Por: Car­los San José Alon­so: Licen­cia­do en Filo­lo­gía Ingle­sa y maes­tro de Edu­ca­ción Pri­ma­ria.

El pasa­do 30 de sep­tiem­bre, se publi­ca­ba en el Bole­tín Ofi­cial del Esta­do un nue­vo Decre­to Ley sobre Edu­ca­ción. En uno de sus artícu­los más con­tro­ver­ti­dos se “reba­ja­ba” sus­tan­cial­men­te los cri­te­rios para la titu­la­ción en Secun­da­ria y Bachi­lle­ra­to obvian­do la lim­pie­za en el expe­dien­te para la pro­mo­ción de cur­so. Esta nue­va medi­da va en con­so­nan­cia con las líneas que en mate­ria edu­ca­ti­va ha impues­to el gobierno des­de que lle­gó a la Mon­cloa: la laxi­tud y la des­con­si­de­ra­ción con el esfuer­zo aca­dé­mi­co.

El pro­ce­so de apren­di­za­je humano debe basar­se en la expe­rien­cia. Decía un gran filó­so­fo como Aris­tó­te­les que “somos lo que hace­mos repe­ti­da­men­te. La exce­len­cia, enton­ces, no es un acto, es un hábi­to”. En sus inter­ven­cio­nes, el poli­fa­cé­ti­co filó­so­fo grie­go, ahon­da­ba en lo que es un hecho ine­quí­vo­co que ha hecho pros­pe­rar a la huma­ni­dad en su pro­ce­so ele­men­tal de apren­di­za­je: la expe­ri­men­ta­ción, el error y la supera­ción del mis­mo a base de repe­ti­ción y mejo­ra. La exi­gen­cia, la cul­tu­ra del esfuer­zo, la satis­fac­ción de uti­li­zar las capa­ci­da­des para alcan­zar la meta no pue­den des­pa­re­cer sino más bien refor­zar­se. La no pro­mo­ción no es un acto puni­ti­vo, es una nue­va opor­tu­ni­dad de adqui­rir con­te­ni­dos no asen­ta­dos y un esca­lón nece­sa­rio para ase­gu­rar un avan­ce lineal hacia la meta.

“La exi­gen­cia, la cul­tu­ra del esfuer­zo, la satis­fac­ción de uti­li­zar las capa­ci­da­des para alcan­zar la meta no pue­den des­pa­re­cer sino más bien refor­zar­se”.

Todas estas medi­das que no pue­den ale­jar­se nun­ca de la edu­ca­ción, tie­nen que venir acom­pa­ña­das de otras que imple­men­ten de una vez la cali­dad edu­ca­ti­va en este país. El gran error peda­gó­gi­co en nues­tras escue­las está en seguir tra­tan­do a todos los alum­nos por igual cuan­do somos per­so­nas intrín­se­ca­men­te dife­ren­tes.

En otros artícu­los he hecho refe­ren­cia al ilus­tre peda­go­go Víc­tor Gar­­cía-Hoz que decía que “la edu­ca­ción debe ser inte­gral y per­so­na­li­za­da” y para ello se nece­si­tan medios, prin­ci­pal­men­te una ratio redu­ci­da y una ade­cua­da for­ma­ción del pro­fe­so­ra­do.

“El gran error peda­gó­gi­co en nues­tras escue­las está en seguir tra­tan­do a todos los alum­nos por igual cuan­do somos per­so­nas intrín­se­ca­men­te dife­ren­tes.”

Aho­ra nos encon­tra­mos con  cen­tros y aulas con­ce­bi­dos para un deter­mi­na­do núme­ro de alum­nos que rebo­san los espa­cios superan­do y mucho las ratios y lo que es más preo­cu­pan­te, caren­cia de recur­sos huma­nos ante el aumen­to expo­nen­cial de alum­nos con nece­si­da­des edu­ca­ti­vas espe­cia­les y carac­te­rís­ti­cas que requie­ren aten­ción indi­vi­dua­li­za­da.

Hace mucho tiem­po que los cen­tros recla­man aumen­to de plan­ti­llas y más recur­sos ante la impo­si­bi­li­dad de ofre­cer una aten­ción míni­ma de cali­dad, unas bajas que tar­dan  sema­nas en cubrir­se, unos medios digi­ta­les muy pri­ma­rios y unas pla­ta­for­mas de comu­ni­ca­ción con el alum­na­do y las fami­lias más efi­cien­tes.

“¿Hacen fal­ta cri­sis sani­ta­rias para inver­tir en edu­ca­ción? ¿Por qué antes no se aumen­ta­ron las plan­ti­llas y se invir­tió tan­to esfuer­zo si aho­ra se pue­de hacer?”

Por eso son­ro­ja obser­var como aho­ra, a cau­sa de la pan­de­mia, se des­ti­nan, sólo en la Comu­ni­dad Valen­cia­na, 207 millo­nes de euros a la edu­ca­ción con una con­tra­ta­ción de 4.500 pro­fe­so­res, un plan de digi­ta­li­za­ción de 33 millo­nes y 29 mil tablets para los alum­nos de los cen­tros edu­ca­ti­vos valen­cia­nos. Y uno se pre­gun­ta: ¿hacen fal­ta cri­sis sani­ta­rias para inver­tir en edu­ca­ción? ¿Por qué antes no se aumen­ta­ron las plan­ti­llas y se invir­tió tan­to esfuer­zo si aho­ra se pue­de hacer?

“Espa­ña nece­si­ta leyes esta­bles, que tra­ba­jen las com­pe­ten­cias, que con­tem­plen la indi­vi­dua­li­dad y que valo­ren el esfuer­zo aca­dé­mi­co del alum­na­do”.

Hace muchos lus­tros que la Comu­ni­dad Edu­ca­ti­va vie­ne recla­man­do a nues­tros polí­ti­cos un gran pac­to edu­ca­ti­vo nacio­nal. Las casi dece­na de leyes edu­ca­ti­vas apro­ba­das en la demo­cra­cia sólo han sido armas arro­ja­di­zas con tras­fon­do ideo­ló­gi­co entre for­ma­cio­nes polí­ti­cas. Nun­ca se ha con­se­gui­do con­fi­gu­rar una mesa nacio­nal por la edu­ca­ción com­pues­ta por ver­da­de­ros pro­fe­sio­na­les que hagan una ley edu­ca­ti­va defi­ni­ti­va.

En esta mate­ria, Espa­ña nece­si­ta leyes esta­bles, que tra­ba­jen las com­pe­ten­cias, que con­tem­plen la indi­vi­dua­li­dad y que valo­ren el esfuer­zo aca­dé­mi­co del alum­na­do. Sólo así mejo­ra­re­mos la cali­dad edu­ca­ti­va en nues­tro país.

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