Las gran­des his­to­rias se hacen con pasos peque­ños pero fir­mes, y la de Clos de Lôm, la
fin­ca que está en el cen­tro de la revo­lu­ción de los vinos de la DOP Valen­cia des­de
Fon­ta­nars dels Alfo­ríns
, aca­ba de dar otro en la mis­ma direc­ción con su nue­vo vino Clos de Lôm Isi­dra 2018 que sale al mer­ca­do con la lle­ga­da de sep­tiem­bre.

Se tra­ta de un tin­to en el que domi­na la gar­na­cha jun­to al tem­pra­ni­llo fru­to de la cose­cha 2018 y que ha esta­do doce meses en barri­cas nue­vas de roble fran­cés y ame­ri­cano. Selec­cio­na­ron una dece­na de para­jes para esco­ger los que mejor se adap­ta­rían al enve­je­ci­mien­to y el resul­ta­do es un vino con carác­ter, poten­te y con toda la fru­to­si­dad de las varie­da­des, según des­ta­ca su crea­dor, Pablo Osso­rio, direc­tor téc­ni­co de Clos de Lôm.


Homenaje a las mujeres de la familia

Los pro­pie­ta­rios han vuel­to sus ojos a la his­to­ria de la fami­lia para bau­ti­zar un vino con el nom­bre de Isi­dra, bisa­bue­la de la gene­ra­ción actual. Una mujer sin­gu­lar cuyo nom­bre se repi­tió en varias gene­ra­cio­nes, lo que nos dice mucho de su impor­tan­cia en la saga y de la impron­ta que dejó en todos ellos.
Este Clos de Lôm Isi­dra sir­ve tam­bién a la bode­ga para hacer un home­na­je a todo el
tra­ba­jo silen­cio­so de las muje­res de esta fami­lia enrai­za­da en Clos de Lôm des­de el siglo XIX.
Fue­ron prin­ci­pal­men­te ellas las que nun­ca cor­ta­ron los lazos que les unían con las tie­rras de los Alfo­ríns y las que, en momen­tos de incer­ti­dum­bre, hicie­ron de la fin­ca un autén­ti­co for­tín de super­vi­ven­cia y, a la pos­tre, unión fami­liar.

Isidra, una lucha contra la adversidad en plena Guerra Civil

La Isi­dra que da nom­bre al vino tuvo que dejar la ciu­dad Ali­can­te duran­te la Gue­rra Civil al enfer­mar y falle­cer su mari­do. Joven viu­da, con tres hijos y en ple­na gue­rra, deci­de armar­se de valor y vol­ver los ojos hacia la fin­ca de Fon­ta­nars don­de había pasa­do mucho tiem­po de su infan­cia y juven­tud. Y si la juven­tud es la patria de las per­so­nas, para Isi­dra esta­ba cla­ra que allí esta­ba la cla­ve de los valo­res que les haría salir ade­lan­te.

Isi­dra se ins­ta­ló en el valle de Fon­ta­nas dels Alfo­rins duran­te la Gue­rra Civil.

Con el cora­je que tenía, más el que le incul­có aquel tris­te pasa­je de nues­tra his­to­ria, pasó la gue­rra en aque­lla fin­ca vivien­do de la tie­rra. Las uvas, el vino, el cereal, has­ta los hue­vos de sus galli­nas sir­vie­ron para con­ver­tir en dine­ro y sus­ten­to con que sacar ade­lan­te a sus tres hijos.
Clos de Lôm hoy se ve como un caso de éxi­to, pero la tras­tien­da escon­de un tra­ba­jo
con­ti­nuo, fru­to de la valen­tía de per­so­nas como Isi­dra que die­ron prio­ri­dad a la tie­rra, al pai­sa­je y a unos viñe­dos que siem­pre sobre­vi­ven a sus plan­ta­do­res.


Isidra 2018, un tinto con carácter

El Clos de Lôm Isi­dra 2018 es una nue­va vuel­ta de tuer­ca sobre las varie­da­des autóc­to­nas que se cul­ti­van en la fin­ca de Fon­ta­nars. La gar­na­cha, típi­ca­men­te medi­te­rrá­nea, apor­ta el carác­ter mien­tras que el tem­pra­ni­llo com­pen­sa la aci­dez y ayu­da a la evo­lu­ción en el roble y, más tar­de, en la bote­lla.
La ven­di­mia, muy esco­gi­da apro­ve­chan­do la gran varie­dad de sue­lo y orien­ta­cio­nes de
los para­jes de la fin­ca, se hizo en las pri­me­ras horas de la maña­na, cuan­do el rocío toda­vía bri­lla en las uvas y antes de que el sol acti­ve la oxi­da­ción de los mos­tos.
La uva, una vez reco­gi­da, se mace­ra en frío duran­te sie­te días con remon­ta­dos de gas
com­pri­mi­do y lue­go se fer­men­ta en ace­ro. La malo­lác­ti­ca se hace en depó­si­tos y con la
selec­ción de cul­ti­vos de las bac­te­rias lác­ti­cas que rea­li­za la bode­ga.
El final del pro­ce­so es un enve­je­ci­mien­to de un año en barri­cas nue­vas de 300 litros,
com­pa­gi­nan­do roble fran­cés con ame­ri­cano y sepa­ran­do tam­bién por varie­da­des para el coupa­ge final que ter­mi­na afi­nán­do­se en bote­lla unos meses antes de salir al mer­ca­do.

Viñe­dos de las fin­cas de Clos de Lôm en Fon­ta­nars dels Alfo­rins.

La cata

La cata arro­ja un color rojo de capa alta inten­so y vivo, con aro­mas poten­tes e inten­sos
don­de se com­bi­na la fru­ta roja madu­ra con la made­ra nue­va de roble. Es un vino
ele­gan­te, ater­cio­pe­la­do, con buen equi­li­bro de paso de boca y tani­nos madu­ros muy bien inte­gra­dos. Es lar­go en boca y se pue­de con­su­mir con car­nes rojas, pato con­fi­ta­do, car­nes de cer­do a la bra­sa, gui­sos, cor­de­ro y que­sos cura­dos.

El Clos de Lôm Isi­dra está lla­ma­do a asen­tar­se entre los gran­des tin­tos de guar­da de la
Comu­ni­tat y a engran­de­cer aún más los tin­tos el sur­oes­te de la pro­vin­cia de Valen­cia.

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