Apuntaba el escritor británico Ruskin que el conocimiento de la Belleza es el verdadero camino para la comprensión de las cosas que son buenas, y está claro que la última generación de avances e remodelación de labios, hilos, micro inyecciones de plasma rico en plaquetas o el mismo bótox aplicados de manera poco invasiva, son métodos muy eficaces para su consecución y mantenimiento. Aparte de los métodos sin necesidad de operación que nos podemos encontrar en el mercado, la Dra. Aurora Reig es una auténtica especialista en intervenciones plástica y cirugía reparadora con dos décadas de experiencia y además Miembro de la prestigiosa Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE ).
Hoy en día, al igual que seguimos las tendencias enmoda, también luchamos por conocer los últimos avance en medicina estética como forma de ser contemporáneo y de saber adaptarnos a las circunstancias de cada momento. Ya que si la cara es el espejo del alma y el cuerpo su vehículo de comunicación, hemos de cuidar que sea tan bellos como nosotros nos vemos en nuestro interior. Para dar a conocer todas estas técnicas y disfrutar de un ambiente elegante y formal, la Doctora presentó las últimas novedades en su céntric consulta en la calle Martínez Cubells nº 10, a través de un excelente cocktail servid por el Grupo El Alto, dond los invitados admiraron un espacio pensado para crear un entorno de confianza y entrega al paciente, con el objetivo de asesorar, plantear y revisar de forma personalizada con un amplio repertorio de tratamientos poco invasivos y muy eficaces, todo para conseguir los mejores resultados.
A la presentación acudieron muchas caras conocidas de la vida social como la concejal del Ajuntament de Valencia y presidenta del Palau de la Música, Mayrén Beneyto, acompañada por su marido Ramón Almazán, Amparo Mortes de Lacomba, Arantxa Estellés y Mamen Puchades de Sie7e Jewels Gallery, los presentadores Ferran Cano y Laura Grande, Iván Martínez-Colomer de Cayomalayo, María Bravo, Charo Oliver, María Palop de Boix Cosmetics, la Dra. Mª Ángeles Canot de la Unidad del Dolor del Hospital La Fe, el empresario Fernando Aliño o el director de VFW y diseñador Álex Vidal.
También Ronan Risselin de Axthor, Laurence Lemoine, Luz Aguiló y Elena Gandía de Clínica Identis, la asesora Reme Hidalgo, el abogado Santiago Castell, Carvi Pinto,el artista Jarr, Clara Sánchez de Atalanta, Loles Romero, Almudena Lafuente, MªDolores Enguix de ÓpticaCliment, Encarna Roig de Acosta, David Escolá de GiftMe 5, la diseñadora Virtudes Langa, bloggers de moda comoGreta Borrás, Maribel Server o María Benimeli, acompañadade su marido el ciclista Stefano Garzelli.
Dado lo propicio de las fechas, el evento los invitados colocaron felicitaciones y sus mejores deseos para 2014 en forma de estrellas en un árbol de Navidad, que sirvió de excusa para realizar un sorteo ad hoc, gracias al cual las agraciadas disfrutarán de tratamientos personalizados. Por ello, y parafraseando a Sócrates, “la belleza se halla iluminada por una luz que nos convida a contemplar el alma que tal cuerpo habita”, y si la Dra. Reignos plantea el camino, nos tiene ganados los corazones.
Para todos aquellos que hemos dedicado nuestros mejores años profesionales a trabajar en ámbitos relacionados con la construcción y/o la promoción inmobiliaria, la actual crisis supone un antes y un después en todos los sentidos.
Tras un década casi prodigiosa del sector en los años 60 y principios de los 70, vino la inevitable corrección del mercado, con la espoleta del precio del petróleo y sus derivadas de inflación, paro, devaluación de la peseta, etc. Recuerdo a mediado de los años 70 del siglo pasado, ser un curioso adolescente que seguía a la mínima oportunidad a mi padre en las visitas de obras, y quedarme perplejo en Benidorm ante un skyline de grúas-torre. Recuerdo a su socio, fundador de una saga exitosa de promotores comentarle: “José María, es que nos hemos pasado construyendo”.
La frase se me quedó grabada porque evidenciaba un estado de ánimo que rondaba entre el arrepentimiento, el sentimiento de culpa y la lamentación por no haber sido capaces de preverlo. El espacio urbano había crecido a lo alto y a lo ancho, y de repente, el dulce sueño dio paso a la peor de las pesadillas. Seguro que esta sensación la ha experimentado mucha de la gente que lea estas líneas. Pasaron los 70 y, de lleno en los 80 se estabilizó la economía con los llamados “pactos de la Moncloa”, y las sucesivas devaluaciones, ajustes del sector industrial nacional –público y privado–, y volvió a equilibrarse el mercado residencial, absorbiendo las existencias que la crisis anterior había acumulado. Hubo una reestructuración financiera de cajas y bancos, especialmente dura en el 84 y 85, que disminuyó a la mitad el sistema. De nuevo “… nos habíamos pasado construyendo”.
Volvió el tigre a cabalgar y finalizando los 80 y entrando en los 90, de nuevo se desbocó el felino, azuzado por ministros que jaleaban aquello de “España es el país en el que alguien podía hacerse millonario más fácilmente” (Solchaga dixit). Eran los tiempos de los “súper pelotazos” como el de la Plaza de Castilla en Madrid, a cambio de la mitad del Banco Central, de Javier de la Rosa y Kio, los Albertos, Mario Conde y Abelló, etc. Hasta que terminaron los Juegos Olímpicos en Barcelona y la Expo de Sevilla y el V Centenario (política de grandes eventos que ahora critican quienes las promovieron entonces), no volvimos a caernos del guindo sobre el exceso cometido.
