La prórroga amplía en un mes la posibilidad de visitar la muestra tras recibir más de 40.000 visitantes desde su inauguración en un contexto de reducción de aforo y medidas preventivas de la Covid-19

Fun­da­ción Ban­ca­ja ha pro­rro­ga­do has­ta el 28 de febre­ro la expo­si­ción anto­ló­gi­ca Anto­nio López que esta­ba pre­vis­to clau­su­rar en su sede en Valèn­cia el pró­xi­mo 24 de enero. La pró­rro­ga amplía en un mes la posi­bi­li­dad de visi­ta de la mues­tra tras reci­bir más de 40.000 visi­tan­tes des­de su inau­gu­ra­ción hace cua­tro meses, el pasa­do 24 de sep­tiem­bre, en un con­tex­to mar­ca­do por la reduc­ción del afo­ro y los pro­to­co­los deri­va­dos de las medi­das pre­ven­ti­vas de las Covid-19.

Dos de las obras prin­ci­pa­les de la expo­si­ción Anto­nio López en la Fun­da­ción Ban­ca­ja.

A estos visi­tan­tes se suman las casi 3.000 per­so­nas que han pasa­do has­ta el momen­to por el pro­gra­ma de media­ción cul­tu­ral vin­cu­la­do con la expo­si­ción con talle­res didác­ti­cos diri­gi­dos a esco­la­res y públi­co infan­til, per­so­nas con diver­si­dad fun­cio­nal y per­so­nas en ries­go de exclu­sión social.

Fun­da­ción Ban­ca­ja pre­sen­tó el 24 de sep­tiem­bre, la expo­si­ción Anto­nio López, una com­ple­ta retros­pec­ti­va que ofre­ce un reco­rri­do por la pin­tu­ra, el dibu­jo y la escul­tu­ra del artis­ta des­de los años 50 has­ta la actua­li­dad. La pre­sen­ta­ción con­tó con la par­ti­ci­pa­ción del pro­pio artis­ta; el pre­si­den­te de Fun­da­ción Ban­ca­ja, Rafael Alcón; y los comi­sa­rios de la expo­si­ción, Tomás Llo­rens y Boye Llo­rens.

La mues­tra, que ha con­ta­do con la cola­bo­ra­ción del pro­pio artis­ta y de su entorno fami­liar pró­xi­mo en el comi­sa­ria­do, acer­ca al públi­co el sin­gu­lar pro­ce­so crea­ti­vo del artis­ta e inclu­ye algu­nos de los prin­ci­pa­les cua­dros y escul­tu­ras en los que se encuen­tra actual­men­te tra­ba­jan­do en su taller, y algu­nas obras en pro­ce­so que ha que­ri­do mos­trar al públi­co.

Anto­nio López posa con una de sus obras en la Fun­da­ción Ban­ca­ja.

El con­jun­to reúne una selec­ción de casi un cen­te­nar de pie­zas gra­cias a la cola­bo­ra­ción de una trein­te­na de ins­ti­tu­cio­nes y par­ti­cu­la­res que han cedi­do obra de su colec­ción, per­mi­tien­do una selec­ción úni­ca. Las obras pro­ce­den de colec­cio­nes ins­ti­tu­cio­na­les como las del Museo Nacio­nal Cen­tro de Arte Rei­na Sofía, Fun­da­ción ICO, Museo ARTIUM. Vito­ria – Gas­teiz, Museo de Bellas Artes de Bil­bao, Gale­ría Marl­bo­rough, Colec­ción Rucan­dio, Colec­ción Fun­da­ción Mon­te­Ma­drid, Colec­ció Fun­da­ció Sori­gué, Colec­ción Orpheus, Colec­ción pri­va­da cor­te­sía Michel Sos­ki­ne Inc. Madrid – New York, Museo Muni­ci­pal de Val­de­pe­ñas, así como de más de 25 colec­cio­nes pri­va­das.

La exposición indaga en el carácter singular del exigente proceso de trabajo de Antonio López

La expo­si­ción, que cuen­ta con la par­ti­ci­pa­ción de Ban­kia y se podrá visi­tar has­ta el 24 de enero, inda­ga en el carác­ter sin­gu­lar de su com­ple­jo y exi­gen­te pro­ce­so de tra­ba­jo, que le ha per­mi­ti­do defi­nir y con­so­li­dar una poé­ti­ca rea­lis­ta extre­ma­da­men­te rigu­ro­sa y ori­gi­nal, tre­men­da­men­te per­so­nal. Pre­ten­de mos­trar cómo ese pro­ce­so de tra­ba­jo refle­ja una inves­ti­ga­ción pro­fun­da y minu­cio­sa que ha impues­to un enfo­que mul­ti­dis­ci­pli­nar y la insis­ten­te, casi obse­si­va, recu­rren­cia de deter­mi­na­das temá­ti­cas de la reali­dad coti­dia­na a lo lar­go de los años.

