27 de diciem­bre de 2020.

La serie Los Durrell se com­po­ne de cua­tro tem­po­ra­das, pero de momen­to en Movis­tar solo pue­den ver­se las dos pri­me­ras, con 12 capí­tu­los de 47 minu­tos cada uno, todos ellos fecha­dos en 2016. Segu­ra­men­te no tar­da­rán en “col­gar” las tem­po­ra­das ter­ce­ra y cuar­ta. Es una pro­duc­ción del Rei­no Uni­do, hecha reali­dad por Inde­pen­dent Tele­vi­sion (ITV), idea­da y diri­gi­da –en casi todos sus epi­so­dios– por Ste­ve Barron, que nos cuen­ta las peri­pe­cias de la fami­lia Durrell: una viu­da de media­na edad y sus cua­tro hijos deci­den de mutuo acuer­do reha­cer su apa­ga­da vida en Ingla­te­rra ins­ta­lán­do­se en la para­di­sia­ca isla grie­ga de Cor­fú, en los años trein­ta del siglo pasa­do. Una deci­sión audaz que encuen­tra algu­nas satis­fac­cio­nes, pero sobre todo nume­ro­sas difi­cul­ta­des coti­dia­nas y eco­nó­mi­cas, aun­que tam­bién pro­vo­ca­das por la dife­ren­cia de idio­mas, cul­tu­ra y cos­tum­bres. 

Los ver­da­de­ros Durrell, algu­nos años antes de su estan­cia en Cor­fú
Gerald Durrell

Los Durrell está basa­da en hecho reales, siguien­do los rela­tos auto­bio­grá­fi­cos del gran natu­ra­lis­ta Gerald Durrell (1925–1995, hijo peque­ño de la fami­lia) en sus muy ame­nas memo­rias Tri­lo­gía de Cor­fú (Mi fami­lia y otros ani­ma­les, 1956; Bichos y demás parien­tes, 1969; El jar­dín de los dio­ses, 1978). De esas tres entre­gas –tres éxi­tos edi­to­ria­les– tan solo he leí­do Mi fami­lia y otros ani­ma­les. Ten­go ese libro en algún rin­cón de mi casa, no pre­ci­sa­men­te peque­ña. De vez en cuan­do me entran ansías de reen­con­trar­me con él, has­ta aho­ra sin éxi­to en las cua­tro o cin­co oca­sio­nes en que lo he inten­ta­do. Cual­quier día, en cual­quier esqui­na, apa­re­ce­rá, tal vez en la segun­da fila de la par­te alta de mi des­or­de­na­da biblio­te­ca. Mi fami­lia y otros ani­ma­les es con El prin­ci­pi­to (Antoi­ne de Saint-Exupéry), Ali­cia en el país de las mara­vi­llas y Ali­cia a tra­vés del espe­jo (Lewis Carroll), y Demian y Nar­ci­so y Gold­mun­do (Her­man Hes­se), los libros favo­ri­tos de mi ado­les­cen­cia, sus­ti­tu­yen­do de for­ma natu­ral, sin estri­den­cias, mis lec­tu­ras habi­tua­les de la infan­cia (Agatha Chris­tie, Julio Ver­ne, Mark Twain, Enri­que Jar­diel Pon­ce­la). Lue­go lle­ga­ron mis pre­fe­ren­cias por Lor­ca, Juan Ramón Jimé­nez, Beni­to Pérez Gal­dós, Anto­nio Macha­do, Paso­li­ni, Octa­vio Paz, Bor­ges, Gom­bro­wicz, Tru­man Capo­te, Arthur Koestler, Gil-Albert, Blas­co Ibá­ñez… y las cosas se com­pli­ca­ron un poco.

Les­lie Caron

A lo que iba: creo que vale la pena ver los doce capí­tu­los ini­cia­les de Los Durrell. La serie es boni­ta, la foto­gra­fía lumi­no­sa; los con­flic­tos, tier­nos unos e insó­li­tos otros; los pai­sa­jes de Cor­fú, mara­vi­llo­sos; la rea­li­za­ción, sobria, y los acto­res esplén­di­dos (un per­so­na­je secun­da­rio lo inter­pre­ta Les­lie Caron, ele­gan­te y bella a sus 85 años: cada vez que sale me vie­nen recuer­dos de sus más famo­sas pelí­cu­las: Un ame­ri­cano en París –Vin­cen­te Min­ne­lli, 1951–; Lilí –Char­les Wal­ters, 1953–; Gigí –Min­ne­lli, 1958–). 

Por cier­to, el her­mano mayor de Gerald Durrell era Law­ren­ce Durrell (1912–1990), autor del famo­so Cuar­te­to de Ale­jan­dría, cua­tro ambi­cio­sas nove­las de alta lite­ra­tu­ra. Una de ellas, Jus­ti­ne, lle­va­da al cine en 1969 sin dema­sia­da for­tu­na por Geor­ge Cukor. El repar­to, eso sí, era des­lum­bran­te: Anouk Aimée, Dirk Bogar­de, Robert Fors­ter, Phi­lip­pe Noi­ret, Michael York, Anna Kari­na John Ver­non

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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