En esta ocasión, el “socorrido” Voro, que, una vez más, y tras la marcha de Javi Gracia, acabó la temporada “jugando de titular” como si de un portero suplente se tratara, ha sido sustituido por un entrenador valenciano, concretamente de Alicante, como es José Bordalás, en un afán, tal vez, de dar una imagen más cercana a una afición que, se sabe bien, hace demasiado tiempo que está desconectada de su equipo.
Y esto no es solo, aunque también, porque no hayan podido acudir, hasta casi la última jornada de liga, a ese “vell Mestalla” que, diez años después, continúa esperando, como todos los aficionados blanquinegros, que el dueño, Peter Lim y su entramado empresarial, encabezado por Meriton, cumplan con sus promesas y acaben, de una vez, el Nou Mestalla.

Pero, mientras tanto, un valenciano como Bordalás tendrá la complicada misión no solo de retomar el proyecto deportivo del Valencia, tratar de volver a Europa o, simplemente, de no bajar a Segunda División, sino, y lo que parece más difícil, tendrá la tarea, la obligación, el reto, de reenganchar a los aficionados, que, aunque, ya se sabe, muchas veces navegan al son de los resultados, ya están demasiado cansados, demasiado enfadados, demasiado desilusionados, para que unas cuantas victorias, algunos goles, un par de fichajes de relumbrón, les devuelvan la sonrisa, la ilusión, la esperanza y la fe en su equipo y en su club.
Los entrenadores valencianos, un clásico en momentos de “socorro” del valencianismo
Por cierto, y para los amantes de las estadísticas, este es el octavo entrenador valenciano que ocupa el banqullo del Valencia CF. Aunque casi todos ellos fueron usados, de emergencia, en situaciones puntuales como cuando en 2007, y tras la destitución de Quique Sánchez Flores, el club nombró técnico del primer equipo con carácter provisional a Óscar Fernández, que entrenaba al filial.

Uno de los más recurrentes, en los años 90, fue Jose Manuel Rielo. El técnico de Xàtiva llegó a ocupar el banquillo valencianista en tres ocasiones, para sustituir, también de emergencia, y en este orden, a Héctor Núñez, en 1994, Carlos Alberto Parreira, en 1995, y Jorge Valdano, en 1997.
Antes de él, esta socorrida labor de “entrenar al primer equipo” mientras se busca a la persona “adecuada” había recaído en Francisco Real, quien, en 1993, sustituía al holandés Guss Hidding. Y, cinco años antes, otro valenciano como Roberto Gil hacía lo propio tras la marcha del mítico Alfredo Di Stéfano.

A inicios de los años 80, en 1982, era el técnico de Oliva Manolo Mestre el que hacía de entrenador tras la salida de Pasieguito. Mucho más atrás hay que remontarse para encontrar otro entrenador valenciano en el banquillo blanquinegro. Fue en en 1943, en plena postguerra, cuando Eduardo Cubells se sentaba en un puesto en el que estaría hasta 1946, la época más larga en que un entrenador valenciano ha estado al frente de este equipo.
Un Cubells que recogía el testigo de otro técnico de la terreta como era Leopoldo Costa “Rino” que estuvo en la campaña 1942–43 y que fue el primer valenciano en ocupó este privilegiado puesto que ahora asume José Bordalás, veremos por cuánto tiempo…
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