Anto­nio López jun­to al pre­si­den­te de Fun­da­ción Ban­ca­ja, Rafael Alcón; y los comi­sa­rios de la expo­si­ción, Tomás Llo­rens y Boye Llo­rens.

El reco­rri­do plan­tea dos gran­des blo­ques cro­no­ló­gi­cos. En la pri­me­ra sala se reúnen las obras de los años ini­cia­les, en los que Anto­nio López bus­ca cons­truir un len­gua­je figu­ra­ti­vo pro­pio. En la segun­da sala se mues­tra un regis­tro más obje­ti­vo. El artis­ta ahon­da en la expe­rien­cia per­cep­ti­va, cen­trán­do­se en la for­ma y la luz como pará­me­tros últi­mos de la repre­sen­ta­ción de una reali­dad a la vez esta­ble y cam­bian­te en el tiem­po.

Una sección dedicada a la pintura de María Moreno, la mujer de Antonio López, recientemente fallecida

La mues­tra anto­ló­gi­ca de Anto­nio López inclu­ye tam­bién una sec­ción dedi­ca­da a la pin­to­ra figu­ra­ti­va María Moreno, su mujer, recien­te­men­te falle­ci­da, que supo­ne la pri­me­ra oca­sión en la que expo­nen jun­tos ambos artis­tas, al mar­gen de expo­si­cio­nes colec­ti­vas jun­to a otros crea­do­res.

Con moti­vo de la expo­si­ción se edi­ta­rá un catá­lo­go con la repro­duc­ción de las obras expues­tas acom­pa­ña­das de foto­gra­fías del mon­ta­je del pro­yec­to expo­si­ti­vo, así como de una cro­no­lo­gía de expo­si­cio­nes y recep­ción crí­ti­ca de Anto­nio López, ela­bo­ra­da por Boye Llo­rens, y un tex­to de Tomás Llo­rens a par­tir de  más de nue­ve horas de con­ver­sa­ción man­te­ni­das con Anto­nio López en dife­ren­tes sesio­nes duran­te los últi­mos meses.

Ade­más, con el obje­ti­vo de acer­car el arte a todos los públi­cos, se rea­li­za­rán talle­res didác­ti­cos sobre el artis­ta y su obra diri­gi­dos a los dife­ren­tes colec­ti­vos de per­so­nas con diver­si­dad fun­cio­nal, per­so­nas en ries­go de exclu­sión y esco­la­res.

La expo­si­ción se pue­de visi­tar has­ta el 28 de febre­ro en la sede de la Fun­da­ción Ban­ca­ja en Valen­cia (Pla­za Tetuán, 23) de mar­tes a domin­go de 10 a 14 y de 16:30 a 20:30 horas. Toda la infor­ma­ción sobre la mues­tra se pue­de con­sul­tar en www.fundacionbancaja.es

En busca de un lenguaje figurativo propio

La expo­si­ción reco­ge, en pri­mer lugar, sus obras de los años ini­cia­les, en los que Anto­nio López, fren­te a las ten­den­cias gene­ra­les hacia la abs­trac­ción, mara­vi­lla­do por el arte clá­si­co, bus­ca  con­fi­gu­rar un len­gua­je figu­ra­ti­vo pro­pio bajo la influen­cia de los pin­to­res meta­fí­si­cos y la admi­ra­ción que sen­tían por el Quat­tro­cen­to ita­liano, un amplio espec­tro del surrea­lis­mo y los recur­sos maté­ri­cos del expre­sio­nis­mo com­par­ti­dos con sus ami­gos infor­ma­lis­tas. Se tra­ta de una eta­pa com­ple­ja y den­sa, intros­pec­ti­va y muy per­so­nal. La crí­ti­ca lo rela­cio­nó con el surrea­lis­mo y con el rea­lis­mo mági­co, pero tam­bién se habló de rea­lis­mo sub­je­ti­vo, rea­lis­mo coti­diano y rea­lis­mo tras­cen­den­tal, entre otros. Anto­nio López esca­pa­ba con sus pin­ce­les y su for­món a toda cla­si­fi­ca­ción, con­cen­tra­do en su entorno más pró­xi­mo y fami­liar según había apren­di­do de su tío, el tam­bién pin­tor Anto­nio López Torres.

Algu­nas de las obras expues­tas en la expo­si­ción de Anto­nio López.

