolitanas y cantando tarantelas.
Es el sitio favorito de los domingos por la noche de Miquel Navarro, para que luego digan que no hay que comer hidratos cuando anochece. Miquel aprecia la buena comida pero, sobre todo, es un artista gigantesco, y generoso. Ha donado al IVAM un legado incalculable, incluyendo su estudio-taller de Mislata que él mismo rehabilitó y en donde acopia una curiosa biblioteca especializada en arte. La muestra que ahora se puede ver en el museo, con una instalación ya permanente de su obra, es sencillamente extraordinaria.
Y no es fácil ser profeta en la tierra valenciana. Habrá que reflexionar sobre ello, ese espíritu que en nosotros oscila entre el autodio por no ser tan estupendos como deberíamos o la exaltación populista y acrítica. Tendremos que analizarlo ahora que viene el día de la patria valenciana. Y somos buenos, y sufrimos una pérdida de imagen exterior importante, así que necesitamos recuperar autoestima, impulso para seguir con nuestro empuje emprendedor. Llega Sant Dionís, la última corrida de la temporada taurina y el arranque del Circuit del Café-teatro… Llega el otoño, visiten los comercios: hay que cubrirse del frío, estar a la moda y reactivar el consumo.
“Una se echa de menos que el esfuerzo realizado por familias y empresas privadas no se equipare en el sector público, donde los cambios necesarios –de aumento de productividad y destrucción de exceso de capacidad operativa–, todavía distan mucho de ser los necesarios”.
En las últimas jornadas, venimos escuchando voces del máximo representante del Gobierno de España, y de algunos de sus ministros y secretarios de Estado, amén de los máximos representantes del Partido Popular, que insisten en que la crisis oficialmente está vencida, superada y finiquitada para siempre.
Es de suponer que a medida que se aproxima la mitad de la legislatura, estas voces se harán cada vez más insistentes y audibles para mitigar y aliviar el cabreo general provocado por el aumento de los impuestos (contra todo pronóstico electoral), la bajada generalizada de los salarios, la destrucción de tejido productivo, y por ende de empleo, así como la disminución de todo tipo de subvenciones, subsidios, empresas públicas ruinosas (como las teles autonómicas) y demás reductos adiposos de un modelo de Estado que hace aguas por todos lados por falta de fondos para seguir gastando en la compra de votos acomodaticios.
Como ya se ha comentado en esta sección en otros artículos (“Animal Spirits”), la economía tiende a ser un 50% racional a la hora de tomar decisiones, y un 50% emocional, de tal manera que el estado de ánimo, la fe en el cambio, las expectativas de la mayoría –o de minorías cualificadas–, sucesos que mejoran o empeoran el espíritu, influyen poderosamente en la suma de millones de micro-decisiones, que finalmente alteran el curso de la macroeconomía.
En estos momentos, España está gozando de una serie de datos favorables macroeconómicos incontestables, como varios meses de menor destrucción de empleo, incluso de generación del mismo en términos desestacionalizados, un equilibrio, incluso superávit, por cuenta corriente producto de exportaciones crecientes, disminución de las importaciones y un aumento de los ingresos procedentes del turismo, una prima de riesgo inferior a la mitad de la que teníamos hace un año, un déficit fiscal que tiende a menguar, o una productividad que ha aumentado un 11’1% desde 2008, la mayor de la zona Euro, y sin duda consecuencia de los datos comentados anteriormente.
Todo ello es cierto y debemos de alegrarnos de que suceda, pues para llegar a poder leer o escuchar estas noticias todos hemos perdido capacidad adquisitiva, empleos, ahorros inversiones y riqueza en general. Pero no había más remedio que aplicarnos la amarga medicina de la devaluación interna y la recuperación de la competitividad, la credibilidad, la estabilidad presupuestaria y la autofinanciación. Pero no es menos cierto que todavía hay más de 4,7 millones de parados, de los que más de la mitad son de larga duración y muchos de ellos jóvenes sin empleo previo, que el PIB sigue siendo negativo (y llevamos 35 meses con tasas decrecientes), y que la deuda pública española está en volúmenes de máximos históricos (90% del PIB, y subiendo), y otros datos más que podríamos citar para valorar en su justa medida la afirmación del final de la crisis.
