Un nue­vo pro­yec­to del Con­se­jo Supe­rior de Inves­ti­ga­cio­nes Cien­tí­fi­cas (CSIC) uti­li­za la compu­tación y las téc­ni­cas de cien­cia de datos para com­pro­bar cómo las medi­das de con­fi­na­mien­to que se han toma­do para parar la pro­pa­ga­ción de la enfer­me­dad Covid19 están sien­do efec­ti­vas. Los resul­ta­dos van a ser impres­cin­di­bles para mejo­rar las estra­te­gias de dis­tan­cia­mien­to social que se tomen en futu­ros bro­tes de esta enfer­me­dad o de otras. 

Para lle­var a cabo la inves­ti­ga­ción, un equi­po mul­ti­dis­ci­pli­nar con exper­tos en compu­tación, demo­gra­fía, físi­ca y estu­dio del movi­mien­to está ana­li­zan­do datos masi­vos y de alta reso­lu­ción que se están obte­nien­do des­de ope­ra­do­res de tele­fo­nía y ser­vi­do­res de mapas. Son datos que expli­can cómo ha cam­bia­do la movi­li­dad y los con­tac­tos socia­les des­de que empe­zó el con­fi­na­mien­to. Los pri­me­ros infor­mes están acce­si­bles aquí. Este es uno de los 12 pro­yec­tos de la pla­ta­for­ma temá­ti­ca inter­dis­ci­pli­nar (PTI) que ha lan­za­do el CSIC para estu­diar el coro­na­vi­rus SARS-CoV‑2.

El pro­yec­to, ya pre-fina­n­­cia­­do des­de el CSIC gra­cias a la dona­ción reci­bi­da de AENA, está coor­di­na­do por los cien­tí­fi­cos José Javier Ramas­co, del Ins­ti­tu­to de Físi­ca de Sis­te­mas Com­ple­jos (IFISC, cen­tro mix­to del CSIC y la Uni­ver­si­dad de las Islas Balea­res) y Fre­de­ric Bar­tu­meus, del Cen­tro de Estu­dios Avan­za­dos de Bla­nes (CEAB-CSIC) y el CREAF. Cuen­ta con la par­ti­ci­pa­ción de equi­pos del Ins­ti­tu­to de Eco­no­mía, Geo­gra­fía y Demo­gra­fía (IEGD-CSIC), del Ins­ti­tu­to de Físi­ca de Can­ta­bria (IFCA-CSIC), del Cen­tro Nacio­nal de Bio­tec­no­lo­gía (CNB-CSIC), así como de cien­tí­fi­cos de la Uni­ver­si­dad Pom­peu Fabra y del Cen­tro Nacio­nal de Epi­­de­­mio­­lo­­gía-Ins­­ti­­tu­­to de Salud Car­los III (ISCIII).

Cómo levantar el confinamiento y cuándo

Con toda la infor­ma­ción reu­ni­da, el equi­po simu­la dife­ren­tes esce­na­rios o estra­te­gias de dis­tan­cia­mien­to social y ayu­da para la toma de deci­sio­nes. Los resul­ta­dos son cla­ve tan­to para deci­dir si se acti­va un con­fi­na­mien­to más estric­to como para pla­ni­fi­car un fin de con­fi­na­mien­to segu­ro y efi­caz. “Espe­ra­mos que los resul­ta­dos sir­van para com­pren­der mejor los efec­tos del con­fi­na­mien­to sobre la dis­per­sión de la enfer­me­dad, pero tam­bién para ayu­dar en la toma de deci­sio­nes rela­cio­na­das con la revo­ca­ción de las medi­das; para saber si es mejor fina­li­zar el con­fi­na­mien­to de for­ma pro­gre­si­va o no”, expli­ca Bar­tu­meus.

“Para lle­gar a este obje­ti­vo, el pro­yec­to inclu­ye varias fases que se están rea­li­zan­do en para­le­lo”, expli­ca Ramas­co. “Pri­me­ro se rea­li­za la carac­te­ri­za­ción de la movi­li­dad, que se está coor­di­nan­do des­de el IFISC a par­tir de la apor­ta­ción de dis­tin­tas pla­ta­for­mas de datos: infor­ma­ción, por ejem­plo, pro­ve­nien­te de redes socia­les onli­ne y patro­nes de movi­li­dad cap­tu­ra­ros por regis­tros de tele­fo­nía móvil. En este últi­mo caso, los datos son reco­gi­dos por las ope­ra­do­ras y empre­sas que par­ti­ci­pan en el pro­yec­to y pro­veen al equi­po de inves­ti­ga­ción con flu­jos de via­jes agre­ga­dos entre zonas”, deta­lla el inves­ti­ga­dor. En nin­gún caso se acce­de a infor­ma­ción indi­vi­dual.

