Sala Russafa agradece al público, pero también a las y los trabajadores de la cultura y a las instituciones su apoyo a las artes escénicas. Y destaca la empatía social hacia el sector que han sentido al agotar las localidades en muchas funciones, a pesar del contexto pandémico.

‘Heroica’ es la palabra que escoge el equipo directivo de Sala Russafa para definir la temporada que ahora termina. “Una heroicidad por parte del público, de las compañías, de las salas y de las instituciones que han apoyado a la cultura en vivo. Ni en nuestros mejores sueños, al reabrir el teatro, pensamos que podríamos llegar a julio con una media global cercana al 80% de ocupación. Realmente, hemos visto cómo se iba venciendo el miedo y el patio de butacas se iba llenando, respetando siempre el aforo permitido y agotando las localidades muchas veces”, señala Juan Carlos Garés, director del centro cultural, quien también destaca el civismo con el que espectadores y trabajadores culturales han asumido que había que poner en marcha y respetar en todo momento los protocolos anti COVID-19.

“Han supuesto el doble de trabajo. No sólo teníamos que desinfectar constantemente el patio de butacas y todas las zonas comunes, el público tenía que cambiar el modo de acceder y salir de la sala, de recibir la información sobre los espectáculos… PCR semanales para nuestra compañía propia y mucho trabajo que no se veía, por ejemplo, reestructurar la venta anticipada conforme cambiaban los aforos, adaptar horarios, enviar con antelación los protocolos de higiene y prevención del contagio a las compañías para que firmaran una declaración jurada de cumplimiento”, rememora Garés. “Y todo eso tan difícil, quedaba atrás en el momento en que empezaba la función. Para el público, pero también para los propios artistas y trabajadores de la cultura, las artes escénicas han sido un oasis donde desconectar de un contexto duro. Lo hemos agradecido todos”, apunta el director de Sala Russafa.
Más de 33 espectáculos de 26 compañías

Un total de 26 compañías y 33 espectáculos han compuesto una programación con 179 funciones, en la que ha descendido el número de representaciones para niños y niñas, al desaparecer la campaña escolar. También las actuaciones musicales, condicionadas por las restricciones de aforo y horario.
Esta temporada, en la que el centro cultural de Ruzafa celebraba su décimo aniversario, han pasado casi el doble de compañías valencianas que nacionales: 17 vs 9. Esto se debe al compromiso de recuperar las funciones que tuvieron que suspenderse con el cierre del teatro por la declaración del primer Estado de Alarma. “Pero también a que queremos favorecer la visibilidad de los espectáculos que se hacen aquí y necesitan tener su conexión con el público. Además, ha sido muy complejo para las propias compañías salir fuera. Nosotros mismos, cuando hemos girado con espectáculos propios, nos hemos encontrado con situaciones impensables: bolos a las cuatro de la tarde en algunas ciudades porque a las seis empezaba el toque de queda, no poder cenar cuando acababa la representación porque la hostelería estaba cerrada, hoteles casi fantasma, controles en carretera, test constantes… Llevo casi cuarenta años en las artes escénicas y creo que es la temporada más complicada que he vivido nunca”, admite Garés, productor e intérprete en Arden, la compañía teatral que fundó Sala Russafa en 2011.

“Pero estamos verdaderamente contentos y muy agradecidos por haber llegado hasta el final de la temporada sintiendo una especie de empatía social hacia el sector. La gente se ha implicado con la supervivencia de la cultura y su manera de contribuir, en nuestro caso, ha sido venir al teatro. Era verdaderamente emocionante, sobre todo en momentos críticos, cuando se quedaban las calles vacías, ver que aquí se sentían seguros”, afirma el director de la sala en nombre de todo el equipo. Ahora, cierran las puertas para hacer un mantenimiento a fondo de todas las instalaciones. Y, tras el verano, será el momento de levantar nuevamente el telón.
La nueva temporada arrancará en septiembre

En septiembre, Sala Russafa vuelve a abrir sus puertas al público con ‘Alcem el teló’, una serie de propuestas con las que cada año el centro cultural comienza su temporada, antes de arrancar la programación regular.
Este año, Sala Russafa ha querido levantar el telón con dos de las disciplinas artísticas que han tenido más dificultades en el pasado ejercicio: la música en vivo y el teatro para niños y niñas. Las medidas de prevención del contagio de la COVID-19 bajaron drásticamente el número de actuaciones musicales y de salidas de los niños en actividad extraescolar para asistir a funciones teatrales. Por eso, en un guiño de reconocimiento, el teatro de Ruzafa inicia su undécima temporada con dos conciertos y una pieza teatro para los más pequeños.

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