El director Luchino Visconti

El direc­tor Luchino Vis­con­ti

Juan Lagardera, editor de Valencia City, y yo nos conocemos desde hace más de cuarenta años sin que ni él ni yo nos hayamos mostrado en todo ese tiempo especialmente obsequiosos el uno con el otro. No, lo esencial entre nosotros no eran ‘las mutuas atenciones’, sino el afecto, la complicidad y la claridad, tres resistentes columnas que han mantenido en pie el edificio de una sólida amistad a lo largo de esas cuatro décadas y pico. También ha contribuido a esa reconfortante relación el hecho de que Juan y yo hemos trabajado juntos en Noticias al Día, Las Provincias, Levante-EMV, Ruzafa Show y, ahora, Valencia City. Eso une mucho.

El direc­tor Luchino Vis­con­ti (CAMERA PRESS/ PATRICK MORIN).

Todo sigue en orden. Ayer mar­tes el car­te­ro lla­mó a la puer­ta de mi casa de Mis­la­ta: me traía un mag­ní­fi­co rega­lo de Lagar­de­ra. Un ines­pe­ra­do y fra­ter­nal tri­bu­to que me emo­cio­nó. El libro se titu­la Life and work of Luchino Vis­con­ti, edi­ta­do en inglés en las últi­mas déca­das del pasa­do siglo por Cine­cit­tà Inter­na­tio­nal, enti­dad que pre­si­dió Gillo Pon­te­cor­vo (Roma, 1919–2006), direc­tor de La bata­lla de Árgel (1966), Quei­ma­da (1969) y Ope­ra­ción Ogro (1979), entre otras céle­bres pelí­cu­las.

¿Qué moti­va­ba este rega­lo de Lagar­de­ra? Segu­ra­men­te es por todo, o por nada en con­cre­to. Este volu­men de tapas duras y gran for­ma­to sobre la vida y la carre­ra de Vis­con­ti no es exac­ta­men­te un libro, es en reali­dad una joya de papel con 224 pági­nas, cen­te­na­res de fotos —muchas de ellas iné­di­tas— e infor­ma­cio­nes sobre pelí­cu­las, mon­ta­jes tea­tra­les, repar­tos, intra­his­to­rias, anéc­do­tas, crí­ti­cas ita­lia­nas e inter­na­cio­na­les… Ya no hay cineas­tas como Luchino Vis­con­ti (Milán, 1906-Roma, 1976), una per­so­na­li­dad úni­ca e irre­pe­ti­ble.

Life and work of Luchino Vis­con­ti nos ofre­ce imá­ge­nes —infan­cia, fami­lia, roda­jes, pro­yec­tos— en las que vemos a Orson Welles, Mar­lon Bran­do, Mar­ce­llo Mas­troian­ni, Felli­ni… Tam­bién fotos, datos y repar­tos de todas sus pelí­cu­las, des­de su film ini­cial Obse­sión (1943), a su últi­mo tra­ba­jo cine­ma­to­grá­fi­co, El ino­cen­te (1976), con espe­cial aten­ción grá­fi­ca a dos de sus excep­cio­na­les obras maes­tras (Roc­co y sus her­ma­nos 1960, y El Gato­par­do (1963). Per­do­ne el lec­tor que no inclu­ya en esta selec­ción mía a Muer­te en Vene­cia (1971) –doce pági­nas de tex­to y varias fotos en color–, qui­zá la pelí­cu­la más famo­sa de Vis­con­ti pero a la que este cro­nis­ta le tie­ne oje­ri­za.

«Este volu­men de tapas duras y gran for­ma­to sobre la vida y la carre­ra de Vis­con­ti no es exac­ta­men­te un libro, es en reali­dad una joya de papel con 224 pági­nas»

El libro reco­rre asi­mis­mo, decía­mos antes, la tra­yec­to­ria tea­tral de Vis­con­ti, con todos sus pres­ti­gio­sos mon­ta­jes, entre otros Los padres terri­bles (Jean Coc­teau, 1945); Un tran­vía lla­ma­do Deseo (Ten­nes­see Williams, 1949); Muer­te de un via­jan­te (Arthur Miller, 1951); La Tra­via­ta (Pia­­vi-Ver­­di, 1955, con María Callas como gran estre­lla y her­mo­sa voz); Salo­mé (Oscar Wil­­de-Richard Strauss, 1961), La Tra­via­ta (Pia­­ve-Ver­­di, 1963)…

El MuVIM estu­vo a pun­to de expo­ner hace unos meses una atrac­ti­va expo­si­ción sobre Luchino Vis­con­ti, comi­sa­ria­da por el gran fotó­gra­fo vas­co Pedro Usa­bia­ga, que tras una tenaz tarea de inves­ti­ga­ción apor­ta más de 200 fotos de los roda­jes, tra­ba­jos tea­tra­les y vida coti­dia­na del crea­dor ita­liano. Muchas de las imá­ge­nes de esta expo­si­ción son iné­di­tas. El pre­cio­so catá­lo­go de la mues­tra, anun­cia­da en su momen­to para 2023 y que se retra­só por diver­sos moti­vos, se inau­gu­ra­rá el pró­xi­mo año, según mis infor­ma­cio­nes.

En dicho catá­lo­go se publi­ca un tex­to del perio­dis­ta y escri­tor Fer­nan­do Lara, direc­tor duran­te vein­te años (1984–2004) de la Semin­ci, el Fes­ti­val de Cine de Valla­do­lid. Al poco de estre­nar­se en Espa­ña Muer­te en Vene­cia en sep­tiem­bre de 1972, hubo una dura polé­mi­ca perio­dís­ti­ca entre Fer­nan­do Lara y el psi­quia­tra gadi­tano Car­los Cas­ti­lla del Pino (1922–2009). Lara lle­gó a decir que Muer­te en Vene­cia era la mejor pelí­cu­la de la his­to­ria del cine (o algo así).

Cas­ti­lla del Pino mani­fes­tó su dis­con­for­mi­dad: Muer­te en Vene­cia era un film pedan­te, dijo, con inso­por­ta­bles dis­qui­si­cio­nes teó­ri­cas sobre la belle­za y el deseo sexual. En aque­lla épo­ca com­par­tí el cri­te­rio del psi­quia­tra anda­luz. Cin­cuen­ta y tan­tos años des­pués sigo com­par­tién­do­lo. No sé si Lara sigue admi­ran­do toda­vía la pelí­cu­la de Vis­con­ti basa­da en una nove­la cor­ta de Tho­mas Mann (Ale­ma­nia, 1875- Sui­za, 1955).


LA COLUMNA ABIERTA de Rafa Marí

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de»
Jai­me Gil de Bied­ma

En aje­drez, otra de las inte­li­gen­tes acti­vi­da­des de Rafa Marí, una colum­na abier­ta es una colum­na sin peo­nes; en el perio­dis­mo, una colum­na abier­ta es una colum­na don­de pue­de refle­xio­nar­se sobre el pre­cio de las cosas, la alta coci­na, un libro, una pelí­cu­la o los amo­res de Isa­bel Pan­to­ja.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 se incor­po­ró a la redac­ción de Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te ejer­ce su acti­vis­mo como gran comen­ta­ris­ta.

 

 

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