En cada una de estas épocas se reprodujeron una serie de pautas de las que no nos hemos separado en la actual fase de corrección, ni en el previo desajuste: todo empieza con una acumulación real de ahorro que se canaliza hacia productos financieros cada vez de mayor riesgo, y en especial hacia el crédito hipotecario por su capacidad multiplicadora del negocio bancario, se expande de manera extraordinaria la capacidad productiva e industrial del sector de la construcción y obra pública, con la enorme creación de empleo directo e indirecto que ello supone, lo cual da lugar a unas recaudaciones fiscales también cuantiosas que mejoran las cuentas públicas, con lo que se forma un círculo virtuoso cuasi perfecto.
Todo se viene abajo cuando la percepción real o ficticia de la existencia de un riesgo superior al previsto por el sistema (el que evalúan las tasadoras y agencias de calificación) desata una oleada de ventas que paraliza el mercado, se vuelve ilíquido, se destruye tejido productivo, aumenta el paro, se dispara la mora, los bancos acuden al auxilio de su salvador “Papá Estado” que somos todos, etc.
Los más perjudicados, las familias y particulares que pierden patrimonio, empleo, ingresos profesionales…, y los directivos y socios de las empresas que con tanta ilusión se han ido creando, a veces a lo largo de generaciones. A todos los que están en situaciones complicadas, una sola palabra, “resiliencia”, definido por la RAE así; “1. f. Psicol. Capacidad humanade asumir con flexibilidad situacioneslímite y sobreponerse a ellas.”
Por cierto, cada vez que recuerdo haber visto derrumbarse el sector inmobiliario, he visto también que, al cabo de cierto tiempo, las grúas volvían a girar y los edificios se terminaban, las casas se vendían y ocupaban, la gente volvía a tener trabajo, y las deudas se renegociaban y se diluían.
Un nuevo proyecto editorial ha sido necesario para volver a producir el complejo y profuso Almanaque Gastronómico de la Comunidad Valenciana. Los difíciles años de la recesión económica motivaron una profunda crisis en el sector de la hostelería, a la que nadie ha sido ajeno, desde las propias empresas hosteleras a los productores, incluyendo bodegueros, distribuidores, comerciales y, por supuesto, comunicadores.
El Almanaque ha necesitado reposo, perspectiva, y han sido casi dos años los que han transcurrido para esta nueva edición. En lo esencial se mantiene el espíritu de siempre: gusto por la edición; amplia información, incluso gráfica; firmas de prestigio; reportajes novedosos y una clasificación ordenada y de jerarquías rigurosas. Son más de 260 los restaurantes seleccionados, lo que a pesar de los numerosos cierres y migraciones, habla del buen momento de la cocina valenciana, que se ha hecho más pragmática y resistente. Así como un centenar de vinos, y cervezas que eclosionan en el ámbito de lo artesanal, aceites de calidad excepcional…
Las decisiones han sido colegiadas, bajo la doble dirección de Alfredo Argilés y Santos Ruiz, quienes han contado también con el criterio de Ángeles Ruiz, Juan y Guillermo Lagardera, y Domingo Casany. Las catas han corrido a cargo de Paco Higón, Diego Fernández Pons y Manuel Peris. A todos, nuestro agradecimiento por su compromiso en la nueva aventura, hermana de esta Valencia City. Y si como dice Alfredo Argilés, son muchos los restaurantes que se vuelven a llenar, eso significa que bastantes cocineros, muchos cocineros-empresarios han hecho y hacen bien las cosas. Tiran del carro, y merecen nuestro reconocimiento.
Como dipsómano confeso y consumidor habitual de todo tipo de bebidas alcohólicas populares (desde el tercio del almuerzo y la botella de tinto de mesa para comer hasta el gin tonic de media tard y el carajillo o el herbero matinal), soy cliente fijo de numerosos bares de barrio, tabernas y cafeterías climatizadas. Desde hace ya unos años, todos estos establecimientos cuentan con camareros procedentes de todo el mundo. Puedo recordar que he pedido más de una caña a camareros colombianos, argentinos, ecuatorianos, peruanos, marroquíes, rumanos, rusos, ucranianos e incluso chechenos. Jamás he tenido el más mínimo problema y siempre me han atendido muy bien. En todo caso, el problema los he tenido yo, a la hora de pedir con voz balbuceante y entrecortada el tercer gin tonic de la tarde o la quinta caña del aperitivo. Aún así, me han entendido.
