17 de julio.  

The Sin­ner es una bue­na serie. Tie­nen fuer­za sus tres tem­po­ra­das, cada una cen­tra­da en todos sus capí­tu­los en un solo y des­con­cer­tan­te caso cri­mi­nal (sor­pren­den­te y en apa­rien­cia absur­do el pri­me­ro y el segun­do de ellos). Basa­da en la nove­la homó­ni­ma de Petra Ham­mes­fahr (West­fa­lia, 1951) su pri­me­ra tem­po­ra­da la estre­nó Net­flix en agos­to de 2017, la segun­da en mar­zo de 2019 y la ter­ce­ra en febre­ro de 2020. El pro­ta­go­nis­ta de la serie es el sin­gu­lar, maso­quis­ta y bas­tan­te impro­ba­ble detec­ti­ve Harry Ambro­se que pro­ta­go­ni­za Bill Pull­man (Nue­va York, 1953) en el per­so­na­je más com­ple­jo de su dis­cre­ta carre­ra.

La serie me atra­pó, pero en algu­nos momen­tos me irri­tó. El ten­so des­en­la­ce de la ter­ce­ra tem­po­ra­da, con un sus­pen­se tan ele­men­tal como efec­ti­vo, dis­cu­rre en una noche cerra­da, pri­me­ro en el inte­rior de una casa poco ilu­mi­na­da y lue­go en el bos­que. En mi casa y a un metro del tele­vi­sor, ape­nas logra­ba dis­cer­nir lo que esta­ba pasan­do en la peque­ña pan­ta­lla. Apa­gué todas las luces del come­dor, por si aca­so el refle­jo de las dos lám­pa­ras me entor­pe­cía la visión. La situa­ción ape­nas mejo­ró. Seguí tenien­do difi­cul­ta­des para saber lo que real­men­te esta­ba pasan­do en la fic­ción.

Sos­pe­ché enton­ces, no sé si con razón, que las series, aun­que sean esti­lo­sas, y esta lo es, sue­len tener roda­jes apre­su­ra­dos y es pro­ba­ble que algu­nas secuen­cias las rue­den con pri­sas. Pue­de ser tam­bién que los direc­to­res de foto­gra­fía ambi­cio­sos detes­ten la mane­ra inve­ro­sí­mil en que están ilu­mi­na­das muchas secuen­cias noc­tur­nas en el gran cine clá­si­co (en las pelí­cu­las de Ford, Lang, Min­ne­lli o Hitch­cock, por muy oscu­ro que sea el exte­rior en una noche cerra­da, el espec­ta­dor ve bien todos los deta­lles sin nece­si­dad de esfor­zar la vis­ta).

Entre lo vero­sí­mil que me impi­de ver con cla­ri­dad y lo inve­ro­sí­mil que me faci­li­ta la visión de lo que pasa, eli­jo la segun­da opción. Yo no olvi­do nun­ca que el cine y la tele­vi­sión son dos gran­des men­ti­ras tec­no­ló­gi­cas que a veces cuen­tan cosas de pro­ve­cho. La ver­dad de las men­ti­ras ilu­mi­na­das con gene­ro­si­dad.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia

Otros artículos del autor