[vc_row full_width_row=“true”][vc_column][vc_column_text]El Villa­rreal ha alcan­za­do, por fin, la glo­ria en Euro­pa. Un pri­mer títu­lo en su pal­ma­rés que ha cos­ta­do tan­to de lograr como cos­tó alcan­zar el des­en­la­ce de un par­ti­do que se resol­vió, aten­ción, tras 22 penal­tis y que tuvie­ron que resol­ver los por­te­ros dan­do la glo­ria abso­lu­ta a Jeró­ni­mo que con­se­guía mar­car el suyo y parár­se­lo a De Gea.

El sub­ma­rino ama­ri­llo ya es cam­peón. Toca­ba ser­lo, era el día, lo sabían los juga­do­res, lo sabía la afi­ción, lo sabía su pre­si­den­te, Fer­nan­do Roig, que tenía que vivir­lo des­de casa y así lo hicie­ron saber a sus riva­les y a toda Euro­pa.

 

 

Una tanda de penaltis de récord e histórica

Tras un par­ti­do que aca­bó uno a uno, con pró­rro­ga, se entra­ba en una tan­da de penal­tis his­tó­ri­ca por muchos moti­vos.

El Villa­rreal iba acer­tan­do todos, uno a uno, con goles de Gerard Moreno, Rada, Alcá­cer, Alber­to Moreno y Pare­jo a lo que el Man­ches­ter res­pon­día con lo mis­mo, y así se lle­ga­ba al cin­co a cin­co en los penal­tis. Y empe­za­ba la muer­te súbi­ta.

 

Emery da ins­truc­cio­nes a Albiol antes de la tan­da de penal­tis.

Moi Gómez logra­ba el sex­to y Fred hacía lo pro­pio para el Uni­ted. Ya en el sép­ti­mo, el turno era para el vete­rano defen­sa valen­ciano Raúl Albiol. Y el capi­tán del equi­po, tam­bién mar­ca­ba con gran tran­qui­li­dad. Y ahí, James res­pon­día tam­bién para mar­car.

Era el turno de Coque­lin. El ex del Valen­cia, otro de tan­tos en el equi­po ama­ri­llo tam­bién mar­ca­ba, por toda la escua­dra, y ya iban ocho segui­dos. Pero el Man­ches­ter tam­bién mar­ca­ba el suyo.

Tras 16 penal­tis mar­ca­dos de for­ma con­se­cu­ti­va. Le toca­ba lan­zar a Mario y, cómo no, tam­bién mar­ca­ba. Y tras el gol del Man­ches­ter la res­pon­sa­bi­li­dad caía en las botas de un can­te­rano como Pau Torres que tam­bién logra­ba mar­car.

Ya se había bati­do, por enton­ces, el récord de acier­tos de penal­tis en una final euro­pea. Pero no era sufi­cien­te, fal­ta­ba un poco más. Algo más de sufri­mien­to, por­que iba a valer la pena, y tan­to que sí…

Y ya le toca­ba, por eli­mi­na­ción, el turno a los por­te­ros, pri­me­ro era Jeró­ni­mo y, para dar­le más emo­ción a la cosa, tam­bién mar­ca­ba de for­ma sen­sa­cio­nal su penal­ti. Final­men­te, De Gea era quien falla­ba, por fin, para hacer cam­peón al Villa­rreal por pri­me­ra vez en su his­to­ria.

Gdansk que­da­rá para siem­pre en la his­to­ria de este sub­ma­rino ama­ri­llo que, des­de allí, des­de el mar Bál­ti­co, vuel­ve a sumer­gir­se en las aguas euro­peas, rum­bo a casa, pero sacan­do siem­pre el peris­co­pio para otear sus pró­xi­mos obje­ti­vos. Aho­ra, con algo más de expe­rien­cia, con un poco más de sabi­du­ría y con la tran­qui­li­dad y la ale­gría que da tener, por fin, un títu­lo en su pal­ma­rés.

 

La historia de una final para la épica

El Villa­rreal lle­ga­ba a su pri­me­ra final euro­pea y lucha­ba por con­se­guir, por fin, el pri­mer títu­lo para su pal­ma­rés en sus casi 100 años de his­to­ria, pues se fun­dó el 10 de mar­zo de 1923. Un equi­po que, con Fer­nan­do Roig al fren­te, ha logra­do des­lum­brar a Espa­ña y a Euro­pa en diver­sas oca­sio­nes, como cuan­do fue sub­cam­peón de la Liga en la tem­po­ra­da 2007/08 o cuan­do lle­gó a la semi­fi­nal de la Liga de Cam­peo­nes, en 2006.

