Por lo que nos cuen­ta el his­to­ria­dor cine­ma­to­grá­fi­co y nove­lis­ta Car­los Agui­lar, autor del ensa­yo ciné­­fi­­lo-musi­­cal que aho­ra comen­to, y tam­bién por lo que nos mues­tra con un mag­ní­fi­co des­plie­gue grá­fi­co reple­to de imá­ge­nes insó­li­tas de toda índo­le y diver­sas épo­cas, Julio Dia­man­te y el Jazz: All Blue(s), publi­ca­do por Cala­mar Edi­cio­nes, es uno de los mejo­res libros del año. Su enfo­que, ade­más, es muy curio­so. Ana­li­za con deta­lle y rigor crí­ti­co la fil­mo­gra­fía de Julio Dia­man­te (Cádiz, 1930-Madrid, 2020), con una jus­ta rei­vin­di­ca­ción de pelí­cu­las suyas exce­len­tes como Tiem­po de amor (1964) y El arte de vivir (1965), pero bue­na par­te del volu­men se cen­tra en las pasio­nes musi­ca­les de Dia­man­te, espe­cial­men­te las que sin­tió por el jazz y el fla­men­co.

Julio Dia­man­te.

Como el títu­lo indi­ca, el libro se cen­tra en el jazz y el blues, aun­que sin excluir el fla­men­co. En pos­te­rio­res capí­tu­los se des­glo­san y con­tex­tua­li­zan las que­ren­cias meló­ma­nas del cul­to cineas­ta gadi­tano, “sin la cual su per­so­na­li­dad humano-artí­s­­ti­­ca no pue­de con­ce­bir­se ni estu­diar­se”, afir­ma Car­los Agui­lar, gran ami­go de Julio Dia­man­te. Trein­ta años de edad les sepa­ra­ban, pero cuan­do se tra­ta de per­so­nas inte­li­gen­tes y con curio­si­dad vital, esa dis­tan­cia gene­ra­cio­nal es casi siem­pre una fuen­te de valio­sos inter­cam­bios psi­co­ló­gi­cos. Ade­más, gra­cias a esa bue­na rela­ción de fran­ca amis­tad duran­te vein­ti­cin­co años, Car­los Agui­lar pue­de apor­tar en el volu­men mate­ria­les iné­di­tos has­ta la fecha, como el pro­yec­to de una serie sobre el jazz para TVE, y el guion de una pelí­cu­la poli­cia­ca escri­to por Dia­man­te jun­to con Jesús Fran­co. 

Esta edi­ción de Cala­mar inclu­ye, entre otros pre­cio­sos mate­ria­les, imá­ge­nes de varias pelí­cu­las de Dia­man­te (Los que no fui­mos a la gue­rra, 1962, con un repar­to de pri­me­ra: Lau­ra Valen­zue­la, José Isbert, Agus­tín Gon­zá­lez, Juan­jo Menén­dez, Gra­ci­ta Mora­les, Ismael Mer­lo, Julia Caba Alba…); la por­ta­da de un libro de Car­los Agui­lar y su mujer Ani­ta Haas (Fla­men­co y Cine, edi­ta­do por Cáte­dra, con Ava Gard­ner y Lola Flo­res en dicha por­ta­da); pla­nos de films de Dia­man­te (Julián Mateos y Saza Leza­na en La Car­men, 1975), Sex o no sex (1974), con Car­men Sevi­lla; foto­gra­fías de gran­des del jazz (Bes­sie Smith, Count Basie, Duke Elling­ton, Dixie­land Jass Band, Lead Belly, Billie Holi­day…), sellos, car­te­les, actua­cio­nes en salas de fies­ta, revis­tas, poe­mas afro­ame­ri­ca­nos…

Pese a la rique­za de su tra­yec­to­ria pro­fe­sio­nal, la per­so­na­li­dad de Julio Dia­man­te ape­nas cuen­ta, des­de el pun­to “ofi­cial”, en la cul­tu­ra espa­ño­la. Daré otro dato, así de pasa­da y como el que no quie­re la cosa: Dia­man­te fue direc­tor duran­te 18 años de la pres­ti­gio­sa Sema­na Inter­na­cio­nal de Cine de Autor de Benal­má­de­na… Un fes­ti­val com­pro­me­ti­do que bur­ló al fran­quis­mo. Insó­li­to y admi­ra­ble.

Per­mí­tan­me los lec­to­res que haga una últi­ma refe­ren­cia a algu­nos cineas­tas espa­ño­les que casi nadie cita ya, pese a que todos nos ofre­cie­ron algu­nas –o muchas– pelí­cu­las intere­san­tes, y a pesar tam­bién de haber sido rea­li­za­das, como le ocu­rrió a Julio Dia­man­te, en medio de las enor­mes difi­cul­ta­des, a veces insal­va­bles, que impo­nían una seve­ra dic­ta­du­ra polí­ti­ca y una raquí­ti­ca indus­tria cine­ma­to­grá­fi­ca: Julio Coll, Fran­cis­co Rovi­ra Bele­ta, Anto­nio Isa­si Isas­men­di, Manuel Mur Oti, José María Nunes, Fran­cis­co Pérez-Dolz, Basi­lio Mar­tin Patino… 

Rafa Gas­sent diri­gien­do, corrían los años 70.

Cito asi­mis­mo a dos cineas­tas valen­cia­nos super­vi­vien­tes, Enri­que Belloch y Rafael Gasent, muy per­so­na­les, muy sin­ce­ros y muy inten­sos ambos, que mere­cie­ron en su difí­cil momen­to tener mejo­res opor­tu­ni­da­des en el plano de la pro­duc­ción, dis­tri­bu­ción y recep­ción de sus pelí­cu­las, todas ellas siem­pre a un paso de las con­fe­sio­nes peli­gro­sas. O meti­das de lleno en ellas.


LA COLUMNA ABIERTA de Rafa Marí

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

Duran­te los dos últi­mos años, el perio­dis­ta cul­tu­ral Rafa Marí ha veni­do publi­can­do en este espa­cio de Valen­cia City sus cró­ni­cas sobre cine, pri­me­ro como Dia­rio de un ciné­fi­lo, y pos­te­rior­men­te bajo el títu­lo Des­de el sillón de mi casa… en Mis­la­ta. Han sido dos años de diver­ti­das y ori­gi­na­les digre­sio­nes sobre su gran pasión, el cine, pero aho­ra toca explo­rar nue­vos terri­to­rios, reno­var una fruc­tí­fe­ra cola­bo­ra­ción, una colum­na abier­ta.

En aje­drez, otra de las inte­li­gen­tes acti­vi­da­des de Rafa Marí, una colum­na abier­ta es una colum­na sin peo­nes; en el perio­dis­mo, una colum­na abier­ta es una colum­na don­de pue­de refle­xio­nar­se sobre el pre­cio de las cosas, la alta coci­na, un libro, una pelí­cu­la o los amo­res de Isa­bel Pan­to­ja.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 se incor­po­ró a la redac­ción de Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te ejer­ce su acti­vis­mo como gran comen­ta­ris­ta.

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