Las actri­ces con el direc­tor de la obra, Ser­gio Peris-Men­che­ta. Foto: Bár­ba­ra Sán­chez Palo­me­ro.

 Una de las historias menos conocidas del deporte; la creación y prohibición de los primeros equipos de fútbol femenino en Europa

Sagunt a Esce­na ha lle­ga­do a su rec­ta final este sába­do. Y lo ha hecho con un espec­tácu­lo musi­cal  rei­vin­di­ca­ti­vo y femi­nis­ta, pro­du­ci­do por la com­pa­ñía Bar­co Pira­ta, con tex­to de Ste­fano Mas­si­ni, diri­gi­do por el actor Ser­gio Peris-Men­­che­­ta. El Tea­tro Romano se ha con­ver­ti­do en un esta­dio de fút­bol para recrear la his­to­ria de los pri­me­ros clu­bes feme­ni­nos en Ladies Foot­ball Club. 

Es abril de 1917. Las tra­ba­ja­do­ras de Doy­le & Wal­ker Ammu­ni­tion de Shef­field, en Ingla­te­rra, están comien­do sánd­wi­ches en el patio de la fábri­ca. Sus mari­dos, her­ma­nos y padres están en el fren­te. La revo­lu­ción rusa está ges­tán­do­se. Esta­dos Uni­dos decla­ra la gue­rra a Ale­ma­nia. Las muje­res son las que tra­ba­jan en la fábri­ca que pro­vee al ejér­ci­to de arma­men­to. Ese día, en su hora de des­can­so, 11 muje­res tra­ba­ja­do­ras encon­tra­ron una pelo­ta aban­do­na­da y se pusie­ron a correr tras ella. Empe­za­ron a jugar al fút­bol.

Las actri­ces con el direc­tor de la obra, Ser­gio Peris-Men­­che­­ta. Foto: Bár­ba­ra Sán­chez Palo­me­ro.

Con el tiem­po afi­nan la téc­ni­ca y jue­gan una liga de ver­dad. A fal­ta de cam­peo­na­tos mas­cu­li­nos, el fút­bol feme­nino de esos años ten­drá su eta­pa dora­da, se gana­rá al públi­co. Sin embar­go, las ins­ti­tu­cio­nes del fút­bol mas­cu­lino, ter­mi­na­da la con­tien­da, harán todo lo posi­ble para que las muje­res «vuel­van a ocu­par su lugar». La obra está ins­pi­ra­da en la his­to­ria real de los pri­me­ros equi­pos de fút­bol feme­nino en el Rei­no Uni­do.

El fenó­meno del fút­bol feme­nino nace en Ingla­te­rra, duran­te la I Gue­rra Mun­dial. Equi­pos que se con­vir­tie­ron en legen­da­rios, for­ma­dos por las tra­ba­ja­do­ras de las fábri­cas tex­ti­les o de muni­cio­nes, pro­vo­ca­ron la hos­ti­li­dad y el recha­zo de las ins­ti­tu­cio­nes mas­cu­li­nas del balom­pié. Ter­mi­na­da la gue­rra, la mayo­ría de los equi­pos feme­ni­nos fue­ron obli­ga­dos a disol­ver­se por ley tras años de éxi­tos.

«Qui­zás la fun­ción últi­ma del tea­tro sea esti­mu­lar la refle­xión, apor­tar una dimen­sión tras­cen­den­te y uni­ver­sal de la con­di­ción huma­na, pero tam­bién nos sir­ve para res­ti­tuir, para neu­tra­li­zar el olvi­do. En esta línea, Ladies Foot­ball Club, nos recuer­da cómo fue­ron igno­ra­dos y prohi­bi­dos los equi­pos de fút­bol feme­ni­nos en Euro­pa y como, por impe­ra­ti­vo éti­co, tene­mos que con­tar esta eta­pa de la his­to­ria para no vol­ver a caer en el error y dig­ni­fi­car la memo­ria de aque­llas muje­res pio­ne­ras del depor­te», ha des­ta­ca­do la direc­to­ra artís­ti­ca de Sagunt a Esce­na, Inma Expó­si­to.

Afor­tu­na­da­men­te, hoy en día, es un sec­tor pro­fe­sio­na­li­za­do en nues­tro país y reco­no­ci­do des­de 1983 por la Real Fede­ra­ción Espa­ño­la de Fút­bol. Aun­que no ha sido has­ta este verano cuan­do la fede­ra­ción ha igua­la­do los por­cen­ta­jes de las pri­mas de la selec­ción feme­ni­na y mas­cu­li­na, pero sin cobrar lo mis­mo.

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