[vc_row full_width_row=“true”][vc_column][vc_column_text]El Jar­dín del Turia es hoy un espa­cio que ser­pen­tea la ciu­dad cohe­sio­nan­do los barrios que cru­za. “El Jar­dín del Turia es la joya de la coro­na de la ciu­dad de Valen­cia”, es lo que afir­ma Ser­gi Cam­pi­llo, vice­al­cal­de segun­do del Ayun­ta­mien­to. “Es la colum­na ver­te­bral ver­de de Valen­cia, que conec­ta el par­que natu­ral de cabe­ce­ra del Turia con el mar, en dos tra­mos que aún están pen­dien­tes por fina­li­zar”. Ade­más, conec­ta las prin­ci­pa­les bom­bo­ne­ras cul­tu­ra­les: el IVAM, el Palau de la Músi­ca, el Museu San Pius V, la Ciu­dad de las Artes y las Cien­cias y el Ocea­no­grá­fi­co, entre otros.

 

Uno de los lagos del jar­dín del Túria con el Palau de les Arts al fon­do. Foto: Luci Raw­lings.

Un jar­dín que en este 2021 cum­ple 35 años de vida y cuyo naci­mien­to fue posi­ble gra­cias a la movi­li­za­ción ciu­da­da­na y a su opo­si­ción al pro­yec­to ori­gi­nal, la cons­truc­ción de una carre­te­ra, como os con­ta­re­mos a con­ti­nua­ción.

En sus 110 hec­tá­reas hay bos­ques, sen­de­ros para run­ners, ciclis­tas o cami­nan­tes; cam­pos de fút­bol, can­chas de balon­ces­to o ins­ta­la­cio­nes para afi­cio­na­dos al fit­ness.  Es, a decir ver­dad, un lugar úni­co. Des­de mi pun­to de vis­ta como bri­tá­ni­ca, noto simi­li­tu­des entre el Turia y Hyde Park en Lon­dres, en cuan­to a tama­ño y posi­ción. ¡La dife­ren­cia es el cli­ma! Cuan­do uno se mete en el Jar­dín del Turia, espe­cial­men­te los fines de sema­na, siem­pre se ven cien­tos de gru­pos dife­ren­tes dis­fru­tan­do del sol, ya sea rea­li­zan­do cla­ses de ejer­ci­cio o hacien­do pic­nics.

 

La historia de los jardines

 

El Puen­te de las Flo­res. Foto: Lucy Raw­lings.

José María Tomás, arqui­tec­to y urba­nis­ta valen­ciano que fue coau­tor del Ocea­no­grà­fic de Valen­cia, dise­ñó la amplia­ción de Feria Valen­cia y moder­ni­zó la facha­da marí­ti­ma de la ciu­dad, recu­pe­ra en la con­ver­sa­ción la razón y el ori­gen del pro­yec­to, que fue la devas­ta­do­ra ria­da de Valen­cia de 1957. Las inun­da­cio­nes perió­di­cas obli­ga­ron a cons­truir un tra­za­do alter­na­ti­vo para evi­tar nue­vos daños. Al fin y al cabo, el Esta­do deci­dió des­viar el Turia con una actua­ción, deno­mi­na­da Plan Sur, que deja­ba libre el anti­guo cau­ce a su paso por la ciu­dad. Fue enton­ces cuan­do se abrió un deba­te sobre qué solu­ción adop­tar.

Des­pués, las auto­ri­da­des fran­quis­tas desea­ban crear una auto­pis­ta por este sitio, pero la res­pues­ta de los valen­cia­nos fue con­tun­dente. Duran­te los años 70 y 80 se ini­ció una movi­li­za­ción ciu­da­da­na, con el lema “El riu es nos­tre i el volem verd”.

Lo que siguió fue­ron años de lucha, de mani­fes­ta­cio­nes, de dece­nas de miles de valen­cia­nos anó­ni­mos que se enfren­ta­ron a las auto­ri­da­des fran­quis­tas y defen­die­ron valien­te­men­te su jar­dín.

 

El jar­dín es uno de los gran­des pul­mo­nes ver­des de Valen­cia. Foto: Lucy Raw­lings.

