El Cen­tre del Car­me Cul­tu­ra Con­tem­po­rà­nia pre­sen­ta la mues­tra Fan­tas­ma ’77. Ico­no­clas­tia espa­ño­la que explo­ra los fenó­me­nos de la ico­no­du­lia (vene­ra­ción) y la ico­no­clas­tia hacia las repre­sen­ta­cio­nes de Fran­co en el mar­co de las polí­ti­cas patri­mo­nia­les del Esta­do (median­te la acción de gobier­nos, par­la­men­tos y tri­bu­na­les) con res­pec­to a la heren­cia de la ico­no­gra­fía públi­ca fran­quis­ta en la nue­va monar­quía par­la­men­ta­ria sur­gi­da en Espa­ña en 1978.

El direc­tor del Cen­tre del Car­me José Luis Pérez Pont ha pre­sen­ta­do esta maña­na la mues­tra acom­pa­ña­do por Mat­teo Gui­di, Jor­ge Luis Mar­zo (GREDITS, Grup de Recer­ca en Dis­seny i Trans­for­ma­ció Social) y los fotó­gra­fos valen­cia­nos, auto­res de las imá­ge­nes de la expo­si­ción, José Alei­xan­dre y Manuel Moli­nes.

El direc­tor del Cen­tre del Car­me ha mani­fes­ta­do que “esta expo­si­ción con­tri­bu­ye a la recu­pe­ra­ción de la memo­ria his­tó­ri­ca de la mis­ma for­ma que lo han hecho otros pro­yec­tos que han pasa­do por el Cen­tre del Car­me o que pue­den ver­se actual­men­te, como la mues­tra de Art Al Qua­drat De coros, dan­zas y des­me­mo­ria pero des­de otro pun­to de vis­ta. Se tra­ta de una expo­si­ción que invi­ta, des­de el arte, a des­mi­ti­fi­car cier­tos sím­bo­los que han sido obje­to de enfren­ta­mien­to entre la ciu­da­da­nía”.

Pérez Pont ha reco­no­ci­do asi­mis­mo la impor­tan­cia del foto­pe­rio­dis­mo, “las imá­ge­nes de José Alei­xan­dre y Manuel Moli­nes son la cró­ni­ca de una épo­ca que nos per­mi­ten recons­truir un momen­to his­tó­ri­co y lo que éste sig­ni­fi­có para el desa­rro­llo de nues­tra demo­cra­cia, aho­ra que estas escul­tu­ras se encuen­tran alma­ce­na­das”.

“Esta expo­si­ción que com­ple­ta la pro­gra­ma­ción expo­si­ti­va del Cen­tre del Car­me para este verano es una cola­bo­ra­ción con el gru­po de inves­ti­ga­ción GREDITS sumán­do­nos en una red de cen­tros de arte por los que va a iti­ne­rar la mues­tra, impul­san­do des­de el Cen­tre del Car­me nue­vos estu­dios apo­ya­dos en el arte y la cul­tu­ra” ha seña­la­do Pérez Pont.

La inves­ti­ga­ción ana­li­za los efec­tos pro­du­ci­dos por la Ley de Amnis­tía, apro­ba­da en el Con­gre­so de los Dipu­tados el 15 de octu­bre de 1977, que esta­ble­cía la extin­ción de toda res­pon­sa­bi­li­dad cri­mi­nal de la dic­ta­du­ra fran­quis­ta, la cual que­da­ba fue­ra del alcan­ce de la jus­ti­cia.

No obs­tan­te, la ley pro­yec­tó un pro­ble­ma que no ha sido ape­nas abor­da­do: si la ley impi­de pedir cuen­tas a Fran­co, ¿qué ocu­rre con su ima­gen? ¿En qué esta­do que­da su repre­sen­ta­ción? ¿Cómo debe ges­tio­nar­se esta heren­cia, absuel­ta ya jurí­di­ca­men­te? La Ley de Amnis­tía no esta­ble­ce nin­gún lími­te de tiem­po ante­rior al 15 de diciem­bre de 1976. Que­da, pues, exo­ne­ra­da no solo la dic­ta­du­ra sino toda la his­to­ria de Espa­ña, de modo que se disuel­ven cua­ren­ta años de terror y penu­ria en el océano del pasa­do, con­vir­tien­do al fran­quis­mo en asép­ti­co patri­mo­nio nacio­nal. Fran­co, por efec­to de aque­lla ley, toda­vía vigen­te, se con­vir­tió en una ima­gen sus­traí­da a lo real, vacia­da, fan­tas­ma­ti­za­da, en la que los efec­tos de una “memo­ria de la hipo­cre­sía” se mani­fies­tan con espe­cial cla­ri­dad.