De todos los colectivos inmigrantes que trabajan en la hostelería, la comunidad china sería la que en principio tendría más dificultades para entender nuestras raciales costumbres tabernarias por las barreras culturales e idiomáticas que deben superar los chinos al instalarse en nuestro país. Pese a sus problemas con el español o el valenciano y a sus muy distintas tradiciones culinarias, los chinos no sólo son capaces de cocinar y servir sin ningún problema sepia a la plancha, calamares a la romana y pinchos de tortillas, sino que en los últimos años han empezado a regentar cafeterías y bares tradicionales en muchos barrios populares de Valencia. Porque a diferencia de otros inmigrantes de otras nacionalidades que encuentran trabajo como cocineros o camareros, los chinos siempre quieren ser propietarios de su propio negocio. Cuando encuentran un modesto bar de barrio que se traspasa, se mantienen fieles al estilo muy español del establecimiento, no le cambian el nombre y conservan el mobiliario original, el menú del día, la máquina tragaperras, el reloj de pared con el escudo del Valencia C.F., el manoseado ejemplar de Marca y las moscas que revolotean sobre los platos de tortilla y las anchoas en aceite en el mostrador de cristal d la barra. El Bar España, El Molino, Tu Cocina, La Taona, Vera Park o El Flamingo son algunos de los ciento veinte bares de tapas regentados por chinos que hay actualmente en la ciudad de Valencia. De todos ellos, el bar Sobrecases, en la calle Conchita Piquer del barrio de Campanar, es el que mejor conozco, pues en su terraza me he bebido miles de tercios de San Miguel como desayuno, aperitivo, happy hour o after work,aunque estas dos últimas expresiones anglosajonas no casen muy bien con la decoración y el ambiente popular del local y el perfil de su variopinta clientela, conformada por personal sanitario residual de la antigua y desmantelada Fe, funcionarios amortizables de los organismos autonómicos cercanos, la entrañable gente del barrio y un selecto club de bebedores ociosos que pasan los lunes al sol y el resto de la semana también. Los propietarios del bar Sobrecases son Lin y Achín (la ortografía es mía), una siempre sonriente y alegre pareja originaria de la provincia sureña y costera de Fujian, que hace seis años alquiló el local al jubilarse su antiguo dueño. Cuando no estoy bebiendo un tercio con mis amigos, Lin y Achin se sientan conmigo a fumar como murciélagos en la terraza de su bar y me cuentan cosas que no consigo entender muy bien, pese a sus esfuerzos por recurrir a la mímica extrema o a una variante enfática del idioma sioux del cine de Hollywood (“mí tlabajal mutcho, mutcho, amico.”). Con ese lenguaje tan simple son capaces de explicarte cuestiones tan complejas como la estimación por módulos de la declaración de la renta y de que no haya nunca ningún malentendido con la cuenta: “Tles telcios son cuatlo eulos ochenta. Mutchas glacias, amico. Bon dia”. Con el tiempo han llegado a ser mis amigos, por eso me molestan las burlas crueles y los brotes de racismo contra la dinámica y emprendedora comunidad china, que se manifiestan a través de algunos blogs xenófobos y de ciertas campañas en las redes sociales. Creo que su tenacidad empresarial y su dedicación al trabajo se merecen un poco más de respeto. Desd que trabajo en el centro de la ciudad y me veo obligado a frecuentar bares y cafeterías despersonalizadas que pertenecen a alguna franquicia, ya no veo tanto a mis amigos Lin y Achín y siento nostalgia de todos esos bares de barriadas regentados por chinos pero con un menú muy español.
Parecía que nunca llegaría y ya está aquí el 2014, ¡sí señores! El año que se supone debe ser de la recuperación económica y las mil y una maravillas, pero probablemente ustedes, como yo, tengan los bolsillo vacíos tras los excesos de Navidad y por supuesto de Reyes y empiecen el año como toca, en cuesta, porque todo cuesta mucho, como decía (o al menos eso creemos) el gran Groucho Marx: “Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero, ¡pero cuestan tanto!”
Acabó 2013 con la consolidación de varios proyectos de moda liderados por mujeres que reúnen las cualidades de belleza, inteligencia y pasión por lo que hacen. Tengo el auténtico privilegio de conocerlas a todas y les aseguro que con gente así saldremos rápido de la crisis. De una parte, María Noguera y Paula Alcón consolidan y de qué manera su proyecto, Cool Market y ahora están hasta Fallas en el local que fue el Mercader de Indias que ocupa un amplio bajo entre c/Paz y c/Mar, han sido uno de los puntos de referencia durante la Navidad y siguen siéndolo en Reyes y por supuesto para las esperadas rebajas. Pasaron por allí muchos familiares y amigos como Carmen Noguera, Patricia Ortenbach y algunos que han vuelto a casa por Navidad como Cristina Omarrementeria. También ocuparon un local y ofrecieron sus creaciones dos bellas y jóvenes empresarias, Anita de Miguel con su firma Byanina de moda femenina y Beatriz Perla y sus joyas, en la calle del Grabador Esteve, por allí pasaron las it girls valencianas que siempre están a la última y es que les puedo asegurar que la belleza y el estilo de las valencianas está a la altura de las mujeres más bellas de cualquier gran capital. Además la mejor tienda multimarca de Valencia, VM The Shop, ofreció una copa navideña para los amigos, entre ellos el maestro de sastres Antonio Puebla; el crítico gastronómico Pedro G. Mocholí; Alejandro Cerdá y Esther Barrera; Ana Brugger; Borja Martos de Lontananza, el abogado Jorge Casanueva y todos disfrutamos de la simpatía y amabilidad de Verónica Montijano y José Luis Vilanova que nos deleitaron con un exquisito queso de tetilla y un albariño traído de Novavila en el corazón de las Rías Baixas. Y una gran noticia que despidió 2013 fue la publicación en papel de la novela ‘La alcoba escondida’ de mi querida y admirada Almudena Navarro Cuartero, vaya mi enhorabuena y mi deseo de éxito en esta etapa.
Esta crónica corresponde al penúltimo mes del año, pero la Navidad ya está aquí y eso lo llena todo: decoración en casas y calles; comidas y cenas de familia, amigos y empresa; publicidad de perfumes y juguetes; y frío mucho frío aunque en Valencia no llegamos al “I’m dreaming of a White Christmas” que cada año escuchamos de la voz de Bing Crosby, ¡qué le vamos a hacer! Pero este mes ha tenido como protagonista absoluto la moda combinada con el arte; la joyería más exclusiva y una simpática tradición gala vinculada al vino joven de la patria de Napoleón.
