28 de mar­zo de 2022.

Lle­gó la cose­cha de los Oscar 2022. La 94ª edi­ción de los pre­mios más famo­sos de la his­to­ria coro­nó sor­pren­den­te­men­te a CODA, diri­gi­da y escri­ta por Sian Heder y pro­du­ci­da por Apple, como el mejor film del año. La pelí­cu­la mar­ca un hito al ser la pri­me­ra pro­du­ci­da por pla­ta­for­mas de strea­ming en obte­ner el máxi­mo galar­dón de la Aca­de­mia de Holly­wood. CODA, fil­me de bajo pre­su­pues­to y sin estre­llas, es el acró­ni­mo en Esta­dos Uni­dos para los hijos oyen­tes de padres sor­dos.

La gran favo­ri­ta de este año, El poder del perro (Aus­tra­lia, Cana­dá, Nue­va Zelan­da, Rei­no Uni­do), se ha teni­do que con­for­mar con el Oscar a la direc­to­ra, la neo­ze­lan­de­sa Jane Cam­pion. Comen­té en este dia­rio hace unas sema­nas que ape­nas enten­dí lo que cuen­ta El poder del perro, y lo poco que enten­dí no me intere­só nada. Qui­zá la vi en un mal día mío.

Jane Cam­pion duran­te el roda­je de El poder del perro.

En esta últi­ma gala de los Oscar, lo más comen­ta­do ha sido el bofe­tón –casi un puñe­ta­zo– que Will Smith le ati­zó al pre­sen­ta­dor Chris Rock. El moti­vo de esta agre­sión, en direc­to y en el mis­mo esce­na­rio de los pre­mios, con­sis­tió en una bro­ma poco afor­tu­na­da (tam­bién bas­tan­te ino­cua) de Rock en alu­sión a la alo­pe­cia de la mujer de Smith.

“La reac­ción de Will Smith encie­rra todos los ele­men­tos de una mas­cu­li­ni­dad tóxi­ca en la que no hay mejor mane­ra de ges­tio­nar los con­flic­tos que recu­rrien­do a la fuer­za”, afir­ma­ba hoy Octa­vio Sala­zar en El País, de mane­ra jus­ta y opor­tu­na. Aun­que no sé muy bien qué decir sobre este epi­so­dio pro­ta­go­ni­za­do por Will Smih (agre­sor) y Chris Rock (agre­di­do). Pue­de ser ver­dad y tam­bién podría ser un mon­ta­je para que al día siguien­te los medios de comu­ni­ca­ción de todo el mun­do comen­ten una vio­len­cia tan pin­to­res­ca. 

La bofe­ta­da de Will Smith a Chris Rock.

Los Oscar ya no son lo que eran y, tal vez, en su nece­si­dad de levan­tar el vue­lo, empie­cen a recu­rrir a polé­mi­cas guio­ni­za­das, al modo de los líos toma­te­ros que orga­ni­za sis­te­má­ti­ca­men­te el pro­gra­ma Sál­va­me, de T5, enfren­tán­do­se sus cola­bo­ra­do­res –unos a otros– con alu­sio­nes y “des­cu­bri­mien­tos” de todo tipo. Des­pués de varios meses de con­tro­ver­sia toda­vía no he podi­do des­cu­brir cuál es en reali­dad el con­flic­to que enfren­ta a la fami­lia Cam­pos (María Tere­sa Cam­pos, Tere­lu Cam­pos, Car­men Borre­go y la joven Ale­jan­dra Rubio). La sepa­ra­ción de Ana­bel Pan­to­ja de su mari­do a los cua­tro meses de la boda tam­po­co me la creo. Y cuan­do se recon­ci­lien, tam­po­co me lo cree­ré. 

De todas for­mas, la sos­pe­cha, de con­fir­mar­se, tie­ne su gra­cia: Holly­wood imi­tan­do al galli­ne­ro de Sál­va­me. De ser ver­dad resul­ta­ría, ade­más de diver­ti­do, tam­bién depri­men­te para el orgu­llo patrio: antes nues­tra cul­tu­ra influía en todo el mun­do por medio de los logros crea­ti­vos de Cer­van­tes, Veláz­quez, Picas­so, Joan Miró, Buñuel… Aho­ra, de ser cier­ta la hipó­te­sis que plan­teo, lo hace­mos median­te la febril ima­gi­na­ción chan­chu­lle­ra tele­vi­si­va –vamos a lla­mar­la así– de Jor­ge Javier Váz­quez, María Pati­ño, Kiko Mata­mo­ros y Lydia Lozano.

Sophia Loren ganó el Óscar de 1962 por Dos muje­res.

Recuer­do, hace ya muchos años, el pres­ti­gio que tenía el Oscar ante mis ojos ciné­fi­los. Cuan­do Sophia Loren ganó la esta­tui­lla dora­da por Dos muje­res (Vit­to­rio de Sica, 1960), me lle­vé tan gran ale­gría que mis preo­cu­pa­cio­nes de ado­les­cen­te se miti­ga­ron duran­te un par de sema­nas, espo­lea­do por la bue­na noti­cia. A cam­bio, año tras año me pre­gun­ta­ba decep­cio­na­do: ¿Cómo es posi­ble que la Aca­de­mia de Los Ánge­les nun­ca haya pre­mia­do a Char­les Cha­plin o a Alfred Hitch­cock como los mejo­res direc­to­res del año? Cier­ta­men­te, se tra­tó de un des­pre­cio pro­pio de anal­fa­be­tos, pese a haber rea­li­za­do Cha­plin pelí­cu­las como Luces de la ciu­dad (1930), Tiem­pos moder­nos (1936), El gran dic­ta­dor (1940), Mon­sieur Ver­doux (1947) o Can­di­le­jas (1952), y Hit­chock títu­los tan magis­tra­les como Enca­de­na­dos (1946), Extra­ños en un tren (1951), La ven­ta­na indis­cre­ta (1954), Vér­ti­go (1958), Con la muer­te en los talo­nes (1959) o Psi­co­sis (1960). 

Tam­bién me des­ani­ma­ba que Cary Grant Marilyn Mon­roe, dos de los más gran­des come­dian­tes de la his­to­ria del cine, nun­ca gana­sen el Oscar. ¡Qué cegue­ra! Las come­dias no sue­len tener buen car­tel entre los aca­dé­mi­cos. Con los Goya sue­le pasar lo mis­mo: los pre­mios espa­ño­les igno­ran una y otra vez el enor­me talen­to de San­tia­go Segu­ra, Paco León Vicen­te Villa­nue­va, entre otros gran­des cómi­cos de la legua.

Cary Grant y Marilyn Mon­roe se que­da­ron sin Óscar. Su úni­ca pelí­cu­la jun­tos fue Me sien­to reju­ve­ne­cer (Mon­key Busi­ness, 1952), de Howard Hawks.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO, rebau­ti­za­da como DESDE EL SILLÓN DE MI CASA… EN MISLATA Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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