El XXIX Campeonato de España de dominó por parejas se disputó los pasados días 1, 2 y 3 de noviembre en La Palma, isla perteneciente al archipiélago de Canarias y que, junto a Tenerife, La Gomera y El Hierro, conforma la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El vencedor del torneo fue el equipo valenciano Bañó-Orbezo (Miravalles).

Duran­te todo el via­je de ida a las Islas Cana­rias, los juga­do­res del Bañó-Orbe­­zo (Mira­va­lles) recor­da­ban con emo­ción la tre­men­da tra­ge­dia que sufrió La Pal­ma en 2021 debi­do a las erup­cio­nes vol­cá­ni­cas en Cum­bre Vie­ja, y a la vez pade­cían por el apo­ca­líp­ti­co desas­tre que pro­vo­có la Dana el 29 de octu­bre y días pos­te­rio­res en varios pue­blos cer­ca­nos a Valen­cia, cau­san­do más de 210 muer­tos y un cen­te­nar de des­apa­re­ci­dos. Esta angus­tia se con­ver­ti­ría días des­pués, tras el regre­so a casa, en diver­sas ayu­das y una gran soli­da­ri­dad de los com­po­nen­tes del Bañó-Orbe­­zo (Mira­va­lles).

Per­mi­tá­mo­nos algu­nos peque­ños y com­pen­sa­to­rios des­aho­gos psi­co­ló­gi­cos. Hable­mos del domi­nó. Narre­mos tam­bién las noti­cias agra­da­bles. Que la tra­ge­dia no nos hun­da aní­mi­ca­men­te.

El equi­po valen­ciano ven­ció de mane­ra cla­ra, al ganar 14 de los 15 encuen­tros dispu­tados. Todos los equi­pos par­ti­ci­pan­tes en el tor­neo rea­li­za­ron, entre aplau­sos, un pasi­llo al equi­po cam­peón, reco­no­cien­do sus méri­tos y en soli­da­ri­dad por la tra­ge­dia suce­di­da en Valen­cia.

Las pare­jas del domi­nó en pleno com­ba­te en el Cam­peo­na­to de Espa­ña juga­do en La Pal­ma.

Los com­po­nen­tes del equi­po Bañó-Orbe­­zo (Mira­va­lles) son Nacho Ordu­ña (capi­tán y juga­dor) y Ramón Orca­ja­da, José Luis Ramí­rez, Ale­jan­dro Cor­tés, Pas­cual Fajar­do, Fran­cis­co Garri­do, Víc­tor Recio, Alfre­do Albui­xech, José Cive­ra, Rafa Ville­gas, Gre­go­rio Cuar­te­ro, Juan San­ton­ja, José Calap, Jai­me Mar­tí­nez, Javier Llo­rens y Luis­mi Sán­chez. Uno de los mejo­res juga­do­res del equi­po, José Ángel Ferri, no pudo via­jar a La Pal­ma por sus obli­ga­cio­nes labo­ra­les.

Años atrás fui aje­dre­cis­ta, un jue­go para el que posi­ble­men­te tenía talen­to. Aho­ra pre­fie­ro el domi­nó, para el que a buen segu­ro no ten­go nin­guno (conoz­co y cum­plo las exi­gen­cias del domi­nó, mi memo­ria es bue­na: lo que me falla con fre­cuen­cia es la intui­ción). Lo pre­fie­ro, decía, por­que el domi­nó por pare­jas es rela­ja­do y ama­ble, ade­más de tener una vir­tud insu­pe­ra­ble: si pier­des le pue­des (¡le debes!) echar la cul­pa a las fichas. “Las hemos cogi­do muy malas”, argu­men­tas, y te que­das más o menos tran­qui­lo. No te repro­chas nada, o casi nada.

Sin embar­go, en el aje­drez no exis­te esa excu­sa: ambos juga­do­res empie­zan las par­ti­das con exac­ta­men­te las mis­mas pie­zas y colo­ca­das, ade­más, del mis­mo modo. El aje­drez es seve­ro, cruel, exi­gen­te y está some­ti­do a la tira­nía del reloj (los apu­ros de tiem­po hacen per­der muchas par­ti­das prác­ti­ca­men­te gana­das). Las derro­tas en el domi­nó las olvi­das en pocas horas. Las derro­tas en el aje­drez no las olvi­das nun­ca. Son muy dolo­ro­sas.

El domi­nó tie­ne orí­ge­nes que se remon­tan a la anti­gua Chi­na, don­de las pri­me­ras ver­sio­nes de este jue­go se docu­men­ta­ron en el siglo XII. En esa épo­ca, las fichas de domi­nó chi­nas repre­sen­ta­ban todas las com­bi­na­cio­nes posi­bles de dos dados lan­za­dos jun­tos, pero a dife­ren­cia del domi­nó moderno, no tenían fichas en blan­co. Este jue­go era popu­lar entre la noble­za y tenía reglas dis­tin­tas de las que cono­ce­mos hoy en día.

El jue­go lle­gó a Euro­pa en el siglo XVIII, pro­ba­ble­men­te a tra­vés de mer­ca­de­res que habían via­ja­do por Asia. Fue en Ita­lia don­de el domi­nó adop­tó su for­ma moder­na, sim­pli­fi­can­do algu­nas reglas y agre­gan­do fichas en blan­co, lo que per­mi­tió la crea­ción de nue­vas com­bi­na­cio­nes. El tér­mino ‘dominó0 pro­vie­ne del latín domi­nus.

Des­de Euro­pa, el domi­nó se expan­dió rápi­da­men­te y lle­gó a otros con­ti­nen­tes. En Amé­ri­ca Lati­na y Esta­dos Uni­dos, el jue­go se popu­la­ri­zó y se adap­tó con múl­ti­ples varian­tes regio­na­les, como el domi­nó cubano o el domi­nó puer­to­rri­que­ño. Estas varian­tes intro­du­cen dis­tin­tas reglas y for­mas de pun­tuar, lo que ha hecho del domi­nó un jue­go ver­sá­til.

En noviem­bre de 2005 se reali­zó el pri­mer tor­neo de domi­nó en Las Vegas, par­ti­ci­pa­ron los 40 mejo­res juga­do­res de domi­nó de más de 40 paí­ses.

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