Empezamos con la espectacular inauguración de la exposición ‘Moda, ¿octavo arte?Arte e indumentaria de la Revolución francesa a la Belle Époque’ que sirvió para celebrar el día del socio de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes San Pío V y donde se fusionó la exposición de las obras y una pasarela improvisada con grandes diseñadores como Francis Montesinos, Hannibal Laguna, Presen Rodríguez, Juan Andrés Mompó o Miquel Suay entre otros. El éxito de convocatoria fue absoluto y pasamos una magnífica velada.
Como amante de las tradiciones que soy, no podía dejar de atender la amable invitación del Cónsul de Francia, Pablo Broseta y de Pierre Mateo, presidente del Deber Valenciano de la Orden de los Compañeros del Beaujolais, y por ello el jueves 21 participé del Beaujolais Nouveau celebrado en el Hotel Westin y donde ingresó en dicha orden, el mítico periodista y escritor Rafael Brines. Este acto consiste en degustar los vinos jóvenes, las primeras cosechas para festejar el fin de la vendimia y lo celebran los franceses en todo el mundo.
Y si les digo Suárez, ¿en qué piensan? Ya, algunos me dirán que en el ex- presidente Adolfo Suárez, pero seguro que ellas pensarán en una de las firmas más prestigiosas de la joyería española. Suárez, fundada en 1943 por Emiliano Suárez presentó en Valencia sus diamantes, perlas, zafiros, rubíes y sus pulseras “one” en colaboración con la Fundación Aladina. Todo ello en la terraza del Ayre Hotel Astoria donde pudimos ver a Cari Lapique, radiante y simpática, que ejerce de madrina de la firma; su responsable en Valencia, la guapa Giulia; el director del hotel, Joan Soldevila, pendiente cualquier detalle; el notario Alfonso Pascual y su mujer Socorro Maldonado; José Mª Selva y Elvira Catalá; el abogado Jorge Casanueva; Ignacio Alamar socio director de Alamar Abogados. No se perdieron esta cita Cuchita Lluch; Rocío Bacharach o el diseñador Valentín Herraiz.
En Valencia, la moda no es como en el resto, aunque la figura femenina siempre ande al acecho con sus opiniones. Sí, seguimos tendencias, pero ofrecemos una distinta visión de la modernidad: la ausencia de miedos y el gusto por el color nos identifican tanto como el clima que disfrutamos-sufrimos.
La moda masculina en nuestra ciudad ha pasado por dos grandes catarsis en los últimos años. Desde los ochenta a mediados de los noventa, la modernidad inundaba nuestros lugares de ocio. Amplitud en las formas, multicolor y prints de inspiración mediterránea se convirtieron en señas de identidad del hombre valenciano.
Pero, en los albores del nuevo milenio, dimos un pasito atrás hacia un evidente clasicismo: los trajes se estrechaban dibujando la silueta en tejidos y colores de la tierra en los momentos de relax, los hombres se fusionaban con sus mujeres paseando por las calles perfectamente ataviados para cazar faisanes.
En este aciago 2013 parece que la moda masculina ha vuelto a ocupar un lugar destacado tanto en el sector como en los escaparates tras un periodo de letargo. Detalles vanguardistas, ausencia de extravagancias y un perfil (ya era hora) urbanita que nos presenta una nueva modernidad contemporánea para el hombre.
Una de las claves para este invierno es la vuelta de tuerca al acolchado tipo Barbour o guatiné (sic). Las encontramos en sobrecamisas, cazadoras bomber, abrigos tres cuartos en negro absoluto y sin cuellos. Estas son las nuevas formas para un clásico siempre ligero y confortable.
El punto también contempla una renovación y realiza un interesante mix en acabados de ochos o grecas eliminando lo rústico y artesanal. Imprescindible un buen suéter de cuello caja, ligeramente ancho, para adaptarlo a cada momento.
Y estamos de enhorabuena, los colores esta temporada se presentan más varoniles que nunca, el negro y los grises se alían con apetecibles burdeos, verdes y granates. Breves pero efectivas apariciones en rojo, cobalto y la permanencia del pistacho y naranja en versión shocking.
Los sabios consejos de profesionales avezados como Alfredo Esteve, pionero en moda masculina en nuestra ciudad, o interesantes propuestas de índole internacional como Hugo Boss, liderado en Valencia por Juan Reverter, hacen que ellos salgan a la calle erigiéndose como los españoles más estilosos.
Será que somos irresistibles…
Ronronea en nuestros oídos la Navidad, ésta llama a las puertas y arrastra los días de mazapán y villancicos. Todo se prepara para su llegada, y así las galerías presentan sus mejores colecciones.
Paseo por la calle, y mis ojos se escapan al escaparate de la Galería Benlliure (Cirilo Amorós, 47), los fondos de esta sala de arte no tienen palabras, son un verdadero museo del XIX y XX.
Allí silenciosa, entre multitud de grandes nombres, una fotografía de una niña con ojos sellados, ¿será tristeza lo que siente?, me empuja a entrar. Es una joven de Carmen Calvo, una fotografía retocada con color, collage, que nos lleva tiempos pasados, el mundo de la infancia es su motivo inspirador, el de sus reflexiones.
Carmen Calvo, premio Nacional de las Artes Plásticas 2013, es artista única y esencial en la trayectoria del arte español del XX; provocadora, innovadora, batalladora y divertida. Con representaciones que pasean entre el surrealismo y la realidad, cargadas de tintes irónicos y críticos. Sus imágenes atrapadoras nos llevan a soñar con tiempos pasados, como dice Pessoa “es el arte capaz de animar a los sentidos, es capaz de hacernos soñar, olvidar y de hacernos vivir otra realidad.”…
“El final de Canal 9 deja un montón de incógnitas sobre la mesa respecto al devenir de un sector audiovisual local”.
