El terri­to­rio Alto Turia, com­pues­to por los pue­blos que tra­za el Río Turia, es uno de los pocos terri­to­rios que que­dan por des­cu­brir en Valen­cia. A menos de una hora de la ciu­dad, las mon­ta­ñas del Alto Turia encie­rran para­jes que siguen sor­pren­dien­do a los visi­tan­tes por su belle­za y fuer­za.

Aras de los Olmos, Tita­guas, Tué­jar, Chel­va y Bena­gé­ber son los cin­co muni­ci­pios cuyos lazos geo­grá­fi­cos e his­tó­ri­cos com­po­nen esta últi­ma gran reser­va del inte­rior. Un pasa­do común basa­do en la agri­cul­tu­ra y en la peque­ña indus­tria han dado paso a la com­bi­na­ción entre tra­di­ción y turis­mo, con una ofer­ta abier­ta a todos los públi­cos y todos los bol­si­llos que hay que pro­fe­sar estos días de verano en los que el tiem­po libre y las ganas de vivir expe­rien­cias aumen­tan.

Ins­tan­tá­nea del pan­tano de Bena­ge­ber

ACTIVIDADES Y AVENTURA EN TORNO AL RÍO

El recur­so que capi­ta­nea el Alto Turia es la natu­ra­le­za, autén­ti­co motor del turis­mo que se ver­te­bra alre­de­dor del Río Turia des­de la cal­ma de su cur­so has­ta las cas­ca­das y pozas, sin olvi­dar esa gran pla­ya de inte­rior que es el pan­tano de Bena­gé­ber.

Sin dis­tan­ciar­se del río, se dis­fru­tan de gran­des rutas de trek­king o de BTT, apro­ve­chan­do los muchos reco­rri­dos seña­li­za­dos y com­ple­ta­men­te geo­lo­ca­li­za­dos que pre­sen­tan dife­ren­tes gra­dos de difi­cul­tad para satis­fac­ción de los depor­tis­tas más exi­gen­tes o del tran­qui­lo pase fami­liar. Varias empre­sas loca­les desa­rro­llan una ofer­ta turís­ti­ca basa­da en la natu­ra­le­za y el el turis­mo acti­vo, de mane­ra que el visi­tan­te pue­de ele­gir entre gran can­ti­dad de acti­vi­da­des; des­de el sen­de­ris­mo has­ta el rap­pel, el des­cen­so de barran­cos, el remo en el pan­tano, el raf­ting o la ruta de tiro­li­nas pasan­do por las estre­llas en el obser­va­to­rio de Aras de los Olmos. En el Alto Turia está una de las pocas reser­vas “star­light” del mun­do que se encar­ga de pre­ser­var la cali­dad del cie­lo noc­turno.

Y por supues­to, el dis­fru­te de sus bos­ques y mon­ta­ñas y su rique­za natu­ral en para­jes como La Caba­lle­ra, o el barran­co del Frai­le, en una de cuyas pare­des ani­da una impre­sio­nan­te colo­nia de Bui­tres.

PATRIMONIO, ARQUEOLOGÍA Y PINTURAS RUPESTRES 

La com­bi­na­ción del entorno natu­ral con la belle­za de su patri­mo­nio urbano que, por comen­zar, se encie­rra en el cas­co his­tó­ri­co de Chel­va, mues­tra idó­nea de que la his­to­ria de los pue­blos es lar­ga y fecun­da. Hom­bres pre­his­tó­ri­cos, íbe­ros, roma­nos, ára­bes y cris­tia­nos han deja­do su hue­lla, reco­no­ci­ble en sus calles, igle­sias y sitios arqueo­ló­gi­cos como el pobla­do ibe­ro de Aras de los Olmos, las pin­tu­ras rupes­tres de Tita­guas, el yaci­mien­to de la Torre­ci­lla o el acue­duc­to romano de Chel­va, el Molino de la Par­da­la de Bena­gé­ber o el yaci­mien­to de dino­sau­rios de Aras de los Olmos.

COMER BIEN, BEBER MEJOR

En Alto Turia se da ori­gen a pro­duc­tos agro­ali­men­ta­rios tra­di­cio­na­les dados por el agua del río, la altu­ra del terreno y el con­tras­te entre las mon­ta­ñas y los valles que han lle­ga­do has­ta nues­tros días gra­cias al tra­ba­jo de arte­sa­nos, agri­cul­to­res, gana­de­ros y empre­sa­rios. Inno­va­ción con raí­ces que reco­ge el buen hacer de siem­pre, apli­can­do las mejo­res prác­ti­cas de hoy.

Acei­tes de cali­dad extra, vinos ‑muy apre­cia­da la uva mese­gue­ra de la zona‑, tru­fas, mie­les pro­ce­den­tes de flo­res de tomi­llo y otras plan­tas sil­ves­tres de las mon­ta­ñas, pas­tas y man­te­ca­do o embu­ti­dos, for­man par­te de la pro­duc­ción local que pue­de adqui­rir­se en los comer­cios, o degus­tar­se en alguno de los bares y res­tau­ran­tes que el visi­tan­te encon­tra­rá al reco­rrer los pue­blos.

Más infor­ma­ción: www.visitaltoturia.es

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