26 de mayo de 2021.
He regre­sa­do a las series. Hoy miér­co­les veré el últi­mo capí­tu­lo de Rocío. Con­tar la ver­dad para seguir viva, y lo haré con el des­agra­do de que a estas altu­ras es una peno­sa his­to­ria que se ha ido poli­ti­zan­do en el peor de los sen­ti­dos. Meti­dos de lleno en ese plan tan poco esti­mu­lan­te, pre­fie­ro ser bre­ve para aho­rrar fuer­zas y pala­bras: no sopor­to a Anto­nio David Flo­res, me saca de qui­cio su ros­tro lleno de agre­si­vi­dad mal repri­mi­da, me suble­van su bio­gra­fía, su atroz incul­tu­ra, sus decla­ra­cio­nes homó­fo­bas y su estú­pi­do y peli­gro­so machis­mo, no entien­do que se le haya hecho tan­to caso al per­so­na­je –en las revis­tas y en la tele– pese a que no se le conoz­ca ofi­cio alguno (bene­fi­cio si se le cono­ce: cobra, y muy bien, unos hono­ra­rios asom­bro­sos cada vez que tan dudo­so caba­lle­ro hace decla­ra­cio­nes en exclu­si­va). Todo esto, tan des­agra­da­ble y necio, pue­de tener a la lar­ga un efec­to posi­ti­vo: qui­zá mar­que “un antes y un des­pués” en la pren­sa rosa. Segu­ra­men­te soy un inge­nuo al tener esa  peque­ña espe­ran­za. Pero nadie se atre­ve­rá a negar­me que en los últi­mos años cada vez hue­le peor el mun­do del cora­zón, los ena­mo­ra­mien­tos y los odios entre el per­so­nal del semi-famo­­seo, sus lan­ces de alco­ba, sus bodas, divor­cios, heren­cias y bau­ti­zos, sus enfren­ta­mien­tos fami­lia­res… En últi­ma ins­tan­cia la res­pon­sa­bi­li­dad es de los con­su­mi­do­res, por muy alta que sea la de quie­nes mue­ven los hilos y dise­ñan estra­te­gias de mer­ca­do.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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