Todavía están calientes los rescoldos del incendio del fallido asalto al poder mediático autonómico por antonomasia, conocido como RTVV, acaecido en la primera semana del mes de noviembre. Por escasos consejeros, casi se queda el PP con minoría en el Consejo de Administración, y la oposición en bloque, el quórum y mayoría suficiente para blindarse durante más de cinco años en el poder del más importante medio audiovisual de la Comunidad, pagado por todos y dirigido por quien lleva dos décadas sin gozar del favor de las urnas.
El desenlace de la aventura de la flamante directora general es de todos conocido, y lo mismo ocurre con la suerte deparada al expediente de regulación de empleo de la “repesca” de los 186 técnicos a mitad ejecución del mismo. También es evidente, a estas alturas, el desenlace y destino del medio público al tener que reincorporar a la totalidad de la plantilla para, en el mejor de los supuestos, volver a iniciar otro ERE cuya negociación y tramitación puede acabar con idéntico resultado. Con el agravante de no contar con la inviabilidad económica como telón de fondo, puesto que el patrimonio del ente se encuentra equilibrado desde la constitución del mismo.
El final de Canal 9 deja un montón de incógnitas sobre la mesa respecto al devenir de un sector audiovisual local que, de una manera u otra, ha sido dependiente exclusivo del medio a desaparecer. Dicha dependencia es una lacra, y hay que reconocer que cualquier otra actividad económica que esté en la misma situación incurre en un riesgo impresionante y su destino está escrito en el libro de su cliente único, por lo que no parece muy legitimado para rasgarse las vestiduras cuando aquél deviene insolvente o desaparece. Ha tenido tiempo y posibilidades de diversificar su clientela a lo largo de muchos años, y no lo ha hecho porque era más cómodo insistir en la conocida zona de confort.
En cuanto a los trabajadores del ente, desgraciadamente seguirán el mismo destino que casi seis millones de españoles más, pero sorprende y sonroja ver lo maltratados que estaban y el desconocimiento que teníamos todos los demás de su precaria situación liberticida. De acuerdo que no tienen la obligación de ser héroes, pero tampoco el derecho a aparecer como víctimas cuando era más cómodo vivir el día a día, y de final de mes en final de mes, mientras se ultrajaba su honor profesional. Hay que ser más consecuentes y echar mano de la dignidad personal y profesional, con todas las consecuencias, cuando ésta se ve comprometida, o permanecer igual de callado cuando termina la situación de conveniencia con la que se ha vivido durante décadas.
La finalidad de la RTVV como aparato de difusión de la lengua valenciana, herramienta de cohesión de los ciudadanos de esta Comunidad, y servicio para fomentar la cultura y tradición propia, ha sido un auténtico fiasco, y la prueba palpable de una afirmación tan contundente es la exigua audiencia que tenían, tanto la radio, como la televisión. Es cierto que hubo momentos de gloria en cuanto a seguidores, pero a costa de productos tan poco edificantes como A guanyar diners, Tómbola o las millonarias retransmisiones de fútbol, Fórmulas 1, o similares. Si esos medios justifican el fin de la cadena, llegaríamos al absurdo de considerar Torrente, el brazo tonto de la ley una producción de interés público para la difusión de las peores prácticas de investigación policial.
La falta de vertebración de la Comunidad, de interés por la normalización de la lengua valenciana y por la cultura y tradición propia, está grabada en la huella genética de los habitantes de nuestra Comunidad, y me temo que no la cambiaríamos ni con un Goebbels al frente de la más poderosa máquina propagandística que pudiera existir. Nos une nuestra incredulidad frente a los dogmas políticos y lingüísticos, somos equidistantes entre el nordeste y el centro de España, se habla tanto castellano como valenciano, se recela tanto de una provincia como de la otra. Los valencianos somos los únicos que hacemos monumentos artísticos cíclicos y todos acaban siendo pasto de las llamas, no sin antes causar admiración y atracción a propios y extraños, haber alardeado de la dificultad en su creación y manejo y, por supuesto, haber repartido todo tipo de premios y galardones a todos ellos. Entre dichos monumentos incendiarios se encuentran las que fueron tercera y cuarta caja de ahorros españolas, un banco local centenario, una RTVV pública sin audiencia, un parque de atracciones ruinoso, unos estudios de cine megalómano, un complejo temático de un arquitecto suizo nacido en Benimàmet, un aeropuerto para pruebas de velocidad de coches de carrera, una feria muestrario para vender objetos de decoración, una marina sin yates, etc.
Pero tranquilos, estamos terminando la fase más triste de nuestro ciclo shumpeteriano de destrucción creativa autonómica, y sin quemar nuestros monumentos no podremos sentar las bases de los próximos, que seguro que nos darán grandes tardes de gloria y alegría… hasta que los quememos de nuevo entre lágrimas, aplausos y pólvora mediática.
Ja toca el final d’any, de sobte l’estiu i el bon oratge han esdevingut fred i ambient nadalenc… I el planeta faller comença el compte enrere, ja que una volta passades les festes de Nadal tot enfila, i ben rapidament, cap a la setmana gran, la festa fallera. Per això desembre es convertix en l’últim moment per a programar la festa que s’acosta, o per a pujar-se al tren faller i decidir enrolar-se en una comisssió. Per a no perdre’s res!
Hem vixcut ja alguna Presentació fallera, com la de la Falla Malva-rosa a la Sala Canal i la posterior party a La Ferradura, en plena Patacona. El longevo president José Candela continúa guiant tan popular comissió, ara ben il·lusionats amb el seu nou projecte de carrer enllumenat en mig del barri Marítim del cap i casal. Que vaja prenent nota la JCF, que la Malva-rosa existix i ben forta que està, militant a la Secció Especial i atrevint-se amb el concurs de llums a lo gran!