España ha llevado a cabo una dura transformación del modelo productivo, y aún le queda camino por recorrer, y no cabe duda que las medidas adoptadas (y las que deberían añadirse a las tomadas) son desagradables, pero están siendo efectivas para competir en los mercados internacionales de bienes, servicios o finanzas. Se echa de menos pedagogía para que los ciudadanos entiendan el porqué de las mismas y sus consecuencias, y también se echa de menos que el esfuerzo realizado por familias y empresas privadas no se equipare en el sector público, donde los cambios necesarios –de aumento de productividad y destrucción de exceso de capacidad operativa–, todavía distan mucho de ser los necesarios para mejorar el conjunto de la economía.
Cada euro destinado a la administración pública deja de ser empleado en la economía productiva privada, y cada empleo que se destruye en el sector público es sustituido por 1,3 en el sector privado (los profesores de La Sorbona, Algan y Zybelberg, publicaron en 2002 un estudio centrado en las 17 grandes economías de la OCDE entre 1960–2000, estimando un ratio de 1,3/1,5 empleos privados destruidos por cada público creado). Es el conocido efecto “desplazamiento” (crowding out), por el que el recurso financiero escaso se destina al sector público ineficiente económicamente, privando del mismo al sector empresarial que es mucho más productivo.
En definitiva, se perciben avances, lentos y dolorosos, pero ciertos, y cada paso adelante es uno menos que nos queda para recobrar la senda del soñado crecimiento sostenible en el tiempo y el sosiego ansiado por todos los españoles.
¡Ánimo, ya queda menos!
Se antojan remotos los tiempos en que las campañas publicitarias requerían de una onerosa inversión para producir impacto. Anunciarse en vallas o marquesinas ha cruzado ya la frontera en su viaje hacia lo extemporáneo, y la crisis amenaza con dejar las cuñas de radio y las fastuosas apariciones en televisión listas para el museo de cera.
El nuevo tablero donde se juega la partida del marketing y la publicidad (muchas veces encubierta) pasa por los blogs, redes sociales y toda su panoplia, por las imágenes y los vídeos virales que riegan la simiente de la reputación virtual (y real) de las marcas y corren como la pólvora de dispositivo en dispositivo.
Es cierto que cualquiera puede empezar un blog o moldear su imagen cambiando su foto de perfil en Facebook. Son recursos al alcance de todos. Sin embargo, para llegar a penetrar en el tabernáculo de internet en forma de visitas, seguidores o reproducciones hacen falta cuantiosas porciones de creatividad.
Y a eso es a lo que se dedica Slyman Arts, la agencia de publicidad que dirige el joven creativo valenciano Marcs Pitarch. Sin más armas que una cámara y la artillería pesada de una buena idea, concibe piezas audiovisuales capaces de sublevar las redes sociales y competir con campañas que dilapidan millones de euros.
Con el apoyo de su propia inversión, de colaboradores y amigos ha rodado spots que han ganado reconocidos festivales internacionales de Francia y Nueva York. Y sus trabajos forman parte ya de las campañas de corporaciones mayúsculas como Electronic Arts o Pepsi, que adquirió los derechos de su anuncio después de tirar abajo la poterna de Youtube.
Ahora, con el mismo espíritu resuelto, ningún presupuesto y mucha taumaturgia, se ha hecho con otro certamen publicitario a nivel mundial. Esta vez de la multinacional de los refrescos Coca-Cola, que constelará sus pobladas redes sociales en Asia y América Latina con una pieza rodada entre Santa Cruz de Moya, en Cuenca, y la valenciana playa de Las Arenas. El lema del spot es una sencilla pregunta, ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
Slyman Arts es el ejemplo de todas esas pequeñas grandes empresas creativas que con un ingenio diamantino son capaces de luchar en lo transfronterizo contra gigantes que multiplican su capacidad financiera. Como Atila, que derrotó al Imperio. Viral, rey de los hunos.
Desde que Iván Martínez-Colomer arrancara en 2009 capitaneando el proyecto Moddos, han pasado ya casi cuatro años de posicionamiento y cohesión del club en la vida socio-cultural-empresarial de nuestra cuidad.
Durante estos años, ha sido capaz de crear una base muy sólida a través de una gran herramienta tecnológica de comunicación, además de conseguir la implicación de muchos miembros y empresas que resulta difícil de conseguir en estos tiempos.
Desde el punto de vista de las novedades que presenta el club para la nueva temporada, se trata de que los miembros que deseen participar se involucren de verdad mediante una cuota simbólica, de manera que cada pequeño esfuerzo por parte de cada miembro seguro que garantizará la adscripción y fortaleza de este renovado movimiento social.
