El director de cine marsellés recibe la Palmera de Honor del festival  y este sábado impartirá una clase magistral

Robert Gué­di­guian este vier­nes en la Fil­mo­te­ca (FOTO: MARIA JOSEP SERRA).

El gran direc­tor de cine mar­se­llés, Robert Gué­di­guian, ha reci­bi­do la Pal­me­ra de Honor del fes­ti­val de cine valen­ciano y este sába­do impar­ti­rá una cla­se magis­tral jun­to a su mujer, la actriz pro­ta­go­nis­ta de todas sus pelí­cu­las, Aria­ne Asca­ri­de, con­du­ci­da por Este­ve Riam­bau, direc­tor de Fil­mo­te­ca de Cata­lun­ya. Una opor­tu­ni­dad úni­ca y gra­tui­ta para cono­cer, más allá de sus pelí­cu­las, al rea­li­za­dor y guio­nis­ta de Marius y Jean­net­te, con la que le lle­gó el éxi­to inter­na­cio­nal en 1997; Las nie­ves del Kili­man­ja­ro, Una his­to­ria de locos, sobre el geno­ci­dio arme­nio y sus con­se­cuen­cias.

Ade­más del ciclo que se podrá ver en la Mos­tra, la Fil­mo­te­ca pro­yec­ta­rá toda la fil­mo­gra­fía de Gué­di­guian el pró­xi­mo mes de noviem­bre. La Mos­tra y el Ins­ti­tut Valen­cià de Cul­tu­ra tam­bién han edi­ta­do el libro Robert Gué­di­guian. La gen­te no sabe de su poder, de Aarón Rodrí­guez Serrano, inves­ti­ga­dor y pro­fe­sor en la Uni­ver­si­tat Jau­me I de Cas­te­llón.

El cineas­ta es un cla­ro ejem­plo de que se pue­de hacer cine des­de cual­quier par­te del mun­do. Su lugar ele­gi­do es su ciu­dad natal: Mar­se­lla. «Me sien­to más cómo­do rodan­do en mi entorno, en mi ciu­dad, sobre situa­cio­nes cul­tu­ra­les, polí­ti­cas y socia­les que me son pró­xi­mas, pero que tie­nen un alcan­ce uni­ver­sal», ase­gu­ra Gué­di­guian. El direc­tor seña­la que rodar es expo­ner­se y que hacién­do­lo en un lugar que cono­ce, como Mar­se­lla, le pro­te­ge.

Le ocu­rre algo simi­lar con los per­so­na­jes de sus pelí­cu­las, sobre todo, con tres: su mujer, Aria­ne Asca­ri­de, Jean-Pie­­rre Darrous­sin y Gérard Mey­lan. Los tres han par­ti­ci­pa­do en todas sus pelí­cu­las. «Escri­bo para ellos, soy el jefe de la tro­pa. Me sien­to más autor con ellos. Hemos cre­ci­do jun­tos, tie­nen mi mis­ma edad. En la actua­li­dad muchos de los hijos de la pri­me­ra gene­ra­ción ya están tam­bién en mis roda­jes», resal­ta.

Sobre la situa­ción actual en Euro­pa, el direc­tor fran­cés ha seña­la­do que ten­dría que dejar pasar tiem­po para rodar sobre la gue­rra de Ucra­nia. «Mi pun­to de vis­ta —apun­ta— es que hay muy pocas gue­rras jus­tas y la exal­ta­ción de patrio­tis­mo se acer­ca bas­tan­te al nacio­na­lis­mo, que es una cosa que me des­agra­da. De hecho, hay pocas gue­rras en la que los pobres no mue­ran por los ricos. Rusia ha inva­di­do Ucra­nia y des­de este pun­to de vis­ta, estoy a favor de Ucra­nia. Qui­zás den­tro de unos años haga una pelí­cu­la sobre jóve­nes ucra­nia­nos que va a defen­der, qui­zá no tan­to la patria, sino deter­mi­na­dos per­so­na­jes que se han apro­ve­cha­do de esta gue­rra».

El direc­tor sigue defen­dien­do el comu­nis­mo des­de su visión que, para él, es «cuan­do el indi­vi­duo y el colec­ti­vo están en armo­nía». A Gué­di­guian no le gus­ta que se cali­fi­que su cine de ‘social’. «Hago un cine cul­to y popu­lar, inten­to expo­ner las pasio­nes de pobres y ricos. De la jus­ti­cia para unos y otros. La gran­de­za del mun­do depen­de de cada uno de noso­tros», comen­ta.

En la actua­li­dad, ya tie­ne casi ter­mi­na­do su últi­mo pro­yec­to, titu­la­do ¡Y la fies­ta con­ti­núa!, el des­plo­me de un inmue­ble en Mar­se­lla en el que hubo varias víc­ti­mas. «Se des­per­tó un movi­mien­to popu­lar, o lo que yo lla­mo comu­nis­ta, soli­da­rio. Jun­to a esa casa, casual­men­te, había una esta­tua de Home­ro, per­so­na­je de la mito­lo­gía grie­ga que esta­ba cie­go, pero no sor­do. Y es él quien cuen­ta esta his­to­ria», expli­ca el galar­do­na­do.

El direc­tor gene­ral del IVC, Abel Gua­ri­nos, ha seña­la­do que Gué­di­guian es uno de los cineas­tas euro­peos que mejor ha refle­ja­do en las últi­mas cua­tro déca­das temas polí­ti­cos y socia­les pro­pios de los paí­ses del Medi­te­rrá­neo, como la inmi­gra­ción clan­des­ti­na, el paro juve­nil, la emer­gen­cia de los movi­mien­tos xenó­fo­bos, las pro­tes­tas sin­di­ca­les, los abu­sos de las mul­ti­na­cio­na­les o los con­flic­tos de vio­len­cia y dro­gas en las barria­das popu­la­res de su Mar­se­lla natal.

El direc­tor de la Mos­tra, Eduar­do Gui­llot (Izq.), con el direc­tor Robert Gué­di­guian (cen­tro) y el direc­tor gene­ral del IVC, Abel Gua­ri­nos (der).

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