19 de sep­tiem­bre de 2020.

Es la per­so­na que está más cer­ca de ser un Dios en la Tie­rra”.

“Es pro­di­gio­so”.

“Es poe­sía en movi­mien­to”.

“Los juga­do­res pue­den apa­gar­se y encen­der­se, pero él jamás se apa­ga­ba”.

“El bas­quet­bo­lis­ta núme­ro 1 del mun­do en toda la his­to­ria”.

“Talen­to y furia”.

Estas son algu­nas de las cosas que se dije­ron en los años noven­ta del siglo pasa­do –siguen dicién­do­se en la actua­li­dad– sobre Michael Jor­dan (Brooklyn, Nue­va York, 1963). La serie docu­men­tal de 10 capí­tu­los, El últi­mo bai­le (The Last Dan­ce, en Net­flix, diri­gi­da por Jason Hehir y lan­za­da el 19 de abril de 2020) se cen­tra en la tem­po­ra­da 1997–98 de los Chica­go Bulls de la NBA. El últi­mo bai­le es una serie sobre Jor­dan, sobre el balon­ces­to, sobre el lide­raz­go y tam­bién sobre el aspec­to casi siem­pre dual de la reali­dad. Con él como líder, los Chica­go Bulls pasa­ron de ser un equi­po de segun­da a ganar varios tor­neos con­se­cu­ti­vos (seis en total) de la NBA entre 1991 y 1998, con el apo­yo de otras estre­llas del balon­ces­to como Scot­tie Pip­pen, Hora­ce Grant y el extra­va­gan­te Den­nis Rod­man. “La com­pe­ti­ti­vi­dad feroz de Jor­dan con­ta­gió a sus com­pa­ñe­ros de equi­po”.

Oba­ma, Bill Clin­ton Spi­ke Lee inter­vie­nen en la serie, con gran­des elo­gios dedi­ca­dos a la figu­ra de Jor­dan. En algu­nos momen­tos el docu­men­tal tie­ne ele­men­tos simi­la­res a la inves­ti­ga­ción que nos pro­po­ne Ciu­da­dano Kane (Orson Welles, 1941) en torno a la com­ple­ji­dad de un per­so­na­je pode­ro­so, o tam­bién de la inda­ga­ción (zonas de luz y de som­bra) que rea­li­za Eva al des­nu­do (Joseph L. Man­kie­wicz, 1950) para ahon­dar en la per­so­na­li­dad de dos actri­ces, la madu­ra, famo­sa y vul­ne­ra­ble Mar­go Chan­ning (Bet­te Davis) y la inte­li­gen­te y tenaz arri­bis­ta Eva Harring­ton (Anne Bax­ter).

Sí, hay algo de eso, por­que en los capí­tu­los 7, 8 y 9 de la serie, tam­bién se mues­tran los aspec­tos más con­tro­ver­ti­dos de Michael Jor­dan. Se cuen­tan cosas duras sobre él. El últi­mo bai­le no es un san­to­ral (como sí lo son los docu­men­ta­les sobre Ale­jan­dro Sanz o Bar­bra Strei­sand). La serie no ocul­ta el ego des­me­su­ra­do del juga­dor, ni tam­po­co su adic­ción al jue­go y al taba­co, sus via­jes clan­des­ti­nos a Atlan­tic City has­ta las dos y media de la madru­ga­da –en ple­na con­cen­tra­ción depor­ti­va–, su com­pe­ti­ti­vi­dad en cual­quier cosa que hicie­se –por ejem­plo, cuan­do jue­ga al golf– o sus extra­ñas deu­das eco­nó­mi­cas. “Jor­dan ha vio­la­do las expec­ta­ti­vas de la gen­te”. “Se con­vir­tió en un pro­ble­ma públi­co”. “No apos­ta­ba su dine­ro, apos­ta­ba su repu­tación”. 

La con­tro­ver­sia que sus­ci­ta­ba su per­so­na­li­dad hizo decir a Jor­dan en cier­ta oca­sión: “Vais a con­se­guir que deje de jugar”, se lamen­ta­ba: “No fui ama­ble con mis com­pa­ñe­ros por­que que­ría ganar. Que­ría que todos fue­sen la mejor ver­sión de sí mis­mos. Y pagué un pre­cio alto por ser su líderFue frus­tran­te reti­rar­me en mi apo­geo, podría­mos haber gana­do un sép­ti­mo títu­lo”, afir­ma Michael en la serie, entre­vis­ta­do recien­te­men­te.

