Lan­cas­ter y Dou­glas en Sie­te días de mayo.

16 de enero de 2021.

Este mis­mo sába­do. De un tema pasa­ba a otro, con una aso­cia­ción de ideas que no podía con­tro­lar. El cere­bro nos diri­ge a noso­tros –cora­zón, ojos, pier­nas, estó­ma­go, geni­ta­les…– y no noso­tros al cere­bro. ¿O es al revés? La polí­ti­ca, el pasa­do, la cine­fi­lia y la salud se cru­za­ron duran­te un buen rato en mi men­te para traer­me un mon­tón de recuer­dos ingo­ber­na­bles. Todo empe­zó con ese hom­bre odio­so y lleno de peli­gros popu­lis­tas lla­ma­do Donald Trump. De ahí pasé a pen­sar en la pelí­cu­la Sie­te días de mayo (John Fran­kenhei­mer, 1964), his­to­ria de fic­ción sobre un inten­to de gol­pe mili­tar en los Esta­dos Uni­dos de los años sesen­ta. Un film estu­pen­do con un sen­sa­cio­nal repar­to: Kirk Dou­glas, Burt Lan­cas­ter, Ava Gard­ner, Fre­dric March, Edmond O’Brian, Mar­tin Bal­sam…

El cere­bro me lle­vó de nue­vo al plano de una reali­dad vivi­da cua­ren­ta años atrás: la inten­to­na gol­pis­ta real –nada de fic­ción– sufri­da el 23 de febre­ro de 1981, lide­ra­da por Milans del Bosch, Alfon­so Arma­da y el tenien­te coro­nel de la guar­dia civil Anto­nio Teje­ro. ¡De la que nos libra­mos enton­ces los demó­cra­tas! Fue el momen­to de mayor esplen­dor del rey Juan Car­los I, un honor polí­ti­co y per­so­nal dila­pi­da­do en los últi­mos años por el Emé­ri­to de una for­ma tan deses­pe­ran­te como absur­da y cie­ga.

No sé por qué, el cere­bro me situó de nue­vo en el plano ciné­fi­lo. Recor­dé de pron­to que Kirk Dou­glas y Burt Lan­cas­ter com­par­tie­ron repar­to nada menos que en sie­te pelí­cu­las. Las cito por orden cro­no­ló­gi­co: Al vol­ver a la vida (Byron Has­kin, 1948); Due­lo de tita­nes (John Stur­ges, 1956); El dis­cí­pu­lo del dia­blo (Guy Hamil­ton, 1959); El últi­mo de la lis­ta (John Hus­ton, 1963, en este caso de for­ma un tan­to curio­sa); la cita­da Sie­te días de mayoVic­to­ria en Enteb­be (Mar­vin J. Chomsky, 1976) y Otra ciu­dad, otra ley (Jeff Kanew, 1986). 

Dou­glas y Lan­cas­ter en Otra ciu­dad, otra ley (Tough Guys)

Esa extra­ña alian­za acto­ral de Dou­glas y Lan­cas­ter me lle­vó a medi­tar en las leyes de la amis­tad. ¿Por qué esta­mos tan a gus­to y con­fia­dos con algu­nas per­so­nas y un poco “de visi­ta” con otras? A veces nada tie­nen que ver la ideo­lo­gía, el nivel cul­tu­ral y el carác­ter en estos labe­rin­tos de la con­duc­ta. He lle­ga­do a pen­sar, y hoy ha sido uno de esos días, que en oca­sio­nes ama­mos a las per­so­nas más por sus defec­tos que por sus vir­tu­des. Y vice­ver­sa: a menu­do se nos quie­re en pro­fun­di­dad por nues­tras fra­gi­li­da­des y limi­ta­cio­nes.

Grant y la Hep­burn hacien­do “mone­rías” en La fie­ra de mi niña.

Pero ese tema se esca­bu­lló con rapi­dez y empe­cé a pen­sar, mis­te­rio­sa­men­te, en lo mal que ha enve­je­ci­do esa come­dia tan famo­sa e into­ca­ble lla­ma­da La fie­ra de mi niña (Howard Hawks, 1938). La había vuel­to a ver el día ante­rior –vier­nes 15– y me irri­ta­ron las con­ti­nuas y abra­si­vas “mone­rías” de Cary Grant y Katha­ri­ne Hep­burn. Es posi­ble que el recru­de­ci­mien­to de la pan­de­mia, en esta segun­da o ter­ce­ra ola, sea incom­pa­ti­ble en mi áni­mo con los arti­fi­cios de las screw­ball comedy del Holly­wood clá­si­co. Aun­que en reali­dad no creo que se tra­te de eso. Por ejem­plo, nun­ca me can­so de ver Con fal­das y a lo loco (Billy Wil­der, 1959). 

Mi cere­bro aban­do­nó de pron­to la cine­fi­lia y me pre­gun­té, bas­tan­te asus­ta­do: ¿cuán­do sal­dre­mos de esta, si es que sali­mos?

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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