Jor­ge Luis Mar­zo duran­te la inau­gu­ra­ción de la mues­tra.

Fantasma’77 pone el foco en las nue­ve gran­des esta­tuas ecues­tres de Fran­co empla­za­das en luga­res públi­cos. La pri­me­ra lo fue en Madrid en 1942, tres años des­pués de la vic­to­ria fran­quis­ta en la Gue­rra Civil. La últi­ma, en Meli­lla, en 1978, tres años des­pués de la muer­te del dic­ta­dor. La pri­me­ra en ser reti­ra­da de la vía públi­ca, ya en demo­cra­cia, fue la de Valèn­cia en 1983, y las últi­mas en 2010, en Meli­lla y Tole­do. Cada vez que se toca la esta­tua de Fran­co sobre su caba­llo pare­ce cobrar vida, pare­ce reani­mar­se.

La expo­si­ción es un pro­yec­to de Mat­teo Gui­di, Jor­ge Luis Mar­zo y Rebec­ca Mutell (GREDITS), copro­du­ci­do por  Cen­tre del Car­me Cul­tu­ra Con­tem­po­rà­nia, Valèn­cia, Tecla Sala, Cen­tre d’Art de l’Hospitalet; Roca Umbert Fàbri­ca de les Arts, Gra­no­llers y Casal Solle­ric, Pal­ma.

Según sus auto­res “la expo­si­ción es la bio­gra­fía del fan­tas­ma de Fran­co. Es una refle­xión con muchas capas. Com­pren­der cuál ha sido la rela­ción del Esta­do espa­ñol, entre la dic­ta­du­ra y la demo­cra­cia en rela­ción a la figu­ra de Fran­co. La figu­ra de fran­co pri­me­ro es una per­so­na real y des­pués es una ima­gen y en ese sen­ti­do a par­tir de la Amnis­tía del año 77 Fran­co que­da exo­ne­ra­do, ya no es cul­pa­ble de una dic­ta­du­ra, la demo­cra­cia le per­do­na, enton­ces cabe pre­gun­tar­se qué ocu­rre con su ima­gen” y han aña­di­do que “para ello hemos hecho una inves­ti­ga­ción con las imá­ge­nes más poten­tes des­de un pun­to de vis­ta públi­co que fue­ron las nue­ve escul­tu­ras ecues­tres que esta­ban en las ciu­da­des espa­ño­las”.

Una línea cro­no­ló­gi­ca mar­ca el peri­plo de estas escul­tu­ras que tras su reti­ra­da de la vía públi­ca se colo­ca­ron en museos u otras ins­ti­tu­cio­nes aún al alcan­ce de los visi­tan­tes como en Valèn­cia en el Con­ven­to de San­to Domin­go, para ter­mi­nar guar­da­das en los alma­ce­nes de ins­ti­tu­cio­nes públi­cas o del ejér­ci­to “como si éste tuvie­ra la obli­ga­ción de cus­to­diar­las para que no se mue­van de ahí” indi­ca Jor­ge Luis Mar­zo.

La inves­ti­ga­ción inclu­ye un aná­li­sis de las dife­ren­tes leyes que se redac­tan acer­ca de la memo­ria his­tó­ri­ca y las 14 veces que la Audien­cia Nacio­nal, el Tri­bu­nal Supre­mo y los dife­ren­tes Tri­bu­na­les de jus­ti­cia de las comu­ni­da­des autó­no­mas han nega­do la posi­bi­li­dad de ejer­cer la memo­ria his­tó­ri­ca de levan­ta­mien­to de los muer­tos, por­que con­tra­di­ce la ley de Amnis­tía que aún está vigen­te. Sus auto­res han seña­la­do que “el deba­te que se plan­tea en este estu­dio es que esta­mos empe­zan­do a aban­do­nar unas dis­ci­pli­nas que nos impo­nían una deter­mi­na­da mane­ra de ver el mun­do. Al mis­mo tiem­po con­si­de­ra­mos que los museos deben des­dis­ci­pli­nar­se y deben inten­tar con­tar­le a la gen­te que es impor­tan­te dejar de estar domes­ti­ca­dos por una úni­ca mira­da esté­ti­ca”.

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