“No me pue­do creer que ya haya lle­ga­do el día”, “a ver cómo aca­ba todo esto”, “espe­re­mos que no pase nada”, “hija, pon­te bien la mas­ca­ri­lla”, “nos han dicho que tene­mos que dejar a los niños en esa puer­ta y vie­nen a por ellos”, “des­pí­de­te de la mama”, “mira por ahí vie­nen tu ami­gui­to”… Las fra­ses, las sen­sa­cio­nes, los ner­vios de esta vuel­ta al cole son bas­tan­te dife­ren­tes a las habi­tua­les. En este 7 de sep­tiem­bre, en que la prác­ti­ca tota­li­dad de las aulas valen­cia­nas reabren sus puer­tas, a las emo­cio­nes habi­tua­les de reen­cuen­tros, nue­vos ini­cios, hay que sumar las con­se­cuen­cias de un año en que la pan­de­mia del Covid-19 y su con­se­cuen­te con­fi­na­mien­to en mar­zo, con el cie­rre de las aulas des­de enton­ces, han deja­do a miles de esco­la­res sin cla­se duran­te unos seis meses. Así como los temo­res a nue­vos rebro­tes y con­ta­gios que este ini­cio de cur­so gene­ra no solo en las aulas sino tam­bién en muchos cen­tros de tra­ba­jo.

Niñas y niños camino a su pri­mer día de cole en este cur­so 2020/21.

Medio año en que hemos aprendido a vivir de otra manera

Medio año en que los come­do­res de las casas, las habi­ta­cio­nes y has­ta las coci­nas fami­lia­res se han con­ver­ti­do en aulas impro­vi­sa­das. Un tiem­po en que los padres se han trans­for­ma­do en edu­ca­do­res, en tra­ba­ja­do­res a dis­tan­cia, en psi­có­lo­gos, ani­ma­do­res socio­cul­tu­ra­les y mucho más.

Unas horas, días, sema­nas y meses en que todas y todos hemos apren­di­do a vivir de otra mane­ra, más uni­dos a los nues­tros, más sepa­ra­dos físi­ca­men­te de mucha gen­te, pero tam­bién más conec­ta­dos tan­to de for­ma vir­tual como psi­co­ló­gi­ca y men­tal.

Aho­ra, que los niños y niñas regre­san a las aulas, los padres y madres pue­den reto­mar tam­bién, siem­pre den­tro de esta nue­va nor­ma­li­dad, sus tra­ba­jos, sus queha­ce­res, pero segu­ro que muchos y muchas los segui­rán escu­chan­do y has­ta les pare­ce­ra ver a esos peque­ños corre­tean­do por la casa, pidien­do aten­ción, que­rien­do jugar a todas horas, por­que eso son los niños, peque­ñas con­cen­tra­cio­nes de ener­gía en esta­do puro que nece­si­tan ir sol­tan­do duran­te todo el día.

Los ner­vios en este pri­mer día de cole son muy espe­cia­les.

Profesores, héroes que se reinventan

Aho­ra les toca el turno, una vez más, a los pro­fe­so­res y pro­fe­so­ras y al res­to de la comu­ni­dad edu­ca­ti­va. Un sec­tor que se ha teni­do que rein­ven­tar a mar­chas for­za­das, que estu­vo ahí ofre­cien­do con­te­ni­dos vir­tua­les, tuto­rías, cla­ses inclu­so duran­te todo este tiem­po. Aho­ra, a su tarea habi­tual y siem­pre com­pli­ca­da y com­ple­ja de edu­ca­do­res hay que aña­dir otra que nun­ca pen­sa­ron que ten­drían que desem­pe­ñar como es la de “evi­ta­do­res de con­ta­gios”. Ellas y ellos serán los que esta­rán en pri­me­ra fila, vigi­lan­do el com­por­ta­mien­to de los peque­ños, tra­tan­do de redu­cir los con­tac­tos, sobre todo entre alum­nos de “aulas bur­bu­ja” dife­ren­tes. Segu­ro que, como siem­pre, esta­rán a la altu­ra, pero nun­ca será sufi­cien­te el reco­no­ci­mien­to que les haga­mos, más aún en estos tiem­pos tan com­pli­ca­dos y com­ple­jos.

Crear un nuevo modelo educativo

Y aho­ra, en medio de toda esta revo­lu­ción edu­ca­ti­va oca­sio­na­da por el Covid-19, son muchas las voces, como las del pro­fe­sor y divul­ga­dor Fer­nan­do Alber­ca, que recla­man que ha lle­ga­do el momen­to de cam­biar, de una vez, un sis­te­ma edu­ca­ti­vo que lle­va­ba heri­do de muer­te muchos años. Ese tópi­co mani­do de que “una cri­sis es una nue­va opor­tu­ni­dad” se pue­de y se debe apli­car a nues­tro rígi­do sis­te­ma edu­ca­ti­vo.

La vuel­ta al cole lle­ga este 7 de sep­tiem­bre en la Comu­ni­tat Valen­cia­na.

Es el momen­to de implan­tar, de una vez y con recur­sos y volun­tad, las nue­vas tec­no­lo­gías en las aulas. Hay que con­se­guir, por fin, una ley edu­ca­ti­va de con­sen­so y dura­de­ra que vaya más allá de los cor­to­pla­cis­mos elec­to­ra­les, par­ti­dis­mos y has­ta nacio­na­lis­mos. Debe­mos exi­gir la equi­dad edu­ca­ti­va tan­to en recur­sos como en fomen­tar la igual­dad de opor­tu­ni­da­des en todos los nive­les, inclui­do el uni­ver­si­ta­rio (gra­dos, mas­ters y doc­to­ra­dos).

Si logra­mos todo eso, si con­se­guir­mos que este cur­so esco­lar, que tan­tos niños y niñas afron­tan con más ilu­sión y ganas que nun­ca, sea el del ini­cio de un cambio de ver­dad en nues­tro sis­te­ma edu­ca­ti­vo, podre­mos lograr, por una vez, que ese tópi­co de lo que con­lle­va una cri­sis sea una reali­dad. Una vía de trans­for­ma­ción, de nue­vos comien­zos y una pie­dra en pro de un futu­ro mejor.

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