I a les falles del centre de la capital, molts dels nous responsables de les comissions ja van marcant estil. A la meua volguda Falla Pizarro s’estrenà de president Vicente Boluda, faller de llarga trajectòria que va assumir el repte de reviscolar la nostra comissió i tornarla a primera divisió del món de la festa, i ho està aconseguit passet a passet. També la Falla Jacinto Benavente–Reina Nª Germana renovà càrrecs, assumint la presidència Juan Luis Amorós i de nou apostant per organitzar l’Entrada Mora més gran de tota la city. O també Carlos Chordá, company de la Comparsa Mora Berebeguts i nou president de la Falla Joaquín Costa–Conde Altea, el qual de valent està fent faena per la seua comissió.
Com ja hem dit alguna volta, aprofite que ara és l’últim moment d’apuntar-se en la falla del seu barri, per a començar l’any faller com toca… que les Falles no són a soles la setmana gran de març, sinó és una vivencia continuada tot l’any, si se vol viure a tope. Com tot allò que val la pena en esta vida!
TOPS DEL PLANETA FALLESLes millors empreses d’events fallersSIT & DOWN > Tel. 635 697 323 > www.sitdownmm.com
Les webs més sabudes per a no perdre’s res www.cendradigital.com www.distritofallas.com www.malaltdefalles.comEl joyero Vicente Gracia inauguró su primera retrospectiva en el Museo Nacional de Cerámica de Valencia. La muestra forma parte de la I Bienal de Art in Group que dirige Sara Pérez Roselló y profundiza en la iconografía que llegó de Oriente a través de la Ruta de la Seda. No cabe duda (al menos a mí no me cabe la duda en el bolso) que el museo González Martí es el escenario perfecto para mostrar las exclusivas y originales piezas de Vicente Gracia. La puesta en escena cede todo el protagonismo a los collares, pulseras y pendientes que han sido siempre islas en medio del proceloso mar de la joyería; como el propio Vicente Gracia.
Unas joyas que dialogan a la perfección con el tesoro histórico que Manuel González Martí acumuló y custodió durante su vida en forma de cerámica. Toda una recreación del lujoso ambiente palaciego. Y un maridaje ideal entre dos valencianos ilustres. Qué bonito. Qué ideal. Plas, plas, plas. También entre los invitados hubo personajes ilustres. Entre ellos, el empresario Juan Roig que se ha asociado con Vicente Gracia para consolidar la posición que el joyero valenciano ha logrado en los últimos años en el mercado internacional. También estuvieron Cuchita Lluch, Nidita Guerrero, Esperanza Vila, Lorenzo Pérez, Eva Marcellán, Luis Lluch, el arquitecto Ramón Esteve o Loles López. Al final, todo queda en casa. O entre amigos (cielos, éste era el título de un programa de José Luis Moreno, y nada más alejado del tema).
Y del Museo de Cerámica González Martí salto rauda y veloz a otro evento con lustre: la presentación de la última colección de joyería de Victoria Cercós. Un desfile de joyería de vanguardia en el que Victoria estuvo arropada por amigos como los ex futbolistas Amadeo Carboni y Rubén Baraja, la presidenta del PalauMayrén Beneyto, Amparo Lacomba, la presidenta de Fuvane, Mª José Albert, la oftalmóloga Amparo Ortuño, el notario Pepe Alicarte e Irene Balaguer, el arquitecto Paco Nebot y la presentadora Laura Grande. Llenazo hasta la bandera, ambiente festivo y buen catering. Comer, beber. De eso se trata, mayormente. Lo de rezar y amar es de otra película.
Se nota que llega la Navidad. Y es que para el mes de diciembre, la época del cocteleo, ya se preparan diversos festorros. Para el 11 de diciembre la boutique Acosta que dirige Encarna Roig está organizando una charla sobre odontología estética en colaboración con la Clínica Dental Pons Soria. Porque nuestra sonrisa está igual de sujeta a las tendencias que la moda: blanqueamientos dentales, dientes separados, el fenómeno de los braquets, los llamados grill dentales que llevan Madonna o Kate Perry… De todo ello hablarán las doctoras Verónica y Victoria Pons en una charla sobre moda y estética dental. Otro maridaje ideal.
Ni las lesiones ni los linimentos parecen poder parar el […]
No sé qué tiene la Navidad pero la asocio al baloncesto. Quizás por aquel torneo que siempre daban por la tele cuando no había nada más que ver a media tarde. Entonces no había baloncesto de primer nivel en Valencia, así que todos estábamos abocados a la televisión. Pero ahora es distinto, no solo tenemos el mejor basket en vivo sino que tenemos equipo, y además emblemático, el Valencia Basket, y estas Navidades recibe en la Fonteta al Real Madrid, un choque electrizante, con el equipo taronja muy arriba. Partido cardiaco, seguro.
Será una de las citas de la Navidad, como son ese continuo de conciertos y corales que nos animan musicalmente. Contra la ventisca y el frío, música, tierna y alegre, entre los populares villancicos y los valses vieneses. Consulten la agenda y comprobarán que hay una plétora de conciertos navideños sin parar, y un sinfín de orquestas en acción, la de Valencia y la del Mediterráneo, la de la Universitat y la de la Generalitat… y un sinfín de orfeones y corales… Nunca Valencia ha sido tan musical, tan vibrante. Nos hemos quedado sin bancos pero nos queda la música. Y no somos el Titanic por más que nos lluevan bofetadas por todos lados. Saldremos a flote, nos les quepa duda, y esta Navidad va a ser el principio de la recuperación. Pero nadie nos va a cambiar, eso sí, somos críticos, feroces, cainitas dijo alguien, material inflamable para fallas dijo otro, homenot… Nos autodestruimos… y renacemos.
