Dolphin-i-la-mar-de-plastic

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Este espectáculo de marionetas para los más pequeños podrá verse el domingo 5 de octubre

Una esce­na de “Dolphin i la mar de plàs­tic”.

La Sala L’Horta arran­ca el oto­ño con dos espec­tácu­los para dis­fru­tar en fami­lia que aúnan la diver­sión con el apren­di­za­je de valo­res. Dolphin i la mar de plàs­tic, que se repre­sen­ta­rá el domin­go 5 de noviem­bre a las 12:00 horas, toma ins­pi­ra­ción en el cuen­to El niño que pes­có en el mar de la tran­qui­li­dad, del autor ali­can­tino Enri­que Cer­dán Tato. El obje­ti­vo de esta his­to­ria es seña­lar la nece­si­dad de cui­dar del mar y de nues­tro lito­ral. Para ello, la com­pa­ñía La Carre­ta Tea­tre pro­po­ne una pues­ta en esce­na poé­ti­ca y muy atrac­ti­va visual­men­te.

Liber­tad es una niña a la que lo que más le gus­ta en el mun­do es nave­gar por el mar en la bar­ca de su abue­lo. Duran­te una de sus esca­pa­das cono­ce­rá a Dolphin, un del­fín con el que esta­ble­ce­rá una boni­ta amis­tad a base de jugar y diver­tir­se jun­tos. Has­ta que un día Dolphin no se acer­ca a jugar con Liber­tad por­que está atra­pa­do en el fon­do del mar. La niña se sumer­ge para sal­var a su ami­go y se encuen­tra con una reali­dad sub­ma­ri­na que no podía ima­gi­nar. ¿Con­se­gui­rá Liber­tad libe­rar a Dolphin
 
La com­pa­ñía La Carre­ta Tea­tro con­ju­ga en esta pie­za la fan­ta­sía y el vir­tuo­sis­mo del tea­tro visual jun­to con la nece­si­dad urgen­te de con­cien­ciar y edu­car al públi­co más joven para man­te­ner nues­tros mares libres de la lacra de los resi­duos de plás­ti­co.

Según Paco Pérez, guio­nis­ta y direc­tor del espec­tácu­lo: “La obra resal­ta valo­res como el de la amis­tad, la rela­ción de la pro­ta­go­nis­ta con la natu­ra­le­za, el ambien­te oní­ri­co y mági­co de la obra, sin olvi­dar la nece­si­dad de con­tri­buir a la pro­tec­ción medioam­bien­tal de los mares en gene­ral y del Medi­te­rrá­neo en par­ti­cu­lar. Hay una fra­se muy boni­ta que se dice duran­te el espec­tácu­lo: Hay mil mane­ras de cam­biar el mun­do, y la pri­me­ra comien­za por ti. ¿Te apun­tas?”.
 
Para con­se­guir­lo, se basa en la téc­ni­ca cono­ci­da como tea­tro negro. Es decir, un espec­tácu­lo tea­tral basa­do en ilu­mi­nar obje­tos o per­so­na­jes con luz ultra­vio­le­ta sobre un fon­do negro. Los titi­ri­te­ros se cubren tam­bién total­men­te de negro con el obje­ti­vo de que parez­ca que las figu­ras se mue­ven y se trans­for­man por sí solas. “El públi­co se sor­pren­de mucho al con­tem­plar el uso de esta téc­ni­ca, y sobre todo al saber que todos los ele­men­tos escé­ni­cos y las mario­ne­tas se han cons­trui­do con mate­ria­les reci­cla­dos fun­da­men­tal­men­te hechos de plás­ti­co”.
 
El resul­ta­do es una expe­rien­cia mági­ca, acom­pa­ña­da de una exce­len­te ban­da sono­ra, cuyo final escri­bi­mos entre todos. “Los niños a par­tir de cin­co años tie­nen muy cla­ro el con­cep­to de res­pon­sa­bi­li­dad medioam­bien­tal, por­que lo tra­ba­jan en cla­se. Tal vez lo tie­nen más cla­ro que los padres. El obje­ti­vo final es poner­nos a todos delan­te de un espe­jo y refle­xio­nar así sobre nues­tra res­pon­sa­bi­li­dad medioam­bien­tal”, según Pérez.

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