La banda de Ian Astbury presentará el el domingo 14 de julio su último trabajo «Under The Midnight Sun» y repasará lo mejor de su brillante discografía
Seguramente hay una explicación que permita entender la curiosa relación que mantiene la banda británica The Cult con Valencia, donde ha actuado en varias ocasiones (la última en el fallido 4ever Valencia Fest de 2018) y siempre con llenazos. Quizás porque sus primeras visitas a la ciudad —tres veces entre 1991 y 1994— coincidieron en la época en la que el cap i casal era una referencia musical en España, pero lo cierto es que ese romance sigue vivo.
La prueba es que su propuesta es, de lejos, la propuesta que más billetes ha vendido en una Feria de Julio en la que también están, por ejemplo, Camela (sí, sino otra cosa, pero venden a palas). La cita será el próximo 14 de julio en Viveros (22 h. 40 euros). Y que no sorprenda tanta expectación: llevan desde 2019 sin girar.
Surgiendo de las sombras de Bradford en 1983, The Cult era más que una banda más. Formados a partir de las cenizas del grupo post-punk de Ian Astbury, Southern Death Cult, tenían un toque macabro, una fascinación por la iconografía de los nativos americanos mezclada con los sonidos ásperos del underground británico. Un sonido totalmente propio a partir de influencias tan diversas como The Doors, Led Zeppelin y AC/DC.
LaJunto al guitarrista Billy Duffy, el bajista Jamie Stewart y el batería Ray “Mondo” Taylor-Smith, su encarnación inicial, Death Cult, se inclinó hacia el espíritu post-punk con un toque gótico. Pero en 1984, un cambio de nombre a The Cult y la llegada del baterista Nigel Preston, cuando Mondo fue deportado a su Sierra Leona natal, marcaron el inicio oficial de su viaje sonoro.
Su álbum debut, Dreamtime, llegó ese mismo año, un paisaje sonoro inquietante impulsado por la poderosa voz de Astbury y la floreciente asociación de compositores con Duffy. Temas como Spiritwalker se convirtieron en himnos para una generación atraída por la atmósfera oscura de la banda.
El segundo esfuerzo, Love, lanzado en 1985, solidificó su estatus de culto (nunca mejor dicho). Canciones como She Sells Sanctuary mostraron su capacidad para tejer melodías en su energía inquietante, un sonido que resonó entre los fanáticos de The Cure y Bauhaus pero que poseía un gruñido claramente británico.
Sin embargo, The Cult nunca fue partidario de la estabilidad. El bajista Jamie Stewart se fue para ser sustituido por Billy Duffy se pusiera el bajo por un tiempo. A pesar de este juego musical de sillas musicales, su fuego creativo permaneció intacto.
El punto de inflexión llegó en 1987 con Sonic Firestorm. Este álbum experimentó un cambio sísmico hacia un sonido de rock más pesado y duro. Temas como el incendiario Fire Woman fueron un dedo medio sonoro a su pasado post-punk, un movimiento que resonó en el público estadounidense. Sonic Firestorm irrumpió en el Billboard 200, impulsándolos a un escenario más grande.
Y entonces llegó «Electric»
Aprovechando este nuevo éxito, The Cult lanzó Electric en 1989. Este álbum consolidó su estatus como realeza del hard rock, presentando la ahora legendaria Love Removal Machine, una canción que resume perfectamente sus explosivos shows en vivo, o uno de sus himnos más conocidos: Lil’ Devil.
A principios de los 90, The Cult realizó giras incansables, encabezando festivales importantes y compartiendo escenarios con la realeza del rock. Sin embargo, en medio del éxito, las tensiones internas comenzaron a hervir. La chispa creativa que había impulsado su ascenso amenazaba con extinguirse.
Después de La ciudad escondida de 1994, sucedió lo inevitable. El Culto, como lo habían bautizado sus fans, se disolvió por primera vez. Astbury y Duffy, el núcleo de la banda, realizaron proyectos en solitario. Pero las brasas de la creatividad nunca murieron del todo.
The Cult se reformó en 1999, se embarcó en giras y lanzó nuevos álbumes. Si bien su formación siguió cambiando, su legado como banda que se atrevió a mezclar la oscuridad del post-punk con el poder puro del hard rock permaneció. El sonido de The Cult continúa resonando entre los fanáticos hoy en día, un testimonio de su influencia duradera en el mundo de la música rock.
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