En esas estaremos, y si no que se lo pregunten a los circos –el de Nadal, el Wonderland, el Gran Fele…– que Navidad tras Navidad acampan aquí. ¿Por algo será? Por algo cuidamos a los niños, les protegemos. Somos un punto neoyorquinos.
Por fortuna, pertenezco a una generación que se crió más con los tradicionales dibujos animados norteamericanos que con la agotadora y crispada animación japonesa. Mis referentes infantiles fueron los dibujos animados de los estudios Hanna-Barbera Los Picapiedra, Tom y Jerry, Warner Bros Bugs Bunny, Porky, el Pato Lucas, Silvestre y Walt Disney el Pato Donald, Mickey Mouse y nunca me interesó el anime de los setenta, con series de dibujos animados tan exitosos como Mazinger Z ni las sentimentales y bobaliconas Heidi y Marcos.
Algo similar me sucede con la denominada animación para adultos. No me despertaron ninguna emoción en su día clásicos del cine de animación japonesa como Akira, Ghost in the Shell o El viaje de Chihiro, que llegó a ganar un Oscar a la mejor película de animación en 2002 y un Oso de Oro en la Berlinale. Nunca le encontré la gracia a los dibujos animados nipones ni a sus argumentos. Me parece mucho más imaginativa la animación para adultos que se ha hecho en las últimas dos décadas en EEUU, Gran Bretaña, la República Checa e incluso en países con menos tradición en ese ámbito como Israel o España. Por eso me gustaría recomendar vivamente el ciclo Animatopía: Los nuevos caminos del cine de animación que acoge la Filmoteca de CulturArts IVAC hasta el próximo 29 de diciembre y en el que podrán verse 25 largometrajes de cine de animación de muy diversa procedencia, producidos entre 2001 y 2012. Se trata de una extensa retrospectiva, organizada por CulturArts IVAC junto al Festival de Cine de San Sebastián y la Filmoteca Vasca, que recoge las más sugestivas y originales aportaciones del cine de animación de las últimas dos décadas. La retrospectiva propone un recorrido por películas que van más allá de los límites que erróneamente se le imponen al género. Poco tienen que ver con las cintas de entretenimiento familiar o las aventuras fantásticas. E incluso algunas de ellas parecen haber sido realizadas bajo los efectos de algún poderoso psicotropo como Hair High (2004) de Bill Plympton o Metropía (2009) de Tarik Salehm.
Las películas programadas reflejan la libertad y capacidad que ha venido demostrando la animación para tratar temas complejos y poco habituales dentro del género como los conflictos sociales e históricos, que pueden verse en el documental Waltz With Bashir (2008) de Ari Folman, que denuncia los excesos del ejército israelí en la guerra del Líbano de 1982; o las intrincadas reflexiones filosóficas y sociológicas de Waking Life (2010) de Richard Linklater. Más allá de las tradicionales películas de animación o de las infografías en 3D, en el ciclo se reúnen películas que experimentan y fusionan todo tipo de novedosas técnicas como la stop motion, el rotoscopiado, la animación de recortes y otras formas alternativas de animación digital. El ciclo cuenta con películas no estrenadas o poco conocidas en nuestro país como la canadiense Mary and Max (2009) de Adam Elliot, la checa Alois Nebel (2011) de Tomás Lunák, la rumana Crulic, camino del más allá (2009) de Anca Damian o la española Gordo, calvo y bajito (2011) de Carlos Osuna. El talento valenciano está en cierto modo presente en Chico y Rita (2010) de Fernando Trueba y los valencianos Javier Mariscal y Tono Errando; y Arrugas (2011) de Ignacio Ferreras, que está basada en el cómic homónimo de Paco Roca.
“Es loable el empeño y el esfuerzo realizado para obtener el mayor consenso posible de la Comunidad Valenciana para salir del letargo en el que permanentemente vive”.
El debate de las relaciones entre el poder político surgido de las urnas –mediante los procesos definidos en la Constitución y las distintas leyes que desarrollan nuestros procedimientos electorales–, y la naturaleza y funciones de la sociedad civil, está de actualidad en nuestras tierras en los últimos tiempos.
Históricamente se ha entendido que estos dos mundos circulaban por vías paralelas que difícilmente llegaban a converger, y más bien, cuando lo hacían, era para que la sociedad civil defendiera su ámbito de independencia y vigilancia hacia el poder político. No es de esperar que la sociedad civil de un país con tradición democrática salga en defensa de sus gobernantes, salvo en casos extremos de guerras contra países enemigos, desastres naturales, actos de terrorismo o demás casuística extrema por su violencia o amenaza de la misma. Lo hemos visto en diversos países, en especial los anglosajones, cuando en episodios históricos como los mencionados, y siempre con una visión temporal y limitada a las circunstancias concretas, se han unido en apoyo del Gobierno de turno y con el respaldo de la oposición, todo el conjunto de asociaciones civiles, libres e independientes del ejecutivo, surgidos de la voluntad de los integrantes de dichos colectivos.
En el mundo anglosajón, la sospecha sobre el desvío en el uso del poder y el insaciable afán recaudatorio del Ejecutivo, sirve de permanente comprobación, control y contrapoder de la propia sociedad civil, lo cual, unido al voto por circunscripciones electorales próximas al votante, hace que las relaciones entre el poder surgido de la urna y la sociedad civil vigilante, sean las justas y las necesarias para que cada parte lleve a cabo su función social.