Todo esto, sien­do intere­san­te, no es lo más seduc­tor de la serie. Lo apa­sio­nan­te es ver­le volar sobre la can­cha y ences­tar de for­ma inve­ro­sí­mil. En la vida coti­dia­na, Jor­dan pare­ce andar con cier­ta difi­cul­tad. Da la impre­sión de que le cues­ta poner en movi­mien­to su gigan­tes­ca ana­to­mía. Cami­na de for­ma pesa­da. Sin embar­go, las imá­ge­nes de El últi­mo bai­le mues­tran que en los par­ti­dos de com­pe­ti­ción, Jor­dan lle­ga­ba a levi­tar. Mane­ja­ba en sus manos la no peque­ña pelo­ta del balon­ces­to como si fue­se una naran­ja en la nues­tra. Da unos gran­des sal­tos y la lógi­ca de la ley de la gra­ve­dad exi­gi­ría que ese cuer­po impo­nen­te cai­ga  al sue­lo en un par de segun­dos. Sin embar­go, Michael rea­li­za­ba en el aire un rápi­do bai­le de pier­nas y, en ple­na sus­pen­sión espa­cial, se movía hacia atrás o hacia ade­lan­te, se des­li­za­ba entre otros pesa­dos cuer­pos hacia la dere­cha o hacia la izquier­da… y final­men­te ano­ta­ba. Nos situa­mos casi en el terreno de la fan­ta­sía.

En el libro colec­ti­vo Ocu­rrió en Valen­cia, coor­di­na­do por mí y edi­ta­do en 2012 por Ruza­fashow, Paco Llo­ret tra­za una mag­ní­fi­ca y deta­lla­da cró­ni­ca sobre la estan­cia en nues­tra ciu­dad de Michael Jor­dan duran­te tres días a fina­les de octu­bre de 2004. Una visi­ta que repi­tió dos años segui­dos des­pués. Repro­duz­co algu­nos párra­fos de Llo­ret en su minu­cio­so rela­to (los infor­ma­do­res de con­fian­za que tie­ne son un valor segu­ro) sobre lo que hizo Jor­dan en aque­llos tres días valen­cia­nos. 

MICHAEL JORDAN EN EL CAMPO DE GOLF DEL PARADOR DEL SALER, DONDE JUGÓ CON SEVERIANO BELLESTEROS (2004).

Se hos­pe­dó en el Hotel Asto­ria. Allí ocu­pó la sui­te pre­si­den­cial en la ter­ce­ra plan­ta. “En esa zona dis­po­ne de una per­so­na a ser­vi­cio de los hués­pe­des duran­te las 24 horas. El com­por­ta­mien­to del ‘gigan­te de Brooklyn’ no se corres­pon­de con el de nin­gún divo maniá­ti­co y anto­ja­di­zo. No hubo nin­gu­na peti­ción extra­ña, nin­gún capri­cho que satis­fa­cer (…) Tra­ta­ba a todo el mun­do con ama­bi­li­dad”. En el cam­po de golf del Saler com­pi­tió con Seve­riano Balles­te­ros, “el legen­da­rio juga­dor cán­ta­bro”, hubo una apues­ta entre ellos de 45 euros, “gana­da con­tra todo pro­nós­ti­co por el nor­te­ame­ri­cano”. En el aspec­to culi­na­rio, pro­bó con gus­to “varias cla­ses de arroz: a ban­da, negro, pae­lla de pollo y cone­jo”. Comió a ple­na satis­fac­ción en los res­tau­ran­tes Kai­lu­ze (entra­das de la casa, mer­lu­za a la bil­baí­na y canu­ti­llos de cre­ma y tru­fas). En sus pos­te­rio­res visi­tas, fue clien­te habi­tual de Maris­que­ría Cive­ra y de la Trat­to­ria da Car­lo.

CON CARLO D’ANNA DE LA TRATTORIA DA CARLO.

La anéc­do­ta más curio­sa vivi­da por Jor­dan en 2004 ocu­rrió cuan­do hizo una com­pra masi­va de exqui­si­tos puros haba­nos en un estan­co de la calle Mora­tín. Lo narra la pro­pia direc­ción del estan­co: “La cuen­ta ascen­día en torno a los 1.600 euros, pero nos equi­vo­ca­mos y le pusi­mos un cero de más, por lo que le cobra­mos ini­cial­men­te 16.000 euros. Jor­dan no dijo nada, pagó y se fue. Cuan­do nos dimos cuen­ta sali­mos en su bus­ca y le alcan­za­mos en la calle, le expli­ca­mos lo suce­di­do y se lo tomó a bro­ma, me dio una pal­ma­da en la espal­da y dijo ‘come on’, vol­vi­mos al estan­co para rec­ti­fi­car el cobro”.

Jor­dan había gana­do tan­to dine­ro –y seguía ganán­do­lo, ya fue­ra de las can­chas depor­ti­vas– que un error en su con­tra de 14.400 euros no pare­ció impor­tar­le mucho.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia

Otros artículos del autor