Ricard Pérez Casa­do fue el alcal­de socia­lis­ta que lo puso en mar­cha en los años 80, a pesar de las no pocas resis­ten­cias, espe­cial­men­te de los sec­to­res fran­quis­tas. “Siem­pre tuve cla­ro dos cosas; que el río era el arti­cu­la­dor que Valen­cia nece­si­ta­ba y que, con esta inter­ven­ción, la ciu­dad se iba a conec­tar con el mar al poder eli­mi­nar las vías del tran­vía y el ferro­ca­rril que crea­ban un muro infran­quea­ble” comen­ta el exal­cal­de.

Y aña­de que “fue una vic­to­ria ciu­da­da­na, en para­le­lo a la lucha por evi­tar la urba­ni­za­ción de El Saler”. El resul­ta­do fue que logra­ron evi­tar que todo el par­que natu­ral de El Saler ‑un lugar úni­co en el Medi­­te­­rrá­­neo- fue­ra urba­ni­za­do, lo que lle­vó a la apro­ba­ción de un plan espe­cial para, final­men­te, con­ver­tir el cau­ce Del Río en el par­que urbano más exten­so de Espa­ña y uno de los más gran­des de Euro­pa.

 

Mucho más que un lugar estético

 

Los his­tó­ri­cos puen­tes de pie­dra son otro de los atrac­ti­vos del Jar­dín del Turia. Foto: Lucy Raw­lings.

Debi­do a la for­ma en que se creó el par­que, es algo más que un lugar esté­ti­co. Ser­gi Cam­pi­llo seña­la que “este par­que es el resul­ta­do de la lucha de los valen­cia­nos, por eso nos sen­ti­mos tan orgu­llo­sos de tener­lo”. Es un lugar que repre­sen­ta a [Office4] la gen­te de Valen­cia, y el con­ce­jal valen­ciano de Com­pro­mís anun­cia que quie­re pro­gra­mar una expo­si­ción per­ma­nen­te en el cau­ce sobre aque­lla lucha ciu­da­da­na.

“Para que los valen­cia­nos nun­ca olvi­den quié­nes logra­ron que hoy el Jar­dín del Turia sea una reali­dad”.  José María Tomás dice que “es un mode­lo más demo­crá­ti­co, con­cep­tual­men­te, fren­te a los mejo­res par­ques urba­nos moder­nos, y de enor­me valor patri­mo­nial por su envol­ven­te y por sus puen­tes”. Tam­bién, aña­de, por su inme­jo­ra­ble posi­ción rela­ti­va entre las super­fi­cies del teji­do urbano afec­ta­do que atra­vie­sa la ciu­dad de Valen­cia y es un recor­da­to­rio cons­tan­te de la fuer­za de los valen­cia­nos.

 

Una de las principales atracciones de la ciudad, pero aún sin acabar

 

Flo­res de todo tipo se pue­den ver a lo lar­go y ancho del jar­dín. Foto: Lucy Raw­lings.

Hoy en día, el Jar­dín del Turia una de las prin­ci­pa­les atrac­cio­nes de la ciu­dad tan­to para los loca­les como para los turis­tas. Es una par­te patri­mo­nial de la iden­ti­dad de Valen­cia y conec­ta todos los increí­bles luga­res his­tó­ri­cos de la ciu­dad, que se encuen­tran en las ori­llas del anti­guo río. Cuan­do se visi­ta Valen­cia es difí­cil per­dér­se­lo, y para los ciu­da­da­nos loca­les es un lugar impor­tan­te para rela­jar­se y dis­fru­tar del pai­sa­je con la fami­lia y los ami­gos.

Pero, tras 35 años de actua­cio­nes, que­da por fina­li­zar el Jar­dín en sus últi­mos tra­mos.  A pesar de exten­der­se des­de el par­que de cabe­ce­ra has­ta la futu­ris­ta Ciu­dad de las Artes y las Cien­cias, Ser­gi Cam­pi­llo des­ta­ca que “tene­mos aún que aca­bar la cone­xión con el barrio de Naza­ret a tra­vés del par­que de desem­bo­ca­du­ra, será la guin­da final”. Pero el plan direc­tor, como seña­la Cam­pi­llo, ya está dise­ña­do. Es cues­tión de tiem­po que el pul­món ver­de de Valen­cia conec­te con el mar y con La Albu­fe­ra.  Será el últi­mo capí­tu­lo de una inter­ven­ción que ya es, sin duda, la que mejor defi­ne a la iden­ti­dad de Valen­cia.

 


 

 

 

 

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