El panorama, brevemente descrito con anterioridad, poco tiene que ver con lo que es habitual en nuestras tierras. De entrada, solemos equivocar la celebridad (más o menos merecida) de determinadas personas, con su autoridad moral para representar valores superiores de la sociedad. Por otro lado, no puede ser que asociaciones absolutamente dependientes del presupuesto de todos los contribuyentes pretendan representar a la sociedad civil independiente. Además, si el propósito de un Gobierno es contar con el apoyo de estamentos ajenos a la política diaria –y transversal en sus ideologías–, parece más normal que los convocantes y oferentes del apoyo sean éstos, y no el primero.
Sea cual sea la necesidad de apoyo, como lo es una mejor financiación para nuestro territorio y Gobierno, el poder político debería ser muy sutil con las puestas en escena y la obtención de apoyos, pues es fácil dar la impresión contraria a la deseada, cuando al recabar el apoyo de la sociedad en general a través de sus asociaciones libres e independientes, se convoca desde el poder político, en un marco gestionado por el poder político, a los representantes de asociaciones o empresas dependientes del poder político.
Dicho lo cual, es loable el empeño y el esfuerzo realizado –y pendiente de realizar–, para obtener el mayor consenso posible de la Comunidad Valenciana para salir del letargo en el que permanentemente vive, para obtener una adecuada financiación y retorno de los impuestos que pagan personas y empresas valencianas. Esperemos que, a base de mantener relaciones estables (no solo cuando conviene), poder político y sociedad civil valenciana lleguen a remar en ésta misma dirección.
Ya casi no se recuerda, pero la barriada de Ruzafa orilló hasta hace bien poco los límites de la exclusión. Era un barrio abandonado que coqueteaba con el hurto y el narcotráfico, cuando no cosas peores. Los que hemos nacido y crecido entre sus calles todavía lo comentamos, exultantes, mientras manoseamos la descomunal transformación. Ahora Ruzafa es de las pocas inflorescencias que se aúpan dentro de la ciudad como una selecta órbita para la vanguardia cultural. Tenemos terrazas, librerías y tiendas vintage; colmados y locutorios que se entrelazan con restaurantes de moda y vinotecas.
Un Ruzafa siempre carente de referentes arquitectónicos –poco puede verse más allá de la iglesia barroca de San Valero–, se ha abrazado a sus gentes y la riqueza racial que trasudaba, a los micronegocios del arte y el diseño, a la punta de lanza gastronómica que, con Ricard Camarena a la cabeza, ha ubicado su mando en plaza entre las calles del Doctor otorrino Sumsi y del Maestro zarzuelista José Serrano. Pero de entre todos los símbolos del barrio, donde de verdad se palpa el restaño de la antigua morería, es ante la figura omnímoda de su mercado.
El mercado abrió cuando se rozaban los años 60 y, como la mayoría de construcciones de la época, se irguió como un edificio funcional. Todo es hormigón, desde las vigas hasta la cubierta, y poco ha podido hacerse –si comparamos con otros mercados más favorecidos por su tiempo– salvo pintar la celosía. Un colorido sencillo que ha trocado la aparente futilidad de un cambio cromático en un acto simbólico que deja traslucir, en su cara exterior, todas las historias que al Mercado de Ruzafa todavía le quedan por contar.
Desde hace bien poquito este recubrimiento inconfundible del mercado forma parte ya de su nueva imagen. Es su flamante logotipo, la seña de identidad, la de la incipiente página web o la que lo identifica en redes sociales. Pero más allá de un movimiento de marketing, tras este nuevo emblema reposa la voluntad de la Asociación de Vendedores del Mercado de Ruzafa de reivindicar el valor icónico que su mercado tiene para el barrio. A pesar de las dificultades ya han consumado eventos de cocina en vivo, de música coral cantada a cappella por sus pasillos o la presentación de Russafa Escénica para demostrar que aquí se oscila en sintonía y que se han subido al tren para asumir el papel de locomotora.
Y en esas ha seguido la Asociación, porfiando, hasta alcanzar el culmen el pasado 19 de octubre en una noche de sábado inaudita en la que todo Ruzafa se arremolinó en su interior. Ángela sacó su pescadito frito y su all i pebre, Zurita puso las palomitas y delicatessen, Bertrand Mazurier sus excelsos quesos de leche cruda por los que se pega media ciudad… l’Horta Gourmet lustró sus frutas exóticas, Terra i Xufa su horchata ecológica, Ben Triat sus productos selectos ¡y hasta el bar del mercado su máquina de café! Y aunque me dejo a muchos, no voy a olvidarme de la gran paella y las cervezas con las que se regó, mientras la algarabía de un Ruzafa sonriente escuchaba Los Conciertos del Mercado.
No es ya sólo que un gran mercado haya modernizado sus comercios. No simplemente que al de Ruzafa ya hayan llegado las paradas con productos gourmet, las frutas y verduras procedentes de puntos distantes en el atlas o que los grandes chefs de media ciudad por fin lo sitúen en el mapa. Son sus viernes y sábados llenos de bullicio, del barrio que respira en sus paradas donde también se reparan bicicletas, de las nuevas propuestas socioculturales que están por venir –y ya se anuncian– a las que nuestro mercado va a prestar sus instalaciones… Atrás quedaron los oscuros años 80 en los que siendo niño levantaba las faldas de las señoras por los pasillos del mercado de mi barrio. Ahora, amigos, mi mercado descansa también en las manos de su barrio, su gente, su ciudad y sus usuarios.