El tiempo como gran tema de Antonio López

La segun­da sala mues­tra un regis­tro más obje­ti­vo. El artis­ta bus­ca cap­tar la esen­cia mis­ma de las cosas, aque­llo que per­ma­ne­ce y per­du­ra en el tiem­po para des­cu­brir la natu­ra­le­za mis­ma de la reali­dad. Los dibu­jos y las escul­tu­ras en torno a la figu­ra huma­na reve­lan un inte­rés plás­ti­co pre­do­mi­nan­te por las for­mas y las tex­tu­ras, con un domi­nio magis­tral de la esca­la. Las esce­nas de inte­rio­res, prin­ci­pal­men­te del pro­pio estu­dio, recons­tru­yen el espa­cio por medio de la luz, domi­na­do por los con­tras­tes del cla­ros­cu­ro. Un tiem­po está­ti­co que­da sus­pen­di­do en la luz del cie­lo que modu­la la pro­fun­di­dad de cam­po de las gran­des pano­rá­mi­cas urba­nas, mien­tras los bode­go­nes y los estu­dios de rosas, fru­ta­les y mem­bri­lle­ros refle­xio­nan sobre la fuga­ci­dad o el trans­cur­so inexo­ra­ble del tiem­po. El tiem­po vie­ne a cons­ti­tuir­se en el gran tema de la pin­tu­ra de Anto­nio López.

La pintura de María Moreno. Afinidades y contrastes

La mues­tra inclu­ye una selec­ción de obras de María Moreno, mujer de Anto­nio López y com­pa­ñe­ra del gru­po de ami­gos cono­ci­do como los rea­lis­tas madri­le­ños. Las obras evi­den­cian tan­to las afi­ni­da­des como los con­tras­tes en las pro­pues­tas temá­ti­cas y en las inquie­tu­des plás­ti­cas de ambos artis­tas, su admi­ra­ción mutua y su mutuo com­pro­mi­so vital. For­ma­da en la Escue­la de Bellas Artes de San Fer­nan­do, es una de las figu­ras impres­cin­di­bles del nue­vo rea­lis­mo que sur­gió en Espa­ña a media­dos de los 50. Los moti­vos de sus obras, que están siem­pre liga­dos ínti­ma­men­te a ella, abar­can los pai­sa­jes, en los que Madrid tie­ne un lugar des­ta­ca­do, aun­que tam­bién los de La Man­cha; los retra­tos de per­so­nas de su entorno de la pri­me­ra eta­pa; los inte­rio­res, que han esta­do pre­sen­tes des­de el comien­zo de su carre­ra; los bode­go­nes; los jar­di­nes y muchas flo­res, por las que ha teni­do espe­cial pre­di­lec­ción a par­tir de los años noven­ta.

Antonio López

Anto­nio López (Tome­llo­so, Ciu­dad Real, 1936) es uno de los repre­sen­tan­tes más des­ta­ca­dos de la gene­ra­ción de artis­tas (Tàpies, Sau­ra, Milla­res, Chi­lli­da, etc.) que, a media­dos del siglo XX, situó el arte hecho en el inte­rior de Espa­ña a un nivel de pro­yec­ción inter­na­cio­nal que no tenía pre­ce­den­tes his­tó­ri­cos cer­ca­nos ni había de ser supe­ra­do por las gene­ra­cio­nes siguien­tes. En con­tras­te con la mayo­ría de los artis­tas de esa gene­ra­ción, que opta­ron por la abs­trac­ción, Anto­nio López eli­gió una poé­ti­ca rea­lis­ta extre­ma­da­men­te rigu­ro­sa y ori­gi­nal que ha hecho de él uno de los artis­tas inter­na­cio­na­les más sin­gu­la­res de la segun­da mitad del siglo XX.

La expo­si­ción Anto­nio López se podrá visi­tar has­ta el 24 de enero en la Fun­da­ción Ban­ca­ja de Valen­cia.

Tra­ba­ja­dor infa­ti­ga­ble, y excep­cio­nal­men­te exi­gen­te, su obra es poco abun­dan­te y las oca­sio­nes de ver­la expues­ta públi­ca­men­te han sido rela­ti­va­men­te esca­sas. Apar­te de su par­ti­ci­pa­ción en varias expo­si­cio­nes colec­ti­vas y de unas pocas y memo­ra­bles expo­si­cio­nes indi­vi­dua­les espa­cia­das a lo lar­go de déca­das en algu­nas gale­rías espa­ño­las, fran­ce­sas, ita­lia­nas y ale­ma­nas y nor­te­ame­ri­ca­nas, su lar­ga tra­yec­to­ria pro­duc­ti­va de casi tres cuar­tos de siglo se ha podi­do pre­sen­tar en una expo­si­ción retros­pec­ti­va com­ple­ta sólo en cua­tro oca­sio­nes: dos en Espa­ña, una en los EEUU y una en Japón.