Septiembre se dedica por completo a la Moda con la celebración de numerosas acciones, actos y eventos en Valencia. A primeros de mes, se lleva a cabo la presentación del nuevo rumbo y del vehículo de comunicación digital Moddos; el 12 se desarrolla el primer foro con un acercamiento al mundo del diseño y de Valencia Fashion Week, para entrar en contacto con las dimensiones de un evento capaz de reunir a 20.000 personas.
Del 19 al 21, la actividad se centrará en la pasarela valenciana desde las primeras filas de la pasarela, asistiendo en vivo y en directo al más grande evento de moda de la Comunitat Valenciana.
El 25, Moddos se lleva a sus miembros de paseo por el arte con un tour por los museos: una visita guiada de la mano de los protagonistas de las exposiciones con motivo del ciclo dedicado al “Arte y la Moda” en el IVAM.
Para remate, el 27 se producirá el primer networking Moddos de la nueva era articulado en torno al comercio de moda en Valencia, un encuentro entre empresas y miembros que promete dar un vuelco a las tendencias y otras actitudes.
Y a continuación vendrá octubre, que será el mes propicio para “Ver, sentir, gustar… Valencia” con motivo de la conmemoración del 9 d’Octubre y del 775 aniversario de la entrada del Rei Jaume I en la ciudad del Cap i Casal.
Además de la presbicia, la curvatura de la infelicidad, las sienes nevadas, la aluminosis de las articulaciones, la deforestación craneal y otros declinares más enojosos, he podido constatar que uno de los síntomas más claros de la vejez es la manifiesta incapacidad para adaptarse a los avances tecnológicos de cada época, ya sea la rueca, la estufa de vapor, la máquina de escribir, la televisión con mando a distancia o el ordenador de mesa. Porque la vejez consiste en cierto modo en “perder definitivamente el tren de la modernidad”, como diría un político afecto a los tópicos discursivos más manidos. En mi caso, me di cuenta de que había perdido ya todos los trenes, mientras me ganaba la más angustiosa vejez, cuando tuvieron la ocurrencia de regalarme un dispositivo móvil o smartphone (para mí, un teléfono sin cable), con motivo de haber llegado renqueante a mi primer medio siglo. Me insistieron mucho en que mi nuevo y valioso teléfono inalámbrico estaba bendecido y marcado con el sagrado logotipo de la Mítica Manzana, pero no se referían a la Fruta Prohibida de Eva, sino al venerado Símbolo de la Iglesia tecnológica y Digital fundada por el ascético y santo Jobs.
Para quien no lo sepa (es una ironía), un móvil inteligente es como una de esas calculadoras científicas de bolsillo de hace treinta años, pero que en vez de tener muchas teclas y botones cuenta con un complejo teclado táctil y luminoso, no apto para manos siempre temblorosas o para gruesos y torpes dedos como pezuñas de ganado porcino, como es mi caso. Tras pasarme casi una semana leyendo el manual de instrucciones de mi “esmarfon”, primero en esloveno y luego en español, conseguí distinguir entre las funciones “llamar” y “finalizar llamada” (lo que antes era “colgar”), pero fui incapaz de descifrar el laberíntico procedimiento para añadir y buscar números de agenda o para enviar mensajes de esos que se pueden escribir con errores de ortografía y palabras con apócopes que a veces parecen la transcripción fonética de las onomatopeyas de un grupo de primates en celo.
Por fortuna, no tarde ni quince días en perder mi “esmarfon” en un taxi. Evidentemente, no lo recuperé, porque esos dispositivos móviles son objetos de deseo muy cotizados, incluso entre personas cabales y honradas, pues no sólo sirven como teléfonos; también puedes ver la tele aunque no se vea un pijo en su minúscula pantallita, escuchar la radio aunque se pierda la señal constantemente, navegar por Internet aunque se interrumpa la conexión por falta de cobertura o leer y contestar correos electrónicos aunque estés corriendo una maratón o dando saltos en una atiborrada discoteca de bakalao. Al perder mi esmarfon con sus numerosas e inútiles aplicaciones, tuve que volver a un vetusto y anticuado móvil de marca finlandesa que me regalaron a finales de la década pasada, me parece que en el ya remoto 2009. Se trata de una auténtica reliquia, una valiosa pieza de museo que milagrosamente aún funciona, pese a tener más de 50 meses.
Porque la vida de los móviles no se mide en años sino en meses, y el mío está como yo, en plena crisis de los cincuenta, en el inicio de su obsolescencia programada. Incluso su pantalla empieza a parpadear más de lo debido. Debe ser la presbicia.