Pero aho­ra, nada de esto juga­ba, ni tam­po­co las tres Ligas de Cam­peo­nes del Man­ches­ter Uni­ted o sus 20 títu­los de Liga o sino, sim­ple­men­te, los juga­do­res, de uno y otro equi­po, que bus­ca­ban un tro­feo que, pasa­ra lo que pasa­ra, iba a tener una tras­cen­den­cia muy dife­ren­te en uno y otro lado.

 

La ali­nea­ción ini­cial de los dos equi­pos. Fotos: Villa­rreal CF.

El encuen­tro arran­ca­ba con el Man­ches­ter, como era pre­vi­si­ble, ence­rran­do al Villa­rreal en su cam­po. Pero no aca­ba­ban de gene­rar un peli­gro cla­ro.

En el minu­to 29 del par­ti­do Dani Pare­jo, cómo no, sacó una fal­ta y su com­pa­ñe­ro Gerard Moreno, en el segun­do palo, esta­ba más aten­to que todo el mun­do y logra­ba avan­zar a su equi­po con un gol que for­ma par­te ya de la his­to­ria del Villa­rreal. El Man­ches­ter domi­na­ba el jue­go y la pose­sión, pero el equi­po cas­te­llo­nen­se se mos­tra­ba más efi­cien­te, que, en defi­nit­va, es lo que impor­ta en par­ti­dos deci­si­vos como este.

La ilu­sión, la ale­gría, la pasión, los sue­ños, se des­ata­ban entre la afi­ción ama­ri­lla y, por exten­sión, en toda una ciu­dad que vivía una noche, lite­ral­men­te, pega­da a la tele­vi­sión. Una de esas vela­das que nun­ca se olvi­dan.

 

Gerard Moreno cele­bra el pri­mer gol del par­ti­do.

El equi­po entre­na­do por Unai Emery aguan­tó la ven­ta­ja has­ta el minu­to 54 de esta final cuan­do Cava­ni logra­ba el empa­te con un gol que vino acom­pa­ña­do de la ten­sión pro­pia que oca­sio­nan las revi­sio­nes del VAR. Pero, al final, el árbi­tro con­ce­día el tan­to para el equi­po inglés.

Toca­ba vol­ver a remar, sacar la garra, la cas­ta, el tesón de un equi­po, de un club, de una ciu­dad, que saben muy bien lo com­pli­ca­do que ha sido lle­gar has­ta aquí y que no esta­ban dis­pues­tos a dejar­se doble­gar has­ta el últi­mo alien­to.

 

Pedra­za cabe­zea un balón en la final.

La gran final de la Euro­pa Lea­gue lle­ga­ba al minu­to 90 con empa­te en el mar­ca­dor. Emery apu­ra­ba casi todos sus cam­bios, pues sabía que enfren­te tenía a un equi­po con más físi­co, con más roda­je y, lo que era, tal vez, más preo­cu­pan­te, con más expe­rien­cia en lides simi­la­res.

Y así, con empa­te a uno en el mar­ca­dor, se lle­ga­ba al final de los 90 minu­tos regla­men­ta­rios y arran­ca­ba una pró­rro­ga tan incier­ta como agó­ni­ca.

 

Prórroga tras el empate a uno en los primeros 90 minutos

 

Raúl Albiol tra­ta de defen­der una juga­da en la pró­rro­ga.

Con los dos equi­pos fun­di­dos, en apa­rien­cia, los cas­te­llo­nen­ses algo más, la pró­rro­ga empe­za­ba, pero, ya se sabe, en momen­tos así cual­quier cosa pue­de pasar y las oca­sio­nes se suce­die­ron en una y otra área mien­tras que, la res­pi­ra­ción se con­te­nía en uno y otro lado de la gra­da. Paco Alcá­cer y Gerard Moreno se enten­dían a la per­fec­ción y dis­fru­ta­ban de varias oca­sio­nes que podrían haber sido deci­si­vas. Poco des­pués De Gea des­pe­ja­ba a cór­ner otra, en este caso de Raúl Albiol. El Villa­rreal gene­ra­ba peli­gro, sobre todo, a balón para­do, que era como había lle­ga­do, pre­ci­sa­men­te, su gol.

Trein­ta minu­tos que, a pesar de la insis­ten­cia en ata­que del Villa­rreal, y del entu­sias­mo de su afi­ción des­de la gra­da, fina­li­za­ban con empa­te a uno, dan­do paso así a unos penal­tis con el des­en­la­ce ya cono­ci­do y glo­rio­so para el Villa­rreal.

 

Algu­nos de los afi­cio­na­dos del Villa­rreal duran­te la final.

 

La afi­ción ama­ri­lla lo dio todo des­de las gra­das.

 

Los juga­do­res del Villa­rreal sal­tan al terreno de jue­go para dispu­tar su pri­me­ra final euro­pea.

 

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