Por R.Ballester Añón
Vicente Valero (Ibiza, 1963) es poeta, narrador y ensayista.
Este volumen está compuesto por dos textos que comparten misma atmósfera artístico-geográfica: Cuaderno de Provenza y Junio en casa del dr. Char. Éste último es un dietario poético; lo otro, unas notas de viaje.
“Si el viaje es también una lectura, la Provenza se puede visitar y recorrer como un texto privilegiado en el que es posible leer los orígenes y el desarrollo de la noción de paisaje en el arte”, escribe el competente solapista de esta edición.
El 26 de abril de 1336 con la ascensión de Francesco Petrarca al Mont Ventoux -acompañado de su hermano y las Confesiones de San Agustín- y la posterior composición de sus poemas, se instituyó el concepto el excursionismo paisajístico como actividad lirico-moral y por tanto como una mezcla de placer, inspiración y conocimiento de uno mismo.
Vicente Valero ha compuesto un grato dietario de turismo lírico-erudito, una amable peregrinación estival hacia paisajes y objetos consagrados por textos egregios y tradición.
Valero nos recuerda que en la localidad de Malaucene, Petrarca inició su célebre ascenso ‑en la actualidad muy frecuentado por turistas instruidos.
Obviando a los turístas ‑colectivo del que, de un modo u otro, todos formamos parte- cita a Simone Weil: “la belleza del mundo es una encarnación de Dios”.
También visita la Iglesia de Santa Clara en Aviñón, donde Petrarca vió a Laura por primera vez el 6 de abril de 1327. Luego compondrá el Canzionere, exaltación de la naturaleza y del individuo solitario.
El autor observa que en Aviñón también vivió malhumorado una temporada Stéphane Mallarmé, que mantuvo relación con los poetas locales “felibres”. En esa época compuso Igitur -con el que frente al caos e imperfección del mundo, propone la perfección de las palabras.
En Fontaine de Vauclause, Petrarca vivió bastante tiempo; allí encontró su personal locus amoenus, y compuso“Excelencias de la vida solitaria”.
Valero advierte una aurea catena compuesta por San Agustín, Petrarca y Roussseau.
Cerca del rio Sorgue se encuentra un castillo en el que vivió y trabajó Victor Vasareli.
No lejos de allí, el pintor Nicolas de Staël, trabajó, residió y se suicidó.
A propósito de Manosque, recuerda también al admirable Jean Giono, el autor de El húsar en el tejado y entre otras narraciones; y pasa por Lourmarin, la localidad donde residió en los últimos años Albert Camus.
En cuanto a Aix en Provence, es territorio Paul Cézanne, quien asegura: “si no creyera no podría pintar”. Y en otra ocasión:“lo único verdadero para un pintor son los colores”.
En opinión de Valero, Cézanne culmina la acción de Petrarca: si éste operó en Mont Ventoux; aquél lo hizo en la Santa Victoria.
Cézanne pretende liberar los objetos de las línea que los aprisionnan, porque en el color, nuestro cerebro y el universo se encuentran.
Unos cuarenta años antes, el escritor Peter Handke también anduvo por aqui y compuso La doctrina de la Santa Victoria, libro que guarda notable semejanza con Breviario de Valero. Quizá lo tomó como modelo.
En este inventario de celebridades menciona al inevitable Picasso, que vivió en Vauvenargue (en su condición de devoto de Cézanne) y en Mougins. Y a Van Gogh que residió en Arlès y del que comenta que Roland de Courthézan, trovador del s. XIII suprimió el “como” en las comparaciónes; parecida operacíón efectúa Van Gogh en sus cuadros.
El poeta observa lo real y compone textos; el turista instruido los porta en la memoria y por eso distorsiona lo real.
Valero practica los dos cometidos.
Título: Breviario provenzal
Autor: Vicente Valero
Editorial: Periférica
Páginas: 112
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