En su última obra, el francés Antoine Compagnon reflexiona sobre la naturaleza de la crítica literaria

El escri­tor fran­cés Antoi­ne Com­pag­non.

Hemos esta­do a pun­to de rom­per una rígi­da nor­ma auto­im­pues­ta: no uti­li­zar nun­ca el títu­lo de un  libro rese­ña­do como títu­lo de la  rese­ña. Resul­ta­ba tan atrac­ti­vo, sin embar­go, el de esta obra de Antoi­ne Com­pag­non que ha hecho tam­ba­lear,  por un momen­to, nues­tro  arrai­ga­do prin­ci­pio.

El pro­pó­si­to del libro de este emi­nen­te teó­ri­co fran­cés cabe resu­mir­lo así:  armo­ni­zar las teo­rías lite­ra­rias más sofis­ti­ca­das con el sen­ci­llo sen­ti­do común.

Recuer­da Com­pag­non que com­pe­te a la teo­ría de la lite­ra­tu­ra actua­li­zar las asun­cio­nes comu­nes, a fin de que se sepa mejor lo que se hace al acep­tar­las. No se tra­ta de ame­dren­tar al lec­tor «con un com­pli­ca­do léxi­co de neo­lo­gis­mos y jer­ga abs­trac­ta, sino de pro­ce­der de una mane­ra ana­lí­ti­ca, a par­tir de las ideas sim­ples aun­que con­fu­sas que cada cual se hace de la lite­ra­tu­ra».

En prin­ci­pio, el obje­ti­vo de la teo­ría es la derro­ta del sen­ti­do común. Pero ¿cabe la derro­ta de ese tozu­do y mis­te­rio­so sen­ti­do?

La resis­ten­cia del sen­ti­do común a la lite­ra­tu­ra es extra­or­di­na­ria.

La teo­ría de la lite­ra­tu­ra defien­de para­do­jas como la muer­te del autor, la ile­gi­ti­mi­dad de todo canon, la indi­fe­ren­cia de la lite­ra­tu­ra a la reali­dad… Empu­ja­da por su demo­nio, la teo­ría pone en ries­go sus posi­bi­li­da­des de ven­cer, pues los teó­ri­cos solo  mati­zan sus  argu­men­tos a rega­ña­dien­tes.

La ofen­si­va de la teo­ría con­tra el sen­ti­do común se vuel­ve con­tra sí mis­ma y fra­ca­sa  en  su inten­to de pasar de la crí­ti­ca a la cien­cia, y de sus­ti­tuir el sen­ti­do común por con­cep­tos posi­ti­vos, cuan­to que, fren­te a esa hidra del sen­ti­do común, pro­li­fe­ran las teo­rías  y se enfren­tan entre sí con el ries­go de per­der de vis­ta la  pro­pia  lite­ra­tu­ra.

La lite­ra­tu­ra no es teo­ri­za­ble por com­ple­to. En el mejor de los casos, dice Com­pag­non, «mi fideis­mo teó­ri­co sólo afec­ta a medias a mi sen­ti­do común, como entre los cató­li­cos que, cuan­do les con­vie­ne, cie­rran los ojos a las ense­ñan­zas del papa sobre la sexua­li­dad».

 La teo­ría lite­ra­ria se pare­ce en muchos sen­ti­dos  a una fic­ción. No se cree en ella posi­ti­va­men­te sino nega­ti­va­men­te, como la ilu­sión poé­ti­ca, de la que habla­ba Cole­rid­ge.

«Aun­que las solu­cio­nes pro­pues­tas por la teo­ría fra­ca­san, tie­nen al menos la ven­ta­ja de zaran­dear los luga­res comu­nes, de sacu­dir la bue­na con­cien­cia o la mala fe de la inter­pre­ta­ción: éste es  inclu­so el inte­rés pri­mor­dial de la teo­ría». Esta es qui­zá la con­si­de­ra­ción más agua y ati­na­da de Com­pag­non, que, en cier­to modo, resu­me su visión glo­bal sobre este asun­to.

Y lo mati­za más aún  obser­van­do que a la ari­dez del estruc­tu­ra­lis­mo apli­ca­do, a la frial­dad de la semio­lo­gía cien­tí­fi­ca, al tedio que se des­pren­de de las taxo­no­mias narra­to­ló­gi­cas.…, uno de sus más ilus­tres após­to­les de todo ello, Roland Barthes,  pron­to les  opu­so  el mero pla­cer de la acti­vi­dad estruc­tu­ra­lis­ta, y el dis­fru­te de la aven­tu­ra semio­ló­gi­ca.

A la teo­ria como tedio­sa esco­lás­ti­ca, tan­to Barthes como Com­pag­non pre­fie­ren  la aven­tu­ra teó­ri­ca; o citan­do a Mon­tag­ne: «mejor la caza que  la pre­sa». Des­pués de 1975 no se ha publi­ca­do nada de pri­mer nivel en teo­ría lite­ra­ria, ase­gu­ra Com­pag­non. En cual­quier caso,  no abo­ga por una teo­ría fren­te a otras, ni siquie­ra por el sen­ti­do común, sino por la crí­ti­ca de todas las teo­rías, inclui­da la del  sen­ti­do común. La per­ple­ji­dad, el cues­tio­nar­se a sí mis­ma, es la úni­ca y sol­ven­te moral lite­ra­ria.

Título: El demonio de la teoría. Literatura y sentido común
Autor: Antoine Compagnon 
Editorial: Acantilado (2023)
Páginas: 352
Precio: 24 euros

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