Es evidente que la mayoría de restaurantes gastronómicos, cada vez más, apuestan por ofrecer a sus comensales vinos y espumosos de numerosas variedad, regiones y producciones.
Al fin y al cabo, la experiencia del maridaje con menús más o menos largos y el conocimiento cada vez mayor de los clientes exige cartas diversificadas y que busquen la sorpresa de manera constante.
Sin embargo, locales a priori con menor resonancia culinaria esconden joyas que sorprenden una vez se encuentran en la oferta líquida. Bien por una apuesta personal o por la visión combinativa de sus propietarios.
Estos son cuatro ejemplos de locales donde encontrar bodegas inesperadas, con precios además razonables que tienden a valorarse en su justa medida cuando se visitan acompañados de personas de ciudades como Madrid o Barcelona.
- Ca Pepico: uno de los referentes del producto y los arroces en Meliana esconde una de las cartas de vinos más apreciadas de la región, actualizada constantemente por su propietario Pep Ferrer.

- Asador La Vid: más de 20 años mantienen un servicio de la vieja escuela y una cocina basada en el máximo sabor sin artificios. Su cava, situada en la entrada, es una declaración para quien accede al comedor.

- Manaw: más de 1.000 botellas acumula ya Miguel Pisano en su renovado local junto al Palacio de Marqués de Dos Aguas. Muchas de ellas con inesperados contrastes en su oferta nikkei.

- Casa Montaña: demasiada gente en Valencia sigue sin conocer la historia de la taberna más antigua de la ciudad, que fue galardonada además en 2023 como el mejor bar de vinos de España.