Un segun­do aspec­to es el cam­bio de com­por­ta­mien­to de las per­so­nas debi­do a la per­cep­ción de ries­go. Des­de el CEAB, el IEGD y la UPF se están desa­rro­llan­do encues­tas y apli­ca­cio­nes móvi­les para cuan­ti­fi­car estos cam­bios, inten­tan­do esti­mar la adhe­ren­cia a las medi­das de pro­tec­ción per­so­nal por par­te de la pobla­ción y cuá­les son los cam­bios en la can­ti­dad y cali­dad de los con­tac­tos que se tie­nen. “Esta infor­ma­ción es cru­cial para enten­der el pro­ce­so de con­ta­gio”, indi­ca Ramas­co.

Final­men­te, todos estos datos for­man par­te de mode­los compu­tacio­na­les que se están desa­rro­llan­do des­de el IFISC y el IFCA para poder estu­diar los dis­tin­tos esce­na­rios de sali­da de la cri­sis. “El con­fi­na­mien­to ha sido gene­ra­li­za­do y rela­ti­va­men­te súbi­to, pero si se deben evi­tar nue­vos bro­tes es nece­sa­rio con­tar con simu­la­do­res capa­ces de eva­luar esce­na­rios con dis­tin­tos rit­mos de vuel­ta a la nor­ma­li­dad, tan­to por sec­to­res como por zonas geo­grá­fi­cas”, advier­te Ramas­co.

La epidemiologia del futuro

El pro­yec­to usa herra­mien­tas de inte­li­gen­cia arti­fi­cial y cien­cia de datos e inte­gra datos masi­vos en tiem­po real de movi­li­dad huma­na, encues­tas geo­lo­ca­li­za­das y mode­los compu­tacio­na­les. Es una nue­va for­ma de hacer epi­de­miolo­gia que com­bi­na la epi­de­miolo­gia compu­tacio­nal, la demo­gra­fía digi­tal y mode­los de movi­li­dad huma­na. “En el estu­dio se ten­drán en cuen­ta aspec­tos tan impor­tan­tes como la dis­tri­bu­ción espa­cial de la pobla­ción, su estruc­tu­ra por edad, y la dis­tri­bu­ción y carac­te­rís­ti­cas de los cen­tros socio sani­ta­rios (hos­pi­ta­les, cen­tros de salud, resi­den­cias de mayo­res). Podre­mos obser­var cómo las medi­das de con­ten­ción han cam­bia­do la movi­li­dad y el com­por­ta­mien­to de las per­so­nas.”, comen­ta Ramas­co.

La infor­ma­ción y los mode­los que se desa­rro­lla­rán duran­te esta inves­ti­ga­ción se pon­drán a dis­po­si­ción públi­ca para su uso futu­ro siguien­do un mode­lo de datos en abier­to bajo los prin­ci­pios FAIR (acró­ni­mo de Fin­da­ble, Acces­si­ble, Inter­ope­ra­ble, Reusa­ble).

Un segun­do obje­ti­vo a lar­go pla­zo es esta­ble­cer el ger­men de una red de epi­de­mio­lo­gía compu­tacio­nal en Espa­ña, como exis­te ya en otros paí­ses, y una serie de herra­mien­tas ana­lí­ti­cas inter­ope­ra­bles, basa­das en teo­ría epi­de­mio­ló­gi­ca, cien­cia de datos, e inte­li­gen­cia arti­fi­cial, para infor­mar la toma de deci­sio­nes en futu­ras situa­cio­nes de cri­sis epi­de­mio­ló­gi­ca que, como dicen los cien­tí­fi­cos, es algo que “ya ha suce­di­do en varias oca­sio­nes des­de 2009 y es pro­ba­ble que sean recu­rren­tes en un mun­do glo­ba­li­za­do e inter­co­nec­ta­do como el actual”.

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