Duran­te su tra­yec­to­ria pro­fe­sio­nal, Anto­nio López ha reci­bi­do nume­ro­sos pre­mios y nom­bra­mien­tos entre los que des­ta­can: la Meda­lla de Oro de Bellas Artes (1983); el Pre­mio Prín­ci­pe de Astu­rias de las Artes (1985); es miem­bro de núme­ro de la Real Aca­de­mia de Bellas Artes de San Fer­nan­do (1993); patrono del Museo del Pra­do (1998–2009); miem­bro Hono­ra­rio de la Ame­ri­can Aca­demy of Arts and Let­ters de Nue­va York (2004); Meda­lla de Honor (2004) de la Uni­ver­si­dad Inter­na­cio­nal Menén­dez Pela­yo de San­tan­der; Pre­mio Veláz­quez de Artes Plás­ti­cas (2006); Meda­lla de Oro de las Bellas Artes del Ayun­ta­mien­to de Madrid (2010); aca­dé­mi­co de Honor de la Real Aca­de­mia de Bellas Artes de San Car­los de Valen­cia (2017); y Doc­tor Hono­ris Cau­sa por la Uni­ver­si­dad Com­plu­ten­se de Madrid (2018).

María Moreno

María Moreno (Madrid, 1933 – 2020) se for­mó en la Escue­la de Bellas Artes de San Fer­nan­do de Madrid, don­de ingre­só en 1954 espe­cia­li­zán­do­se en pin­tu­ra. Esta eta­pa mar­ca­ría su vida, no sólo en lo pro­fe­sio­nal, sino tam­bién en lo per­so­nal. Allí cono­ció a sus ami­gos y com­pa­ñe­ros artis­tas Anto­nio López Gar­cía, Isa­bel Quin­ta­ni­lla, Ama­lia Avia, Julio y Fran­cis­co López Her­nán­dez y Lucio Muñoz. La obra de estos artis­tas ha reci­bi­do dis­tin­tos cali­fi­ca­ti­vos: rea­lis­mo madri­le­ño, figu­ra­ción madri­le­ña, hiper­rea­lis­tas o Escue­la de Madrid, entre otras. Pre­ci­sa­men­te uno de sus com­pa­ñe­ros, Anto­nio López, se con­ver­ti­ría en su com­pa­ñe­ro sen­ti­men­tal y de aven­tu­ra crea­ti­va. Aun­que ambos han sen­ti­do inte­rés por los mis­mos temas, que han enfo­ca­do des­de el ape­go a la reali­dad, cada uno de ellos ha desa­rro­lla­do su obra de for­ma indi­vi­dual, con­si­guien­do su pro­pio esti­lo y visión. 

Des­de los años seten­ta, la obra de María Moreno comen­zó a mos­trar­se y a for­mar par­te de colec­cio­nes inter­na­cio­na­les, tenien­do gran reper­cu­sión las expo­si­cio­nes que se cele­bra­ron en Ale­ma­nia y Rei­no Uni­do dedi­ca­das al gru­po de artis­tas que se dedi­ca­ban a la Nue­va Figu­ra­ción en Madrid. Sus expo­si­cio­nes indi­vi­dua­les han teni­do un gran impac­to en el cono­ci­mien­to de su obra por par­te de colec­cio­nis­tas nacio­na­les e inter­na­cio­na­les. En los últi­mos años, su obra ha for­ma­do par­te de varias mues­tras colec­ti­vas, sien­do espe­cial­men­te sig­ni­fi­ca­ti­vas tan­to la rea­li­za­da en 1991 en la Real Aca­de­mia de Bellas Artes de San Fer­nan­do de Madrid, Otra reali­dad. Com­pa­ñe­ros de Madrid, como Rea­lis­tas de Madrid en el Museo Thy­s­­sen-Bor­­ne­­mi­s­­za (febre­­ro-mayo 2016).

Ade­más de en nume­ro­sas colec­cio­nes pri­va­das, su obra está pre­sen­te en las siguien­tes colec­cio­nes públi­cas: Fun­da­ció Sori­gué, Léri­da; Museo ARTIUM. Vito­ria – Gas­teiz; Museo de Arte Con­tem­po­rá­neo de Tole­do; Colec­ción Iber­dro­la, Bil­bao; y Kup­fers­tich­ka­bi­nett, Kunstha­lle, Ham­bur­go. Falle­ció el 17 de febre­ro de 2020 en Madrid, a los 86 años de edad. 

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