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El movi­mien­to de las alas de una mari­po­sa pue­de pro­vo­car un tsu­na­mi al otro lado del mun­do. Es lo que se ha veni­do en lla­mar el “efec­to mari­po­sa”, y con ello quie­re expre­sar­se que una peque­ña varia­ción en las con­di­cio­nes esta­ble­ci­das de un sis­te­ma pue­de pre­ci­pi­tar su evo­lu­ción de for­ma total­men­te dife­ren­te a la ini­cial­men­te pre­vis­ta.

Los gran­des cam­bios sue­len depen­der de peque­ños pero cer­te­ros impul­sos. En el ámbi­to social requie­ren de per­so­nas con la visión, la ini­cia­ti­va, el valor, la fuer­za y la tena­ci­dad nece­sa­rios para ima­gi­nar los pri­me­ros y pro­vo­car los segun­dos.

Rocío y José son dos jóve­nes que ate­so­ran todos los valo­res que he enu­me­ra­do, ade­más de inte­li­gen­cia, pre­pa­ra­ción, gene­ro­si­dad y amor fra­terno, que pudien­do haber uti­li­za­do sus talen­tos para pro­cu­rar­se una cómo­da exis­ten­cia en el mun­do al que per­te­ne­cían, idea­ron un pro­yec­to para trans­for­mar una reali­dad injus­ta muy lejos de lo que les era coti­diano y segu­ro.

Tras for­mar­se en el ámbi­to de la coope­ra­ción inter­na­cio­nal, via­ja­ron al Nepal, uno de los paí­ses más pobres de Asia, don­de entra­ron en con­tac­to con orga­ni­za­cio­nes loca­les y acor­da­ron desa­rro­llar un pro­yec­to (CIDEN) que bas­cu­la sobre dos ini­cia­ti­vas: la ayu­da a la infan­cia y el impul­so del auto­em­pleo feme­nino, y que se ha mate­ria­li­za­do en la pues­ta en mar­cha de un orfa­na­to y un taller tex­til.

El taller da empleo a ocho muje­res, que fabri­can bol­sos, estu­ches y otros com­ple­men­tos de algo­dón. El exce­den­te que deja la acti­vi­dad tras aten­der los gas­tos de pro­duc­ción y la remu­ne­ra­ción de las arte­sa­nas –bajo las pre­mi­sas del comer­cio jus­to–, se des­ti­na al man­te­ni­mien­to del orfa­na­to.

La via­bi­li­dad eco­nó­mi­ca del pro­yec­to se con­si­gue gra­cias al últi­mo esla­bón de dicha cade­na bien con­ce­bi­da por esta admi­ra­ble pare­ja: la tien­da que han abier­to en junio de este año en la calle Serra­nos 33 para ven­der los pro­duc­tos ela­bo­ra­dos en el taller.

Los pre­cios del mer­ca­do euro­peo per­mi­ten aten­der muchas nece­si­da­des en un país en el que el sala­rio míni­mo inter­pro­fe­sio­nal son 47 euros al mes.

Ade­más del comer­cio, CIDEN impul­sa sus pro­yec­tos con un pro­gra­ma de apa­dri­na­mien­to de niños y admi­te socios para con­tri­buir al sos­te­ni­mien­to de sus cau­sas.

Com­prar un peque­ño obse­quio al lado de las Torres de Serra­nos de Valen­cia otor­ga espe­ran­zas a niños sin hogar y muje­res sin futu­ro a miles de kiló­me­tros de dis­tan­cia. La ver­dad es que nos han pues­to fácil ser pro­ta­go­nis­tas de este mara­vi­llo­so efec­to mari­po­sa.

Lo pue­des ver todo en su web: www.ciden-nepal.org

 

 

El movi­mien­to de las alas de una mari­po­sa pue­de pro­vo­car un tsu­na­mi al otro lado del mun­do. Es lo que se ha veni­do en lla­mar el “efec­to mari­po­sa”, y con ello quie­re expre­sar­se que una peque­ña varia­ción en las con­di­cio­nes esta­ble­ci­das de un sis­te­ma pue­de pre­ci­pi­tar su evo­lu­ción de for­ma total­men­te dife­ren­te a la ini­cial­men­te pre­vis­ta.

Los gran­des cam­bios sue­len depen­der de peque­ños pero cer­te­ros impul­sos. En el ámbi­to social requie­ren de per­so­nas con la visión, la ini­cia­ti­va, el valor, la fuer­za y la tena­ci­dad nece­sa­rios para ima­gi­nar los pri­me­ros y pro­vo­car los segun­dos.

Rocío y José son dos jóve­nes que ate­so­ran todos los valo­res que he enu­me­ra­do, ade­más de inte­li­gen­cia, pre­pa­ra­ción, gene­ro­si­dad y amor fra­terno, que pudien­do haber uti­li­za­do sus talen­tos para pro­cu­rar­se una cómo­da exis­ten­cia en el mun­do al que per­te­ne­cían, idea­ron un pro­yec­to para trans­for­mar una reali­dad injus­ta muy lejos de lo que les era coti­diano y segu­ro.

Tras for­mar­se en el ámbi­to de la coope­ra­ción inter­na­cio­nal, via­ja­ron al Nepal, uno de los paí­ses más pobres de Asia, don­de entra­ron en con­tac­to con orga­ni­za­cio­nes loca­les y acor­da­ron desa­rro­llar un pro­yec­to (CIDEN) que bas­cu­la sobre dos ini­cia­ti­vas: la ayu­da a la infan­cia y el impul­so del auto­em­pleo feme­nino, y que se ha mate­ria­li­za­do en la pues­ta en mar­cha de un orfa­na­to y un taller tex­til.

El taller da empleo a ocho muje­res, que fabri­can bol­sos, estu­ches y otros com­ple­men­tos de algo­dón. El exce­den­te que deja la acti­vi­dad tras aten­der los gas­tos de pro­duc­ción y la remu­ne­ra­ción de las arte­sa­nas –bajo las pre­mi­sas del comer­cio jus­to–, se des­ti­na al man­te­ni­mien­to del orfa­na­to.

La via­bi­li­dad eco­nó­mi­ca del pro­yec­to se con­si­gue gra­cias al últi­mo esla­bón de dicha cade­na bien con­ce­bi­da por esta admi­ra­ble pare­ja: la tien­da que han abier­to en junio de este año en la calle Serra­nos 33 para ven­der los pro­duc­tos ela­bo­ra­dos en el taller.

Los pre­cios del mer­ca­do euro­peo per­mi­ten aten­der muchas nece­si­da­des en un país en el que el sala­rio míni­mo inter­pro­fe­sio­nal son 47 euros al mes.

Ade­más del comer­cio, CIDEN impul­sa sus pro­yec­tos con un pro­gra­ma de apa­dri­na­mien­to de niños y admi­te socios para con­tri­buir al sos­te­ni­mien­to de sus cau­sas.

Com­prar un peque­ño obse­quio al lado de las Torres de Serra­nos de Valen­cia otor­ga espe­ran­zas a niños sin hogar y muje­res sin futu­ro a miles de kiló­me­tros de dis­tan­cia. La ver­dad es que nos han pues­to fácil ser pro­ta­go­nis­tas de este mara­vi­llo­so efec­to mari­po­sa.

Lo pue­des ver todo en su web: www.ciden-nepal.org

 

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